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martes, 26 de enero de 2010

EL REENCUENTRO DEL CINE SOVIÉTICO-RUSO

Mientras en todo occidente triunfa la película de James Cameron “Avatar” que no es más que una cinta de aventuras que traslada al futuro y al espacio todos los estereotipos ya tratados en los clásicos Westerns ambientados en “la Conquista del Oeste” norteamericano, el cine ruso, que difícilmente veremos en nuestros cines, ha retomado el filón interminable de su historia contemporánea produciendo importantes superproducciones históricas que entroncan directamente con la tradición iniciada en los años veinte por el entonces cine soviético.


Si la última película rusa estrenada en nuestros cines fue la deficientemente promocionada pero excelente cinta dirigida en 1999 por el oscarizado director Nikita Mikhailkov, y titulada “El Barbero de Siberia” en la que ya se apuntaba una recuperación de la temática histórica junto con la técnica y la grandiosidad que el maestro Sergei Einsenstein demostró en sus películas “El Acorazado Potemkin” (1925), “Octubre” (1927), “Alexander Nevsky” (1943-1945) e “Iván, el Terrible” (1948), no es la única película que se ha producido en Rusia con estas características, aunque una distribución limitada prácticamente al territorio de la actual Comunidad de Estados Independientes (CEI) nos impide conocer y disfrutar de este espectacular cine, que en muchos casos supera por la calidad y originalidad de sus guiones al que hoy se produce en Hollywood.


Así en el año 2002, el director Aleksandr Sokúrov dirigió el parabólico film (nunca estrenado en salas comerciales españolas) “El Arca Rusa” en el que recorre tres siglos de historia rusa tomando como hilo argumental la asistencia a una fiesta en el Palacio de Invierto de San Petersburgo donde los protagonistas visitan diversas estancias del mismo encontrándose en cada cuarto con un periodo diferente de la historia. Así la película muestra, entre otros hechos, la espectacular puesta en escena de óperas y obras teatrales en la época de Catalina la Grande, una ceremonia protocolaria de la corte imperial de Nicolás I con motivo de la alianza ruso-persa, la vida cotidiana y familiar del último zar, Nicolás II, o los dramáticos momentos del asedio de Leningrado durante la II Guerra Mundial.


La última superproducción cinematográfica rusa de la que tenemos noticia ha resultado ser “The Admiral” (El almirante), película dirigida en el año 2008 por Adrei Kravchuk y protagonizada por el actor Konstantin Khabensky quien encarna magníficamente al personaje protagonista, el almirante Kolchak. “The Admiral” es una película fundamentalmente biográfica centrada en los últimos cuatro años de vida del líder del movimiento blanco, Aleksandr Kolchak, y que coinciden con el inicio de la debacle rusa en la I Guerra Mundial, la Revolución Bolchevique y la Guerra Civil posterior. La película contiene importantes escenas de acción bélica pero combina magistralmente acción y política junto con una historia de amores románticos que la hace atractiva para toda clase de público.


Las características comunes a todas estas superproducciones soviéticas primero, y rusas después, son la fidelidad al ambiente histórico reproduciendo minuciosamente los escenarios, los vestuarios, el atrezzo y, sobre todo, haciendo que los protagonistas aparezcan en pantalla cuidadosamente caracterizados de los personajes que representan con los que realmente guardan una semejanza física tan exacta que es prácticamente imposible distinguirlos del personaje real. Igualmente es de indicar la ausencia del empleo de técnicas modernas en el rodaje de escenas en las que aparecen masas humanas recurriendo para ello al tradicional empleo de extras perfectamente ataviados con vestimentas idénticas a las usadas en la época en la que se sitúa la acción. En lo único que se diferencian las antiguas superproducciones soviéticas con las que se realizan actualmente en Rusia, no podría ser de otra forma, es en el mensaje que contienen que es radicalmente opuesto entre sí pues si el cine soviético solía hacer loas a la Revolución de Octubre, las superproducciones históricas actuales están más inclinadas a rehabilitar a las víctimas de aquella revolución y a los opositores a la misma.


lunes, 18 de enero de 2010

“SOL EN LAS BARDAS” de Ignacio Ipiña

Las memorias escritas constituyen un género prolífico y variado en la literatura universal existiendo memorias personales, memorias históricas, memorias literarias y memorias políticas, siendo sin duda éstas últimas las generalmente más aburridas y tediosas para el lector.


No obstante, para desmentir a la generalidad, la Editorial Arcos nuevamente en la colección “Biblioteca Popular Carlista” que dirige don Javier Onrubia Rebuelta, ha tenido el excelente criterio de publicar con el título de “Sol en las Bardas” las, hasta ahora inéditas, memorias políticas de don Ignacio Ipiña.


“Sol en las Bardas”, que lleva como subtítulo “La Forja Oculta de Carlos Hugo” se centra en la gran aventura voluntarista que, un reducido grupo de jóvenes carlistas de los que formaba parte el propio autor y militantes todos ellos de la sección estudiantil del Partido Carlista (la Agrupación Escolar Tradicionalista); emprenden para sacar al Carlismo de la inoperancia política y la languidez a la que la habían llevado la guerra, la represión franquista y las tribulaciones de sus dirigentes, trayendo clandestinamente a España, concretamente a Bilbao, al entonces Príncipe de Asturias, Don Carlos Hugo de Borbón Parma, para someterle a un aprendizaje acelerado de la historia y costumbres de los españoles que culminaría con su presentación pública en el acto de Montejurra de 1957.

En “Sol en las Bardas” no solo se narra las aventuras de estos decididos jóvenes carlistas y del no menos joven y decidido príncipe, sino que también se refleja la vida y la sociedad del Bilbao industrial de mediados de los años cincuenta del siglo pasado dejándose patente a lo largo de toda la obra el espíritu leal, valiente e incorruptible del pueblo carlista dispuesto a un mismo tiempo a correr importantes riesgos y a desdeñar los máximos honores en aras de sus principios y representado el mismo en estas memorias por don Ramón Massó, don Pedro Echevarría, don Perico Ulaurtúa, don Alfonso Lescurain, por el propio autor y por otros muchos más.


Es mérito de estas memorias de don Ignacio Ipiña acabar con no pocos estereotipos sobre la figura de Don Carlos Hugo de Borbón Parma, levantados y defendidos por desinformadas, cuando no simplemente viperinas, lenguas aclarando y manifestando que fue iniciativa del propio príncipe llevar al Carlismo a la renovación ideológica necesaria para entroncar con la realidad social que padecía el pueblo español aportando modernidad y europeidad al Partido Carlista sin que por ello perdiera sus peculiaridades y tradicionales reivindicaciones.


“Sol en las Bardas” de Ignacio Ipiña, a pesar de constituir unas memorias políticas, se lee con la facilidad y la avidez de una novela de aventuras haciendo bueno el viejo axioma de que “la realidad siempre supera a la ficción” y dejando tras su lectura el buen sabor de boca que solo dejan las mejores obras del género como “Las Memorias de Ultratumba” de Chateubriand.


jueves, 14 de enero de 2010

EL CASO DE VIC: ¿ES LA HIPOCRESÍA EL MAL DE LA DEMOCRACIA?

Curiosa y paradójicamente el mismo día, el 13 de Enero del 2010, en el que se conocía la muerte de Miep Gies, la última superviviente del grupo de no judíos que protegieron a Anna Frank y a su familia; el municipio barcelonés, catalán y español de Vic aprobaba por mayoría la nueva normativa local que impide el empadronamiento en dicho municipio de los inmigrantes ilegales.

Esta propuesta ha sido presentada por el equipo de gobierno del consistorio formado por los partidos “Convergencia i Unió”, “Partido Socialista de Catalunya” y “Esquerra Republicana de Cataluña” y aprobada con el apoyo del partido “Plataforma Per Catalunya” sobre el que siempre ha pesado el calificativo de ultraderechista, aunque tras la propuesta y aprobación de esta medida habría que preguntarse qué es y quién constituye la ultraderecha en España.

Los partidos políticos que han propuesto esta medida, y que son los mismos que hace pocos años fomentaban y aplaudían la llegada masiva de inmigrantes a nuestro país porque dinamizaban y engrandecían nuestra economía al ser mano de obra que cotizaba a la Seguridad Social y que trabajaba sobre todo en la construcción y en las obras públicas a la vez que el empadronamiento de inmigrantes era utilizado para engrosar el número de habitantes de muchas localidades y así recabar más fondos de las instituciones autonómicas y estatales, la han calificado de legal; cosa que no dudamos que sea porque toda ley o reglamento por injusto que sea jamás dejará de ser legal. No obstante una normativa, por muy legal que sea, puede ser una disposición inmoral, inhumana y obscena como tal es el caso presente.

El empadronamiento es la prueba legal de que una persona es vecina del municipio que emite el certificado de empadronamiento y hasta ahora constituía una OBLIGACIÓN y un DERECHO independiente de la nacionalidad y de la situación de estancia que permitía ejercer otros derechos. En este sentido es de indicar que el empadronamiento es un requisito imprescindible para tener acceso a la asistencia médica, inscribir a los hijos en centros escolares y acceder a programas de ayuda social. Así pues, la medida aprobada por el Excelentísimo, democrático, liberal, estatutario y constitucional Ayuntamiento de Vic envía a la irreversible marginalidad a muchas personas quienes, ante cualquier enfermedad, no podrán ser asistidas en centros médicos y quienes tampoco podrán matricular a sus hijos en colegios públicos condenándolas a vagar sin rumbo por las calles y a engrosar el mundo de la delincuencia que, practicada en tales circunstancias no será delincuencia sino, en muchos casos, actos desesperados de subsistencia.

Evidentemente esta medida acordada en Vic tiende a generar la exclusión social y a limitar derechos fundamentales como son el derecho a la Sanidad y a la Educación, pero sobre todo deja al descubierto el verdadero rostro de una casta política, la española, que realmente no cree en la existencia de Derechos Fundamentales inherentes a la persona y que por tanto no duda en vulnerarlos con normas que impiden el ejercicio de derechos reconocidos en Tratados Internacionales y en Leyes Orgánicas a las que vacía de contenido y que recuerdan aquella “Ley de Ciudadanía del Reich” que tenía por objeto la exclusión y la muerte civil de los judíos.

Lo ocurrido en Vic es un acto inmoral que pone de manifiesto la hipocresía imperante en la política española que transmitida directa e indirectamente al mundo del derecho crea un estado de falseamiento constitucional y asesina la libertad y la decencia porque la hipocresía puesta al descubierto revela que la democracia liberal es una idea falsa.

Por último queremos terminar haciendo un reconocimiento especial a los que consideramos los únicos políticos dignos de Vic que han sido los concejales comunistas de “Izquierda Unida – Les Verts” y los independentistas de la CUP, de los que evidentemente nos separan muchas cosas entre ellas el amor que sentimos por la unión armónica de todos los pueblos que integran Las Españas, pero que han tenido el valor de oponerse y votar en contra de una propuesta legal que constituye un monumento normativo a Adolf Hitler.

lunes, 11 de enero de 2010

LA TELEVISIÓN QUE TENEMOS O EL ENGAÑA BOBOS

La polémica surgida a finales del año pasado con motivo de la concesión al popular presentador de Tele5 don Jorge Javier Vázquez del Premio Ondas 2009 ha servido para que, por medio de un escándalo que dejaba al descubierto numerosos comportamientos hipócritas, se desviara la atención sobre lo que verdaderamente debe importar y que es la cuestión de la clase de televisión que padecen los españoles.


Desde que las televisiones privadas comenzaron a emitir en España hace ya veinte años, el mundo televisivo se ha convertido ante todo, sobre todo y por encima de todo en un negocio que, explotado con criterios mercantiles, busca el mayor de los beneficios.


El negocio de la televisión consiste en conseguir ingresos mediante el pago de la publicidad por las empresas anunciantes y responde a la simple máxima de que el coste de la publicidad en cada cadena es directamente proporcional al número de espectadores que dicha cadena es capaz de tener y de mantener. Así pues hay que buscar una programación que ocupe las veinticuatro horas de emisión televisiva a un coste razonable o más bien bajo y rápidamente amortizable que consiga, al mismo tiempo, la fidelidad del telespectador manteniéndole atentamente pegado a sus televisores particulares.


Si comparamos la programación de las televisiones privadas hace veinte años con las que ahora presentan no solo comprobaremos, que prácticamente todas tienen programas del mismo tipo a las mismas horas, sino que ha descendido notablemente la producción de series propias y la emisión de películas cinematográficas muchas de las cuales se emiten a altas horas de la madrugada, todo ello en beneficio de programas del corazón, de “Talk Shows” y sobre todo del gran descubrimiento televisivo que constituyen los “realities” tipo “Gran Hermano”, “Supervivientes” o similares.


Los programas tipo “Gran Hermano” se han convertido en la panacea del negocio televisivo y ello porque no son muy costosos de producir al tiempo que, de un modo u otro, permiten llenar gran parte de la parrilla de la programación. Así, además del tiempo dedicado al programa en sí mismo (generalmente unas horas en un día por la noche) se dedica una hora diaria a hacer un resumen del mismo, además de alimentar a otros programas para que llenen su tiempo con comentarios sobre el mismo y entrevistas a sus protagonistas, los cuales pasan a ser asiduos del mundo televisivo desplazando a periodistas y presentadores profesionales.


Si un ciudadano tiene la paciencia (y también el estómago) para ver la televisión durante una semana seguida podrá comprobar como, directa o indirectamente, los “realities” acaparan la parrilla de la programación de las cadenas privadas y de este modo se consigue llenar el tiempo de emisión financiando simplemente cuatro o cinco programas, lo que hace que lo ofrecido a los telespectadores carezca de variedad creando una sociedad homogénea de pensamiento lineal.


Se podrá argumentar en descargo de las cadenas que este tipo de programas son los que el telespectador desea ver, pero no obstante lo cierto es que el telespectador no tiene opción a la hora de elegir porque si no desea ver el “realitie” o el programa del corazón de Tele5 solo puede optar por otros programas del mismo contenido que se emiten en otras cadenas a la misma hora. En realidad, los directivos de estos grandes medios de comunicación que son las cadenas televisivas desplazan a los televidentes la responsabilidad de la baja calidad de la programación ignorando que son ellos los que forjan la opinión, crean los intereses y fomentan los gustos de la población.


Los ciudadanos españoles no tienen la televisión que se merecen, ni siquiera la que desean, sino que por el contrario son las televisiones las que cincelan y esculpen a los televidentes a su “imagen y semejanza” a fin de que deseen y soliciten lo que las mismas les ofrecen permitiéndoles tener el mayor índice de audiencia con el mínimo coste económico posible. Y en eso precisamente consiste el engañabobos: en conseguir que se acepte sin crítica alguna e incluso con entusiasmo por parte del público un producto de tan baja calidad.


lunes, 4 de enero de 2010

“ASI FUERON, ASÍ SON” de Doña María Teresa de Borbón-Parma

La editorial Planeta en su colección “España Escrita” (digna sucesora desde Julio del 2005 de la muy lamentablemente desaparecida “Espejo de España” alguno de cuyos títulos han sido reeditados en dicha colección), ha publicado en Noviembre pasado un importante libro que ayuda a comprender no solo la historia del Carlismo sino también, y sobre todo, la historia contemporánea de España y de Europa; cuyo título es “Así Fueron, Así Son”, escrito por la profesora del Departamento del Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid e Infanta de España, doña María Teresa de Borbón-Parma.

“Así Fueron, Así Son” constituye una galería biográfica de una serie de personajes históricos, que reseñados de forma breve y amena introduce al lector, a través de los recuerdos personales y de las propias experiencias de la autora, en los entresijos de la historia reciente de España y de Europa.

Los personajes biografiados por doña María Teresa de Borbón-Parma son todos familiares más o menos próximos de la autora que comparten la característica común de que, sin estar destinados inicialmente a ser protagonistas de la historia, el destino quiso que la historia les saliera al encuentro y les reclamara, abandonando todos ellos la posibilidad de una vida cómoda y anónima, para cargar sobre sus espaldas el enorme peso de sus responsabilidades.

“Así Fueron, Así Son” de doña María Teresa de Borbón-Parma, bien puede dividirse en dos partes: la primera estaría integrada por aquellos personajes a los que la autora conoció por referencias o, aunque los conociera personalmente, no compartió responsabilidades públicas, tales como doña Carolina, Duquesa de Berry, doña María de las Nieves de Braganza, Reina de España por matrimonio con S.M. Alfonso Carlos I y S.M.I. doña Zita de Borbón-Parma, tía de la autora y última emperatriz de Austria-Hungría. La segunda parte del libro estaría integrada por los personajes familiares más próximos con los que la autora compartió estrechas vivencias y responsabilidades tales como su padre, don Javier de Borbón Parma, Rey de derecho de las Españas, don Carlos Hugo de Borbón Parma, hermano de la autora e igualmente Rey de Derecho de las Españas y sus hermanas doña María de las Nieves y doña Cecilia de Borbón-Parma, ambas Infantas de las Españas.

Especial relevancia tiene esta “segunda parte” de “Así Fueron, Así Son” porque se centra muy fundamentalmente en las luchas políticas sostenidas por la familia Borbón-Parma a lo largo de todo el Siglo XX a favor de la paz mundial, de la libertad, de los Derechos Humanos y del medio ambiente dando a conocer algunos hechos que aparecen ocultos para el gran público como es la guerra de Biafra que asoló Nigeria de 1967 a 1970 o las relaciones existentes entre S.M. Don Carlos Hugo de Borbón Parma y don Juan Carlos de Borbón las cuales quedan sobradamente aclaradas con lo manifestado en el libro de que S.M. don Carlos Hugo “tendrá varias entrevistas amistosas con don Juan Carlos, pero jamás renunciará a sus derechos dinásticos porque dirá: “Solo el pueblo, no yo, puede renunciar a ellos” (pág. 158).

“Así Fueron, Así Son” de doña María Teresa de Borbón-Parma, es un libro que a pesar la brevedad de las biografías que presenta debe leerse por constituir una importante base para el conocimiento histórico contemporáneo y un referente bibliográfico más para la gran tarea pendiente de la historiografía que es la redacción de la biografía definitiva de don Javier de Borbón Parma, Javier I Rey de las Españas, con cuyo testamento político concluye esta excelente obra.