Los resultados electorales marcan un
claro e incuestionable giro a la izquierda de los votantes que, cansados de la
mala gestión material que de la crisis económica ha hecho el gobierno del
Partido Popular y de los numerosos casos de corrupción descarada que ha
salpicado a numerosos de sus dirigentes, ha optado por otras alternativas
políticas.
No obstante y a pesar de que los
resultados implican una notable pérdida de apoyos electorales del Partido
Popular que pierde casi dos millones y medio de votos y del Partido Socialista
Obrero Español que pierde poco más de
setecientos mil, lo cierto es que la vida municipal sigue siendo acaparada por
estas dos formaciones políticas que consiguen entre ambas 43.573 Concejales de
un total de 67.611 que estaban en juego lo que supone casi las tres cuartas
partes del total. Estos datos indican que la época de las mayorías absolutas y
de los rodillos parlamentarios en las instituciones autonómicas y municipales
(y probablemente también en el Congreso de los Diputados) ha terminado aunque
aún es pronto para enterrar el bipartidismo entendido como la existencia de dos
únicos partidos políticos sobre los que gire toda la actividad institucional.
Asimismo los resultados son claros
en el sentido de indicar una clara descomposición del Partido Socialista Obrero
Español y de Izquierda Unida en favor de PODEMOS que puede quedar, en las
próximas elecciones generales o todo lo más en las siguientes, como la fuerza
hegemónica de una izquierda fragmentada pudiendo convertirse en una opción real
de gobierno en caso de conseguir acuerdos con un PSOE reducido a ser un
"partido bisagra".
Por su parte el Partido Popular ha
entrado en una grave crisis pero aún dista mucho de entrar en el proceso de
descomposición en el que ha entrado su tradicional antagonista, el PSOE. En
este sentido es de indicar que ahora mismo la mejor baza que los populares
tienen para "ganar" las próximas elecciones generales y repetir en el
gobierno consiste precisamente en la descomposición del PSOE y en la
fragmentación de la representación parlamentaria de los partidos de la
Izquierda salvo que la pérdida de poder sufrida en las elecciones locales y
autonómicas lleve a sus barones a una generalizada deserción de las filas del
partido que termine por desestructurarlo ahondando la crisis y convirtiéndola
en decadencia y desintegración.
Igualmente es de indicar que la
irrupción de CIUDADANOS en el panorama político español ha resultado menor de
lo esperado a causa precisamente de que el Partido Popular no ha experimentado
el proceso de descomposición indicado en el caso del Partido Socialista Obrero
Español aunque sin duda ha sido el gran beneficiado de la pérdida de votos de
los populares y de la descomposición de Unión Progreso y Democracia, formación
política ésta que está condenada a entenderse con CIUDADANOS antes de las
próximas elecciones generales o a desaparecer.
Por su parte, las llamadas opciones
soberanistas en Cataluña no solo mantienen sino que incluso incrementan su
representación municipal y aunque pierden la plaza de Barcelona en favor de la
nueva formación apoyada por Pablo Iglesias y liderada por Ada Colau, tal hecho
no debe entenderse como un retroceso soberanista en la capital catalana porque resulta
muy aventurado, e incluso temerario, el afirmar que la formación
"Barcelona en Comú" sea contraria al proceso secesionista.
Finalmente, existe un dato relevante
y que ha pasado desapercibido que es que en estas elecciones autonómicas y
municipales se ha incrementado el número de votantes en más de un millón y
medio respecto a las mismas elecciones del año 2011 y la abstención ha crecido
un 1´23 por ciento con lo que casi quinientos cincuenta mil ciudadanos más han
decidido no votar en esta convocatoria situándose la abstención en un 35´07 por
ciento. Es decir, más de la tercera parte del electorado decidió no acudir a
votar no pudiéndose justificar tal porcentaje en una abstención técnica
teniéndose que empezar a dar a la abstención la lectura política de que tal vez
se esté convirtiendo en la opción política de los que, sin confiar en ninguno
de los distintos grupos que concurren a las elecciones, pretenden formular una
enmienda a la totalidad a todo el régimen político de 1978.
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