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miércoles, 14 de enero de 2015

CUESTIONES QUE SUSCITA DEL ATENTADO EN FRANCIA

           
Mariano Rajoy en la manifestación de repulsa por los atentados en Paris
El pasado 7 de Enero, Francia sufría dos atentados perpetrados por integristas islámicos: uno de ellos contra la revista satírica "Charlie Hebdo" que le costaba la vida a doce personas y otro contra un supermercado de productos judíos donde morían cuatro personas. La respuesta social y política contra estos atentados fue inmediata convocándose, para el día 11 de Enero, una magna manifestación en Paris contra el terrorismo a la que asistían numerosos Jefe de Estado y de Gobierno.

            La presencia de estos Jefe de Estado y de Gobierno en una manifestación contra el terrorismo, que no tuvo precedente ni en las manifestaciones contra el atentado de Madrid de 2004 ni contra el atentado de Londres de 2005,  así como el tratamiento oficial dado a los atentados dando a entender y repitiendo machaconamente que se trataba de un atentado contra la libertad de expresión pone de manifiesto algunas cuestiones que ya se están tratando de explicar por muchos desde el punto de vista de la teoría conspirativa de la historia como si se tratase de una "operación de falsa bandera" realizada por no sé quién con no sé qué extraño fin.  

            Detrás de toda teoría conspirativa de la historia subyace la desconfianza de los gobernados en sus gobernantes, pero desde luego no es necesario acudir a teorías extrañas, y en muchos casos irracionales, para explicar la reacción que ha provocado en los líderes políticos europeos estos últimos atentados al igual que no toda mentira ni manipulación constituye por sí misma una perversa manipulación.

            Europa lleva equivocándose con el mundo musulmán desde hace cien años, primero queriéndoles inculcar unos valores culturales y políticos occidentales que el musulmán no acepta por el simple hecho de que le son extraños, luego alineándose con los Estados Unidos en su apoyo incondicional a la política que desarrolla Israel en Oriente Medio, posteriormente castigando injustificadamente a determinada población musulmana con embargos y bloqueos y, finalmente, desestabilizando unos estados de régimen de "Socialismo Islámico" que tenían controlado el fenómeno religioso y en los que convivían sin problema alguno distintas religiones. Todo esto ha engendrado en numerosos musulmanes un lógico y entendible sentimiento de injusto agravio  en un momento donde el mundo islámico se encuentra en un fuerte periodo de revitalización cultural fundado en la idea religiosa como articuladora de la solidaridad y la unión de todos los musulmanes. En este sentido no se puede decir más que la política europea no ha podido elegir peor momento para el desacierto.

            Por otra parte, en materia interior, Europa ha intentado crear una nueva sociedad basada en la divinización de unas ideas falsas con notable apariencia de veracidad (sofismas) que fueran cómodamente asumibles y aceptables para la inmensa mayoría de los ciudadanos. De hecho, la paz en Europa desde el final de la II Guerra Mundial se ha basado en la aceptación indiscutible y mayoritaria de esos sofismas por parte de la población europea quien, inmersa en un proceso de gran despegue económico y gozando de un enorme bienestar material, solo aspiraba a vivir bien alejada de cualquier preocupación metafísica, política o social.

La Catedral de Córdoba una vieja y constante reivindicación del integrismo islámico
Es precisamente en esta última cuestión donde encontramos la explicación más racional y plausible a la enorme contestación política y mediática (los medios no se pueden entender sin los políticos a quienes sirven) que han tenido los atentados en Francia porque no han podido llegar en peor momento y amenazan con poner de manifiesto la falsedad de las ideas sobre las que se ha construido la sociedad europea desde 1945 y a la misma Europa, máxime cuando la crisis económica, los recortes sociales y el desmantelamiento del estado del bienestar esta haciendo que muchos ciudadanos se cuestionen muchas cosas que hasta ahora eran buenas y razonables.

            Así, por ejemplo, la idea de Unión Europea que hasta hace cuestión de seis años muy pocos cuestionaban y quienes lo hacían eran tachados de retrógrados se ha revelado como una falsedad al ser Europa una especie de tablero de ajedrez donde las dos potencias hegemónicas, Alemania y Francia, desarrollan una larga partida para repartirse zonas de influencia en el continente. Así Alemania mantiene ilusionada a Francia con la posibilidad de liderar en el futuro una "Europa Latina" mientras ésta permite a Alemania expandirse económicamente hacia el Este europeo aunque sea a costa de granjear a todos los europeos la peligrosa enemistad con Rusia.

            Para los políticos europeos lo fundamental es mantener el status quo, hay que cerrar filas para que no queden al descubierto un sin fin de mentiras que terminen segando la yerba bajo sus pies y por ello la política oficial frente a los atentados terroristas en Francia consiste en afirmar que han existido fallos importantes en la seguridad y que solo han significado un ataque contra la libertad de expresión sin que se permita plantear, siquiera filosóficamente, la existencia de un conflicto cultural de cuyos orígenes la propia política europea no es ajena a pesar de que los propios dirigentes y varios Estados Mayores europeos temen en secreto que Europa se pueda convertir, con el paso del tiempo, en un nuevo Líbano donde disputen sangrientamente numerosas facciones.

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