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viernes, 21 de agosto de 2009

“LA VIDA” por Raúl González

Con el título genérico de “La Vida” se ha publicado mediante el sistema de autoedición (Es decir, edición sufragada íntegramente por el propio autor) una compilación de relatos cortos cuyo autor es el novel escritor madrileño Raúl González quién compagina su vocación literaria con su trabajo en una ilustre institución corporativa de Madrid.

“La Vida” recoge en veinte capítulos otros tantos relatos independientes, cada uno de los cuales describe una escena existencial de un personaje o grupo de personajes cuyo común denominador es el realismo y el intimismo con el que trata cada una de las situaciones descritas.

La soledad, la inmigración, los problemas de pareja, la familia, la injusticia y el amor junto con otros muchos motivos sentimentales forman parte de las más variadas temáticas de este conjunto de relatos todos ellos tratados con tan gran sentimiento que el autor logra transmitirlo sin gran problema al lector.

“La Vida” no es un mero conjunto de relatos de amor o de historia, aunque la historia y el amor inspiran gran parte de los mismos, sino que estamos ante una obra donde su autor refleja cierto intimismo y amor hacia la intrahistoria de los personajes que, tratada en gran medida en un estilo unamuniano, invita a los lectores a la reflexión y a la meditación interior.


No cabe duda de que con su primera obra publicada, Raúl González ha iniciado un camino literario que se le puede augurar próspero pues, aunque el lector ha de ser siempre comprensivo con un escritor novel; esta recopilación de relatos se lee con gran amenidad sin tener que recurrir a caridad alguna para con el autor.


Sinceramente, se puede afirmar que “La Vida” de Raúl González merece leerse y, sobre todo, meditarse siendo el gran inconveniente de esta obra que la publicación mediante autoedición (sistema este a la que la política editorial de la inmensa mayoría de las editoriales de nuestro país condena a no pocos autores noveles) conlleva una enorme limitación en la distribución de la misma en el circuito comercial que hace difícil, pero no imposible, encontrarla en las librerías habituales.


miércoles, 19 de agosto de 2009

PREMIO BIPOLAR

Sorprendido y muy agradecido me entero, recién aterrizado de tierras lejanas, concretamente de la nunca romanizada Hybernia, que el blog “DE INTERES” (http://www.solo-de-interes.blogspot.com) me ha otorgado un premio denominado bipolar.


Ignoro cuales son mis méritos pero como es de bien nacidos el ser agradecidos, lo recojo con ilusión y sin salir de mi sorpresa.



“UNA FAMILIA DE BANDIDOS EN 1793” de Marie Saint Hermine (Jean Charruau)

Si bien es cierto que en numerosas ocasiones hemos echado en falta, desde estas páginas, la publicación en castellano de obras literarias que recogieran otra visión diferente de la Revolución Francesa y de sus consecuencias, hoy tenemos que reseñar la publicación por la editorial Gaudete de “Una Familia de Bandidos en 1763” de Jean Charruau.

“Una Familia de Bandidos en 1763”, que tiene el subtítulo de “Memorias de una Abuela”, recoge las memorias que Marie de Saint Hermine escribió exclusivamente dirigidas a sus dos nietos con una clara intención pedagógica y didáctica. Estas memorias fueron conservadas, recopiladas y finalmente publicadas en Francia por primera vez a finales del Siglo XIX por el padre Jesuita Jean Charruau, cuando al parecer ya no quedaban descendientes directos de la familia protagonista, constituyendo desde su primera edición un importante éxito editorial publicándose todavía hoy prácticamente una nueva edición cada año en Francia.

La obra recoge la historia de la familia Serant y describe muy pormenorizadamente como era la vida rural en la Vendee antes del terror y en los primeros momentos de la Revolución Francesa, dando a conocer como fue una sucesión de provocaciones, tal vez muy bien meditadas, las que produjeron el levantamiento popular de todos aquellos campesinos que terminarían constituyendo el “Ejército Católico y Real”. Así en “Una Familia de Bandidos en 1763” se narra como el asesinato del rey Luís XVI y la expulsión de los sacerdotes que no aceptaron la constitución civil del clero se considero por parte de los campesinos católicos una muy grave provocación de la Convención pero no fue respondida nada más que con la negativa a asistir a los actos convocados por el sacerdote impuesto en la parroquia por la autoridad civil y con la organización en lo más profundo de los bosques de misas clandestinas impartidas por sacerdotes no juramentados que eran perseguidos por las autoridades y escondidos por los campesinos. La última provocación, la gota que colma el baso y que da lugar a la insurrección popular de Vendee y Bretaña fue la “Leva de trescientos mil hombres” ordenada por el gobierno revolucionario, que hizo que los campesinos cogieran sus escopetas y sus güadañas y fueran a buscar a los nobles rurales para que se pusieran a su frente dirigiendo el gran ejército popular que fue el “Ejército Católico y Real”.

Igualmente “Una Familia de Bandidos en 1763” da cumplida cuenta de los medios criminales empleados por los que decían desear la Libertad, Igualdad y Fraternidad para acabar con la resistencia popular mencionando la utilización de los primeros instrumentos de asesinato masivos que conoce la historia y que se forjaron a la luz de las ideas revolucionarias, cuales fueron los barcos con válvulas pensados para ahogar a cientos de personas en los ríos.

La edición de “Una Familia de Bandidos en 1763” que presenta por primera vez en España la editorial Gaudete ofrece una magnífica traducción de la obra que hace que su lectura no sea difícil además de resultar muy amena por el estilo empleado por la autora que hace que se lea con la rapidez y el disfrute con el que se lee una novela de aventuras a pesar de tratarse de unas memorias de relevancia histórica sin igual. Tan solo una queja se puede dar sobre la edición y es la traducción del nombre propio del autor, “Jean”, que aparece como “Juan” ya que consideramos que los nombres propios no deben traducirse jamás. Salvo esta insignificante objeción aplaudimos la publicación en España de esta obra y recomendamos a todos su lectura.



martes, 11 de agosto de 2009

CENTENARIO DE LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA

A finales del mes de Julio pasado, concretamente el día 26, se cumplían cien años del estallido social conocido como “La Semana Trágica”, sin que nadie (ni los que tienen a “España en la Memoria” ni los que se llenan la boca de “Memorias Históricas”) se haya acordado de tal importante acontecimiento de nuestra historia.


“La Semana Trágica”, fue un estallido social y popular ocurrido en el año 1909 en Barcelona cuya causa inmediata hay que buscarla en la movilización de reservistas para la incipiente Guerra de Marruecos que comenzó el 9 de Julio de 1909 con el incidente provocado por un ataque de las cabilas contra los trabajadores españoles que trabajaban en la construcción del ferrocarril que uniría Melilla con las Minas de Beni-Buifir y que eran propiedad de una sociedad controlada por el Conde de Romanones y el Marqués de Comillas. No obstante, las causas verdaderas de “La Semana Trágica” eran mucho más antiguas, debiéndose remontar a los inicios de la Guerra de Cuba en 1895 con la instauración del sistema de Reclutamiento para el Servicio Militar que permitía quedar exento de la incorporación a filas mediante el pago de unas quinientas pesetas, cuando el salario mensual que venía a cobrar un trabajador no excedía de dos pesetas con cincuenta.


Este sistema de reclutamiento dio lugar a que los únicos que iban a servir a ultramar en la época del desastre de 1898 eran los que no podían pagar la exención y los militares profesionales que voluntariamente solicitaban dicho destino para ascender, siendo famosa la frase de D. Pablo Iglesias “Cuba hasta el último hombre y hasta el último barco, pero… solo los hijos de los pobres”.


El 10 de Julio de 1909, el gobierno ordenó la movilización de tres brigadas de reservistas que fue contestada por las fuerzas populares mediante la convocatoria de una huelga general de veinticuatro horas para el día 2 de Agosto de 1909, pero en Barcelona, la Solidaritat Obrera; ante la llegada de noticias sobre el gran número de bajas que se estaban produciendo en Marruecos, decide actuar por sorpresa y adelanta la convocatoria para el día 26 de Julio.


Ante el éxito aplastante de la huelga general que tiene lugar en Barcelona, Tarrasa, Badalona, Mataró, Sitges y Granollers, el gobierno ordena la salida del ejército para enfrentarse a los huelguistas que los reciben con gritos de “Viva el Ejército” y “Abajo la Guerra” no produciéndose en la jornada incidentes de especial relevancia.


El día siguiente, 27 de Julio de 1909, ante las informaciones que llegan del desastre de El Barranco del Lobo donde perecen mil doscientos soldados, la mayoría de ellos pertenecientes al contingente embarcado ocho días antes en el puerto de Barcelona, la jornada de huelga en Barcelona degenera en una explosión de anticlericalismo que produce el incendio de numerosas iglesias y conventos y en el levantamiento de barricadas en las calles declarándose por el gobierno el estado de guerra y la implantación de la ley marcial. Desde ese día y a pesar de que la guarnición de la ciudad no obedece la orden de enfrentarse a los huelguistas, los incendios y los ataques a edificios religiosos y oficiales se suceden por toda la ciudad hasta que fuerzas militares procedentes de Valencia, Zaragoza, Burgos y Pamplona ponen fin a los disturbios tras duros enfrentamientos que producen 78 muertos y más de 500 heridos.


Además del balance de muertos y heridos “La Semana Trágica” de Barcelona se salda con 112 edificios incendiados (80 de ellos religiosos) y dos mil procesos penales en los que se dictan 175 penas de destierro, 59 penas de Cadena Perpetua y 5 penas de muerte que son ejecutadas el día 13 de Octubre de 1909 en los fosos del Castillo de Montjuich. Entre los procesados condenados a muerte y ejecutados se encontraba el anarquista Francisco Ferrer Guardia, pedagogo cofundador de la Escuela Moderna y cuyo proceso fue extremadamente controvertido al fundarse en una muy vaga acusación de ser el instigador de los acontecimientos y existir numerosas sospechas de que el tribunal fue presionado por el gobierno para que dictase la sentencia condenatoria ejemplar que no pudo obtener en 1906 en el proceso por el atentado de la calle Mayor de Madrid perpetrado por Mateo Morral.


La consecuencia principal de “La Semana Trágica” fue el inicio de un claro y constante declive del sistema político de la restauración que para subsistir tuvo que acudir, a partir de ese momento, a una mayor represión del movimiento obrero y la pérdida total de todo crédito de la monarquía alfonsina que culminaría el 14 de Abril de 1931 con la huída de don Alfonso y la proclamación de la II República. Por otra parte, el tiempo daría la razón al pueblo español opuesto a la aventura africana, pues la guerra de Marruecos, comenzada en 1909, duraría casi veinte años y en ella perecería un número aún sin determinar, pero en cualquier caso muy elevado, de soldados españoles, la mayoría de ellos pertenecientes a las clases más modestas y menesterosas del país.



martes, 4 de agosto de 2009

A VUELTAS CON LA LEY DEL MENOR

Los últimos y terribles hechos delictivos acaecidos en España consistentes en dos agresiones sexuales de las que han sido autores menores de edad han abierto un controvertido y artificial debate sobre la Ley Orgánica 5/2000 de 12 de Enero Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores (conocida popularmente como la Ley del Menor) y bien digo “debate artificial” porque es un debate político y politizado en el que los partícipes, distinguidos miembros o publicistas de los dos partidos mayoritarios del actual régimen político español, se eximen de responsabilidad, echan las culpas al contrario y buscan sacar rentabilidad política a costa de la desgracia de unas familias y de la alarma social provocada por tales hechos execrables.


La actual ley del menor, que entró en vigor el año 2000 gobernando nuestro país el Partido Popular, es de aplicación a los menores de edad que se encuentren entre la franja de edad comprendida entre los 14 y los 18 años, de tal forma que a los mayores de 18 años se les aplica directamente el Código Penal y a los menores de 14 no se les aplica ninguna ley penal aunque los padres de los mismos responderán civilmente de todos los actos que cometidos por sus hijos. Lo que escandaliza a mucha gente es que si un menor de catorce años mata brutalmente a una persona, las autoridades policiales solo puede identificarle, llevarle a la comisaría o cuartel de la Guardia Civil y entregarlo a sus padres no respondiendo penalmente ni recibiendo ninguna sanción penal por el delito cometido y quedando exclusivamente a los familiares de la víctima la posibilidad de reclamar a los padres del menor la correspondiente indemnización económica en la jurisdicción civil.


No obstante lo que debiera escandalizarnos a todos es el incremento en España de la delincuencia entre todas las edades y el hecho de que menores de catorce años sean capaces de cometer o participar en delitos tan graves y terribles como son los delitos contra la vida humana y los delitos contra la libertad sexual. Tal incremento de delincuencia es síntoma, no solo del fracaso de una legislación determinada, sino de toda una sociedad que, presumiendo de liberal y avanzada, es incapaz de inculcar el respeto a la libertad y a los derechos de los demás entre los más jóvenes quienes nacen y crecen de espaldas a todo valor moral o ético.


Ahora, tras la tragedia, todos los responsables políticos olvidando sus pasadas responsabilidades en la redacción de las Leyes que nos rigen como es, por ejemplo, la Ley del Menor; se llevan las manos a la cabeza, se mesan los cabellos y rompen en lamentos, quebrantos, pero sobre todo, en demagogias de mercadillo proponiendo como solución rebajar la edad penal a los doce años, pensando que tal propuesta puede permitirles arañar algunos votos. La rebaja de la edad penal a los doce años solo significa que la Ley del Menor se aplicará a los menores de edad que se encuentren entre la franja de edad comprendida entre los 12 y los 18 años por lo si un hecho delictivo es cometido por un menor de doce años se repetirá la misma situación que hoy ocurre con los menores de catorce años, surgiendo la pregunta de que si esto sucede ¿Volverán nuestros políticos a solicitar una nueva rebaja en la edad penal esta vez a los diez años de edad o ya directamente propondrán la privatización de la justicia con la reinstauración del derecho de “seguimiento de sangre”?.


Desde su entrada en vigor, la Ley del Menor, ha sido una constante muestra de ausencia de voluntad política para hacer una buena ley y de carencia de medios materiales para ponerla en práctica convirtiéndose en una especie de centro gravitatorio alrededor del cual giran importantes intereses económicos de entidades privadas además de ser, últimamente, un recurrente tema para arañar votos. El fracaso de la Ley del Menor se palpaba desde sus comienzos cuando, deprisa y corriendo, se tuvieron que crear los Juzgados Centrales de Menores para juzgar a los menores de edad que cometieran determinados delitos vinculados con organizaciones terroristas lo que equivalía a poner una nota de excepcionalidad en la aplicación de dicha ley, a la que ahora nuestros políticos quieren añadir otra pretendiendo que, al menos, se rebaje la edad penal para determinados delitos.


Desde estas páginas hemos sostenido y lo sostendremos siempre que las leyes penales tienen que existir, pero su aplicación, sin ser deseable, solo constituye la última línea de defensa de una sociedad siendo el caso de que si a una sociedad solo le queda el Código Penal para defenderse es una sociedad de la que habría que huir a toda prisa y sin mirar atrás.


La educación de los jóvenes en valores morales y/o éticos junto con el fomento del respeto a los demás unido con la responsabilidad de todas las instituciones del Estado que deben dar ejemplo y evitar el fomento del abandono de las buenas costumbres y la degeneración de las mismas es la mejor medida que se puede tomar contra todo tipo de delincuencia en general y de la delincuencia juvenil en particular. Lo demás solo son parches y paños calientes aplicados con intenciones electorales.