Todos los años, especialmente los acabados en nueve, se conmemora oficialmente con grandes fastos el inicio de la II Guerra Mundial, el día 1 de Septiembre de 1939, así como en los años terminados en cinco, allá por el mes de Mayo, se conmemora con no menores fastos el final de la misma.
Tanta conmemoración y recuerdo de la última conflagración mundial contrasta con el olvido institucional, político e histórico que, transmitido a los ciudadanos de a pie, opera en relación a la I Guerra Mundial cuyo inicio, en 1914, esta próximo a cumplir su primer centenario y de la que solo se habla ocasionalmente por alguna noticia puntual como el fallecimiento del último combatiente francés en aquella guerra en el año 2008.
Se podrá argumentar que la II Guerra Mundial nos resulta cronológicamente más próxima, aunque los setenta años transcurridos desde su inicio no la alejan mucho en el tiempo del centenario próximo a cumplirse de la Gran Guerra; también se podrá argumentar que el número de víctimas, más de cincuenta millones, sobrepasa el drama humano de los más de nueve millones de muertos que generó la Guerra del catorce, como si la pérdida de una sola vida humana en un conflicto armado no fuese ya de por sí suficientemente dramático y por último se recurre al argumento de las magnificadas consecuencias políticas de la II Guerra Mundial que se limitan a una división del mundo en dos bloques antagónicos que ya no existen, mientras que las consecuencias políticas de la Gran Guerra aún las está sufriendo la humanidad actuando como aquellas minas olvidadas que, enterradas hace años, explotan accidentalmente causando víctimas inocentes.
Efectivamente, la única consecuencia originaria (y esto es discutible como ya veremos) de la II Guerra Mundial fue la política de bloques que dividió al mundo durante más de cuarenta años y que ya ha desaparecido, en cambio, la humanidad aún está padeciendo las consecuencias de aquella Guerra de 1914 o, mejor dicho, de sus tratados de paz. De hecho, la misma II Guerra Mundial es consecuencia directa de la I Guerra Mundial y si analizamos los grandes conflictos bélicos que se han dado en la última década del Siglo XX nos encontramos conque todos ellos tienen su origen en la Gran Guerra o en sus tratados de paz: así, las guerras que asolaron Yugoslavia encuentran sus orígenes en la desintegración del Imperio Austro-Húngaro, la Guerra del Golfo de 1991 es una consecuencia de la desintegración del Imperio Turco y de la traición británica a los árabes en 1918 y finalmente, el conflicto árabe-israelí, que ha protagonizado toda la segunda mitad del siglo XX y que aún sigue irresoluto, es fruto de la misma desintegración del Imperio Turco y de la mencionada traición a los líderes árabes sublevados contra los turcos en 1916 que supuso la Declaración Balfour.
Incluso también podría considerarse que la Guerra Fría tuvo sus orígenes en la Gran Guerra porque, tras la Revolución Rusa de 1917 y los tratados de paz de los años 1919 y 1920, las potencias occidentales iniciaron una política de aislamiento internacional y bloqueo de la recientemente nacida Unión Soviética que, de no haberse roto por el tratado de Rapallo en 1922 suscrito entre Alemania y la Rusia Soviética, por el reconocimiento internacional de la URSS en 1923 por parte de Italia y por la posterior Alianza internacional contra el Reich Alemán durante la II Guerra Mundial, habría supuesto adelantar la política de bloques y la Guerra Fría más de veinte años.
Así pues, volviendo a la pregunta que da título a este artículo, si la I Guerra Mundial y sus tratados de paz han ejercido y ejercen una mayor influencia en la vida presente de toda la humanidad y determinan actualmente muchas políticas internacionales ¿Por qué se insiste en otorgar, institucional y políticamente, tanta importancia a la II Guerra Mundial y en conmemorarla tanto?. La respuesta a esta pregunta es muy sencilla y se encuentra en que la II Guerra Mundial, hábil y falsamente presentada exclusivamente como una lucha moral e ideológica entre la libertad y el totalitarismo, entre el bien y el mal; se ha convertido en el hecho histórico que ha exorcizado doscientos años de política gravemente errática cuando no simplemente criminal del liberalismo permitiéndole actuar con plena libertad e impunidad durante los últimos setenta años sin que nadie cuestione sus acciones y justificando en no poca medida los procesos neoliberales y globalizadores que hoy padecemos pues… Después de Auschwitz ¿Qué importa My Lai o Irak? o ¿A quién le interesa realmente la explotación laboral infantil en el Tercer Mundo?.
Tanta conmemoración y recuerdo de la última conflagración mundial contrasta con el olvido institucional, político e histórico que, transmitido a los ciudadanos de a pie, opera en relación a la I Guerra Mundial cuyo inicio, en 1914, esta próximo a cumplir su primer centenario y de la que solo se habla ocasionalmente por alguna noticia puntual como el fallecimiento del último combatiente francés en aquella guerra en el año 2008.
Se podrá argumentar que la II Guerra Mundial nos resulta cronológicamente más próxima, aunque los setenta años transcurridos desde su inicio no la alejan mucho en el tiempo del centenario próximo a cumplirse de la Gran Guerra; también se podrá argumentar que el número de víctimas, más de cincuenta millones, sobrepasa el drama humano de los más de nueve millones de muertos que generó la Guerra del catorce, como si la pérdida de una sola vida humana en un conflicto armado no fuese ya de por sí suficientemente dramático y por último se recurre al argumento de las magnificadas consecuencias políticas de la II Guerra Mundial que se limitan a una división del mundo en dos bloques antagónicos que ya no existen, mientras que las consecuencias políticas de la Gran Guerra aún las está sufriendo la humanidad actuando como aquellas minas olvidadas que, enterradas hace años, explotan accidentalmente causando víctimas inocentes.
Efectivamente, la única consecuencia originaria (y esto es discutible como ya veremos) de la II Guerra Mundial fue la política de bloques que dividió al mundo durante más de cuarenta años y que ya ha desaparecido, en cambio, la humanidad aún está padeciendo las consecuencias de aquella Guerra de 1914 o, mejor dicho, de sus tratados de paz. De hecho, la misma II Guerra Mundial es consecuencia directa de la I Guerra Mundial y si analizamos los grandes conflictos bélicos que se han dado en la última década del Siglo XX nos encontramos conque todos ellos tienen su origen en la Gran Guerra o en sus tratados de paz: así, las guerras que asolaron Yugoslavia encuentran sus orígenes en la desintegración del Imperio Austro-Húngaro, la Guerra del Golfo de 1991 es una consecuencia de la desintegración del Imperio Turco y de la traición británica a los árabes en 1918 y finalmente, el conflicto árabe-israelí, que ha protagonizado toda la segunda mitad del siglo XX y que aún sigue irresoluto, es fruto de la misma desintegración del Imperio Turco y de la mencionada traición a los líderes árabes sublevados contra los turcos en 1916 que supuso la Declaración Balfour.
Incluso también podría considerarse que la Guerra Fría tuvo sus orígenes en la Gran Guerra porque, tras la Revolución Rusa de 1917 y los tratados de paz de los años 1919 y 1920, las potencias occidentales iniciaron una política de aislamiento internacional y bloqueo de la recientemente nacida Unión Soviética que, de no haberse roto por el tratado de Rapallo en 1922 suscrito entre Alemania y la Rusia Soviética, por el reconocimiento internacional de la URSS en 1923 por parte de Italia y por la posterior Alianza internacional contra el Reich Alemán durante la II Guerra Mundial, habría supuesto adelantar la política de bloques y la Guerra Fría más de veinte años.
Así pues, volviendo a la pregunta que da título a este artículo, si la I Guerra Mundial y sus tratados de paz han ejercido y ejercen una mayor influencia en la vida presente de toda la humanidad y determinan actualmente muchas políticas internacionales ¿Por qué se insiste en otorgar, institucional y políticamente, tanta importancia a la II Guerra Mundial y en conmemorarla tanto?. La respuesta a esta pregunta es muy sencilla y se encuentra en que la II Guerra Mundial, hábil y falsamente presentada exclusivamente como una lucha moral e ideológica entre la libertad y el totalitarismo, entre el bien y el mal; se ha convertido en el hecho histórico que ha exorcizado doscientos años de política gravemente errática cuando no simplemente criminal del liberalismo permitiéndole actuar con plena libertad e impunidad durante los últimos setenta años sin que nadie cuestione sus acciones y justificando en no poca medida los procesos neoliberales y globalizadores que hoy padecemos pues… Después de Auschwitz ¿Qué importa My Lai o Irak? o ¿A quién le interesa realmente la explotación laboral infantil en el Tercer Mundo?.
A mi modo de ver, La Primer Guerra Mundial provocó cambios políticos muy importantes (fin de imperios, el nacimiento del comunismo como forma de gobierno, el nacimiento de un gigante como EEUU) pero la Segunda Guerra Mundial es más bien un toque de atención ante las futuras generaciones de algo que no debería volver a ocurrir.
ResponderEliminarEsto más o menos es la versión ñoña que tengo de esto.
La versión más real es que hay más documentación de esto. Es como pensar en alto ¿por qué se recuerda más la guerra de Vietnam que la de Corea? si fue en el paralelo 48 donde le dieron en los morros a los estadounidenses por primera vez... pues por eso mismo.
La segunda guerra mundial fue clave para que los vencedores (esencialmente dos) se dedicaran a hacerse dueños del mundo el resto del siglo, y aún colea. Esa es la esencia de por qué se conmemora. Pero es curioso el hecho de que durante años, el III Reich fue tocando las entrepiernas de las regiones limítrofes de su mapa y la Sociedad De Naciones (La ONU caducada) miraba para otro lado porque no se atrevía a decir ni mú. Pasó la guerra de España, y siguieron sin decir ni mú. Alemania invadió Polonia, y hasta que no lo hiciera en Europa Occidental, no pasó nada. Rusia (bueno, la URSS) esperó e incluso llegó a pactos con los nazis para repartirse el pastel (tratado Ribentropp- Molotov) EEUU, esperó hasta que supo que tenía ventaja. (Lo de Pearl Harbour es más o menos como lo del Maine, y de paso, mw quedo con Hawaii). Y se repartieron el mundo, después. Y los bloques rindieron cortesía a los amos. Y si no ¿Por qué EEUU y Rusia tienen el derecho "divino" de vetar resoluciones de la ONU, si no es una prebenda por ganar una guerra que conviene recordar para saber quién manda?
ResponderEliminarEstimada Lectora:
ResponderEliminarEn mi opinión y en ese sentido iba dirigido el artículo, Hitler fue una creación de las llamadas "Democracias Occidentales" para parar una posible extensión de la URSS, lo que ocurre es que el monstruíto se les fue de las manos.
Por otra parte, es un tópico generalizado el creer que en virtud del pacto Germano-Soviético se permitió Alemania a atacar a Polonia y repartírsela con la URSS porque en virtud del mismo tratado la URSS invadió los paises bálticos y atacó a Finlandia.
Realmente quienes tienen el derecho a Veto en la ONU son los cinco vencedores de la guerra: Rusia, USA, Inglaterra, Francia y China y en mi opinión tanta conmemoración se debe a la filosofía del decir "Anda que si no es por mi..." o "De qué os quejáis de mi... ¿Preferís aquello?".
En fin que tanta conmemoración a mi modo de ver responde a un deseo de justificarse ante el gran público.
En la próxima semana publicare un artículo indicando de como la I Guerra Mundial influye, ahora mismo, en nuestro mundo, mientras que las consecuencias de la II Guerra Mundial desaparecieron hace este mismo mes 20 años.
Salud y amistad
hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....
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