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miércoles, 17 de agosto de 2011

LOS NEOCON



Del otro lado del Atlántico Norte, con todo el genuino sabor de América y con una denominación que recuerda el título de una película de extraterrestres han llegado a nuestro país, con la intención de quedarse y de triunfar, los “neocon”, acrónimo surgido de la unión abreviada de las palabras “nuevo” (neo) y “conservador” (con). Los “neocon” españoles resultan ser un creciente y pujante grupo dentro del Partido Popular que cuenta con el apoyo del grupo mediático “intereconomía”; ahora bien ¿qué son y qué pretenden los “neocon”?.

Aunque aspiran ser una ideología y muchos de ellos tienen elevadas pretensiones intelectuales a los “neocon” no se les puede considerar realmente como portadores o elaboradores de un ideario pues es fundamental en todo sistema ideológico, cualquiera que éste sea, que no exista contradicción entre las ideas que lo integran o entre las ideas y su realización práctica contradicciones éstas que, de una forma oculta, se dan entre los “neocon”. El “neoconservadurismo” nace en los Estados Unidos de América a finales del Siglo XX y aparece como una manifestación presentable del viejo jingoísmo norteamericano expresado en el trilema “White, Anglo-Saxon and Protestant” (Blanco, Anglosajón y Protestante) en cuyo centro ideológico prima el interés por la economía defendiendo ferozmente el liberalismo económico al mismo tiempo que pretenden defender ciertos valores morales y determinadas instituciones sociales como la familia, la propiedad, la nación, etc… Evidentemente en España, un país carente de cualquier tradición protestante, el trilema “neocon” se reconvierte en “Occidental, Demócrata y Católico”.

Es precisamente en la defensa a ultranza del liberalismo económico y de valores morales considerados tradicionales como el catolicismo donde los “neocon” incurren en grave e insalvable contradicción, pues es imposible defender la expansión de una forma económica que favorece la explotación del hombre por el hombre y la sobreexplotación de los recursos naturales al mismo tiempo que se dice defender los valores plasmados en el Evangelio. No obstante esta contradicción puede no ser tal y sí una táctica de dominio si consideramos que el neoconservadurismo puesto en práctica ha consistido siempre en fomentar la plena libertad económica liberando a los mercados de todo principio ético y/o moral al mismo tiempo que manipulaba y sometía a todas las instituciones sociales y a todos los valores morales tradicionales a su verdadero y único interés que es la economía.

De este modo, podemos observar en los medios “neocon” españoles (Grupo Intereconomía) que cuando se habla de la “nación española” y de su unidad política en realidad se habla de una “marca” que se vende o no y de una unidad que solo existe e interesa en cuanto “unidad de mercado”. Asimismo, la religión católica solo queda justificada para ellos en cuanto puede ayudar a mantener la “paz social”, es decir; en cuanto “opio del pueblo” ignorando el mensaje social y liberador del Evangelio y atacando cualquier manifestación en el seno de la Iglesia Católica contraria al libre mercado o favorable a cualquier forma más justa y apropiada de representación política.

Es fundamental en el discurso “neocon” afirmar constantemente que la intervención del estado debe ser mínima en todos los campos dando mayor relevancia y protagonismo a la sociedad civil. No obstante cuando los neoconservadores dicen tal cosa no pretenden construir un estado de abajo a arriba donde los ciudadanos puedan actuar en la vida pública a través de diversos cuerpos intermedios y según el principio de subsidiariedad, sino que todo ello les sirve para justificar una progresiva privatización de los servicios públicos que según su criterio funcionarían mejor siendo gestionados de forma privada y atendiendo a criterios de mercado, ¡¡¡Como sí la atención sanitaria pudiera ser alguna vez una actividad económicamente rentable!!!.

En definitiva, los “neocon” o nuevos conservadores no son más que los viejos demagogos e hipócritas de siempre que, bajo la apariencia de severos puritanos disertadores de falsa moralina, no tienen más finalidad que implantar el liberalismo económico a nivel mundial, ni más religión que la integrada por las “leyes del mercado” ni más divinidad que la pura economía a cuyos pies han caído rendidos en muestra de pleitesía y adoración.


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