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viernes, 6 de marzo de 2009

2009: EL AÑO DARWIN

En este año 2009, se conmemora el bicentenario del nacimiento del naturalista británico Charles Robert Darwin (12 de Febrero de 1809 – 19 de Abril de 1882) con la preparación de numerosos actos de homenaje en diversos lugares del mundo, respondiendo todos ellos a la oficialidad relativa de su pensamiento y teorías.


Desde que Darwin regresara a Inglaterra tras su travesía científica de más de cinco años en el buque “Beagle” en la que dio la vuelta al mundo recopilando ejemplares de flora y fauna y haciendo innumerables estudios geológicos, se dedicó a profundizar en todos sus descubrimientos y observaciones científicas que, tras ser ordenados y debidamente redactados se plasmaron en su obra fundamental: “El Origen de las Especies” cuyo título completo resulta extremadamente llamativo al ser “El Origen de las Especies Mediante la Selección Natural o la Conservación de las Razas Favorecidas por la Lucha por la Vida”.


Las teorías de Darwin son sobradamente conocidas y se pueden resumir en que todos los seres humanos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural en el cual algunas especies se han extinguido o han quedado retrasadas por una inadaptación al medio, perpetuándose los cambios beneficiosos o el inmovilismo perjudicial por las inexorables leyes de la herencia biológica.


Aunque en un principio la teoría de la evolución fue considerada contraría a la teoría del creacionismo cristiano lo que provocó a Darwin grandes problemas con la Iglesia Anglicana (que llegó a condenar al autor y a su obra), hoy en día es comúnmente aceptada por la comunidad científica y se considera la base de la actual síntesis evolutiva moderna y el origen del nacimiento de la biología como ciencia, a pesar de que en las escuelas públicas de determinados estados de Estados Unidos aún se mantiene la prohibición de la enseñanza de las teorías darwinistas más bien para evitar el debate y la polémica garantizando la concordia entre los ciudadanos que por evitar hipotéticos escándalos.


No obstante, tanto la persona de Darwin como sus teorías presentan sombras importantes. Siendo no solo cierto que las teorías darwinistas no contradicen el creacionismo ni dan respuesta al origen de la vida sino que incluso “El origen de las Especies” termina con la afirmación del origen divino de la vida, no lo es menos que el Darwinismo ha servido y sirve, directa o indirectamente, de base para el desarrollo de aberrantes ideas éticas, económicas y políticas en algunas de las cuales el propio Darwin tuvo mucho que ver tales como la eugenesia y el darwinismo social.


Charles Darwin se mostró muy interesado en los argumentos de su primo Francis Galton expuestos en 1865 y que afirmaban que “los análisis históricos de la heredabilidad mostraban que los rasgos mentales y morales podían ser hereditarios, y que los principios de la cría animal se podían aplicar también a humanos”, llegando a escribir en su obra “El Origen del Hombre” que “si se ayuda a los débiles a sobrevivir y procrear se podrían perder los beneficios de la selección natural y aceptando, aunque como utópica, la idea de Galton de que “incentivar los matrimonios entre los miembros de la casta de aquellos que han sido mejor dotados por la naturaleza” era el “único procedimiento factible (…) de mejorar la raza humana”. Tras la muerte de Darwin, en 1883, Galton denominó “Eugenesia” a la disciplina encargada de la mejora biológica de la raza humana iniciándose, con este pretexto científico, grandes programas eugenésicos que comprendían en un principio la prohibición de casarse a los considerados “imbéciles, epilépticos o débiles mentales” y, posteriormente, la esterilización masiva de personas consideradas deficientes mentales siendo el pionero de todos los programas eugenésicos el iniciado en Connecticcut (Estados Unidos) en 1896.


Por otra parte la teoría de la evolución de Darwin se convirtió en una forma de justificación de las diferencias sociales y raciales dando lugar a los principios de la “supervivencia del mejor adaptado en el progreso del libre mercado” sostenido por Herbert Spencer y que vendría a justificar que millones de seres humanos padezcan escasez y pobreza ya que todo ello sería debido a su total falta de adaptación a las exigencias del medio económico. De hecho en el momento presente instituciones financieras internacionales realizan continuos informes sugiriendo (o imponiendo) constantes modificaciones económicas y laborales que permitan la adaptación de las sociedades y de los estados a las exigencias del habitat económico del libre mercado.


No se puede poner en duda que los descubrimientos de Darwin supusieron en su momento un gran avance para la ciencia que le debe eterno agradecimiento, pero tampoco se pueden negar las nieblas y tormentas morales que presentan las consecuencias de la manipulación social y política de tales descubrimientos y que, siendo muy justas las conmemoraciones que se han proyectado para este año, lo qué no resulta tan loable es la intención con la que mayoritariamente se han planificado las mismas al entreverse que tienen por objeto principal enfrentar al científico con toda moral y religión. El desarrollo y la manipulación posterior de las teorías de Darwin son el claro ejemplo de que Francis Bacon tenía razón al afirmar que “la religión es la esencia que impide que la ciencia se corrompa”.

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