España
no solo padece una crisis económica sino también una crisis política y una
crisis moral. Dentro de estas dos últimas hay que situar la escasa o nula
confianza que los ciudadanos tienen en una casta política que, siendo causa,
afirma ahora ser el remedio al empobrecimiento de los españoles.
Por otro lado, habiendo quien dijo
que “la crisis era un gran momento para hacer buenos negocios” es de entender
que cualquier crisis sirve para que alguien saque beneficio, máxime cuando las
palabras pronunciadas por la hija de un conocido financiero cantabro no son más
que la versión culta, educada y fina de la expresión de “A río revuelto,
ganancia de pescadores” recogida desde hace siglos en el refranero popular
Dentro de ese “pescar en río
revuelto” del refranero es como hay que entender las actitudes mantenidas desde
hace varias semanas por los señores Sánchez Gordillo y Mario Conde quienes parecen ofrecerse al
pueblo español como alternativa a todo lo existente y solución a todos los
problemas.
Juan Manuel Sánchez Gordillo,
dirigente del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), Alcalde de Marinaleda
(Sevilla) y diputado autonómico en la Asamblea de Andalucía por Izquierda
Unida, ha ocupado la primera plana de las noticias por el asalto, hace unos
días, de un Mercadona, lo cual le ha granjeado el aplauso de no pocos sectores
sociales dispuestos a aplaudir a cualquier Mesías que les prometa el oro y el
moro vitoreando hoy a Sánchez Gordillo como ayer vitorearon a cualquier miembro
de la casta política que durante años se han dedicado a llenar sus bolsillos
vaciando los de los demás.
Sánchez Gordillo justificó su acción
como un gesto revolucionario contra los que se enriquecen con los bienes de
primera necesidad y contra la política de muchas superficies comerciales de
tirar los alimentos próximos a caducar en vez de donarlas a comedores sociales
y ONGs (los que aceptan esta última teoría deberían explicar el por qué los que
no tienen han de alimentarse de aquello que no sirve para vender a los que
tienen). No obstante el asalto a un supermercado para conseguir unos pocos
kilos de alimentos diversos cuando los ciudadanos españoles, por el momento y
gracias a Dios, no padecen una situación de hambruna extrema no deja de ser un
vulgar acto populista realizado a instancias de una persona con “hambre” de
popularidad y que viene a demostrar nuevamente que no todos somos iguales ante
la ley.
Sánchez Gordillo, con su sombrero de
llanero Venezolano y con unas barbas que le asemejan a Carlos Marx, siempre ha
pretendido ser un líder revolucionario tipo Lenín, Fidel Castro o Ernesto “Che”
Guevara pero siempre ha estado muy lejos de conseguirlo. Emulo de las acciones
revolucionarias clásicas del campesinado español de principios del Siglo XX, a
finales de los años setenta del siglo pasado, Sánchez Gordillo, instó la
ocupación de algunas fincas de terratenientes que, estando más que
justificadas, no han solucionado ningún gran problema de fondo de los
trabajadores del campo que son muchos más que los que siguen al señor alcalde
de Marinaleda. Después de estas acciones “revolucionarias” y durante buena
parte de los años ochenta, noventa y la primera década del Siglo XXI la estela
de Sánchez Gordillo se fue difuminando al mismo tiempo que su personalidad
política languidecía en la alcaldía del pueblecito sevillano de Marinaleda
hasta que, hace unos meses, consiguiera un acta de diputado autonómico en el
parlamento andaluz. A partir de convertirse en diputado autonómico, don Juan Manuel
Sánchez Gordillo, ha reconquistado el espacio que otrora ocupara en las
noticias, ha ido a la Venezuela de Chaves donde se ha permitido el lujo de
presentarse como el activista revolucionario que siempre ha deseado ser,
afirmando haber “ocupado bancos” y dando a entender a los televidentes
venezolanos que aquí se estaban desarrollando, poco menos, que los
acontecimientos de Octubre de 1917 en Petrogrado. No obstante, y a pesar del
“comandante” Sánchez Gordillo los españoles no solo siguen siendo arruinados
por su casta política y empresarial sino que hoy son más pobres que antes que
el “comandante” Sánchez Gordillo asaltara (en su imaginación, claro está) el
Palacio de la Táuride.
Y es que
el Palacio de la Táuride del señor Sánchez Gordillo no era Palacio sino tienda
de ultramarinos de barrio “elevada” a condición de supermercado y el
“comandante” no era comandante sino diputado (casi ná) y la revolución no era
revolución sino simple caricatura porque, no nos engañemos, el asalto a
Mercadona tiene más de acto histriónico que de acción revolucionaria siendo más
propia de un bandolero generoso como Curro Jiménez que de un revolucionario
como Durruti (1). En realidad el acto
protagonizado por el Excelentísimo (recordemos que es diputado) señor Sánchez
Gordillo avergonzaría a cualquier revolucionario triunfante como Lenin,
Dzerzhinski o Stalin porque demuestra que este comunista español (2) no tiene
ni la más básica idea de lo que es y de lo que requiere una revolución porque
sepa el señor Sánchez Gordillo que una
REVOLUCIÓN es un ACTO COLECTIVO y lo que él ha protagonizado no ha dejado de
ser un ACTO INDIVIDUAL, y por cierto bastante ridículo (3), de vedetismo
político que descubre nuevamente que NO todos los españoles somos iguales ante
la ley porque, sépalo quien quiera saberlo, si cualquier ciudadano del común
hubiera hecho lo que hizo el señor Sánchez Gordillo en Mercadona estaría
esperando en prisión la celebración del juicio.
Finalmente, el 15 de Agosto de este
año, surgía la noticia, ampliamente difundida por el Grupo mediático
“Intereconomía”, de que otra figura que en el pasado tuvo relumbrón social y
que pasó por momentos de sombra y de olvido aspira a presentarse a las
elecciones por un partido político llamado “Sociedad Civil y Democracia”. El nombre
de esta nueva estrella en el universo político español: Mario Conde Conde.
Mario Conde Conde fue un personaje
esencial en la economía y en la sociedad española de finales de los años
ochenta y principios de los noventa del Siglo pasado. Abogado del Estado,
comienza en el mundo empresarial en el grupo farmacéutico “Abelló” que consigue
vender a la multinacional Merck tras lo cual adquiere un veintitrés por ciento
de la empresa farmacéutica “Antibióticos S.A.” para terminar dando el salto
definitivo al mundo de las finanzas en el año 1987 cuando accede a la
presidencia de la entidad financiera BANESTO. A partir de ese momento, Mario
Conde, marca estilo: su pelo engominado y peinado hacia atrás, su elegancia al
vestir, su hablar pausado y magistral que denota una personalidad cerebral y
supuestamente muy inteligente hacen que los jóvenes españoles del momento
quieran ser como él. Accede a Su Excelencia el Jefe del Estado, se codea con lo
más granado de la alta sociedad, consigue Doctorados “Honoris Causa” todo ello
hasta que, en 1993, el Banco de España y el entonces gobierno socialista
presidido por Felipe González acuerdan la intervención de BANESTO a partir de
la cual, Mario Conde, es procesado y condenado por la Audiencia Nacional a la
pena de catorce años de prisión como autor de los delitos de Estafa y
Apropiación Indebida
Mario Conde siempre ha dicho que al
frente de BANESTO no cometió ninguna ilegalidad y que no hizo nada diferente a
lo que era práctica común y habitual en todas las demás entidades financieras
españolas (curiosamente eso mismo es lo que argumentó Ruiz Mateos cuando en
1983 el Gobierno acordó la intervención de RUMASA). En caso de que Mario Conde
no hubiera realizado acción alguna al frente de BANESTO que fuera diferente a
las realizadas por otras entidades bancarias, cosa que resulta altamente
creíble, el gran pecado de Mario Conde habría sido el ser un “advenedizo” en el
mundo financiero creyéndose que era bien admitido en el mismo con los mismos
derechos que los demás, lo cual denota un total desconocimiento de la realidad
que le rodeaba, no siendo esto una buena cosa para cualquiera que pretenda
entrar en política porque es esencial de alguien que quiera ser un buen
político conocer el ambiente que le rodea y NO DEJARSE TRAICIONAR.
Mario Conde pretende liderar el
partido político denominado “Sociedad Civil y Democracia” para, según él,
presentarse a las elecciones y utilizar la legalidad vigente para transformar
íntegramente el sistema político español renegando de la idea de que su partido
sea un partido político (¿Será un Movimiento?).
El señor Mario Conde Conde cumplió
la pena impuesta en la sentencia y saldó cualquier deuda que pudiera tener con
la sociedad estando actualmente en plenitud de sus derechos y teniendo, por
tanto, todo el derecho del mundo a presentarse a unas elecciones y aspirar a
gobernar el país y a administrar el presupuesto, pero, recordemos también, que
en esa misma situación se encuentra también don Dionisio Rodríguez Martín, “El
Dioni”, el cual llegó a presentarse a algunas elecciones municipales.
En definitiva, Sánchez Gordillo y
Mario Conde; Mario Conde y Sánchez Gordillo, son las dos diferentes caras de
una misma moneda, la moneda de aquellos que ante el justo descrédito de la
casta política española aspiran a utilizar dicho descrédito en beneficio propio
y a sumarse a ella para, “cambiando todo lograr que todo siga igual”.
(1) Menciono a
Durruti por mencionar a un revolucionario patrio por el que siento cierta
simpatía y porque Buenaventura también se dedicó, en algún momento de su vida,
a los asaltos, eso sí, con mejor fortuna y más grandeza de miras ya que sus
atracos a bancos fueron famosos y tenían por objeto nutrir de dinero a la
organización revolucionaria a fin de adquirir medios para la revolución.
(2) Se podrá compartir o no el ideario comunista, pero lo que no se puede negar es que los miembros de los Partidos Comunistas europeos siempre han demostrado una fe religiosa y una férrea disciplina que les llevaron a imperar en media Europa y a ganarse el apelativo de “Jesuitas de la revolución”. En cambio, la generación de comunistas españoles surgida después de la Guerra Civil es como si estuviera integrada por unos jovencillos que leyeron “El Capital” de Marx debajo de la sotana de un cura mientras estaban en un campamento veraniego del Frente de Juventudes.
(2) Se podrá compartir o no el ideario comunista, pero lo que no se puede negar es que los miembros de los Partidos Comunistas europeos siempre han demostrado una fe religiosa y una férrea disciplina que les llevaron a imperar en media Europa y a ganarse el apelativo de “Jesuitas de la revolución”. En cambio, la generación de comunistas españoles surgida después de la Guerra Civil es como si estuviera integrada por unos jovencillos que leyeron “El Capital” de Marx debajo de la sotana de un cura mientras estaban en un campamento veraniego del Frente de Juventudes.
(3) En la célebre película “Queimada”, se llega a definir la revolución como “El asalto colectivo a un banco”, pero eso sí... el asalto tiene que ser COLECTIVO no INDIVIDUAL.
Sánchez Gordillo es alcalde de Marinaleda desde hace casi 30 años. Nunca se le ha querido dar demasiada publicidad porque los medios están controlados por el poder y no les gusta dar a conocer a ciertos personajes, para que la gente no tome ideas. Ahora este señor es conocido porque lo sacan en la televisión, no nos engañemos, para dar un aspecto ridículo a lo que hace. Lo sacan para convertirlo en un payaso, pero les ha salido mal, porque a la gente le reconforta saber que hay algunos políticos dignos. Sea como fuere la historia del Mercadona y el señor Sánchez Gordillo, prefiero su robo a lo de otros muchos delincuentes de corbata que encima van de dignos y no devuelven todo el dinero que robaron o cobraron como "jubilaciones" o por ser familia del jefe del Estado.
ResponderEliminarEstimada Juli Gan:
ResponderEliminarEn ningun lado de mi escrito he utilizado la palabra robo, (aunque tal es la calificación jurídica que se le quiere atribuir por parte de los que quieren juzgar a Gordillo y creo que éste podría defenderse con éxito de tal acusación si logra demostrar que no tenía animo de lucro, pero los jueces son los jueces y se deben a quienes les pagan) para calificar lo del Mercadona aunque sí es cierto que si eso lo hace usted o yo, ambos esperamos el juicio en la cárcel.
Lo que si considero es que lo del Mercadona es como una cosa ridicula, no por sí sola, sino si la sumamos a lo que ha trascendido en España de la participacion de Gordillo en la Tv venezolana donde prácticamente estaba diciendo que en este país había una revolución dirigida por el y francamente... de Revolución en España, en estos momentos (no sé dentro de cuatro meses) nada de nada.
Por otro lado, si comparamos la acción de Mercadona con la agitación y subversión bolchevique en los años previos a la Revolución de 1917... deja bastante que desear e incluso creo que Lenin la condenaría.
Yo entiendo que en un paramo politico como es este país salga una persona como Gordillo y se lleve a la gente de calle, pero eso no es una revolución... es puro y simple populismo.
Pero en fin... es mi modesta opinión y no se tiene necesariamente que compartir máxime cuando en unos meses veremos si tengo o no razón.
Salud y Amistad