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viernes, 27 de marzo de 2009

EL SIGNIFICADO DE UN SERMÓN MUY VIGENTE

Muy conocido y repetido en diversas versiones es el erróneamente considerado poema y más erróneamente atribuido a Bertolh Brecht “Cuando los nazis vinieron…” cuya traducción íntegra al castellano es la siguiente:


Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.


Este texto no es ningún poema sino que forma parte de un sermón pronunciado por su autor, el pastor protestante Martín Niemöller, en Kaiserslautern durante la Semana Santa de 1946 y cambiando los sujetos que se mencionan en el mismo tiene diversas versiones.


Realmente el texto es eterno pues, como se ha dicho en el párrafo anterior, basta cambiar los sujetos del mismo para adaptarlo a las distintas situaciones de represión que se dan hoy en día en diversas partes del mundo e incluso también en nuestro país, pero el significado del mismo no es tanto una denuncia de un estado totalitario y represivo como un ataque a la actitud individualista e indiferente de los ciudadanos.


Efectivamente, más que un ataque al régimen nazi lo que representan estas palabras es una crítica a la actitud pasiva e indiferente ante el mal que asumió la práctica totalidad de la población alemana durante las persecuciones nazis. Esta actitud que se reduce a las, entre otras, muy populares afirmaciones “Tu no te metas”, “A mi que me importa” o “no es asunto mío” es propia de las sociedades desarmadas y desorganizadas por todo estado que, de una forma u otra y bajo diferentes pretextos, fomenta la ausencia de crítica, la aceptación sumisa y la obediencia absoluta.


Es necesario que los individuos sepan y asuman que cualquier acción u omisión que realicen en el marco de su libertad particular tiene sus consecuencias, positivas o negativas, en la colectividad de la que forman parte por lo que siempre existe un compromiso con los demás que el ser individual no puede ignorar en beneficio propio salvo que, con tal actitud egoísta, quiera ser gobernado más por sus vicios que por sus virtudes y descender al Tártaro donde la degeneración ética y moral será la piedra alrededor de la cual estará condenado a caminar por siempre para beneficio de los tiranos de todo tiempo, clase y condición.

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