Un católico no es ni puede convertirse en un ciego fanático y servil que, confundiendo religión con clericalismo, no tenga más juicio ni criterio que el que en cada momento marque el cura de su parroquia. Sin duda todos los católicos, como seres humanos, somos imperfectos y cometemos errores, pero no por ello debemos dejar de intentar constantemente el ser justos y criticar todo aquello que a nuestro juicio es malo para la sociedad en general y para la Iglesia Católica en particular y por ello no podemos menos que considerar que la Jerarquía Eclesiástica no solo ha obrado erróneamente sino también con falta de justicia en los casos de abusos de toda índole cometidos por varios sacerdotes contra niños y menores de edad.
Si bien los casos de pederastia que recientemente han salpicado a la Iglesia Católica no significan, como algunos pretenden hacer entender, que todos los sacerdotes católicos son autores de tan canallescos actos, no se puede caer jamás en la tolerancia ni en la comprensión con tales hechos y hay que considerar que para la Iglesia Católica aunque, en más de dos mil años de historia, tan solo un caso de estos abusos se hubiera producido ya sería demasiado porque nada puede hacer más daño al Catolicismo que el olvido de sus enseñanzas y tradiciones, la falta de coherencia en su discurso y las contradicciones entre lo que manifiesta y lo que practica.
El escándalo que ahora ha surgido con las denuncias de no pocas personas que durante su infancia y juventud han sufrido graves abusos en manos de sacerdotes católicos se ha provocado en gran medida porque la Jerarquía Eclesiástica ha olvidado la advertencia vertida por Ntro. Señor Jesucristo y que forma parte del discurso evangélico y de las enseñanzas de la Iglesia, que dice “Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mateo 18,6). Igualmente al no haber actuado con transparencia y al no haber sido la primera en denunciar los injustificables actos de esta porción mínima de sacerdotes ha ignorado lo manifestado en el Evangelio de San Marcos de que “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, sino para que salga en claro”.
La Iglesia Católica, no debió considerar los abusos sexuales cometidos contra menores de edad por unos pocos malos sacerdotes como un mero pecado que se podía subsanar con la Confesión y con la Penitencia, porque desde el punto de vista espiritual tales abusos han hecho perder la fe a no pocos de aquellos que los sufrieron y además constituyen un delito muy grave cuyo castigo, al carecer la Iglesia de otros medios punitivos que los puramente morales, debe imponerse por el poder secular.
La Iglesia Católica no es culpable de que en su seno existan malas personas, ni es responsable directa de los delitos que cometan tales personas, pero tampoco tiene derecho a quejarse del escándalo que ahora la azota porque siendo promesa divina de que “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, sino para que salga en claro”, debía haber protegido a las víctimas y haber evitado que los hechos se hubieran vuelto a repetir favoreciendo que el malhechor fuera puesto a disposición de la Justicia Secular para ser juzgado conforme a las leyes comunes previstas para sancionar a los delincuentes, pudiéndose considerar esto último como la justa, adecuada y proporcionada penitencia a imponer a tan grave pecado.
Es de desear que la Jerarquía Eclesiástica haya aprendido de esta situación y, que de existir entre el clero católico más ejemplares de estos malos sacerdotes, no vuelva a repetir estos errores y, dando un ejemplo de intolerancia con la maldad, los ponga a disposición de la Justicia Secular para ser juzgados y recibir el pertinente castigo.
Aunque tenga mi opinión personal acerca de la Iglesia Caólica no me da derecho a culpar a toda la iglesia de un mal que tiene quizás en sus raíces más profundas pero que no afecta a todas las personas que forman parte de ella. No sería justo pero eso sí tampoco es justo que siga permaneciendo en el silencio tales horrores y que encima algunos obispos hagan los comentarios que hacen
ResponderEliminarsalu2
eres justo y moderado, chouan
ResponderEliminarno consigo ver otra cosa en lo que
leo
yo no sabría juzgar
pero supongo que para eso está, como
bien dices
la justicia secular
y el poner el oído
y las "fauces discretas", que
decía Ortega
para las enseñanzas de ese gran
hombre
el galileo
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shlm
Dices:
ResponderEliminar"Si bien los casos de pederastia que recientemente han salpicado a la Iglesia Católica no significan, como algunos pretenden hacer entender, que todos los sacerdotes católicos son autores de tan canallescos actos..."
Sobre todo esto:
"como algunos pretenden hacer entender"
Es recurrente esta afirmación por parte los que sienten algún tipo de simpatía por la ICAR. Y ciertamente, por más que he leído no he hallado algo medianamente serio donde se culpabalice a todos los curas (y a la Ecclesia completa) de lo sucedido con la pederastia. Sí he leído, sin embargo, que la Iglesia Católica, como es obvio, ha sido el paragüas ideal desde el cual se han guarecido los pederastas. Al fin y al cabo, ni eran investigados, ni removidos, ni expulsados, ni juzgados. Más al contrario se les cambiaba de parroquia y a vivir que son tres días.
Respecto a "Servir de paragüas" es eso lo que aqui se critica. Es más, se indica que la medida correcta a adoptar por parte de la Jerarquía Católica hubiera sido y es el poner a estos individuos a disposición de la justicia.
ResponderEliminarSalud y Amistad
Cualquier religión ha sido creada para esclavizar al hombre y la religión católica es una de las sectas más tenebrosas y oscuras que han existido.
ResponderEliminarEstimado Anónimo: Una opinión más la suya, aunque en mi opinión viene originada por algún que otro prejuicio adquirido de antiguo.
ResponderEliminarCualquier religión revelada se fundamenta en la liberación del ser humano, en este mundo y/o en el otro.
Otra cosa es lo que ocurra con la organización religiosa. En este sentido la Iglesia Católica en cuanto integrada por hombres no es perfecta, pero no hay en ella más injusticias ni más tenebrismo que en cualquier otra organización integrada por personas humanas.
¿Acaso los ejércitos o los gobiernos de cualquier tendencia política son menos tenebrosos y más transparentes?