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En realidad, esta obra resulta desde
el punto de vista histórico gravemente deficitaria porque si su autor hubiera
querido recopilar la historia de la violencia anarquista debería haberse extendido
hasta nuestros días no dejando de mencionar y analizar hechos históricos tan
importantes como, por ejemplo, el asesinato de Canalejas en 1912 o el de
Eduardo Dato en 1921.
Parece ser que en “La Daga y la Dinamita ” se intenta
sentenciar que fue el anarquismo el origen del actual terrorismo, ignorando que
magnicidios siempre han existido y, sobre todo, que el primer atentado
terrorista con coche bomba tuvo lugar en Paris el 24 de Diciembre de 1800 contra
Napoleón I, esto es, varias décadas antes del nacimiento del anarquismo como
corriente ideológica y política. En este sentido no se puede sostener la tesis
que se viene a defender en “La
Daga y la
Dinamita ” de que lo que caracteriza al terrorismo anarquista
es su carácter indiscriminado, lo que le vincularía con el actual terrorismo Yihadista,
porque, entre otras cosas, el ya anteriormente mencionado atentado contra
Napoleón I fue indiscriminado al dejar 52 víctimas entre muertos y heridos y encontrándose
entre los fallecidos una niña de corta edad.
“La Daga y la Dinamita ” tampoco pretende ser, y de ahí su
rareza, una historia del terrorismo sino que exclusivamente constituye un
esfuerzo pseudo histórico y pseudo científico de vincular el anarquismo con el terrorismo
del momento presente resultando una muy pobre y deficiente obra sobre las
motivaciones del terrorismo y la historia de la violencia terrorista.
En el primer capítulo de la “La Daga y la Dinamita ” el lector podrá
encontrar varias definiciones legales de terrorismo, cada cual más tendente a
calificar de terrorista cualquier rebelión irregular contra un estado constituido
a pesar de que ya los clásicos griegos definieron el terrorismo, con una
certeza absoluta, como “el acto de matar a uno para ahuyentar a decenas”.
Partiendo de esta definición clásica, terrorista es todo aquel acto, no
necesariamente indiscriminado ni realizado fuera de la ley, que se realiza con
la intención de aterrorizar, asustar o ahuyentar y, por ende, con la intención
de dominar o doblegar voluntades, individuales o colectivas, por medio del
miedo. Así, en “La Daga
y la Dinamita ”
se echa de menos un capítulo dedicado al terrorismo de Estado cuya paternidad y
orígenes sí se pueden atribuir, más razonada y certeramente, al Comunismo
Bolchevique y, más concretamente, al Jefe de la Comisión Extraordinaria
para la lucha contra el Bandidaje, el Sabotaje y la Contrarrevolución
(CHEKA), Félix Dherzhinski, que al
afirmar que “Se ha de inculcar en todos
los ciudadanos la sensación de que pueden ser detenidos y fusilados en
cualquier momento y por cualquier motivo” sentó las bases intelectuales del
terrorismo de estado, el cual constituye la más perfecta forma de terrorismo.
En definitiva, “La Daga y la Dinamita ” de Juan Avilés
Farré resulta un libro decepcionante que solo aporta a la historiografía del
anarquismo y del terrorismo algunas curiosidades menores que si bien pueden
justificar su lectura en ningún caso justifican su compra.
Vaya no conocía la horrorosa declaración de Félix Dherzhinski. Sabía que era mala persona, ahora con más fundamento.
ResponderEliminarPues es una de las citas clásicas de Dherzhinski.
ResponderEliminarOtra anécdota de este personaje es cuando presentó una lista de detenidos a Lenin y éste puso un símbolo de visto y al día siguiente cuando Lenin preguntó por los detenidos Dherzhinski le dijo que los había "fusilado como ordenaste ayer".
También hay numerosas cartas dirigidas a Lenin y a Stalin pidiendo "hombres más duros" para la Cheka.
Un saludo.