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Con motivo de la última crisis político-militar con Irak y la postura (o tal vez solo pose) contraria a una guerra sin condiciones previas de algunas potencias europeas como Francia y Alemania, numerosas plumas y plumillas subvencionadas, dignísima encarnación de esa “intelectualidad de alquiler” que prolifera en los periódicos y programas televisivos de Occidente; han emergido desde la más profunda sima de los reptiles para ganarse el sueldo y, poniendo el grito en las ondas y el borrón sobre el papel, cuestionar el antibelicismo popular y la posición de tales potencias sacando a pasear fantasmagorías del pasado y la amarillenta factura de lo que Europa debe a los Estados Unidos de América.
Tal factura, que estos sucedáneos de inteligencia pretenden impagable, comprendería en el haber del “Amigo Americano” importantísimos conceptos siendo los más importantes de ellos, cuando no los únicos, la liberación de Europa del yugo hitleriano y, haciendo concesiones a los anticomunistas trasnochados, la defensa de la Europa Libre frente al avance comunista durante la denominada “guerra fría”. Desde luego ignoran tales contables ocasionales el precio que Europa ha venido pagando por tales supuestos servicios, no ya desde 1945, sino desde 1917 año en que Estados Unidos decidió intervenir en las cuestiones europeas perentoriamente reclamado por la defensa de los intereses de Su Británica y Graciosa Sucursal Europea. Ahora bien, ignoran estos nefastos economistas domésticos diversos aspectos de tales cuentas que las hacen de pago no exigible aparte de que ha habido numerosos pagos descontables.
En primer lugar, no se puede blandir, el desembarco en Normandía, la liberación de Francia y la rendición alemana de Reims para que los europeos nos inclinemos ante Estados Unidos dándoles apoyo en todas las aventuras imperiales que vienen emprendiendo especialmente en los últimos diez años y ello porque, como siempre les pasa a esos colonos de revolver al cinto, gatillo engrasado, y cerebro reblandecido por la Treponema, el problema que solucionaron o pretendieron solucionar en las horcas levantadas en Nuremberg fue un problema que ellos mismos crearon, organizaron y financiaron. No se puede negar, y hacerlo es de ignorantes, que originariamente, el movimiento hitleriano, fue financiado por el empresario e industrial norteamericano Henry Ford con la intención de que sus unidades de asalto (las S.A) al mando del general alemán Ludendorff y con el apoyo del grupo de rusos blancos dirigido por Víctor Savinkhov invadieran la Unión Soviética a mediados de los años veinte del pasado siglo. Por tales servicios financieros, o tal vez por la aportación que al ideario nazi supuso la obra de Ford “El judío internacional”, este curiosísimo personaje, fiel heredero del aventurero David Crockett y del filibustero Walker, fue condecorado con la “Orden del Águila” máxima recompensa del III Reich para extranjeros (1).
En segundo lugar, y por los mismos motivos aducidos anteriormente tampoco se puede pretender que Europa pague al Tío Sam porque éste impidiera la expansión de la Unión Soviética hasta Finisterre. Al fin y al cabo, en 1918, cuando la situación militar y social con la que se enfrentaban los bolcheviques indicaba que acabarían siendo derrotados, los Estados Unidos, nuevamente en unión con su Real Sucursal Británica, decidieron abandonar a su suerte a los ejércitos blancos retirando sus fuerzas militares de las posiciones que tenían ocupadas en Crimea y Arcángel. Posteriormente cuando, a mediados de los años veinte del siglo anterior, la situación económica soviética era tan desastrosa que toda la URSS sufría terribles hambrunas, los Estados Unidos acudieron en su ayuda colaborando en la Nueva Política Económica (NEP) impulsada por Stalin e instalando fábricas de automoción y tractores en territorio soviético (por cierto, que en esta tarea encontramos de nuevo al industrial Henry Ford aunque esta vez no tuvo la suerte de ser recompensado con la “Orden de la Bandera Roja”). Y por último hay que recordar, que si media Europa cayó a partir de 1945 bajo la influencia soviética y la “maldad comunista” (si es que el comunismo es malo, cosa que el que suscribe ignora, porque en estos tiempos de confusión provocada cada vez le resulta más difícil distinguir entre lo bueno y lo malo), fue porque los norteamericanos siempre en comunión con los británicos acordaron en Yalta y Postdam entregar la mitad de Europa a Stalin además de unos trescientos mil cosacos de “regalo” para que generosamente fueran masacrados en los gulags soviéticos.
Estas son las supuestas “cuentas a pagar” por Europa a Estados Unidos según los modernos voceros de las “gacetillas de Hearts” (el mismo que era capaz de organizar una guerra a partir de una foto), no obstante estos chicos de los recados, entre los cuales también se encuentran no pocos políticos con complejos, ocultan o ignoran lo que el Viejo Continente ha pagado a los Norteamericanos o lo que éstos han sacado de él en los últimos cien años. Así deberían mencionar el expolio sufrido por Europa en su ciencia y tecnología a la que los norteamericanos deben agradecer en gran parte el desarrollo de su industria naval y la totalidad de sus programas nucleares (tanto civiles como militares) y de sus programas aero-espaciales. Igualmente deberían recordar el saqueo cultural al que gran número de potencias europeas fueron sometidas al termino de la última contienda mundial por los “liberadores transatlánticos” y la imposición a los estados europeos de una política descolonizadora espasmódica y convulsiva que condenó a casi todos los pueblos del Hemisferio Sur al hambre y a la perpetua desestabilización política, todo ello sin entrar en consideraciones más profundas sobre los bombardeos selectivos sobre zonas industriales europeas, concretamente francesas, con la única finalidad de mermar la capacidad productiva del continente, la inclusión en tratados internacionales como en el de Versalles de 1919 de cláusulas de transmisión y adjudicación de patentes y la reinstauración del poder oculto de la Mafia y de la Camorra en el Sur de Italia con la consiguiente expansión del crimen organizado por toda Europa (2).
(1) Aunque la gran biografía sobre este curioso personaje esta aun por escribir, se puede saber más de la actuación de Henry Ford y sus vinculaciones con el incipiente movimiento nazi y la oposición rusa al comunismo, consultando las obras de Bruce H. Lockhar, no publicadas aun en castellano, tituladas “A British Agent Memory” y “Reilly, ases of Spies”. La primera se puede encontrar en internet en idioma inglés.
(2) La historia de las relaciones entra la mafia y el estado norteamericano es de sobra conocida y queda totalmente reflejada en la obra de Curcio Malaparte “La Piel” en la que además de reflejar como el ejército norteamericano llevaba “oficiales de enlace” pertenecientes a la Cosa Nostra y los imponía como alcaldes en los ayuntamientos “liberados” de Sicilia en sustitución de los alcaldes fascistas, se narra el saqueo de obras de arte italianas por parte del ejército norteamericano.
Bien documentado. Esta es la excusa eterna que pregona EEUU. Cada vez que he discutido en un foro sobre la presión norteamericana,algún almuno de estas lecciones soltaba la excusa deque "gracias a los EEUU no hablamos alemán",lo cuales una bobada. Es un chantaje falso,perun chantaje.Veto perpétuo en la ONU por "vencedor".
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario.
ResponderEliminar¿Que gracias a los USA no hablamos aleman?... Me temo que es un idioma emergente en Europa desde la caída del muro de Berlín... El aleman se habla además de en Alemania y en Austria en Eslovenia, República Checa y Croacía... y eso que allí ya no quedan minorías alemanas.
En fin entre tonterías y mitos... así nos va.
Salud y Amistad
Tal vez debeíamos preguntarnos por qué siguen influyendo en políticas y deveniris de otros países... Quizás, la respuesta esté en puras transacciones económicas de unos pocos... Lamentable!!!!
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