Páginas

martes, 28 de septiembre de 2010

“LA NAVE DE LOS MUERTOS” de Bruno Traven

Aunque existen muchos autores literarios envueltos en el misterio no existe misterio literario que supere al de Bruno Traven, pseudónimo que esconde a un autor de nombre desconocido que a lo largo de su vida utilizó numerosos pseudónimos y que parece ser Ret Maruk, fundador, junto con Ernst Toller; de la efímera República Soviética de Baviera (1919).

Influenciado desde muy joven por la obra de Max Stirner, Bruno Traven comenzó su militancia anarquista publicando numerosos artículos periodísticos en la revista que fundó al efecto y que denominó “Der Zielgelbrenner” (“El Objetivo”). Anteriormente había combatido en la Primera Guerra Mundial y tras la misma, una vez fracasada la revolución alemana y condenado a muerte, se exilio en Méjico en el año 1923 donde empieza su producción literaria.

Siendo su novela más conocida “El Tesoro de Sierra Madre” por haber sido lleva al cine con gran éxito por John Ford y protagonizada por Humphrey Bogart, Traven tuvo una prolífica producción literaria entre la que destaca su novela “La Nave de los Muertos” recientemente publicada en España por la Editorial Acantilado.

“La Nave de los Muertos” de B. Traven es la segunda novela del autor, escrita en 1926 y ambientada tras los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial. Narra las aventuras de Gerard Gales, un marinero norteamericano que abandonado en Amberes sin dinero ni documentación por el buque en el que servía se ve enfrentado sin éxito a toda la burocracia administrativa para intentar que le reconozcan una nacionalidad y le provean de la documentación necesaria para poder enrolarse en otro buque que le lleve a Nueva Orleans. Sin dinero, sin documentación y constantemente expulsado de los países en los que se encuentra por carecer de identificación, Gales se ve obligado a embarcarse en el “Yorikee” un buque más propio para el desguace que para surcar los mares.

Sirviendo el protagonista, Gerald Gales, como hilo argumental de la novela ésta se convierte en una acerada y directa crítica al mundo surgido tras la Gran Guerra con especial dedicación al capitalismo con sus condiciones laborales abusivas y al nacionalismo, reflejando el sentir de millones de seres humanos que, en virtud de los tratados de paz de 1919, se vieron desposeídos de toda nacionalidad y de todo derecho, convirtiéndose esta novela en una obra de plena actualidad al repetirse la misma situación setenta años después con la desintegración de la URSS.

A mayor redundancia, el propio título de esta novela de Traven “La Nave de los Muertos, hace referencia a una práctica fraudulenta muy utilizada en las dos primeras décadas del Siglo XX por no pocos navieros y consistente en mantener en servicio buques tan antiguos y tan decrépitos, que no tenían valor económico alguno, con la esperanza de que les ocurriera alguna desgracia en alta mar y así poder cobrar una suculenta indemnización por parte de las compañías aseguradoras. Dicha práctica fue la fortuna de no pocos banqueros cuyas familias hoy pasan por muy honorables y mecenas de las artes.

“La Nave de los Muertos” de Bruno Traven, no solo es una novela interesante y entretenida que mantiene al lector atento a sus páginas sino que además le hace reflexionar sobre unas prácticas económicas y sociales que poco o nada han evolucionado en los últimos ochenta años convirtiéndose en el prototipo de lo que será toda la producción literaria posterior de su autor en la que hay títulos, aún no publicados en España, tan significativos como “El General (Tierra y Libertad)” o “El Gobierno”. En definitiva, “La Nave de los Muertos” es otra obra literaria contemporánea que merece la pena leerse y analizarse tanto por su contenido como por el estilo literario utilizado por su autor. No en vano, cuando un periodista pregunto a Albert Einstein qué libro se llevaría a una isla desierta, éste le contesto: “Cualquiera, siempre y cuando sea de Bruno Traven”.

martes, 21 de septiembre de 2010

SAKORZY Y EL VIAJE DE LOS MALDITOS

La reciente decisión adoptada por el gobierno francés de proceder a eliminar los asentamientos que los gitanos procedentes de Rumania han constituido en distintos puntos de Francia ha levantado una falsa polémica de calculada indignación entre los líderes europeos que en realidad pretende mantener el tupido velo que encubre la falsedad de los principios sobre los que la Unión Europea afirma asentarse y que Sakorzy ha tenido la imprudencia de levantar.


Si bien es cierto que el medio empleado por el gobierno francés para proceder a la deportación no coincide con la intimación a marcharse sino que más bien se trata de una “compra de voluntades” ya que los afectados aceptan voluntariamente regresar a Rumania o a Bulgaria a cambio de una cantidad de dinero y de un pasaje de avión; no es menos cierto que la comparación con las prácticas iniciales de la persecución a los judíos en la Alemania Nazi, realizada por la Vicepresidenta de la Comisión Europea, Vivienne Reding; es factible e inevitable en todos sus aspectos, porque tal y como consta en el documento NG-2586 presentado en el proceso de Nuremberg y que recoge un memorándum realizado el 21 de Agosto de 1941 por Martín Luther, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reich y participante en la Reunión de Wansee en la que se acordó la Solución Final: “El principio de la política alemana referente al tema judío, después de la toma del poder, consistió en fomentar la emigración judía por todos los medios”. Por si fuera poco, el paralelismo surge incluso en el campo de las declaraciones verbales porque, no nos engañemos, lo manifestado por el Jefe del Estado Francés, Nicolás Sakorzy, de que “estaremos encantados si Luxemburgo se queda con algunos de los gitanos" son similares a aquellas palabras atribuidas a Hitler en las que afirmó que “Quién quiera a los judíos que se los lleve a su país”.


Por último y aquí otro punto de comparación, todo este asunto parece hacernos retrotraer a Mayo de 1939 para recordar aquella maniobra propagandística del III Reich que, teniendo por objeto demostrar que nadie quería a los judíos, consistió en fletar un barco con 937 pasajeros judíos para llevarlos a Cuba donde se les dijo que serían acogidos. Una vez en La Habana, el gobierno cubano se negó a admitirlos empezando para el buque y para los pasajeros una verdadera odisea que les llevó a diversos puertos (Miami, Puerto Rico…) donde les era igualmente denegado el desembarco. Esta historia dio lugar a una excelente película de Stuart Rosenberg titulada “El viaje de los Malditos” (1976), pero para las potencias internacionales que asistieron como meras espectadoras a tan dramático espectáculo quedó denominado en sus anales como “El viaje de la Vergüenza”.


En cualquier caso, lo que está ocurriendo en Francia con los gitanos, no es una cuestión de legalidad sino de moralidad. No cabe duda de que la medida adoptada por el gobierno francés se encuentra amparada por la legislación francesa, pero tampoco cabe duda de que la misma resulta inmoral porque detrás de ella se encuentra el rechazo y la no aceptación de un género de vida, el del pueblo gitano, que se caracteriza por el nomadismo y la fuerte cohesión étnica de sus miembros queriéndose presentar al mismo como el responsable de los elevados índices de delincuencia. Así pues, la indignación y la vehemencia del gobierno galo desatada contra Vicepresidenta de la Comisión Europea no deja de ser una pose digna del gallo que les representa porque si bien es cierto que, tal y como ha manifestado Pierre Lelouche, Secretario de Estado de Asuntos Europeos del Gobierno Francés; “Roissy (uno de los aeropuertos de Paris) no es Drancy" es preciso que todo el mundo tenga muy claro que sin la inmoralidad de “El viaje de la Vergüenza” no habría existido el crimen de “La Redada del Velódromo de Invierno”.


Lejos la casta política europea de defender unos principios, es a los europeos a quienes toca hacer un ejercicio de reflexión. La polémica abierta por Francia y que ahora se tratará de apaciguar lo más pronto y con el menor ruido posible debe hacernos plantear la siguiente pregunta: ¿Se ha cometido un error imperdonable al ampliar la Unión Europea a determinados estados del Este europeo que no solo planteaban graves problemas de cohesión interna sino en los que también existían importantes deficiencias en materia de Derechos Humanos?.


Todo indica que no se ha cometido error o falta de previsión alguna pues no es creíble que los estados occidentales, tras décadas de “Guerra Fría” en las que se desembolsaron grandes sumas económicas para dotar a las diversas agencias de inteligencia dedicadas a saber todo lo que ocurría tras el “Telón de Acero”, ignoraran cual era la situación de la minoría gitana en Rumania, Hungría y Checoslovaquia donde existía una legislación claramente discriminatoria con los gitanos y donde, como en el caso actual de Hungría, existen ghettos para gitanos. Asimismo tampoco es posible que se desconociera por parte de los gobiernos occidentales la existencia, desde la desintegración de la URSS, de los llamados “Pasaporte Grises” (residentes, generalmente rusos, sin nacionalidad y por tanto sin derecho al voto ni a cualquier otro derecho fundamental) en los Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y que abarcan del veinticinco al cuarenta por ciento de la población total de dichos países.


Así pues, solo se puede deducir que la integración en la Unión Europea, a pesar de que se ha querido presentar y justificar ante los europeos de a pie como un espacio garantizador de la libertad, del progreso para los ciudadanos y de los Derechos Humanos no es más que una unión puramente económica con una política pura y exclusivamente orientada a satisfacer intereses comerciales quedando todo supeditado, incluso la moralidad y la justicia, al beneficio económico.


martes, 14 de septiembre de 2010

REFORMA LABORAL Y HUELGA GENERAL

La grave crisis económica que padecemos ha hecho que el gobierno socialista tome unas medidas que, no siendo ni las únicas ni las mejores que podían adoptarse, hacen recaer exclusivamente sobre las espaldas de los trabajadores las consecuencias de la misma.


Como ya dijimos en su momento, una crisis económica no es más que una manifestación de darwinismo que significa un reajuste en la economía y en los mercados eliminando a las empresas que, por una falta de adaptación a las circunstancias, dejan de ser competitivas; por lo que no es justo hacer recaer en los trabajadores, marginados no solo de la participación en los beneficios durante los tiempos de bonanza económica sino también de toda participación en la estructuración y planificación del modelo productivo, la responsabilidad de salvar la situación.


La actual reforma laboral decretada por el gobierno y que es la segunda impuesta a los trabajadores por un gobierno socialista (la primera fue en el año 1988) solo es un paso más para el progresivo y, desde la perspectiva de la globalización capitalista, imprescindible desmantelamiento del estado social del bienestar. En este sentido es de indicar que todas las reformas laborales puestas en marcha hasta ahora han significado un retroceso en los derechos de los trabajadores que, a pesar de las protestas iniciales, se han ido consolidando al tiempo que han terminado por ser aceptadas por los mismos representantes de los trabajadores.


La reforma laboral aprobada por el Congreso de los Diputados el día 10 de Septiembre del 2010 unida a las medidas económicas urgentes adoptadas en Mayo pasado (que significaban la reducción del cinco por ciento en los sueldos de los funcionarios, la subida del IVA y la congelación de las pensiones) y a los comentarios sobre la “necesaria” reforma de las pensiones muestran una clara tendencia hacia el modelo social que en un futuro no muy lejano se pretende implantar para hacer competitiva a la economía europea en general y a la española en particular en un mundo globalizado y que terminará por eliminar prácticamente todos los derechos sociales que hasta hace poco se proclamaban como universales acercándonos al modelo socio-laboral asiático. La gran cuestión de la economía occidental, la gran pregunta económica que ronda en el aire y que ningún dirigente político se atreve a formular en alto, es ¿Cómo puede competir una economía que presenta costes sociales aunque sean mínimos (la occidental) con una economía que no tiene coste social alguno (la asiática en general y la china en particular)? La respuesta a dicha pregunta es sencilla: eliminando esos costes sociales.


Hoy por hoy ni los trabajadores españoles ni los europeos aceptarían sumisamente la eliminación inmediata y de un plumazo de derechos sociales significativos cuanto más la desaparición de todo derecho social. Así pues, el método adoptado por la clase dirigente occidental, dentro del cual se encuadrarían tanto la actual reforma laboral como las anteriores y las futuras, no solo consiste en ir reduciendo poco a poco los derechos de los trabajadores, -porque la experiencia de las últimas décadas les ha demostrado que toda medida restrictiva de derechos puede ser contestada en caliente pero, con el transcurso del tiempo, la contestación se diluye para terminar desapareciendo con un nuevo ciclo expansivo de la economía-; sino también en hacer que las generaciones venideras se vayan olvidando, mediante la aplicación de técnicas de ingeniería social, de los ciento cincuenta años de lucha del Movimiento Obrero cuyos logros serán totalmente liquidados con la culminación del proceso globalizador.


Evidentemente contra la Reforma Laboral, la cual constituye un apunte imperfecto pero premonitorio de lo que ha de venir, es imprescindible movilizarse y, siendo muy dudoso que consiga la retirada de la misma y no sea más que una muestra de autojustificación existencial de unos sindicatos institucionalizados y pequeño burgueses, APOYAR LA HUELGA GENERAL convocada para el día 29 de Septiembre del 2010, pero teniendo muy claro que las verdaderas reivindicaciones sociales comenzarán el día después de la misma con la reorganización de un movimiento obrero verdaderamente reivindicativo y que, alejado de la figura del pequeño Oliver Twist a la que nos tienen acostumbrados los actuales sindicatos, no suplique con la gorra en la mano “por favor, señor, me gustaría un poco más” ni claudique jamás ante el poder político o económico.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

“EL APOYO MUTUO” de Piotr Kropotkin

El príncipe Piotr Kropotkin es más conocido por su faceta política a causa de su proselitismo anarquista plasmado en obras como “La Conquista del Pan” o “Memorias de un Revolucionario” que por su faceta científica de explorador y biólogo.


Sin desatender su militancia anarquista y dentro de su menos conocida faceta científica, Kropotkin publicó entre 1890 y 1896 una serie de artículos en la revista británica “The Nineteenth Century” que fueron reunidos y publicados en un solo volumen en 1902 bajo el título de “El Apoyo Mutuo”.


“El Apoyo Mutuo” constituye un ensayo con el que se pretende refutar científicamente las teorías propias del darwinismo social defendido por Thomas H. Huxley en su obra “La Lucha Por la Existencia” y para ello Kropotkin se basa en su experiencia personal adquirida en diversas expediciones científicas a Siberia para ilustrar el fenómeno de la cooperación y, tras enumerar ejemplos de ayuda mutua en comunidades de animales, sociedades "salvajes", sociedades "bárbaras", en las ciudades medievales y en el mundo moderno, llega a la conclusión de que la cooperación y la ayuda mutua son el factor esencial y decisivo en la evolución de todas las especies.


En “El Apoyo Mutuo”, Kropotkin no solo desmonta el darwinismo social que constituye y fundamenta el capitalismo liberal sino que defiende de una forma apasionada la propiedad comunal y el carácter fraternal del hombre recurriendo a mensajes claramente evangélicos que en su momento le hicieron ganar el sobrenombre de “El Apóstol de la Humanidad”.


No obstante, en toda la obra, prevalece la militancia anarquista de su autor sobre el rigor científico y si bien ataca la existencia del estado como un escollo en la evolución humana que sirve de instrumento de dominio de unos pocos, no niega el hecho de que originariamente los hombres se reunieron bajo comunes instituciones de ayuda mutua y colaboración no solo para enfrentarse a una naturaleza hostil sino también a otros colectivos humanos con lo que cae en la contradicción propia de los anarquistas de afirmar que los estados ocasionan los enfrentamientos entre los seres humanos cuando el propio Kropotkin viene a reconocer que tales enfrentamientos se daban también en distintas sociedades primitivas donde aún no se había creado un estado siendo las instituciones de apoyo mutuo más bien instrumentos para resolver disputas internas entre los miembros de una tribu que instituciones de utilidad universal.


Curiosamente en “El Apoyo Mutuo”, Piotr Kropotkin hace una fundamentada defensa de las sociedades articuladas mediante toda clase de instituciones de cooperación frente a los estados fiscalizadores y progresivamente absorbentes de todas las libertades lo que en puridad doctrinal le hace coincidir con “el principio de subsidiariedad” defendido coetáneamente por la incipiente Doctrina Social de la Iglesia Católica, por los social-cristianos y por todos los movimientos legitimistas europeos.


“El Apoyo Mutuo” de Piotr Kropotkin constituye una obra de lectura obligada para comprender el origen de las sociedades y como las teorías darwinistas han dado lugar a la idea de competencia y depredación como forma natural de existencia y fundamento último de las relaciones humanas individual y colectivamente consideradas.


Este libro fundamental es difícil de encontrar en librerías aunque nos consta que la librería libertaria de Madrid, “La Malatesta”, lo distribuye en una edición Iberoamericana a un precio militante así como que también se puede descargar directamente de la red en formato pdf acudiendo a la dirección http://bivir.uacj.mx/libroselectronicoslibres/Autores/PedroKropotkin/Kropotkin,%20Pedro%20-%20El%20apoyo%20mutuo.pdf


miércoles, 1 de septiembre de 2010

LA CARTA QUE “EL MUNDO” NO PUBLICÓ

El pasado día 14 de Agosto el diario “El Mundo” publicó en su crónica de sociedad un artículo sensacionalista y poco ajustado a la verdad sobre S.M. Don Carlos Hugo de Borbón Parma, tristemente fallecido pocos días después como todo el mundo sabe ya.

Frente a dicho artículo, se envió por parte de uno de los redactores de “El Chouan Ibérico” una carta a la sección de “Cartas al Director” objetando a dicho artículo que, como ya preveía el propio autor no fue publicada por el precitado diario por lo que pasamos a reproducirla a continuación tras haber dado al diario dirigido por don Pedro J. Ramírez un tiempo prudencial para su publicación. La carta mencionada es la siguiente:


“Sr. Director:

Con el convencimiento de que no serán publicadas escribo estas líneas para hacer varias objeciones al artículo titulado “El fin del Carlismo. Carlos Hugo de Borbón. Los muchos escándalos del rival de Juan Carlos” escrito por doña Consuelo Font y publicado en la Sección “La Otra Crónica” del diario que usted dirige el día 14 de Agosto del 2010.

La publicación, el 2 de Agosto pasado, de un mensaje de S.M. Don Carlos Hugo de Borbón-Parma dirigido a los Carlistas en el que hace referencia a su estado de salud sirve de oportuna excusa a la autora del precitado artículo para escribir un frívolo “semblante” en el que la enorme figura política de Don Carlos Hugo queda reducida a simples bulos, anécdotas y cotilleos.

Así, doña Consuelo Font habla del matrimonio de don Carlos con dona Irene de Holanda, de la carencia de la nacionalidad española de la familia Borbón Parma (ignorando el hecho de que, desde Felipe V, los miembros de Casa Ducal de Parma han sido siempre Infantes de España), de unas relaciones “oscilantes” con Franco y de un enfrentamiento familiar pasando por alto que el mismo surge de puras divergencias políticas sobre las que no profundiza.

Por el contrario nada se dice en el artículo de la enorme tarea política realizada por Don Carlos Hugo tendente no solo a renovar las bases ideológicas del Partido Carlista sino también a la propia institución monárquica, de su compromiso sincero con las libertades de los españoles y de los pueblos de Las Españas que le llevaron a enfrentarse con el general Franco y con todo el “establishment” del régimen franquista y de su permanente preocupación por buscar solución a los problemas de la pobreza, injusticia y desigualdades que afectan al mundo globalizado de hoy.

Aun con todo lo anteriormente expuesto es de indicar que posiblemente la mayor grandeza de S.M. Don Carlos Hugo de Borbón Parma, y que la autora del artículo parece haber querido escamotearle, se encuentra en el hecho de que pudiendo haber llevado la vida próspera, cómoda y libre de complicaciones propia de un joven de la alta sociedad de los años sesenta del pasado siglo renunció a ella poniendo “vida y hacienda” al servicio de unos ideales y de unas obligaciones dinásticas que le han convertido en ejemplo de generoso sacrificio personal.


No obstante entiendo que para doña Consuelo Font es más fácil atraer a los lectores escribiendo sobre presuntos escándalos como el asunto del bikini que S.M. Doña Irene de Holanda lució en una playa durante su luna de miel y que solo podía y puede escandalizar a unas mentalidades embutidas en pololos azul mahón que haber escrito un semblante profundo y documentado sobre una persona que ya forma parte de la historia reciente de España”.”