Los actos del día 8 de octubre
de 2016 representan un hito a través del cual volvemos a renovar el
centenario Pacto Dinastía-Pueblo, garantizando la continuidad de nuestra Causa.
Un Pacto que a través de la interrelación de los derechos dinásticos
y de las libertades populares constituye el eje central de nuestra
identidad histórica. De nada sirve la legitimidad histórica (de origen) sino se
combina con la legitimidad democrática ciudadana (de ejercicio).
La presencia de Don Carlos Javier, el
titular de la Dinastía, acompañado de toda la Familia Borbón Parma, en
la ciudad de Barcelona, para presentar a
Carlos Enrique, recientemente bautizado, y a sus hermanas, Luisa
Irene y Cecilia María, para los
carlistas no es un simple acto social protocolario, y menos aún nostálgico, es
mucho más, es la expresión de un compromiso ético y político, tanto con nuestra tradición como con la
sociedad española en su conjunto.
Acudiremos a Barcelona por Lealtad a la
Lealtad. Porque todo Pacto implica un compromiso bidireccional: la Dinastía
está con nosotros y nosotros estamos con la Dinastía. No hay fisuras, sino
compromiso con unos valores que son herencia de un pasado
heroico pero también creación nueva para el futuro que está por
construir. No otro es el sentido de la Tradición.
El mero hecho de que el bautizo del
pequeño Carlos Enrique no se haya celebrado
en tierras españolas, como era el deseo de sus padres, del resto de su
familia y de todos nosotros, sino que se haya tenido que realizar en el Ducado
de Parma, debe de suponer un estimulo para todos los carlistas, para todos
los foralistas, porque lo que está vivo siempre resulta molesto para aquellos
que temen perder sus privilegios. Y lo cierto es que, aunque nos hayan querido
enterrar cientos de veces, no debemos de estar tan muertos. Un estimulo, por
tanto, para recordar que aquí estuvimos, pero también para proclamar que aquí
estamos y aquí estaremos con nuestra alternativa foral para las
Españas y nuestro compromiso compartido por una sociedad más justa, más libre y
más humana.
Mi estado de salud me impide estar presente en Barcelona para mostrar mi lealtad al Príncipe Carlos Enrique, esperanza clara para la continuidad de la Dinastía Carlista.
ResponderEliminarEn el guirigay presente de la política española es oportuno es oportuno manifestar: Los carlistas siempre han defendido la unidad de España, hablando de "las Españas" Nuestro Rey dijo: "puedo ser el Rey de las Repúblicas Españolas".
El nacionalista se convierte en separatista cuando contrapone su nacionalismo, vasco, catalán, gallego, valenciano etc. considerando a los demás como españoles. Es la unión de todas las naciones, repúblicas, estados, autonomías lo que constituye la Nación Española. España como tal no existe. España lo es a través de Andalucía, Castilla, Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia etc. Todo ciudadano se puede sentir: asturiano, extremeño, vasco, catalán etc, pero todos son españoles, mientras esté en vigor la actual Constitución Española.