Las
crisis económicas, cuando se producen y se prolongan en el tiempo, tienen la
propiedad de hacer aflorar todos los males que, a lo largo de los tiempos, se
han ido acumulando en las sociedades y que, durante los tiempos de bonanza, se
han mantenido perfectamente camuflados, mimetizados e ignorados, simple y
llanamente, porque las poblaciones no deseaban verlos. En realidad, las crisis
económicas, políticas y sociales que han sucedido a lo largo de la Historia de
la humanidad no son más que síntomas puntuales de esos males, ante los cuales
solo se puede actuar de dos formas: una primera tratando y actuando contra los
síntomas o, bien, buscando el mal causante y atacarlo en su origen.
Evidentemente, analizar los males
que ocasionan las crisis o los problemas y buscar su erradicación es una tarea
ímproba y generalmente desagradecida que solo alguien que armonice en su
persona una mente analítica, sagaz y abierta capaz de ver a largo plazo, un
alma de artista y un corazón generoso
puede emprender aunque, cuando alguien así ha surgido, siempre ha sido rechazado
por las masas y, en medio de la total incomprensión, se le ha marginado
tildándole de loco o de subversivo.
Descartando pues la realización de
una política tendente a erradicar los males siempre se ha planteado y
practicado una política de aplicación de elementos correctores mediante la cual
se actúa sobre los síntomas sin, ni siquiera, buscar el mal originario que los
produce con lo que, en no pocas ocasiones, se obtiene buenos resultados a corto
y medio plazo aunque a largo plazo los síntomas siempre reaparecen quizás con
mayor virulencia.
Una política basada en la aplicación
de elementos correctores no busca la solución del mal originario sino
simplemente la desaparición o mitigación de sus consecuencias más inmediatas y
visibles por lo que su objetivo consiste en obtener éxitos aparentes con los
cuales se retorna a una situación de manifiesto desarrollo material que fomenta
una tranquilidad social que es la garantía del sosegado ejercicio del poder y,
por supuesto, del abuso del mismo porque ningún ciudadano se cuestiona nada en
los momentos de bonanza.
Esta política de elementos
correctores, la podemos ver en numerosos aspectos siendo más patente en los
ámbitos de la ecología y de la economía.
En ecología, desde la confirmación
del calentamiento global del planeta y del efecto invernadero, numerosos grupos
ecologistas e incluso políticos de renombre mundial claman en diversos foros
internacionales contra este hecho pero sus propuestas, que aparentemente
tienden a ser soluciones, no son más que elementos correctores tendentes a
retrasar lo inevitable de no atacar al verdadero mal que no es otro que un mal
moral o filosófico que consiste en la verdad incuestionable de que no puede
existir un crecimiento material infinito dentro de los límites finitos en el
que vivimos. Así pues, resulta muy fácil proponer la reducción en la emisión de
gases invernadero pero tal propuesta ¿Qué es en realidad lo que supone? pues
simplemente que si, atendiendo a la actual emisión de gases, es muy posible que
el planeta se caliente y los polos se derritan dentro de cien años con todo lo
que ello implica, si se logra reducir dicha emisión a la mitad el planeta se
calentara a un ritmo menor y los polos se derretirán dentro de doscientos años.
Luego este "elemento corrector", que sería la reducción en la emisión
de gases, no soluciona el problema, que es el colapso global del planeta, sino
simplemente aparenta ser la solución; todo ello sin contar con que resulta muy
difícil que las potencias que han tenido un gran desarrollo material a costa de
emitir gases invernadero ahora quieran imponer a otras potencias en vías de
desarrollo la limitación en la emisión de unos gases que tanto ha enriquecido y
hecho prosperar a las primeras.
La política de elementos correctores
no soluciona ningún problema sino que simplemente retrasa el momento del
colapso global al que estamos avocados de no atajar los males fundamentales
siendo en cierto sentido un engaño para los ciudadanos ya que fundamentalmente
juega con las apariencias en su finalidad de crear una realidad material falsa
donde la superficie sea perfecta aunque el magma que subyace debajo de la misma
sea altamente inestable y constantemente amenazante y es que, no muy en el
fondo, la política de elementos correctores, que es la que se da en toda Europa
desde los años sesenta del siglo pasado, es la política de la cantidad frente a
la calidad, la de la forma frente a la substancia y la de la apariencia frente
a la realidad.
Frente a esta política de elementos
correctores puesta en marcha por un número reducido de seres diminutos para
engañar a un inmenso número de personas es imprescindible contraponer una
política de lo absoluto que se dirija contra los males fundamentales y no solo
contra los síntomas, con la finalidad de crear un nuevo tipo humano basado, muy
posiblemente, en los clásicos, y hoy olvidados, valores axiológicos donde la
finalidad última del hombre, liberado de toda servidumbre material impuesta por
la necesidad, sea crecer en calidad y en solidaridad hacia el prójimo que sufre.
Es hora ya, que los pueblos dejen de
creer en esa pequeña política de elementos correctores, de la espalda a los
seres diminutos que la enarbolan y abandone esa idea falsa interesadamente
inculcada de que "la política es el arte de lo posible". La política,
la única política verdadera, la política de lo absoluto requiere tres simples
cosas: la capacidad para imaginar lo imposible, la voluntad para conquistarlo y
la materialización en resultados positivos.
No lo he leído todavía todo, me llego en lo de la ecología, y me gustaría aportar unas observaciones: Lo del CO2 como causante de un supuesto mal llamado calentamiento global, es solo una teoría sin demostrar con la que gran parte de la comunidad científica no está de acuerdo y de la que mucha gente piensa que es un "sacadineros" por RESPIRAR.Los países "desarrollados" no se han "desarrollado" por emitir CO2 con el petróleo, sino por ROBAR ese petróleo y otras riquezas naturales a los países donde están, de manera que son muy ricos en recursos pero están siendo saqueados endémicamente.
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