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lunes, 23 de diciembre de 2013

TIEMPO DE BALANCES



             
            Como siempre, por estas entrañables fechas, en las que se celebra el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en un modesto pesebre de Belén, y que el tiempo, las formas y los modos han reconvertido, alejándolas de su significado primitivo, en una orgía de consumo y una bacanal de alegría irracional; se impone un poco de reflexión.

         Este año 2013 que termina ha sido una continuación y profundización en las graves consecuencias sociales que la crisis económica ha provocado y que la casta política imperante ha sido incapaz de solucionar y es que aquellos mercaderes que fueron expulsados del templo no es que hayan retornado al mismo sino que se han construido uno propio y se han inventado una falsa religión cuyo único Dios es el beneficio económico ante el que todas las naciones y gobernantes han caído de rodillas en servil veneración.

         Con estas premisas solo se puede deducir lógicamente que el próximo año 2014 será más o menos igual que el que termina porque nunca se pueden conseguir resultados diferentes perseverando en actitudes idénticas. Los pueblos confían desde décadas en una misma casta política la cual, a su vez, rinde fanático culto a la economía con el más absoluto desprecio al hecho irrefutable de que la economía es un instrumento al servicio del hombre y no al revés. Por eso, las cosas difícilmente van a ser diferentes en el año 2014 que va a comenzar.

         Los políticos se justifican afirmando que los marcadores macroeconómicos muestran que se está saliendo de la crisis, pero es que acaso ¿Alguien albergada duda alguna de qué de la crisis se saldría?. Con la actual crisis ha pasado lo mismo que con las guerras: no cabe duda de que terminarán e incluso se puede predecir con acierto quiénes las ganarán, pero lo que no sé sabe es como quedará la humanidad tras sus efectos devastadores. La crisis económica que padecemos no solo ha dejado ya a miles de familias al borde de la exclusión social sino que cuando definitivamente pase nos habrá  hecho retroceder a tiempos casi dickensianos.

         Sobre todos estos aspectos se impone hacer balance y reflexionar y, evidentemente, no hay mejor momento que este en que las familias y amigos se reúnen y el año finaliza.

         No obstante, y a pesar de todo, “El Chouan Ibérico”, en perenne recuerdo del significado original de estas fechas, no quiere dejar de desear a todos sus lectores y amigos:

¡¡¡UNA MUY FELIZ NAVIDAD!!!

2 comentarios:

  1. Por cuestiones laborales me suelo juntar con cargos políticos (concejales) y cuando me felicitan la Navidad, les pregunto si van a celebrar el nacimiento de Cristo. Me dicen que navidad no sólo es eso y… “la liamos parda”… Pues sí, para quien quiera verlo (va con mayúscula): LA NAVIDAD ES ÚNICAMENTE ESO, EL NACIMIENTO DE CRISTO, DE DIOS HECHO HOMBRE. El resto es negocio, hipocresía, defínase como se prefiera, pero no Navidad. No entiendo como un ateo puede felicitar(me) la Navidad…

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  2. A mi me gustaría tener esperanzas en el 2014 pero me da que todo va a ir igual con lo que la situación empeorara. Ojalá y me equivoque. D todas formas Feliz Navidad a todos aquellos que tengan ánimos y fuerzas para celebrarlas.

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