Nuevamente
la humanidad vuelve a encontrarse en este breve, pero intenso periodo del año,
en el que se celebra la venida al mundo de Nuestro Señor Jesucristo con su
mensaje de paz, fraternidad y esperanza.
Aunque este año 2014 que termina ha
servido para que los dirigentes del mundo en general y los españoles en
particular persistan en hacer más profundas las dolorosas consecuencias de la
crisis económica haciendo que al final de año nos encontremos peor que al
principio no nos ha de extrañar tal cosa porque en las castas dirigentes ya no
se puede tener esperanzas pues hace tiempo que abandonaron la idea de la
política como servicio al común y desertaron de todo principio ético o moral.
No obstante en el próximo año, con
las numerosas convocatorias electorales previstas, los ciudadanos tendrán diversas
oportunidades para gritar, clara y rotundamente, un "BASTA YA", un
"HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO". No obstante, tal grito no puede
convertirse en un acto irreflexivo y sentimental. Los ciudadanos españoles
llevamos cuarenta años votando con el corazón y por huir de una dictadura hemos
entregado nuestra libertad, nuestra vida y nuestra hacienda a unos
irresponsables y a unos ladrones. No, los ciudadanos españoles no podemos
repetir los errores políticos que hemos cometido hasta ahora no vaya a ser que
por huir de los ladrones vayamos a caer en manos de un clan dictatorial e
irresponsable.
Es hora de reflexionar y aceptar la
responsabilidad individual que todos y cada uno hemos tenido en lo que ha
pasado en este país porque es de recordar que los dirigentes que nos han mal
gobernado durante los últimos cuarenta años lo han hecho con nuestro constante
consentimiento, por eso el voto no es depositar alegremente un papel en una urna,
sino un complejo proceso de reflexión íntima que nos lleva a introducir un
papel concreto y no otro en esa urna haciéndonos responsables en cierto modo de
lo que haga el personaje al que hemos dado nuestra confianza.
Así pues, si este año que termina es
el año de las quejas y de las protestas, el año que viene es el año de las
esperanzas. No de las esperanzas de que la casta política sea mejor, sino de
las esperanzas de que nosotros, el pueblo, seamos más inteligente y menos
ingenuo y dejemos de creer nos van a "dar duros a cuatro pesetas"
siendo este tiempo de reunión y recogimiento familiar el ideal para plantear
estas cuestiones serenamente y hacer propósitos de enmienda para el año
venidero.
En fin, para no extenderme más y
parecerme a aquel que será la novedad televisiva durante la sobremesa de la
próxima Cena de Nochebuena, "El Chouan Ibérico" desea terminar, desde
el eterno recuerdo al significado primitivo, original y tradicional de estos
días, deseando a todos sus lectores y amigos
¡¡¡UNA
MUY FELIZ NAVIDAD!!!
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