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martes, 29 de junio de 2010

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: MISIÓN CUMPLIDA

En España, nunca pasa nada

Porque los españoles pasan por todo

(Mariano José de Larra)


El mismo día en que se conocía el importantísimo fallo judicial sobre la paternidad del hijo de una conocidísima presentadora de televisión y tras casi cuatro años de sesudas deliberaciones jurídicas, el Tribunal Constitucional de España ha dictado sentencia sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña que lleva aplicándose íntegramente en esta comunidad otros tantos años.


Como ya adelantase en su momento la Presidenta del alto Tribunal, Ilustrísima Señora doña María Emilia Casas Bahamonde, la sentencia ha intentado satisfacer a todos y, como suele ocurrir en tales casos, solo ha satisfecho a aquellos sectores políticos de ámbito nacional que, gracias a esta sentencia, ven que su fiesta particular puede prolongarse un poco más en el tiempo mostrando unos alegría sin pudor y otros proclamando ingenuamente su, más aparente que real, triunfo.


De los 114 artículos del Estatut Catalá del 2006 que el Partido Popular pretendía que se declarasen inconstitucionales, solo se han declarado inconstitucionales 14, dejándose para futuras interpretaciones y/o matizaciones 23 artículos más; es decir, menos de una tercera parte de los artículos cuya inconstitucionalidad se pretendía han sido declarados inconstitucionales, por lo que el fallo constituye básicamente un fracaso del recurso interpuesto por el principal partido de la oposición.


Por otra parte, la sentencia que retoca el Estatut, ha provocado, como no podía ser de otra forma, la indignación del nacionalismo catalán y del Honorable Presidente de la Generalitat que ya han manifestado su intención de organizar una magna manifestación en la que la “Senyera sea la única pancarta”.


En realidad y a nivel de ciudadanos de a pié, esta sentencia es y será un foco de conflictos porque lo único que constituye es un remiendo a la Constitución Española de 1978 y un parche al Estado surgido de dicha constitución el cual, cada vez más y por momentos, se esta revelando incapaz de armonizar los anhelos de los pueblos que integran las Españas y los derechos individuales de sus ciudadanos con el correcto y eficaz funcionamiento de sus instituciones y con su propia existencia y justificación como Estado.


La sentencia, al dejar 23 artículos para una posterior interpretación o matización jurisprudencial, mantiene indefinidamente abierto el debate sobre una importante Ley Orgánica del Estado cual es el Estatut Catalá y, asentándose en la inseguridad jurídica, será sin ningún género de dudas un futuro foco de continuos conflictos entre el Gobierno Central y el Catalán.


Por otra parte, el Tribunal Constitucional, al declarar plenamente inconstitucional tan solo el artículo 97 del Estatuto que es el que hace referencia a la creación de un poder judicial propio de Cataluña; ha dejado vislumbrar en su sentencia que ha estado especialmente interesado en defender corporativamente la autoridad única y los intereses plenos de la Judicatura española en la que, por otra parte, están integrados los Magistrados de tan alto Tribunal lo que, unido a la tardanza en emitir el fallo y a las numerosas filtraciones de supuestos borradores de sentencias que luego jamás llegaban a materializarse, supone una irremediable pérdida de credibilidad no solo del Tribunal Constitucional sino de todo el Poder Judicial.


Finalmente la sentencia al no dar plena satisfacción a las fuerzas políticas catalanas que en su momento redactaron y aprobaron el Estatut viene a agravar el problema subyacente en toda la política española desde hace dos décadas y que lejos de ser un problema estatutario o de Cataluña (o de Euskalherria, o de Galiza) es un problema constitucional y de España que radica en no saber qué es lo que se quiere ni a qué modelo de estado se quiere llegar, porque lo que ha quedado claro y se verá en los próximos meses es que la Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías han quedado rebasados por la realidad política y las exigencias de la ciudadanía.


No obstante, se puede decir alto y claro que el Tribunal Constitucional ha cumplido sobrada y satisfactoriamente con su misión: ha dictado una sentencia a corto y a medio (pero nunca a largo) plazo defendible por los partidos políticos de toda tendencia, incluso por los nacionalistas a los que permitirá justificarse ante sus bases afirmando que, de un modo u otro, se ha reconocido que Cataluña es una nación, o, simplemente, continuar explotando un supuesto victimismo histórico. Pero fundamentalmente, el “gran logro” de esta sentencia se encuentra en que ha salvado la autoridad y los intereses de los altos funcionarios que integran la judicatura española y el Poder Judicial, ha parcheado la Constitución de 1978 y ha remendado el Estado dimanante de la misma permitiendo que la casta política encaramada en el Poder Legislativo siga viviendo cómoda y pacíficamente de la “libertad constitucional” y de la “nación española” y, por último, ha lavado las manos y la cara del Poder Ejecutivo. En definitiva, la Sentencia del Tribunal Constitucional ha logrado prolongar por lo menos diez años más el “modus vivendi” de los que han hecho de España, de los españoles y de la confrontación un medio de vida.


lunes, 21 de junio de 2010

JOSÉ SARAMAGO: LA MUERTE DE UN IBERISTA


“Hablad de Castellanos y Portugueses

Porque Españoles somos Todos”

Luis de Camoens (1524-1580)


El 18 de Junio pasado fallecía en su exilio voluntario, en la localidad canaria de Tías (Lanzarote, España) el eminente premio Nobel de Literatura; don José Saramago.


Muchos han sido los actos de homenaje con motivo de su sepelio en los que se ha incidido interesadamente en el posicionamiento político del gran escritor hispano-luso, o mejor dicho, ibérico; recalcando su progresismo militante de izquierdas, pero del mismo modo interesado se ha ocultado su iberismo, es decir, su apuesta decidida por la idea de la unión ibérica del estado portugués y del español en uno solo y que, según una encuesta publicada por el diario luso “El Sol” en 2006, es compartida por el veintiocho por ciento de nuestros vecinos portugueses.


Si bien es cierto que don José Saramago fue un intelectual influenciado por la corriente ideológica marxista en la que se sitúa gran parte de su obra y su pensamiento, llegando a militar, en 1969, en el entonces, clandestino Partido Comunista Portugués; no es menos cierto que la militancia comunista no debe confundirse con lo que hoy es y se denomina izquierdismo, pues como claramente definió Lenin en un acertado ensayo, “el izquierdismo no es más que una enfermedad infantil del comunismo” y nada tiene que ver la postura reivindicativa de un intelectual marxista y ateo militante como don José Saramago con la mera pose aparentemente transgresora de los pequeños burgueses que, jugando a hacer la revolución, integran los poderosos partidos socialistas y eurocomunistas europeos.


Por otra parte, y alejado de todo afecto y encomio, se ha pronunciado el Vaticano, que ante el fallecimiento del escritor no ha hecho nada más que recordar que era marxista, laico, ateo y unos cuantos anatemas más ignorando su propia doctrina sobre el perdón y sobre la defensa de la persona humana (aunque se puedan criticar o atacar las ideas que profese) pero, sobre todo, padeciendo la ceguera (valga esta palabra también para recordar una novela de Saramago: “Ensayo sobre la Ceguera”) de negar el reconocimiento que merecen todas aquellas “raras avis” entre la intelectualidad occidental que, frente al mundo materialista actual, mantienen la esperanza de que se pueda reconvertir en algo mejor para todos.


Pues bien, el pensamiento y la obra que don José Saramago nos ha dejado a lo largo de sus ochenta y siete años de vida han hecho que este intelectual se haya convertido en algo que ha transcendido las estables fronteras hispano-lusas. Don José Saramago ha sido un escritor ibérico y utilizando en sus obras tanto la lengua española, como la portuguesa se convirtió en un autor que tendrá, o tiene ya, un puesto en la historia de la literatura portuguesa al mismo tiempo que en la historia de la literatura española, lo que probablemente le configura como el único literato internacional, porque hay que recordar que la nacionalidad de un escritor no es la que figura en su pasaporte, sino la de la lengua, o lenguas, en la que se expresa en sus obras.


Por otra parte, a lo largo de su vida, don José Saramago, trabajó por divulgar la idea de la Unidad Ibérica, es decir, la unión libremente pactada y pacífica de todos los pueblos de la Península en un único estado para resistir las presiones de la cultura y de la economía europea que no es sino la cultura y la economía de Inglaterra, Francia y Alemania, los tres países dominantes en torno a los cuales giran los intereses de la llamada Unión Europea. Esta idea ibérica es la que inspira su novela “La Balsa de Piedra”, la cual, por cierto puede entenderse como una crítica al errático europeismo triunfante tanto en España como en Portugal que lleva al sometimiento de los ciudadanos de estos dos estados a unas políticas supranacionales ajenas a sus intereses cuando no directamente contrarias a los mismos.


Igualmente, los postulados sociales de Saramago quedan plasmados en su primera novela “Levantado do Chao” (1980) en la que, adscrita a un realismo social tardío, describe las duras condiciones laborales de los trabajadores del Alentejo y en la novela “Memorial de un Convento” (1982) que se desarrolla en el medievo describiendo la dura vida cotidiana de los campesinos afectada por el hambre, las guerras y la religión.


Don José Saramago es una figura digna de todo encomio, y a pesar de su ateismo y de su marxismo, que no compartimos, desde aquí queremos rendirle un sentido homenaje porque con los honrados idealistas como él, que tienen sinceramente el bien supremo por objeto, tendremos que entendernos para hacer frente común al modelo economicista, amoral e injusto que se quiere imponer a la humanidad desde los distintos focos de poder, siendo nauseabundo que las plañideras que hace dos días han inclinado llorosamente sus cabezas ante su féretro sean los mismos políticos portugueses que en 1991 le vetaron para el “Premio Literario Europeo” por considerar que su novela “El Evangelio Según Jesucristo” era ofensiva para los católicos obligándole a exiliarse en tierras canarias y los mismos políticos españoles que han hecho constantemente caso omiso a su iberismo y a sus ansias de justicia social.


martes, 15 de junio de 2010

UNIDOS POR LA MÚSICA, SEPARADOS POR LA LETRA

Cuando el eminente actor, humorista y filósofo Groucho Marx sentenció que “la Justicia militar es a la Justicia, lo que la música militar es a la música” tuvo sin duda la pretensión de atacar, utilizando uno de sus famosos juegos de palabras, las instituciones creadas por las leyes marciales en tiempos de guerra más que criticar las composiciones musicales de inspiración o contenido militar pues, como persona culta que era, no podía ignorar que importantes piezas musicales contemporáneas tuvieron su origen en acciones o en jefes militares como es el caso de la conocida Marcha Radetzky compuesta en 1848 por Johan Strauss (Padre) en honor del Mariscal del mismo apellido y que anualmente resuena en el Teatro de la Ópera de Viena al final del tradicional Concierto de Año Nuevo. Lo que probablemente sí ignoraba Groucho Marx, al igual que la mayoría de la gente, es que algunos himnos de los más conocidos guardan una historia que por desconocida no deja de ser curiosa y merecedora de ser desvelada.

En la historia de las distintas guerras civiles que han asolado los estados europeos en los últimos doscientos años, se da el caso de que melodías compuestas por o para uno de los ejércitos contendientes tuvieran tanto éxito entre el pueblo y fueran de tan común gusto y agrado que, modificando la letra, fueran también utilizadas como himno por el bando contrario.

El primer ejemplo de tal afirmación es el caso de “La Marsellesa”. Compuesta por el capitán de ingenieros Claude Joseph Rouget de Lisle en 1792 y titulada originariamente como “Chant de guerre pour l'armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin) fue cantada por primera vez por su autor el 24 de Abril de 1792 en la casa del alcalde de Estrasburgo. El éxito de este himno fue tal que el joven médico y futuro general del ejército en Egipto, Francois Mireur, que había oído el himno durante unos funerales oficiales en Montpellier y que se encontraba en Marsella organizando los batallones de los voluntarios de Marsella lo presentó a sus tropas con el nombre de “Chant de guerre aux armées des frontières” (Canto de Guerra para los Ejércitos de las Fronteras) obligando a que todos los soldados lo aprendieran y lo adoptaran como canción de marcha y de este modo, entonando a pleno pulmón el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle, entraron en Paris el 30 de Julio de 1792 rebautizando los parisinos de forma definitiva “el Canto de guerra para el ejército del Rin” como “La Marsellesa”, nombre con el que hoy es conocido universalmente.

Durante todo el periodo de la Revolución Francesa “La Marsellesa” fue una canción muy popular entonada habitualmente por civiles y militares, llegando Napoleón a afirmar que “Esta música nos ahorrará muchos cañones”, pero fue al iniciarse la Guerra de la Vendee (1793-1796) que enfrentó al pueblo católico y monárquico de Vendee y Bretaña con las ideas antirreligiosas y republicanas que desde el centralismo de París se irradiaban a todo el mundo cuando se pudo constatar el enorme éxito de la melodía al ser adoptado también como himno por el Ejército Católico y Real cambiando la letra y siendo conocida entre las filas reales como “La Marselleise blanc” (La Marsellesa Blanca) cuya letra es:

Allons, armées catholiques, (Adelante, ejércitos católicos)
Le jour de gloire est arrivé: (El día de la gloria ha llegado:)
Contre nous de la République (Contra nosotros la República)
L'étendard sanglant est levé. (La bandera ensangrentada esta levantada.)
L'étendard sanglant est levé. (La bandera ensangrentada esta levantada.)
Ontondez-ve, dans quiès campagnes ( ¡Escuchad en los campos)
Les cris impurs do scélérats ! (Los gritos impuros de los malvados!)
Gle venant jusque dans nos bras, (Ellos vienen hasta nuestros brazos,)
Prondre vos feilles et vos femmes. (A degollar a nuestros hijos y mujeres)

Aux armes Vendeens! (¡A las armas Vendeanos!)
Formez vos bataillons; (Formad vuestros batallones;)
Marchez, marchez (Marchemos, marchemos)
Le sang dos blues (La sangre de los azules)
Rogira vos seillaons! ( Regará nuestro suelo.)

Dicha letra contrasta mínimamente con la letra republicana que reza así:

Allons enfants de la patrie ( Adelante hijos de la patria)
Le jour de gloire est arrivé! (El día de gloría ha llegado)
Contre nous de la tyrannie ( Contra nosotros la tiranía)
L'étendard sanglant est levé! (La bandera ensangrentada esta levantada)
L'étendard sanglant est levé! (La bandera ensangrentada esta levantada)
Entendez-vous dans les campagnes (Escuchad en los campos)
Mugir ces féroces soldats? (Gritar a los feroces soldados)
Ils viennent jusque dans vos bras (Ellos vienen a nuestros brazos)
Ecorger nos fils, et nos compagnes, ( A degollar a nuestros hijos y compañeras)

Aux armes citoyens! ( ¡A las armas ciudadanos)
Formez vos bataillons! (Formad vuestros batallones!)
Marchons, marchons, (Marchad, marchad,)
Qu’un sang impur abreuve à nos sillons! (Que una sangre impura inunde nuestro suelo.)

Años más tarde, y ya en el siglo XIX, se produce en España un hecho similar. En 1837, durante la Primera Guerra Carlista, los liberales prepararon una gran ofensiva que partiendo de Donostia despejase las inmediaciones de la capital guipuzcoana de toda presencia carlista. La punta de lanza de tal ofensiva iba a ser la Legión Auxiliar Británica que apoyada por varios regimientos cristinos avanzó hasta el Monte Oria (Oriamendi en Euskera) con la intención de ocuparlo cuando se produjo la contraofensiva de las tropas carlistas al mando del Infante Don Sebastian, hijo de la Princesa de Beira y, por tanto, hijastro de Carlos V; que logró ocupar a punta de bayoneta el Oriamendi, siendo tal la fuerza y fiereza de la carga carlista que los liberales tuvieron que huir (perdiendo vidas, armas, bagajes y calzones) hasta Donostia donde solo la intervención de los cañones de la Armada Británica impidió que la ciudad fuera liberada por el Ejército Real de Carlos V. En la fuga, más que retirada; el ejército liberal perdió textualmente “hasta los papeles” encontrándose entre ellos la partitura de una marcha compuesta por un músico inglés desconocido y arreglada por un liberal donostiarra que, una vez interpretada por una banda carlista, fue acogida con tal entusiasmo por los voluntarios de Carlos V que le pusieron letra para conmemorar aquella victoria sobre los liberales en el Oriamendi siendo su original y primera letra en vasco la que sigue:

Gora Jainko maite maitea (Viva Dios Amado)
Z
agun denon jabe. (Tengámoslo todos por dueño)
Gora España ta Euskalerria (Viva España y Euskalherria)
Ta bidezko errege. (Y el Rey de todos.)
Maite degu Euskalerria, (Amamos a Euskalherria,)
Maite bere Fuero zarrak, (Amamos sus viejos Fueros)
Asmo ontara jarriz daude (A esta idea están orientadas)
Beti Karlista indarrak. ( Siempre las fuerzas Carlistas)
Gora Jaungoiko illezkor!!! ( ¡¡¡Viva Dios Inmortal)
Gora euskalduna, (Viva el Euskaldun)
Audo ondo Españia-ko (Que tiene bien)
Errege bera duna!!! (El mismo Rey de España!!!)

Posteriormente y atendiendo al enorme éxito del himno se hizo una adaptación musical del mismo para que pudiera ser cantado en castellano por los carlistas de todas las nacionalidades con letra de don Ignacio Baleztena Azcárate y arreglos musicales de don Silvano Cervantes siendo su única y auténtica letra la que sigue:

Por Dios, por la patria y el Rey
Lucharon nuestros padres.
Por Dios, por la patria y el Rey
Lucharemos nosotros también.
Lucharemos todos juntos
Todos juntos en unión
Defendiendo la bandera
De la Santa Tradición. (bis)
Cueste lo que cueste
Se ha de conseguir
Venga el rey de España
A la corte de Madrid. (bis)
Por Dios, por la patria y el Rey
Lucharon nuestros padres.
Por Dios, por la patria y el Rey
Lucharemos nosotros también.

Por último citaremos el extraordinario caso de la hermosa marcha militar “A la Glorie de la Patrie” compuesta a principios de los años veinte del siglo pasado por los exilados rusos que habían formado parte de los ejércitos blancos y que, por tanto, eran furibundos anticomunistas. En un principio la marcha era instrumental sin letra alguna pero posteriormente se le añadió una letra en francés que hacía mención al ejército de voluntarios formado por el General Denikin en 1918 para luchar contra los bolcheviques en la Guerra Civil Rusa de 1918 a 1921. La belleza de la melodía propició que se hiciera tan popular que el propio ejército francés la adaptó como marcha propia, pero no fue hasta 1941, con el ataque a la URSS por parte de la Alemania Nazi, cuando “A la Glorie de la Patrie” trascendió lo ideológico y con los lógicos cambios de letra y arreglos musicales dio lugar al “Himno de los Partisanos Rojos”. Es una pena que no podamos aportar las letras para el general conocimiento, pero se puede escuchar la versión original de los veteranos de los ejércitos blancos en la dirección http://www.youtube.com/watch?v=qDEkLplpzwo&feature=related y la posterior versión soviética en la dirección http://www.youtube.com/watch?v=WBc-4UQSDM8&feature=related

Al ser la música una parte importante de la cultura colectiva es indudable que el conocimiento de las anécdotas histórico-musicales que anteceden serán de interés para nuestros lectores y les harán reflexionar sobre el hecho de que la música une a los pueblos aún en las situaciones más violentas y extremas.

miércoles, 9 de junio de 2010

EL RETORNO DE LAS IDEOLOGÍAS

A inicios de los años setenta del pasado siglo Don Gonzalo Fernández de la Mora escribió un interesante ensayo de título profético llamado “El Crepúsculo de las Ideologías” en el que defendía la teoría de que las ideas políticas con base filosófica o doctrinal defendidas por los diversos partidos desde la Revolución Francesa habían muerto siendo sustituidas por dos modelos racionales o maneras científicas de gestionar la “Res Publica”, simplemente diferenciados por pequeños matices alejados ya de toda intención de cambiar el mundo y solo interesados en que la maquinaria del estado y de la economía funcionasen.


Durante casi cuatro décadas, los modos, formas y maneras de gobernar en Occidente venían a dar la razón a don Gonzalo Fernández de la Mora confirmando sus vaticinios pues la alternancia en el poder en todos los estados democráticos de la socialdemocracia y del liberal-conservadurismo no venía a significar realmente cambio sustancial alguno en las estructuras sociales, morales o políticas para los pueblos mostrándose los socialdemócratas tan solo un poco más intervencionistas en materia económica que los liberal-conservadores.


No obstante, la actual crisis económica que globalmente afecta al planeta entero y que, bien mirada, no es solo una crisis económica sino también una crisis política y una crisis moral (o ética) hace imprescindible que los individuos y los pueblos vuelvan su mirada hacia las grandes teorías filosóficas o metafísicas que constituyen el pilar básico de las ideas y doctrinas políticas depositando sus esperanzas en ellas lo que, de hecho, significará un retorno de las ideologías y un anhelo por alcanzar lo ideal y perfecto.


Este retorno de las ideologías, sin estar exento de riesgos, en ningún caso significará el regreso o el renacer de ideologías que, materializadas en algún momento del pasado, demostraron su fracaso material y/o moral como es el caso del fascismo o del comunismo, sino que por el contrario significará un retorno al idealismo clásico y al anhelo de lo utópico pues las, ya imprescindibles, ideologías del futuro deberán dar respuesta no solo a las necesidades materiales de los hombres sino también a todas sus exigencias espirituales y para ello, una vez constatado el fracaso en la política del tecnicismo, del racionalismo y del pragmatismo, nada será mejor que acudir a las fuentes primigenias integradas por todos aquellos filósofos y pensadores que a lo largo de la historia se han planteado el problema del hombre y de Dios, de lo Divino y de lo humano, del bien y del mal y que han pretendido dar respuestas imaginativas a los grandes problemas de la humanidad basándose en la fraternidad y la colaboración.


En estos últimos doscientos años se han manifestado en Europa innumerables ideologías, algunas de las cuales alcanzaron el poder y descubrieron su rostro maligno para desaparecer entre la sangre y el fango, otras lo rozaron con la punta de sus dedos y cedieron ante otras dando lugar a nuevas ideologías sintéticas tales como la socialdemocracia o el liberal-conservadurismo actualmente fracasadas, pero solo dos quedan en el presente que, mostrando cierto vitalismo intelectual, son capaces de influir de forma eficaz en el pensamiento, en las sociedades y en los individuos para transformar el mundo cuales son aquellas ideologías que presentan una base religiosa cristiana que desean hermanar a los hombres en feliz comunidad al pretender hacer “en la Tierra como en el Cielo” cumpliendo con el mandato evangélico y aquellas ideologías de base nihilista que al no creer en nada desean la desaparición de todo para, partiendo de cero, construir un mundo nuevo sin deudas con el pasado y en el que los hombres vivan en próspera colaboración y mutua ayuda.


Ideas filosóficamente fundamentadas en el Cristianismo y/o en el Anarquismo serán las ideologías del porvenir y las únicas que pueden dar solución a los grandes problemas presentes y futuros de la humanidad. Entre ellas existen y existirán sin duda importantes diferencias pero también enormes coincidencias y que los hombres que las encarnan sean capaces de colaborar entre sí en aras de la justicia universal y de un mundo mejor en vez de enfrentarse en una estéril lucha que las haga anularse recíprocamente en beneficio de las corrientes de pensamiento que sustentan las injusticias presentes es sin duda digno de análisis y de debate, pero eso… ya será otra historia.


miércoles, 2 de junio de 2010

MEDIDAS COSMÉTICAS: PORCENTAJES CONFUSOS O POLÍTICOS DE SALDO

Las duras medidas antisociales que el gobierno español y las instituciones autonómicas han tomado y que afectan a los más débiles, es decir, a jubilados, parados, funcionarios y pueblo llano en general; han hecho que los políticos se embadurnen su dura cara con una serie medidas cosméticas que abarcan rebajas porcentuales en los emolumentos que perciben y la supresión de algunas fundaciones y/o empresas públicas.

Así, se dice que los Ministros y altos cargos de la administración se van a reducir un diez por ciento sus salarios y doña Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, ha decidido bajárselo un cinco por ciento más, es decir, un quince por ciento.


Con estas operaciones, pretenden demostrar que la crisis nos afecta a todos y que todos debemos sacrificarnos, aunque ellos deben dar ejemplo y sacrificarse los primeros y un poco más que los demás rebajándose sus salarios entre el diez y el quince por ciento en vez del “modesto” cinco por ciento de rebaja que se ha impuesto a los trabajadores de la función pública.


Ahora bien, el cinco por ciento aplicado a un salario medio de mil euros mensuales que cobra un funcionario público, hace que su salario quede reducido a 950 euros al mes, lo cual supone una importante pérdida de poder adquisitivo además de quedar por debajo de la cantidad psicológica de los mil euros mensuales que define a los “mileuristas”. En cambio, si se aplica el quince por ciento a los nueve mil euros que cobra mensualmente doña Esperanza Aguirre (PP) o a los veinte mil que percibe doña Leire Pajín (PSOE), hace que la capacidad económica de tan grandes servidores públicos quede reducida a 7.650.- Euros al mes y a 17.000.- Euros mensuales respectivamente, cantidades estas, que en realidad no suponen ningún sacrificio porque con tales ingresos mensuales en este país nuestro no solo se puede vivir bastante bien, sino que se puede vivir muy, muy, muy bien.


Por otra parte, la decisión de eliminar fundaciones o empresas públicas que han tomado determinadas instituciones como el Ayuntamiento de Madrid, que ha acordado cerrar la emisora municipal de televisión “esMadrid” y disolver varias fundaciones dedicadas a la “promoción” de Madrid en la Exposición Universal de Shangai, no se deben considerar ni como un sacrificio ni como una medida económica seria, sino como un simple “fin de fiesta” porque, tal vez, de no haber dilapidado el dinero público en tales empresas, fundaciones, subvenciones y demás no estaríamos padeciendo la crisis que estamos padeciendo.


En definitiva, que los señores políticos españoles de toda lacha, tendencia y condición no difundan entre nosotros, el pueblo, la idea de que se van a sacrificar y que van a cobrar unos sueldos de saldo porque aquí lo único que es de saldo, o mejor dicho, de baratija; es la casta política que nos ha mal gobernado y nos ha mal administrado siendo la única responsable de la situación económica que padecemos por haber dilapidado el dinero público y haber permitido la especulación y el enriquecimiento injusto de financieros y empresarios sin escrúpulos.