Este
fin de semana, mientras que los medios de comunicación entretenían a los
ciudadanos españoles con el juego de la constitución de los distintos
ayuntamientos surgidos de las elecciones del 26 de mayo; de rondón, sin ruido y
así como sin querer molestar, se filtraba una noticia, que más parece una
velada amenaza por las graves consecuencias que para los ciudadanos,
especialmente para los económicamente más vulnerables, puede acarrear.
La noticia en cuestión, es que elBanco Central Europeo que maneja, perdón, dirige, el italiano Mario Draghi,tiene la intención de que los ahorradores paguen a los bancos por tener enellos sus ahorros en cuentas corrientes o depósitos a plazo, bien en concepto
de tasa, bien en concepto de comisión bancaria o, bien, en concepto de interés
negativo.
Según el Banco Central Europeo, en
Europa existen 10´8 billones de euros en depósitos y cuentas bancarias, de los
cuales 1´4 billones se encuentran en nuestro país. Si ese dinero se pusiera en
circulación, y siempre según el señor Draghi, la economía europea se
dinamizaría y para que ese dinero deje
de estar depositado en los bancos y "se mueva" nada mejor que hacer
que los ahorradores paguen a los bancos por tenerlos depositados.
Ahora bien, desde la crisis de 2008
las condiciones de los depósitos bancarios se han degradado tanto que la
rentabilidad que de los mismos se obtiene es poco más que simbólica
(curiosamente en nuestro país un plazo fijo renta un 0.01 por ciento mientras
que el interés de los préstamos bancarios ronda el 5 por ciento) y aún así numerosos ciudadanos
prefieren ahorrar a invertir porque los conceptos de ahorro e inversión
responden a filosofías radicalmente opuestas y son claramente incompatibles.
Mientras el ahorrador sacrifica la rentabilidad a la seguridad, el inversor
sacrifica la seguridad a cambio de una importante rentabilidad.
De verificarse la medida que
pretende imponer el Banco Central Europeo se perjudicará gravemente a un
incontable número de ciudadanos que, sin ser verdaderamente ahorradores, mantienen
una cuenta corriente en el banco, simple y llanamente, porque tal cosa se ha
convertido en una obligación para recibir los ingresos de sus nóminas y
efectuar el pago de sus consumos. Así mismo, los ahorradores que mantienen depósitos a plazo se encontraran
en la encrucijada de considerar el pago al banco por el mantenimiento de su
depósito como un suministro más que hay que pagar todos los meses como la luz o
el teléfono o invertirlos, pero invertirlos ¿En qué?.
El
ahorrador no quiere riesgos, por lo que de invertir, invertirá en algo seguro
como en oro o en ladrillo, lo que supondrá en nuestro país el retorno a la
burbuja inmobiliaria. No obstante, como
el ahorrador huye de los riesgos y el endeudarse para invertir supone un
importante incremento del riesgo, serán muy pocos ahorradores los que puedan
permitirse el lujo de invertir en ladrillo sin recurrir a la financiación ajena
por lo que la inmensa mayoría de los ahorradores obligados poner en circulación
sus depósitos bancarios invirtiendo lo harán en productos financieros que ni
entienden ni comprenden, pudiéndose repetir casos como el de "las
preferentes" o el de las "hipotecas basura" con lo que de nuevo
se estaría repitiendo la situación de especulación financiera que provocó la
crisis de 2008 que, en este caso, se llevaría por delante a muchas más familias
y contra la cual habría menos capacidad de reacción.
Finalmente, no serán pocos e incluso
puede darse el caso de que sean la inmensa mayoría, los ahorradores que asuman
que tienen que pagar a la entidad financiera donde tengan sus depósitos una
cantidad fija, al mes o al año, para que ésta se los conserve. En este caso el
ahorrador, aunque considere tal pago como un gasto corriente más, habrá perdido
un derecho y los bancos incrementarán notablemente sus beneficios a la vez que
los estados y el propio Banco Central Europeo podrán reducir sus fondos de ayuda a la banca en casos de crisis porque
la principal ayuda a la banca vendrá de los propios impositores.
En el fondo, y no muy en el fondo,
la propuesta del Banco Central Europeo y del señor Mario Draghi es, y si no lo
es desde luego lo parece, el comienzo de una maniobra para que los estados y
las entidades financieras se apropien de los ahorros de los ciudadanos
empobreciéndolos grave e irreversiblemente. Pero claro, en este todavía nuestro
país, a diferencia del resto de países de Europa, nadie pone en cuestión a la
Unión Europea, ni a sus instituciones ni al liberalismo que la inspira.
Jajaja, esto ya es la hostia.
ResponderEliminarPero si son los bancos los ENCARGADOS literalmente de mover el dinero almacenado.
¿Como dice ahí que tiene que moverlo la gente?
Lo que quiere decir es que la gente tiene que consumir más, pero eso no tiene nada que ver con sacar la plata del banco, jaaaajaja.
Y luego aparte, lo que se conseguirá con eso es muuuucha mayor cantidad de efectivo guardado en las casas.
Qué parvulita es la plebe europea. Y qué necios los poderes fácticos.
No si quienes de los 2 serán más funestos.