Como siempre, por estas
entrañables fechas, en las que se celebra el nacimiento de Nuestro Señor
Jesucristo en un modesto pesebre de Belén, y que el tiempo, las formas y los
modos han reconvertido, alejándolas de su significado primitivo, en una orgía
de consumo y una bacanal de alegría irracional; se impone un poco de
reflexión.
Este año 2013 que termina ha sido una continuación y
profundización en las graves consecuencias sociales que la crisis económica ha
provocado y que la casta política imperante ha sido incapaz de solucionar y es
que aquellos mercaderes que fueron expulsados del templo no es que hayan retornado
al mismo sino que se han construido uno propio y se han inventado una falsa
religión cuyo único Dios es el beneficio económico ante el que todas las
naciones y gobernantes han caído de rodillas en servil veneración.
Con estas premisas solo se puede deducir lógicamente que el
próximo año 2014 será más o menos igual que el que termina porque nunca se
pueden conseguir resultados diferentes perseverando en actitudes idénticas. Los
pueblos confían desde décadas en una misma casta política la cual, a su vez,
rinde fanático culto a la economía con el más absoluto desprecio al hecho
irrefutable de que la economía es un instrumento al servicio del hombre y no al
revés. Por eso, las cosas difícilmente van a ser diferentes en el año 2014 que
va a comenzar.
Los políticos se justifican afirmando que los marcadores
macroeconómicos muestran que se está saliendo de la crisis, pero es que acaso
¿Alguien albergada duda alguna de qué de la crisis se saldría?. Con la actual
crisis ha pasado lo mismo que con las guerras: no cabe duda de que terminarán e
incluso se puede predecir con acierto quiénes las ganarán, pero lo que no sé
sabe es como quedará la humanidad tras sus efectos devastadores. La crisis
económica que padecemos no solo ha dejado ya a miles de familias al borde de la
exclusión social sino que cuando definitivamente pase nos habrá hecho retroceder a tiempos casi dickensianos.
Sobre todos estos aspectos se impone hacer balance y
reflexionar y, evidentemente, no hay mejor momento que este en que las familias
y amigos se reúnen y el año finaliza.
No obstante, y a pesar de todo, “El Chouan Ibérico”, en
perenne recuerdo del significado original de estas fechas, no quiere dejar de
desear a todos sus lectores y amigos:
¡¡¡UNA MUY FELIZ NAVIDAD!!!
Por cuestiones laborales me suelo juntar con cargos políticos (concejales) y cuando me felicitan la Navidad, les pregunto si van a celebrar el nacimiento de Cristo. Me dicen que navidad no sólo es eso y… “la liamos parda”… Pues sí, para quien quiera verlo (va con mayúscula): LA NAVIDAD ES ÚNICAMENTE ESO, EL NACIMIENTO DE CRISTO, DE DIOS HECHO HOMBRE. El resto es negocio, hipocresía, defínase como se prefiera, pero no Navidad. No entiendo como un ateo puede felicitar(me) la Navidad…
ResponderEliminarA mi me gustaría tener esperanzas en el 2014 pero me da que todo va a ir igual con lo que la situación empeorara. Ojalá y me equivoque. D todas formas Feliz Navidad a todos aquellos que tengan ánimos y fuerzas para celebrarlas.
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