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sábado, 23 de febrero de 2008

EL HOMBRE Y LOS MITOS


En todos los tiempos el hombre ha creído en cosas fantásticas y por esas creencias ha realizado grandes proezas y también, justo es decirlo; algunas barbaridades. No obstante, en los tiempos actuales, ya no cabe duda alguna de que existe un interés, oscuro e interesado, por derribar creencias en aras de un supuesto rigorismo científico e historiográfico.
Este afán destructor, que en el Siglo XX ha alcanzado su mayor virulencia, se ha marcado como último objetivo atacar la estatua de la Loba Capitolina afirmando que la escultura de bronce que se exhibe actualmente en el Ayuntamiento de Roma, no es etrusca ni data con anterioridad al nacimiento de Cristo, sino que, por la técnica utilizada en su construcción, es de época medieval. Poco importa que la Loba Capitolina aparezca en antiguas monedas romanas, lo que avalaría que, si no la estatua actual otra idéntica, existió en la Roma de los Césares. Lo verdaderamente importante para la ciencia historiográfica actual es engendrar la duda entre la humanidad de que la estatua de la Loba que se contempla en Roma no es auténtica, con lo que también se engendra la duda sobre si tal estatua existió realmente alguna vez en la Roma Antigua y más aún, se hace creer que la leyenda de Rómulo y Remo, no es ya ni una parábola ni un cuento para niños, sino simplemente una solemne tontería.
Tan sólo hace unos pocos años, el ADN se encargó de destruir uno de los mas hermosos mitos surgidos en la edad contemporánea cual era “El misterio del Temple” que tantas aventuras reales engendró (como la del zapatero Maturin Bruneau) y tantas historias literarias inspiró siendo uno de los mitos románticos por excelencia.
Las leyendas y los mitos, la inmensa mayoría de los cuales datan de tiempos antiquísimos, han inspirado durante siglos a poetas, artistas y literatos siendo por ello fuente de constante inspiración y sobre todo un imprescindible y hermoso adorno para la existencia humana. El ser humano necesita mitos y leyendas que inspiren su mente y sirvan de alimento para espíritu. Si tales mitos no se dan, la humanidad no tarda en crear otros sin duda menos bellos, menos auténticos y mucho más nocivos, llamando la atención que la comunidad científica, tan presta a destruir los bellos mitos clásicos, guarde silencio, cuando no, jalee la invención de nuevas y fantásticas historias que solo sirven para generar zozobra y enriquecer a sus creadores, como ocurre con el caso del autor del “Código Da Vinci” al tiempo que somete al rigor de la investigación el caso de la “Sábana Santa de Turín” cuando posiblemente estemos ante la única reliquia auténtica que se guarda de Nuestro Señor Jesucristo, pues ¿Cómo creer, tal y como pretende la comunidad científica, que estamos ante una pintura medieval, cuando tal pintura contradice toda la iconografía cristiana de esa época?.
Se puede ignorar si en Santo Grial existe o no y, en su caso, donde puede estar oculto, pero no se debe olvidar que si la humanidad pierde el interés por tales mitos y da la espalda a su eterna búsqueda, habrá renunciado a la belleza sublime de su existencia.

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