“Los grandes acontecimientos de la Historia se producen siempre dos
veces, la primera como tragedia y
la segunda como farsa".
(Carlos Marx)
El
presidente de la
Generalitat de Catalunya, Artur Mas, ha fijado la fecha para
la celebración del referéndum que, muy probablemente, liquidará al llamado
“Estado Español”. La fecha no la ha podido escoger con más tino y acierto: será en el año 2014, año en el que
mundo entero recordará el comienzo de la Gran
Guerra (1914-1918) y el día 9 de Noviembre, el mismo día en
que tuvo lugar el fallido “Putsch” de Munich de 1923 y “la Noche de los Cristales” en
1938 y que por esos motivos debería ser reconocido como el “día del
nacionalismo”.
Con
la fijación de esta fecha culmina todo un proceso que se ha visto acelerado en
los últimos tres años ante la inútil perplejidad de los políticos no
nacionalistas y de todas las instituciones del estado español.
A
esta situación no se ha llegado de la noche a la mañana, han sido muchas
décadas durante las cuales extrañas ambiciones políticas han ido creando
paulatinamente en Cataluña una fractura social entre los catalanes y el resto
de los españoles ante la pasividad de todas las Instituciones del Estado
Español y ahora esa fractura se ha materializado en una crisis política de
enorme magnitud y de inciertas consecuencias.
Curiosamente,
pudiéndose formular una exclusiva pregunta, que bien pudiera ser “¿Desea usted
que Cataluña sea independiente?”, para saber si los catalanes desean o no la
independencia, el gobierno de la
Generalitat ha decidido formular dos preguntas que son: “¿Quiere
que Cataluña sea un Estado?” y “¿Quiere que sea un Estado independiente?”.
Estas preguntas no son una trampa como pretenden algunos sino el planteamiento
de un engaño pues cualquiera que quiera la independencia de un territorio
evidentemente también quiere que ese territorio se convierta en un estado y por
otro lado, el que un territorio se constituya en un estado sin vinculación
alguna con otro estado (y las preguntas no hacen alusión a ninguna forma de
vinculación a otro u otros estados) solo puede conllevar y significar la
independencia.
El
partido mayoritario catalán, Convergencia i Unió (CiU), ha estado durante años
jugando con fuego, fomentando acontecimientos hasta que, finalmente y como
ocurre siempre en estos casos, los acontecimientos se han desbocado y han
dejado de estar controlados para pasar ellos a controlar a sus creadores. Así
pues a CiU no le quedaba otro remedio que intentar rentabilizar los acontecimientos
ya desbocados poniéndose al frente de las demandas secesionistas y todo ello
para no verse superado electoralmente por Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC). No obstante, haga lo que haga y sea el resultado el que sea, el
referéndum del próximo 9 de Noviembre del 2014 supondrá “el canto del cisne” de
CiU y el final político de Artur Mas porque la oculta y verdadera intención no
manifestada de los dirigentes convergentes es realizar el referéndum y luego
negociar con el estado español desde una posición de fuerza utilizando a los
catalanes, traicionando a sus socios secesionistas y engañando, en unión con la
demás casta política española, al resto de los españoles, pero esto no le puede
salir bien por la simple razón de que ERC es la fuerza política emergente en
Cataluña y tiene la suficiente fuerza política y sobre todo social para
impedírselo e imponerle sus planteamientos haciendo de CiU un interlocutor poco
fiable por sus antecedentes actitudes en toda negociación y por carecer de una
representatividad real.
Si
bien todo indica que CiU y sus dirigentes han convocado y apoyado este referéndum
con la boca pequeña, no es menos cierto que la sociedad catalana lo tiene todo
muy claro y esta decidida a decir SI a la celebración del referéndum y a decir
SI a la independencia. Por su parte, el actual Jefe del Gobierno esta instalado
en un permanente NO manifestando simplemente que “con toda claridad esta
consulta NO se va a celebrar, es inconstitucional y NO se va a celebrar”, no
obstante no ha indicado con qué medios pretende impedir la celebración del referéndum
porque lo único que puede hacer realmente es dificultarlo levemente negándose a
facilitar el censo electoral y recurrir al Tribunal Constitucional, lo cual no
deja de ser un “brindis al sol” y un engaño a los españoles puesto que el
Gobierno Catalán ya piensa elaborar su propio censo convocando a las urnas a
toda clase de personas, incluso aquellas que conforme a la vigente legislación
electoral carecen de derecho a voto, y resulta evidente que una sentencia del
Tribunal Constitucional no vinculará a unas instituciones autonómicas que están
en fase de ruptura con las demás instituciones del estado.
En
definitiva, el gobierno de España tiene la facultad de agravar aun más el
problema haciéndolo irresoluble al convertir la fractura social en
irreversible, pero no tiene posibilidad alguna de impedir la celebración de la
consulta porque se encuentra precisamente ante la situación cuya posibilidad de
producirse ha sido siempre negada por los sucesivos gobiernos habidos en el
país desde el final de la dictadura franquista, pero que, en cambio, se está
produciendo ante la incredulidad de toda la casta política e institucional.
Pase
lo que pase, el pueblo español (o lo que quede de él) no puede ni debe aceptar
esa idea de la que se viene hablando desde hace tiempo de una “Segunda
Transición” sea esta con o sin Cataluña, con o sin Juan Carlos porque estaría
encabezada y dirigida por los mismos que nos han conducido a este callejón sin
salida con la única intención de seguir perpetuados en el poder y en el
privilegio. Cada día que pasa se hace más patente y manifiesto que es
imprescindible un cambio político, una “Segunda Transición” si se quiere llamar
así, pero es requisito sine qua non del mismo la depuración de
responsabilidades por la catástrofe política, social y económica en la que nos
encontramos, y de la cual la cuestión del referéndum en Cataluña es solo su
última manifestación, siendo imprescindible la defenestración política y la
marginación social de la actual casta dirigente y de sus amigos encaramados en
las instituciones del estado.
Esto es lo que me sugiere su artículo:
ResponderEliminarEl recuerdo de una pregunta como ejemplo de engaño: “OTAN, de entrada no”.
El sentimiento de que se puede ser estado sin ser independiente de otro estado. Es verdad lo que Ud. comenta (“y las preguntas no hacen alusión a ninguna forma de vinculación a otro u otros estados”), pero también es verdad que, en política, eso es relativamente fácil si hay voluntad, que no la hay.
Alguien dijo o escribió (no lo recuerdo) algo así como que las revoluciones las diseñan los burgueses, la clase media, y los muertos los pone el pueblo. Pues bien, personalmente y conociendo la catadura de este burgués, preferiría seguir siendo español que aceptar esto que considero propuesta envenenada, aunque allá cada cuál con lo que quiera creer. No sé por qué siento que me dejaría tirado a la mínima frente a los leones.
Y no estoy en contra de la independencia de Cataluña, me asusta lo que Ud. mismo da a entender: que los políticos han sido superados por sus propias palabras y no les queda otra que continuar, pero ¿con convencimiento? …
Estimado anónimo:
ResponderEliminarLos políticos han creado situaciones problemáticas que hoy les han superado y han pasado de ser sus creadores a ser controlados por ellas.
Los problemas de Cataluña son los mismos que los del resto de las Españas y todos ellos se reducen a uno: su casta política e institucional.
Se supone que Cataluña al separarse del resto de España tendrá más riqueza porque no tendrá que soltar un céntimo para paliar la pobreza de Andalucía y Extremadura como si Extremenos y Andaluces fueran culpables de ser más pobres que el resto. Pero lo cierto es que Andalucía y Extremadura permanecen en la pobreza a causa de la casta política: una casta política nacional a la que le interesa mantenerlos así y una casta política autonómica que no puede hacer otra cosa que subsidiar la inactividad para fijar a la población al territorio.
Por otra parte, las rentas que durante años y años se han generado en Andalucía han salido fuera y se han invertido en otras partes de España, principalmente en Cataluña, pero claro... eso no lo van a reconocer jamás.
Finalmente, lo que está en juego en Cataluña no es el destino de ningún pueblo sino el destino y el bienestar de su casta autonómica que se las ocupara para que los Catalanes tengan lo msimo, pero ellos tengan más.
Saludos
No hay nada como la palabra "no" , que se pronuncia de Madrid, para inflamar pasiones separatistas. Y bloquear el referéndum no hace nada para resolver la creciente presión de los catalanes por un cambio en su relación con España . Rajoy no tiene un plan para solucionar el problema. La propuesta socialista de reforma constitucional para convertir a España en un país federal ( una solución que se adapte a algunos catalanes ) eventualmente requerirá el apoyo del PP . Soluciones , al parecer, tendrán que esperar hasta después de las elecciones generales de 2015 . Mientras tanto, las fracturas que aparecen en la sociedad catalán , y entre los catalanes y los demás españoles , crecerán .economist.com/blogs/charlema… fb.me/2Wqp9l7MZ
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