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miércoles, 3 de junio de 2009

EUROPA SIN MÁSCARAS

Desde que en el año 1986 España se incorporase a la entonces Comunidad Económica Europea, siempre se ha estado afirmando al unísono por todos los que, dedicándose a la política, viven del presupuesto del Estado haciendo gestiones de muy dudosa finalidad y a pesar de sus “diferentes” visiones socio-políticas, más aparentes que reales, que tal adhesión era un gran paso para nuestro país porque nos incorporábamos a una zona geográfica de gran estabilidad política en donde existía un profundo respeto a los más elementales “derechos humanos” siendo sujetos activos de un proceso integrador que no era puramente económico.


Transcurridos casi veinte años de aquella incorporación ibérica (ya que junto con España se incorporo al mismo tiempo Portugal) la Europa Comunitaria, ahora llamada Unión Europea, ha sufrido varias ampliaciones hacia los países escandinavos primero y por último, el pasado 1 de Mayo del 2004, a diez nuevos países muchos de ellos pertenecientes al antiguo bloque soviético suponiendo esta última ampliación una verdadera caía de la máscara con la que los políticos europeos estaban ocultando las verdaderas intenciones y objetivos del llamado “proceso de construcción europea” y que ya no cabe duda que se revela como un fin pura y sencillamente económico liberal-capitalista.


Dentro de los últimos diez países que se han unido a la Unión Europea en Mayo pasado nos encontramos con estados con muy graves problemas de convivencia y prácticamente rotos que son verdaderos focos de conflictos e inestabilidad política futura como es el caso de Chipre que se encuentra, desde 1974, dividido entre lo que es el Chipre reconocido internacionalmente y el llamado “Estado Federado Turco-Chipriota” únicamente reconocido por Turquía. Pues bien, la Unión Europea, guiada por una ambición desmedida por el dinero y un culto enfermizo a la economía, viendo en Chipre unos setecientos mil consumidores más, ha admitido a este estado solo en su parte griega (parte que dejo clara su voluntad de no convivir con los turco-chipriotas en el referéndum celebrado una semana antes de su incorporación a la Unión Europea) excluyendo a los Turcos-Chipriotas con lo que de forma tácita pero inequívoca ha reconocido la partición de la isla y ha abierto la posibilidad de que la parte turca de Chipre actuando en lógica consecuencia se una libremente a Turquía lo que sin duda generara múltiples conflictos con Grecia. He ahí como la máscara decorativa de “paz y estabilidad política” del proceso de integración Europea se descubre como una falsedad de todos los políticos de Europa que como acostumbran mienten sistemáticamente a sus ciudadanos por los que realmente deben sentir un profundo desprecio al hacerles creer constantemente que una cosa y su contraria pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo.


Por otra parte, resulta que la Unión Europea, ese “Altar a los Derechos Humanos” que nos quieren vender, ha abierto sus puertas en esta última ampliación a países que vulneran sistemática y reiteradamente los más elementales derechos humanos, así, por ejemplo, en Letonia, estado de un millón cuatrocientos mil habitantes, existen quinientas mil personas de origen ruso que constituyen un cuarenta por ciento de la población total a los que el Estado Letón no reconoce como ciudadanos y que no siendo tampoco ciudadanos rusos son simples apátridas carentes de todo derecho a la sanidad pública, a la participación política, etc. Igualmente en Lituania y Estonia existe el mismo problema con las minorías rusas las cuales hoy en día constituyen la tercera y hasta la cuarta generación de aquellos rusos que poblaron las repúblicas bálticas tras la Segunda Guerra Mundial, situación inhumana que se reproduce en Eslovenia con los alrededor de quince mil personas de origen serbio y a las que no se les reconoce derecho alguno teniendo menos derechos en su propio país que los que goza un inmigrante extranjero magrebí en Francia o en la propia España y que pone de relieve la gran contradicción existente en la construcción europea si esta no se estuviera realizando sobre la base de criterios puramente económicos.


También es de mencionar la situación que padecen los gitanos en Eslovaquia y Hungría donde incluso se rodean sus barrios con muros creando verdaderos getthos propios de otras épocas, pero como todos debemos saber ya, eso de los Derechos Humanos no son más que monsergas (1) que utilizan los gobernantes para adormecer a los pueblos privándoles del derecho a la rebelión que es el nombre que recibe la dignidad del esclavo siendo eso de los “Derechos Humanos” y de la “Democracia Liberal” el actual opio del pueblo.


Todos estos hechos objetivos sobre la última ampliación de la Unión Europea y que han sido difundidos por los propios medios de comunicación españoles con motivo del “histórico acontecimiento” de la ampliación efectuada el 1 de Mayo del 2004 hace ya imposible la ocultación del objetivo puramente económico liberal-capitalista de la construcción europea y hacen que aquellos que siguen manteniendo la posibilidad de “una Europa de los Ciudadanos”, “una Europa de los Pueblos” o “una Europa de los Trabajadores” no puedan nada más que aparecer a los ojos de quien esto escribe como aquel que se lanza al vacío desde una alta torre desafiando la ley de la gravedad pero con el pleno y absurdo convencimiento de que no va a caer hacia abajo. La Europa que se esta construyendo se perfila claramente como una zona de explotación global del pueblo trabajador y no hay más, no obstante reconozco el derecho de los que así lo deseen a rescribir con su infantil imaginación el cuento de ”Caperucita Roja” o el de “Blancanieves” si ello les llena de gozo.



EUROPEAS 2009: ¡¡¡VOTA A DON QUIJOTE!!!




[1] . Es posible que algún lector no este conforme con el tratamiento que doy a estos dirigentes mundiales ni a la utilización del término “monserga”, pero ¿Qué término mejor podría utilizar?. Esta Europa que nos están vendiendo como zona de paz, estabilidad y triunfo de la dignidad humana ha demostrado estar más preocupada por las apariencias que por las realidades escandalizándose cuando hace dos años en Tallín, capital de Estonia, se pretendía erigir un monumento a los “combatientes por la libertad de Estonia” que representaba a un soldado con un claro uniforme de las SS nazis al tiempo que ignora la situación realmente inhumana de los más de cinco millones de personas, europeos todos, que viven privados de todo derecho en sus propios países por el simple hecho de pertenecer a tal o cual etnia y no precisamente muy minoritaria.



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