Las
próximas elecciones generales convocadas finalmente para el día 20 de Diciembre
del 2015 son las primeras desde hace muchos años que presentan importantes
novedades y un especial interés tanto por factores objetivos como subjetivos.
Por
factores objetivos nos referimos, evidentemente, a las especiales
circunstancias políticas y económicas que padece nuestro país y que han
obligado al actual gobierno del Partido Popular a agotar hasta su límite
máximo, y contra todo pronóstico, la presente legislatura siendo la primera vez
que tal cosa sucede desde las primeras elecciones democráticas de 1977. Estas
especiales circunstancias consisten en la confluencia de una crisis económica que continúa llevando
a la población a un claro, visible y pleno proceso de empobrecimiento y de
retroceso en materia de derechos sociales y de libertades junto con una crisis
política que amenaza con desintegrar al mismo estado español, es decir, parece
ser como si ahora la inmediata historia política pasase la factura de todos los
errores, omisiones y malos hechos cometidos por la casta política en los
últimos cuarenta años.
Por
otra parte estas elecciones van a suponer, con toda seguridad, un parlamento
más fragmentado donde es muy posible que el número de formaciones políticas con
representación parlamentaria superen, por primera vez en la historia del actual
régimen político español, el número de trece.
No
obstante, no nos engañemos, una mayor fragmentación del parlamento no va a
implicar de ningún modo una mayor representatividad de las fuerzas sociales
sino que simplemente va a indicar, no la descomposición de los partidos
tradicionales, sino simplemente la metamorfosis de los mismos hacia otros
envoltorios que de alguna manera permitan perseverar en un estado de cosas que
ha defraudado a muchos y que manifiestamente no funciona.
Es
de prever que los dos partidos mayoritarios alrededor de los cuales ha girado
la vida política española de estos últimos cuarenta años, Partido Popular y
Partido Socialista Obrero Español, sigan conservando una representación
superior al centenar de diputados cada uno, lo cual indica claramente que están
muy lejos de descomponerse. Por su parte los partidos nacionalistas periféricos
conservarán su representación parlamentaria con muy pequeñas variaciones al
alza mientras que los partidos emergentes, Ciudadanos y PODEMOS, irrumpirán con
relativa fuerza en el Congreso de los Diputados a costa, sin duda, del Partido
Popular el primero y de Izquierda Unida y el Partido Socialista, el segundo.
Es
precisamente la irrupción de estas nuevas formaciones políticas tras las
elecciones autonómicas y municipales de Mayo pasado lo que ha llevado al
gobierno a agotar hasta el último minuto la legislatura pues la estrategia del líder
popular, don Mariano Rajoy, pasa y ha pasado en todo momento por la existencia
de algún tipo de repunte de la situación económica, aunque este sea mínimo y
macroeconómico, que le permita presentarse como el político que ha hecho que
los españoles superemos la crisis económica y, sobre todo, por el hecho de que
el tiempo transcurrido desde la formación de los nuevos gobiernos municipales y
autonómicos hasta la celebración de las elecciones suponga algún desgaste
importante para las nuevas formaciones políticas emergentes, cosa que en el
caso de PODEMOS parece ser que se está produciendo aunque no así en el caso de
Ciudadanos que se nutre del voto de extrema derecha que el Partido Popular ha
empezado a perder masivamente y que se ve atraído hacia la formación de Albert
Rivera por su españolismo y su apariencia recentralizadora.
Si
los resultados electorales verifican el anterior análisis se dará la siguiente
situación:
1º.
El Partido Popular y el Partido Socialista serán los partidos más votados y los
que cuenten con mayor representación parlamentaria aunque será notoriamente
insuficiente para formar gobierno al estar cada uno de estos partidos muy lejos
de la mayoría absoluta.
2º.
La fuerte irrupción de PODEMOS en el parlamento, si no va a acompañada de una
total absorción de Izquierda Unida y de otras fuerzas menores como
"Compromís", supondrá tal
fragmentación en la representación parlamentaria de la izquierda que hará muy
difícil que puedan oponerse a la formación de un nuevo gobierno del Partido
Popular dando su apoyo a un posible gobierno del Partido Socialista Obrero
Español.
3º.
Finalmente, la no menos poderosa irrupción de Ciudadanos perjudicará al Partido
Popular pues le alejará sin remedio de cualquier remota posibilidad de obtener
la mayoría absoluta pero le permitirá ser el partido decisivo a la hora de dar
su apoyo al PP o al PSOE para formar gobierno aunque es muy dudoso que sus
votantes aceptasen de buen grado que se apoyara al Partido Socialista para
formar gobierno.
4º.
El gobierno que surja de las elecciones de Diciembre del 2015 será un gobierno
débil que estará más ocupado en conservar su estabilidad que en solucionar los
problemas reales del país.
5º.
Los partidos emergentes quedarán muy apartados de la posibilidad de ser alternativa
real de gobierno y quedarán relegados a ser meras muletas de los grandes
partidos haciéndose irremediablemente responsables de toda la mala gestión
llevada a cabo por los mismos en los últimos cuarenta años.
6º.
Las minorías nacionalistas independentistas tendrán un panorama político estatal
inmejorable para llevar a cabo sus aspiraciones de independencia si es que de verdad
desean tal independencia y no, simplemente, mantener una eterna despedida.
Buenas noches:
ResponderEliminarLa redacción del punto sexto es exquisita. Ahora bien, la duda la tengo con el punto quinto y planteo: ¿no puede hacerse la lectura contraria? Esto es, no que sean muleta, bien al contrario, si saben aprovechar las negociaciones para la formación de gobierno, pueden actuar de bisagra: podrían condicionar, en parte claro está, el programa de gobierno. Un programa que podría pasar un examen periódico, con el objetivo, para el partido pequeño de valorar si merece la pena continuar en el gobierno o abandonarlo. Aunque claro, ya sabemos lo que cuesta eso cuando “se toca la moqueta”.
Estimado anónimo:
ResponderEliminarLa experiencia de estos años nos demuestra que cuando un partido pequeño pacta con un partido grande, el segundo suele fagocitar al primero.
Mire el caso de Izquierda Unida. Cuando pacto con el PSOE empezó a tener problemas y sufrir deserciones en sus filas quedando reducida a una especie de partido ascensor que subia cuando el PSOE bajaba y bajaba cuando el PSOE subía y todo esto sin contar con la pérdida de crédibilidad que tales pactos le generaban entre sus electores.
En el fondo aqui lo que se plantea es ya la etena cuestión de reforma o ruptura. Si se es partidario de la ruptura no se puede pactar ahora si lo que se cree es que es posible un reformismo del "He sido malo, me arrepiento pero ahora voy a ser muy bueno" pues.... solo se tendrá más de lo mismo, y sinceramente amigo mio, para ese viaje no se necesitan alforjas
Por Dios bendito, ni Ciudadanos ni Pp, las derechas ya nos han hecho demasiado mal a las personas de este país. Nos han robado hasta la saciedad a costa del dinero publico, para su propio beneficio. Es una vergüenza sus políticas. No los quiero ni en pintura.
ResponderEliminarEstimado anónimo:
ResponderEliminarNo es cuestión de querer o no querer sino de lo que pasará o no pasara