Bajo el título genérico de “Carlismo y Represión Franquista” la Editorial Arcos, dentro de su colección “Biblioteca Popular Carlista”, ha recogido y publicado “Tres Estudios sobre la Guerra Civil y la Postguerra” escritos por los historiadores Manuel Martorell y Josep Miralles.
“Carlismo y Represión Franquista” se presenta a los lectores dividido en tres partes coincidentes con los tres estudios que reúne.
En la primera parte, o estudio, titulada “Navarra 1937-1939: el fiasco de la Unificación” el profesor Martorell incide sobre la fuerte oposición carlista al decreto de unificación de Abril de 1937 y los enfrentamientos, en la mayoría de los casos personalistas, entre la Junta Central Carlista de Guerra dirigida por el Conde de Rodezno (aquel que posteriormente iría a Estoril a hincarse de rodillas ante don Juan de Borbón y Battemberg) y la Junta Nacional Carlista de Guerra presidida por don Manuel Fal Conde. En este estudio se pone de manifiesto y queda muy claro dos cosas: la primera de ellas es que el Rey Alfonso Carlos I y los dirigentes carlistas don Manuel Fal Conde y don Javier de Borbón Parma ordenaron al Requeté sumarse al alzamiento del 18 de Julio de 1936 pero solo como “fuerza de choque” nunca como “fuerza de policía y represión” prohibiendo expresamente a las unidades carlistas cometer actos de venganza y ordenándolas “entregar a cuantos prisioneros hicieran a las autoridades militares”. La segunda cuestión que se aclara en esta primera parte del libro es que los carlistas no aceptaron jamás el Decreto de Unificación de Abril de 1937 que implicaba su disolución en el Estado Franquista dando órdenes y directrices en la Junta celebrada en la localidad de Insúa el 13 de Febrero de 1937 de evitarla por todos los medios posibles no colaborando con el partido único que preveían que iba a surgir.
En la segunda parte del libro, titulada “La Represión de Boina Roja”, el autor estudia la participación de miembros pertenecientes a unidades carlistas, los famosos Requetés, en actos de represión demostrando que, aunque existieron algunos casos de esta participación, más bien fueron escasos y siempre respondiendo a una iniciativa individual, es decir, ejecutados sin planificación ni órdenes emanadas de ninguna autoridad o mando carlista. En “La Represión de Boina Roja” se documentan no solo algunos casos de esta represión, sino también actos en los que los carlistas y requetés salvaron la vida a no pocos izquierdistas y nacionalistas, en unos casos escondiéndolos y en otros incorporándolos a los Tercios de Requetés como combatientes mencionando lo acontecido en la Plaza del Torico de Teruel donde la totalidad de los Requetés al mando de un Alférez se negaron a participar en las ejecuciones de prisioneros programadas por un Comandante de la Legión apellidado Peñarroya y salvando a muchos de ellos al incorporarlos al requeté. Mención aparte merece, la anécdota recogida en el libro y ocurrida en el pueblo extremeño de Castellblanco donde ejercía de párroco don Ambrosio Eransus Iribarren, Comandante de Requetés, quien en Agosto de 1942 se enfrentó al Teniente Coronel de la Guardia Civil Manuel Gómez Cantos que pretendía detener y fusilar a noventa ciudadanos del pueblo: El párroco Eransus al enterarse de lo ocurrido días antes en Alía, donde se había fusilado a treinta vecinos y conocedor de que el Teniente Coronel Gómez Cantos tenía intención de fusilar a noventa personas en el pueblo del que era párroco, cogió la pistola que guardaba de los tiempos de la guerra, se dirigió a ver a Gómez Cantos y le espetó: “Si tu eres Teniente Coronel de la Guardia Civil, yo soy Comandante de Requetés y como se te ocurra aquí hacer lo mismo que has hecho en Alía, te busco, te encuentro y te pego un tiro”. Con ello don Ambrosio Eransus consiguió que no se matara a nadie en Castellblanco.
En la última parte del libro titulada “Carlismo y represión durante el primer franquismo en las comarcas de Castelló de la Plana”, su autor, Josep Miralles, relata no solo como los carlistas intentaron mantener su organización propia sin aceptar cargos en el partido único de Franco ni en el régimen surgido de la “Victoria de
El libro “Carlismo y Represión Franquista” constituye un muy interesante apunte histórico de lectura imprescindible que abre aún más el camino para la realización del cada vez más necesario estudio definitivo sobre el Carlismo bajo el Franquismo y su oposición al mismo.
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ResponderEliminarSiempre me he preguntado cómo es que los carlistas se dejaron engañar de tal manera para fusionarse con la falange. ¿Cómo dos movimientos tan distintos fueron unificados? Bueno...ya se sabe que después hubo algunos episodios trístemente célebres como los de Bilbao ó Montejurra. Pero mira que juntar a un movimiento profundamente religioso, monárquico y foralista con unos descreídos, defensores de un estado dirigido por un líder de su partido y enemigos de las culturas minoritarias por el "bien" de una "religión" supranacional....Vaya despropósito.
ResponderEliminarA De interés. A ver si lo recojo hoy y muchas gracias.
ResponderEliminarA Juli Gan. En realidad la unificación fue un diktat de Franco que los carlistas no aceptaron. De hecho el carlismo mantuvo durante la dictadura su organización propia y sus propias directrices.
En cuanto al patrimonio del carlismo hay que indicar que todos los bienes inmuebles que había se los apropio el estado franquista.
En fin, como bien sabrá el Carlismo siempre estuvo en la oposición al Régimen Franquista y aun se encuentra organizado aunque bastante "desconocido" por el gran parón político que padece y que esperamos no dure mucho tiempo más.
Salud y Amistad