Después de que el líder del Partido
Popular (PP), Mariano Rajoy, declinase
formar gobierno y tras el encargo realizado, el pasado 2 de Febrero, por Su Excelencia el Jefe del Estado al líder
del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, de formarlo se han
intensificado las conversaciones entre los distintos líderes de los partidos
políticos con representación parlamentaria a fin de conseguir una mayoría
suficiente para que el segundo partido más votado en las elecciones del 20 de
Diciembre pueda constituir un gobierno viable para los próximos cuatro años.
Parece ser que, en un principio, lo
único que de momento parece claro es la existencia de un común interés de los
partidos de la oposición (PSOE, IU, PODEMOS, etc...) en impedir que el Partido
Popular pueda repetir en el gobierno lo que, atendiendo a lo realizado por este
partido desde el gobierno en los últimos cuatro años, no es de extrañar. No
obstante sí bien queda nítido que el Partido Popular ha de quedar excluido del
futuro gobierno del país no se sabe nada de cual va a ser la política que
desarrollaría un gobierno del PSOE con el apoyo de PODEMOS, Unión Popular e
incluso Ciudadanos puesto que lo único que ha trascendido ha sido la exigencia
realizada por parte de PODEMOS de la celebración de un referéndum en Cataluña
así como que la Vicepresidencia del Gobierno y determinados Ministerios sean
ocupados por representantes de este último partido.
Ante todas estas conversaciones y
negociaciones entre PSOE, PODEMOS, Unión Popular y ahora también
"Ciudadanos", muchos periodistas afirman que ya el 2 de Febrero Pedro
Sánchez había llegado a un acuerdo previo con Pablo Iglesias, líder de PODEMOS,
a fin de constituir gobierno y que todos los movimientos políticos a los que
los ciudadanos estamos asistiendo a través de los medios de comunicación son
simplemente un divertimento pues todo estaría ya hablado, negociado y acordado.
Por otra parte, y en opinión de
quien esto escribe, estas conversaciones y negociaciones están planteadas como
un movimiento estratégico cara a las nuevas elecciones generales que podrían
celebrarse a corto plazo cuyo objetivo sería doble: por una parte se intentaría
hacer ver a los ciudadanos que los líderes de los partidos tienen una altura
política de la que realmente carecen y por otra proyectar la imagen de que
nadie quiere unas nuevas elecciones y que si estas se producen sería por la
culpa del primero en levantarse de la mesa de negociaciones. Por eso, estas
conversaciones parecen planteadas no para llegar a un acuerdo sincero y
duradero en beneficio del pueblo español sino más bien para ver quién es el
primero en romperlas y, por tanto, en hacerse responsable de la inviabilidad de
un gobierno de "progreso" y de la convocatoria de unas nuevas
elecciones generales de la que más de una formación política aspira a salir
beneficiada.
No obstante, lo que todas estas conversaciones están poniendo
de manifiesto es que las "radicales" exigencias políticas y sociales
planteadas hace poco más de un año por alguna de las dos formaciones
emergentes, "Ciudadanos" y PODEMOS, se han ido mitigando hasta
diluirse y quedarse en vagas peticiones y claras exigencias de poltronas, lo
cual no debería extrañar a nadie cuando se contradice clara y manifiestamente el
discurso fundacional de estas formaciones.
Si bien "Ciudadanos" es un
partido con un discurso político difuso, confuso y disperso que nació y
prosperó en Cataluña ante el abandono de ciertas posiciones políticas por parte
del Partido Popular y que debe su éxito a nivel estatal a la incipiente descomposición
de los populares por causa de los distintos casos de corrupción que les vienen
salpicando y por tanto poco se puede esperar de él; no ocurre lo mismo con PODEMOS, porque al poco
tiempo de su éxito en las Elecciones Europeas de 2014 abandonó toda imagen de
transversalidad para ubicarse claramente en la izquierda más doctrinaria con un
discurso fundamentado en la idea de que "durante los últimos cuarenta
años, la vida política española había estado monopolizada por dos partidos, el
Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, que constituían la
casta política origen de toda corrupción"; en cambio, ahora, cuando
PODEMOS ha pisado las alfombras del Parlamento con la fuerza de sesenta y nueve
diputados, parece que el PSOE ha dejado de ser casta política y, olvidándose de
su inicial discurso, se muestra dispuesto a apoyar la investidura del líder
socialista como Presidente del Gobierno lo que implica, en puridad lógica, hacerse corresponsable de todo lo que el
Partido Socialista ha hecho desde los distintos gobiernos en los que ha estado
en estos últimos cuarenta años entre lo que se cuenta la desnaturalización de
las Cajas de Ahorro, la integración en la OTAN, la ruptura de la tradicional
política de neutralidad ante conflictos bélicos, la planificación de la guerra
sucia contra el terrorismo, varias reformas laborales, etc...
En definitiva, cada vez hay más
indicios de que nos encontramos ante una maniobra lampedusiana de enorme
magnitud y chabacana ejecución correspondiendo al pueblo soberano el decidir si
quiere o no ver en las coletas de hoy las americanas de pana de ayer y si desea
nuevamente dejarse engañar con la ilusión de un cambio que no es tal.
Como en otras ocasiones, me quedo con su último párrafo. Y sí, de Podemos, creo recordar que alguna vez alguno pronunció palabras en el sentido de que si no obtenían mayoría no intentarían gobernar... Menos mal...
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