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domingo, 27 de enero de 2008

LA PELIGROSA INDEPENDENCIA DE KOSOVO


La Unión Europea, en su reunión en Portugal, del pasado día 14 de Diciembre de 2007, ha acordado apoyar la independencia de la provincia Serbia de Kosovo, lo que resulta una decisión errónea y peligrosa para la seguridad y la estabilidad europea y su lucha contra el terrorismo.
Si bien es cierto que la Unión Europea, ha manifestado que Kosovo es una situación excepcional y que será la última vez que se reconozca una independencia en Europa, tales afirmaciones no son creíbles ni pueden serlo porque, ya en 1992, se afirmó que los reconocimientos de las independencias de Bosnia, Croacia y Eslovenia serían las últimas.
El reconocimiento de la independencia de Kosovo no solo ratifica la muerte del Tratado de Estocolmo (que ya entró en fase Terminal tras el reconocimiento de las nuevas repúblicas balcánicas en 1992) por el que se aseguraba a todos los estados europeos que jamás “se reconocerían fronteras alteradas por la fuerza” sino que además sienta dos peligrosos precedentes: el primero al haber dado, durante los bombardeos sobre Yugoslavia de 1999, cobertura aérea y reconocimiento de beligerancia a un grupo terrorista como era el llamado “Ejército de Liberación de Kosovo” (UCK) y, el segundo al reconocer la independencia de Kosovo, cediendo a las pretensiones políticas del mencionado “Ejército de Liberación de Kosovo” (UCK), en una reunión donde, además, no ha participado el estado directamente afectado, es decir, Serbia.
Es de recordar que Kosovo es una provincia sentimentalmente muy unida a Serbia por haber tenido lugar allí la sangrienta Batalla del Campo de los Mirlos (Kosovo Polje), en 1389 donde el ejército serbio del Príncipe Lazar fue derrotado por los turcos, lo que supuso la sumisión de prácticamente la totalidad de los Balcanes al Islam. Durante siglos fue un territorio prácticamente despoblado donde apenas había unos pocos miles de familias serbias, cuando, en 1912; fue cedido por Turquía a Serbia, tras la primera guerra balcánica. Desde esa fecha, y a pesar de los muchos avatares políticos de Yugoslavia, Kosovo siempre ha pertenecido a Serbia como simple provincia primero y como provincia autónoma después, siendo reseñable siempre su escasa población hasta que en los años sesenta el Mariscal Tito, con la intención de atraerse a Albania hacia su modelo comunista, empezó a ofrecer terreno en Kosovo a familias albanesas para que construyeran sus casas. Miles de familias procedentes de Albania acudieron al llamamiento de Tito y se establecieron en Kosovo entre otras cosas porque el nivel de vida de Yugoslavia era muy superior al existente en Albania. Con el paso del tiempo y el crecimiento demográfico de los Albaneses, éstos pronto superaron en número a los Serbios que quedaron reducidos a unos 250.000 surgiendo graves problemas de convivencia al serle limitado a la población Serbia, por parte de las autoridades autonómicas albano-kosovares, derechos fundamentales. Como curiosidad, se ha de señalar que Kosovo es el territorio donde, proporcionalmente, existen más monasterios, iglesias y conventos ortodoxos del mundo y que desde los bombardeos de la OTAN en 1999, la población serbia se ha visto reducida a unos 100.000 (es decir, más de la mitad ha tenido que abandonar sus hogares) y se han destruido mas de cien edificios religiosos ortodoxos.
Por último hay que indicar que la decisión adoptada por la Unión Europea en su reunión de Portugal, al igual que la que adoptó, en su día, la Conferencia de Berlín de 1884 (en la que se liquidaban tratados como el de Tordesillas al exigirse la ocupación efectiva y física del territorio para que se pueda considerar como parte de una potencia), afecta directa y gravemente a España al alentar y dar nuevos bríos a las fuerzas centrífugas, independentistas, insolidarias que operan, incluso con violencia, en nuestro país.

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