MENSAJE AL PUEBLO CARLISTA
Como mi padre, seré fiel a nuestras tradiciones, en primer lugar a nuestra tradición religiosa y, continuando su fidelidad innovadora, junto a los que deseen seguir este camino, dentro y fuera del vasto panorama del carlismo, elaborar entre todos un programa de futuro. No en balde se sacrificaron tantos carlistas, no en balde mi padre vivió y luchó hasta el final de su vida al servicio de estos ideales.
Los tiempos son hoy distintos, el panorama político y su problemática distintos. No por esto ha terminado nuestra misión: perseverar en el camino y en la lucha por la justicia y la libertad.
Una misión que se despliega frente a un mundo donde los países y hasta los continentes están interconectados. Por esto, nuestra mirada ha de abarcar a la vez nuestras Españas y este mundo interconectado que camina hacia una convergencia cada vez mayor. No pienso con este mensaje exponer un plan de actuación. Este plan, este camino, lo iremos haciendo “al andar”.
Sí quiero subrayar que para nuestro presente inmediato la grave crisis moral, política y económica por la que atraviesa el mundo nos obliga a explorar más a fondo, con más rigor y exigencia nuestra propuesta de gestión desde la base de la sociedad, desde la base de nuestras Españas, para que la renta producida sirva al desarrollo progresivo de los ciudadanos, y no al enriquecimiento de determinados entes o individuos, o vaya a engrosar burbujas evanescentes que, al final, a todos arruinan.
Desde siempre, inspirados por el principio de subsidiaridad, le hemos dado una expresión más acorde con los tiempos modernos; se trata de resolver a cada nivel, local, regional, nacional y, hoy en día, supranacional, los problemas por los actores sociales y que estos se impliquen responsablemente y con capacidad inventiva en esta resolución, teniendo siempre a la vista el bien colectivo. Es lo que hemos llamado nuestra autogestión. Así podemos obviar la irresponsabilidad y también la polarización agresiva que conforma cada vez más el diálogo político cuando, al contrario, debería ser abierto y constructivo.
También nuestras raíces de cultura cristiana y humanista, donde han dejado huella otras espiritualidades, nos instan a luchar contra el terrible déficit ético que aqueja hoy en día una sociedad como la nuestra con larga tradición de sacrificios y altura moral. La adoración del becerro de oro no sólo envilece, también hace opaca la visión de un mundo donde la pobreza sigue haciendo estragos y no sólo la pobreza, también la falta de democracia y libertad y el olvido de los derechos humanos y de los derechos de los Pueblos, que van unidos, concretamente como lo revelan las revueltas de la ribera sur del Mediterráneo. Podemos ser eficazmente solidarios y debemos preocuparnos por ellos.
Creo que desde nuestra secular identidad, original, comprometida y con la legitimidad democrática que nos otorga nuestra decidida participación en la transición democrática y nuestra marcha hacia una España plural, podemos ser actores históricos de un cambio de sistema económico, político, administrativo, de gestión ecológica de la sociedad, siendo líderes de opinión en el campo público, intelectual y político, que es lo que se necesita hoy en día. Tenemos por delante una cautivadora tarea, y por ello, fiel a mi compromiso histórico y llevado por el amor que tengo a las Españas, haciendo una llamada especial a la juventud, me comprometo al asumir la herencia dinástica del Carlismo y del Ducado de Parma, a entregarme a ello junto con mi esposa, mi hermano Jaime, mis hermanas Margarita y Carolina, y mis tías María Teresa, Cecilia y María de las Nieves.
Dado en París el ocho de abril del año dos mil once.
Carlos Javier
Gracias por la visita, soy nueva en la red, poco a poco voy visitando distintos blogs, el tuyo me parece muy pero que muy interesante. Abrazo.
ResponderEliminarEn exégesis:
ResponderEliminarDon Carlos Javier asume los derechos dinásticos que, teniendo su origen en Carlos V, el transcurso del tiempo ha hecho recaer en él. Estos derechos, es claro y manifiesto, no son otros que los derechos legítimos que le asisten a la Corona de Las Españas.
Reconoce que existe una crisis política y económica, pero además también reconoce que existe una crisis moral. Estas tres crisis afectan a Las Españas y al mundo entero siendo causa y efecto de las mismas la “adoración al becerro de oro” y el hecho probado y notorio de que las rentas producidas no reviertan en el común de los ciudadanos. Asimismo critica la economía especulativa al referirse a “burbujas evanescentes”.
Critica el bipartidismo y la falta de diálogo constructivo entre las fuerzas políticas al referirse al “la irresponsabilidad y polarización agresiva”.
Frente a esto aboga por un cambio de sistema económico, político y administrativo por lo que a “sensu contrario” viene a decir que el sistema existente no es ni justo ni válido.
Apela, igualmente a nuestras tradiciones y raíces espirituales cristianas para solventar la crisis moral y material que nos afecta y, finalmente, nos apela a todos para que trabajemos para que el Carlismo, los Carlistas y el Partido Carlista, lidere la opinión española que genere los cambios.
Por lo tanto, de todo el mensaje del Augusto Señor (tratamiento regio solo apropiado para referirse a los Reyes) don Carlos Javier de Borbón Parma, se ve claramente su compromiso con el Carlismo, con las Españas y con el fomento de los cambios políticos y sociales que son necesarios para construir un mundo mejor y más justo.
Así pues, solo cabe rubricar lo dicho con: ¡¡¡Viva don Carlos Javier de Borbón Parma!!! ¡¡¡Viva Carlos VIII!!!
Un Carlista
Reconocido por algunos sectores como pretendiente carlista al trono español. Bien, que prevalesca la tradicón, si bien no soy ciudadano español apoyo a la realeza de nuestra madre patria. Me gusto la comparación del becerro de oro, que tantas veses se puede ver ante el disconforme del pueblo y sus lineas tambien demuestra la innegable lealtad y esperanza. Francamente se me hace dificil opinar ya que mucho no he contemplado el carlismo, y no estoy en contra, pero al pueblo español le deseo lo mejor y si la linea carlista es para bien, en hora buena, entonses que Dios bendiga a este hombre, este es mi humilde opinión, se que españa esta en crisis, que jamas me imagine que un pais de primer mundo, un pais rico en cultura y en historia este pasando el flagelo de la crisis de estos tiempos... como usted Chouan me enseño, salud y amistad!
ResponderEliminarque por dinástica y recuperación de los aupsburgos tenga este señor derecho al trono me parece bien,pero no creo yo que en una sociedad que quiere considerarse avanzada y con un futuro probable de secesiones de varios territorios(Catalunya y Euskadi)esté dispuesta a plantearse un cambio de rey...España volverá a ser hispania pero sin tarraco.
ResponderEliminarEstimado Vingilot, en primer lugar te dire que el Derecho de Don Carlos Javier nace de una Ley que es la Ley de Sucesión a la Corona que, si esto es una monarquía, no se puede obviar, aunque cada vez más en nuestro país vamos a una aplicación relativa del Derecho que al final nos resultará nefasta a todos por la pérdida de libertades que significa.
ResponderEliminarEn segundo lugar hablas de "Sociedades Avanzadas" y yo te pregunto, ¿Consideras una sociedad avanzada la República Francesa o a los Estados Unidos?. Realmente Don Carlos Javier, con independencia de sus derechos al trono, significa, al igual que su padre don Carlos Hugo, un modelo distinto de magistratura que de verdad evite los abusos de la nueva aristocracia del dinero.
No obstante, tanto don Carlos Javier, como los carlistas aceptaríamos un régimen republicano que sirviera al bien de los ciudadanos, pero si ha de existir una monarquía esa no puede ser otra que la representada por la persona de Don Carlos Javier por ser la que está amparada por el Derecho de Sucesión a la Corona y por ser la más comprometida con el servicio a los ciudadanos como garantía frente a los abusos de los poderosos
Salud y Amistad.