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martes, 19 de febrero de 2008

LA NOTA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DEL 30 DE ENERO


El pasado día 30 de Enero, quizás como homenaje al actual Papa y ex “PanzerCardenal”, la Conferencia Episcopal Española hacía pública una “nota ante las elecciones generales 2008”. En dicha nota y como es costumbre cural, no se dice ni a quien hay que votar ni a quien no hay que votar, lavándose al respecto las manos como en su momento hizo el que podría considerarse el primer caso documentado de cristiano liberal de la historia, Poncio Pilatos, que además fue el primero en optar por el llamado “Mal Menor”.
La “nota” de tres folios de extensión (incluida la portada), es el ejemplo perfecto de cómo “nadar y guardar la ropa” y tras emplear dos párrafos introductorios en los que justifica cierta intervención orientadora de la Iglesia ante las próximas elecciones empieza pidiendo comprensión y, en cierto modo disculpas, (punto 3 de la “nota”) a los que, ya de antemano se sabía, que la publicación de tal nota no les iba a sentar muy bien, haciendo por tanto y en puridad lógica, innecesarias las disculpas o bien innecesaria la nota.
A continuación prosigue la “nota” con una serie de párrafos, hasta un total de 10, en los que reitera todo el magisterio de la Santa Madre Iglesia sobre temas morales con el que no se puede estar más de acuerdo y he ahí donde se detecta la más grave bilocación psicológica de los señores obispos que hacen dudar de que en el momento de redactar la “nota” estuvieran en Gracia Divina pues a los que, sin tener memoria histórica nos preciamos de tener buena memoria, nos llama la atención ciertas posturas digamos… farisáicas de los señores obispos.
En primer lugar y a tenor de lo expuesto en el párrafo 1 de la “nota”, la Conferencia Episcopal habla y se dirige a la sociedad española como “pastores de la Iglesia que tienen la obligación y el derecho de orientar el discernimiento moral que es necesario hacer cuando se toman decisiones que han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de todos y a la promoción del bien común”, pues bien, considerando que se atribuyen la obligación de orientar a fieles y no fieles y siendo la fundamental obligación de un pastor aquella que consiste en impedir que sus ovejas se extravíen, los Señores obispos deberían haberse alejado del barroquismo del que adolece toda la “nota” y haber dicho simple y claramente a quien había que votar y a quien no había que votar.
Más aun, la “nota” alejada de toda la sapiencia eclesial hispánica que debió agotarse por completo en las sesiones del Concilio de Trento, viene a caer en gravísimas contradicciones entre lo que dice y lo que los señores obispos han venido haciendo en estos últimos quince años (por no irnos más lejos). Así pues, la Conferencia Episcopal, avisa a los votantes, principalmente a los votantes católicos, que no hay que votar a partidos abortistas y divorcistas, llamando poderosamente la atención el silencio de la Conferencia Episcopal, (que no el Silencio de Dios, que siempre es estruendoso) sobre el tema del divorcio y del aborto durante los años de gobierno del Partido Popular en los cuales incluso se llegó a legalizar la píldora abortiva RU-2.
Por otra parte y en materia de terrorismo, la conferencia episcopal afirma en el punto 8 de su “nota” que “El terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable. No sólo vulnera gravemente el derecho a la vida y a la libertad, sino que es muestra de la más dura intolerancia y totalitarismo (n. 65). Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”, olvidando la intención mediadora que la Iglesia Española pretendió tener o tuvo durante la tregua de ETA del año 1998 y su negativa a sumarse al “gran pacto político y social contra el terrorismo” que impulsó el Gobierno del Sr. Aznar.
Finalmente, y para asegurarse el bajar un escalón más en la descendente escalera hacia los infiernos, terminan los Señores Obispos en sus puntos 9 y 10 de su “nota” coqueteando, como alegres quinceañeros que nacen con inocencia al flirteo amoroso, primero con las opciones nacionalistas olvidando la reiterada doctrina de condena o entredicho que la Santa Madre Iglesia mantiene sobre los “nacionalismos exacerbados” desde prácticamente la Primera Guerra Mundial y luego con las “preocupaciones juveniles” como la vivienda, la ecología, la emigración, etc… sin duda para no ser mal vistos en algunos territorios en el primer caso y para parecer jóvenes activistas frente a los problemas de la modernidad en el segundo.
Una cosa sí que es de agradecer a tan nobles almas cristianas como las de los Señores Obispos españoles y es que piden en su “nota” que Dios, Nuestro Señor, “ilumine y fortalezca a todos” yo, como católico también pido por ellos, pido a Nuestro Señor Jesucristo que interceda por ellos y les evite persistir en los errores en que están cayendo, pido a Nuestra Señora, la Santísima Virgen María, que interceda por ellos ante su hijo para que les impida seguir descendiendo por ese camino que han emprendido hace muchos años y que conduce al infierno y afirmo con Fe, Pasión y deducción lógica que DIOS EXISTE, no porque me lo encontrará, sino porque solo la verdad de la existencia Divina, explica que aun exista este país nuestro, donde las personas cada vez más viven de milagro y solo la existencia de Dios justifica que, con pastores como estos, aún haya Iglesia Católica en España.

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