Tras leer el ensayo de Proudhon titulado “El
Principio Federativo” en el que este autor anarquista critica al estado por su
intromisión en la sociedad y su intervencionismo económico a través de los
impuestos abogando, no por su clara y rotunda desaparición, sino por
contrarrestar su poder e influencia mediante la federación de entidades obreras
y territoriales que asuman buena parte de la protección social no se puede
menos que encontrar notorias coincidencias entre las propuestas anarquistas y
el moderno Neoliberalismo.
Si el Anarquismo supone la exaltación de la libertad
individual, la eliminación total de todo estado y autoridad externa al
individuo y la sustitución de las leyes por unos supuestos códigos éticos de
conducta, el Neoliberalismo es una moderna corriente de pensamiento económico y
político que defiende el libre mercado, las privatizaciones y la
desregularización progresiva de todos los ámbitos de la economía reduciendo al
estado al mínimo suficiente para mantener la paz interna mediante la
beneficencia pública y los medios de coacción policial.
Para el Neoliberalismo todo aquello que es
susceptible de explotación económica y de actividad mercantil lucrativa debería
ser permitido por el estado y no estar sometido a fiscalidad ni regulación
alguna. Partiendo de esta filosofía, llama poderosamente la atención que para
los Neoliberales no sea objetivo, a corto o medio plazo, la legalización de
actividades económicas tan lucrativas como ética y moralmente rechazables como
el tráfico de drogas, la prostitución o el tráfico de armas aunque sobre la
legalización de alguna de estas actividades ya se esta abriendo un importante
debate en numerosas sociedades occidentales. Los Neoliberales profesan una, no
declarada, ética individualista de exaltación del ego, es decir una ética
egoísta, de ahí que necesiten la existencia de un estado residual capaz de
defenderles de las reacciones adversas de las personas a las que perjudican con
sus decisiones económicas e impedir que otros individuos se eleven de la nada
alcanzando relevancia económica y política porque el aumento de la cúspide de
la pirámide social implicaría mas competencia en la explotación de los recursos
y menos ganancia, de ahí tal vez derive el hecho de que los neoliberales, tan
amigos de la total liberación de los mercados, se resistan a liberalizar,
legalizándolos, comercios hoy prohibidos y perseguidos.
Otra coincidencia entre el ideario anarquista y el Neoliberalismo
se encuentra en materia de protección social. Mientras que los anarquistas
pretenden que coberturas sociales como el paro obrero, las pensiones de
jubilación, la sanidad etc… sean prestadas por instituciones gratuitas de ayuda
mutua cuya financiación se gestionaría a través de una especie ideal de
economía de trueque, los neoliberales opinan que, al ser todas estas coberturas
sociales susceptibles de explotación económica y de generar beneficios, deben
ser privatizadas, gestionadas por empresas mercantiles y financiadas mediante
aportaciones económicas periódicas voluntarias o no. De esta forma el
Neoliberalismo elimina del estado una de sus funciones fundamentales cual es la
protección social dejando de tener sentido el pago de impuestos por este
concepto aunque, para evitar descontentos crecientes entre la población, se prevé
que el estado siga prestando una pequeña protección social a través de
instituciones de beneficencia pública (subsidios de caridad, hospitales de
beneficencia, etc…).
Los neoliberales desean la progresiva reducción del
estado al mínimo (Minarquismo) privatizando y dejando al albur de las leyes
naturales del mercado todos los servicios públicos con la doble finalidad de
entrar a explotar económicamente esos servicios obteniendo beneficios con ello
y que la presión fiscal disminuya al máximo pagándose al estado residual una
pequeña cantidad al año en concepto de impuestos suficiente para mantener las
fuerzas del orden y las instituciones de beneficencia. Curiosamente, al
sostenimiento de esas fuerzas del orden contribuirían todos los ciudadanos pero
solo unos pocos, la cúspide de la pirámide de la sociedad neoliberal, se beneficiarían
de sus servicios al tener como fin fundamental reprimir las reacciones
contrarias a la economía y a la política neoliberal.
Estas similitudes entre el ideario anarquista de
supresión total del estado y la idea neoliberal de reducirlo al mínimo han dado
lugar a la aparición de otra nueva corriente dentro del Neoliberalismo
denominada Anarcocapitalismo que, igual que los anarquistas, pretende la total
desaparición del estado pero dejando toda regularización de la vida a la ley de
la oferta y de la demanda y garantizando la libertad individual mediante la
propiedad privada de los bienes de producción. Curiosamente los anarcocapitalistas,
más coherentes que los neoliberales, desean que las fuerzas de orden público
sean gestionadas por empresas privadas lo cual evidentemente es una
contradicción con el Anarquismo clásico el cual rechaza toda existencia de
fuerzas y medios de represión.
El Anarquismo clásico, ideario que puede ser
discutible pero digno del más alto de los respetos, tal vez pretende la
realización de un sueño imposible en el que el hombre sea totalmente libre y en
la sociedad no exista la más mínima de las injusticias, pero el Neoliberalismo
es un ideario que, a pesar de sus pretensiones manifiestas, conduce a una
sociedad a ser gobernada por la “Ley de la Selva” con el elemento corrector de la existencia
de un estado residual que impida la renovación de las oligarquías económicas
mediante el triunfo del más fuerte. Por su parte el Anarcocapitalismo, que
guarda muchas semejanzas también con las ideas del movimiento miliciano
norteamericano, conduce directamente y sin paliativos a la pura “Ley de la Selva” con el elemento
distorsionador, que no corrector, de la existencia de unas fuerzas represivas
privadas que aseguren que el más fuerte lo siga siendo eternamente. En la “Ley
de la Selva”
neoliberal el elemento corrector impide que el debilitamiento de la oligarquía
económica deje paso a su sustitución por la aparición de otros individuos más
fuertes mientras que en la “Ley de la
Selva” de los anarcocapitalistas se asegura que la oligarquía
económica no deje jamás de ser la más fuerte.
Con el argumento de la libertad individual, Neoliberalismo
y Anarcocapitalismo, conducen al desamparo de las más amplias mayorías y a
regímenes donde los derechos y las libertades son directamente proporcionales
al poder económico que se posee, por lo que hay que estar muy alerta no dejándose
engañar con sus promesas de felicidad y su apariencia progresista.
Felicidades. Nunca se me hubiera ocurrido plantear esta comparativa. Sí que se ha hablado y escrito sobre las “coincidencias” de la Falange y lo que hoy definiríamos como extrema izquierda en el aspecto social en los años previos a la Guerra Civil, pero entre neoliberalismo y anarquismo…, pues no, insisto, no me lo hubiera planteado.
ResponderEliminarDe todas formas, quizá sea porque la conocemos más, pero el escenario final idílico del neoliberalismo es aterrador.
Estimado Chouan:
ResponderEliminarTe recuerdo que también existe el liberalismo social o socio-liberalismo, o el ordo-liberalismo que impulsó el milagro alemán de postguerra y su Economía Social de Mercado. No todos los liberales tienen como objetivo el minarquismo o el anarcocapitalismo. Sin embargo, también veo de utilidad que no todos los mecanismos de mejora social vengan del Estado, sino de la misma sociedad civil: el Estado es un mal necesario y un Leviathan en potencia.
Por otra parte, como "excisión" del 'anarcocapitalismo' también tienes el 'mutualismo' que aboga por formas de asociación voluntaria, tipo cooperativa. No creo en ellos, pero pueden sugerir ideas válidas que vayan mucho más allá de un ultraindividualismo sin entrañas.
Un saludo.
Perdón que me meta, pero...
ResponderEliminar¿Milagro alemán de posguerra...? Aún estamos con el cuento de que Alemania tuvo un "milagro económico"?
No hubo milagro alemán.
Lo que hubo fue un perdón del 70% de la deuda por su protagonismo en la Primera Guerra Mundial (de un montante original de 132.000 millones de macos alemanes de 1919) y de la casi totalidad de la deuda por la Segunda Guerra Mundial hasta que se diera la reunificación... Y su perdón definitivo cuando se dio la reunificación en los años '90.
A Alemania no la salvó ningún sistema derivado del capitalismo: la salvó la bajada de pantalones de quienes ahora somos sus víctimas en este IV Reich Alemán que es la Unión Europea o, mejor dicho, Unión de Satélites Alemanes. :-/
Y que conste que soy comunista (pero de verdad, no estalinista ni juche ni de ninguna buRROcracia de ese tipo), por lo que desprecio eso de la "necesidad del Estado"... Pero, mientras haya Estado, al menos, "que sea un poquito decente", ¿no...? :-D
Estimado anónimo:
ResponderEliminarEn realidad nunca se ha hablado de las coincidencias entre neoliberalismo y anarquismo hasta hoy porque hasta el momento presente no ha existido la intención de los neoliberales de venderse como progresistas, por eso utilizan, como en otras muchas ocasiones utilizaban los fascistas, sus semejanzas con el anarquismo.
Estimado Platypus:
En realidad el llamado "milagro alemán" jamás existió. Si en 1945 Alemania tenía todas sus infraestructuras económicas destruídas y quince años después era una locomotora económica de Europa se debe a que todas las potencias occidentales aportaron dinero para levantar la economía de la entonces Republica Federal Alemana para garantizarse así un aliado poderoso que estaba en la primera línea de defensa contra el Pacto de Varsovia. Posiblemente, sin la guerra fría, Alemania no habría recibido esa ayuda y jamás habría levantado cabeza.
Estimado Rafa:
El perdón de la deuda a Alemania no fue realmente tal. Ya había empezado en los años 20 cuando los miembros de la Entente redujeron las indemnizaciones a pagar por Alemania a causa de la I Guerra Mundial.
Tras la II Guerra Mundial, los aliados no solo perdonaron gran parte de la deuda alemana sino que además aportaron mucho dinero. Todo ello por dos razones: 1º. Porque la deuda era tan inmensa que era imposible que Alemania la pagara jamás y 2º porque les interesaba perdonarsela para conseguir el apoyo aleman frente a la URSS en la Guerra Fría.
Por otra parte, en 1956 es muy dudoso que España perdonara cantidad alguna a Alemania porque los españoles estuvieron pagando hasta los años sesenta (o compensando con algun tipo de exportación o ayuda)la deuda que el estado había contraído con Alemania durante la Guerra Civil.
A eso me refería: el milagro económico alemán es un cuento para niños muy pequeños. :-)
EliminarEn cuanto a lo de los pagos de España a Alemania, es más de lo mismo: como ganaron los sediciosos hubo que pagar, también a Alemania, por los 989 días de sangre y fuego y por su vital y decisiva ayuda en el primer puente aéreo de la historia, que fue vital para esa rebelión armada; pero si el gobierno legítimo hubiera ganado la guerra resultante de no haber aceptado los sublevados su derrota en dos tercios del territorio español, obviamente, habría sido Alemania el pagador de su parte proporcional de daños económicos y físicos, y crímenes de lesa humanidad, en España: puente aéreo del Estrecho de Gibraltar, Legión Cóndor, marina alemana intentando bloquear y cometiendo masacres en las costas españolas aún libres (Málaga, carretera de Málaga a Almería, Almería)... :-)
No dudo que tengáis parte de razón, pero quizá hubo más elementos que favorecieron la recuperación de unos países tan devastados
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Milagro_econ%C3%B3mico_alem%C3%A1nonómicas de la UE? ¿Para la casta política y su red de clientelismos?
Por ejemplo, en España ¿Para quien ha redundado las ayudas económicas de la UE? ¿Para la economía productiva? El flujo de crédito de después del Euro ¿Para que ha servido? Para crear una burbuja inmobiliaria ¿Qué tipo de inversiones de alta productividad se generan?
Y ahí han participado todos los partidos que tomaban parte del régimen.
Gracias a todos.
Rafa
ResponderEliminarEs un hecho que la ayuda alemana, sobre todo la técnica (recordemos que no había más aviación moderna en la guerra civil que la rusa y la alemana), fue decisiva por la que España estuvo pagando posteriormente incluso a la Republica Federal Alemana (aqui nuestra diplomacia no fue fina pues para proceder a ese pago debería haber exigido que la RFA admitiera que era heredera del III Reich).
De haber ganado la República, ésta también habria tendido que pagar a quien le vendió las armas, principalmente a Rusia, aunque también algo a Francia.
Lo que ocurre es que mientras que Alemania cobro "en diferido" los rusos exigieron a la República ser previamente depositarios de las reservas de oro del Banco de España.
Esa es la historia del famoso "oro de Moscú": la Republica española envió las reservas de oro a Moscú a fin de protegerlas si caía Madrid y como garantía de pago de la ayuda soviética. La guerra se perdió y la URSS se quedó con el oro depositado que jamás devolvió entre otras cosas porque su diplomacia, lógicamente, argumentó que devolver todo o parte de ese oro al estado franquista equivalía a reconocerlo como legitimo sucesor de la República.
En todo caso, lo cierto es que el oro depositado en la URSS cubría en exceso la ayuda soviética prestada a la República por lo que había un sobrante que simple y llanamente se quedaron los soviéticos por su cara.