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miércoles, 17 de julio de 2019

INDIGNANTE E INJUSTA



 Así, indignante e injusta, ha resultado ser la sentencia dictada por un Juzgado de Málaga que ha condenado a un joven de 26 años a la pena de dos años de prisión y ciento setenta y ocho mil Euros de responsabilidad civil como autor de un delito de homicidio imprudente. Pero ¿Qué ha hecho este chaval para que sea condenado como autor de un delito imprudente? ¿Iba conduciendo borracho o hasta las cejas de drogas y ha atropellado a algún inocente peatón que cruzaba por un paso de cebra?. Nada de eso, el joven malagueño tan solo ayudó a un semejante.

            Los hechos por los que ha sido injustamente condenado Borja, tal es el nombre del heroico malagueño, se remontan a hace cuatro años, cuando tan solo contaba con 22 años de edad. A las 7.45 horas del día 8 de febrero de 2015 Borja ve como una mujer está siendo golpeada por dos delincuentes habituales que intentan robarla el bolso y se posiciona a favor de la agredida víctima, uno de los agresores, varón de 41 años de edad, intenta golpear al intrépido salvador que esquiva el golpe y contraataca dándole a su vez un puñetazo y recuperando el bolso. De resultas del golpe el agresor cae al suelo, entra en coma y fallece pocos días después.

            Pues bien, las cosas como son. La de ladrón es una profesión como otra cualquiera, tiene sus categorías y cuando es llevada con arte, estilo, elegancia y no indiscriminadamente contra la pobre gente (como la ejercieron el famoso Dioni o el no menos famoso Eddie Chapman), puede resultar más honesta que otras profesiones como, por ejemplo, la de Magistrado, Juez o Legislador.

            Ahora bien, la profesión de ladrón es también una profesión peligrosa aumentando el riesgo según se va descendiendo en la categoría profesional siendo la categoría más segura la de los ladrones que pisan moqueta. Con esto se quiere decir que el ladrón cuando se decide a robar sabe a lo que se expone, sabe que puede ser detenido y encarcelado o puede caerse por una ventana o puede que su víctima o una parte de la sociedad que la rodea en el momento de la comisión del delito responda y le golpee o le aprese. Por tanto, que un delincuente que ejerce la violencia sobre sus víctimas se queje de la violencia que estas o su entorno geográfico o familiar pueda desarrollar contra él  es una queja de mal perdedor, pero que estas quejas tengan acogida en nuestro sistema legal es ya, simple y llanamente, el alineamiento de la ley con el delito.

            Según el razonamiento de la sentencia que condena al héroe malagueño, en vez de intervenir debería haber llamado a la policía, pero ¿Donde estaba la policía?. No se trataba de un simple hurto, ni siquiera de un tirón donde el delincuente agarra el bolso, tira y sale corriendo, sino que se trataba de una agresión donde a una mujer la estaban golpeando para quitarla sus pertenencias. ¿Que debería haber hecho el joven? ¿Llamar a la policía y quedarse mirando hasta que llegase la autoridad dando tiempo no solo a que el robo se consumase sino a que la agresión provocara más daños a una persona inocente?

 En este caso concurren todas las incoherencias propias del régimen político-jurídico que padecemos y al que cada vez más le cuesta disimular su degeneración mental. Resulta incoherente que hace once años se elevase a la  condición de héroe público al profesor Neira por intervenir a favor de una víctima de violencia de género mientras estaba siendo agredida y se condene ahora al joven Borja. Se podrá argumentar que el profesor Neira no causo daño, que fue agredido y sufrió graves lesiones (aunque lo cierto es que fue traicioneramente atacado por la espalda sin posibilidad de defenderse, que de haberse defendido tal vez el lesionado hubiera sido el agresor),  pero entonces ¿Que pasa en este país? ¿Hay que dejarse robar y matar alegremente para tener derechos? pues sépanlo los señores Jueces, Magistrados y Poncios Pilatos de toda lacha y condición (1): a los muertos todas las verdades, todas las leyes y todos los derechos les importan una m...

            Más aún, ¿Recordará el lector el ataque frustrado a un tren francés por parte de un Yihadista armado con un fusil de asalto que fue reducido por tres pasajeros, resultando uno de ellos herido? Pues a los tres audaces pasajeros, la República Francesa, lejos de condenarlos, les recompensó con la Legión de Honor (2). Compárese ese caso con cómo ha actuado el putrefacto estado que padecemos con el ejemplar malagueño.

            La sentencia en cuestión es perruna, perruna en el sentido de que tiene el arte del perro y que, como los canes, pretende marcar territorio. Seguramente, la sentencia argumentará cierta desproporción en la que haya podido incurrir el joven Borja, pero si esa desproporción la hubiera utilizado un agente de la policía seguramente la sentencia habría sido mucho más benévola (3). De hecho, cuando la policía reduce a un borracho que, rindiendo culto a Baco, cae en aquella fase de  toda borrachera de "insultos a la autoridad" y argumenta que "ha utilizado la mínima fuerza imprescindible para reducirlo" ningún Juez, Magistrado o Poncio Pilatos de turno, lo pone en duda y eso que es más que sospechoso que unos señores que pasan por una academia de policía y reciben especial instrucción sobre cómo manejar situaciones complicadas no tengan más remedio que utilizar siempre algún grado de violencia a la hora de tratar con personas en estado de intoxicación etílica.

            El que fuera "Lord del Mar" en 1915, Almirante John Arbuthnot Fisher, decía que "la esencia de la guerra es la violencia y cualquier moderación en la guerra es una estupidez". Pues bien, la esencia del "robo con violencia", como su propio nombre indica, no puede ser otra que la violencia y la moderación a la hora de defenderse de él o repelerlo es pura tontería. Encontrándose el joven Borja, como se encontró en efecto, ante la comisión de un "robo con violencia" in fraganti, no solo defendió a una pobre mujer inocente e indefensa sino que también se defendió a sí mismo pues el delincuente intento agredirlo, por lo que la sociedad y una Administración de Justicia, justa e inteligente (lo que excluye a la que tenemos), deberían considerar las trágicas consecuencias acaecidas como un gaje del oficio de ladrón.

            Con sentencias como estas no solo habría que ir pensando que no es bueno pagar impuestos para que estas cabezas sigan mal  pensando y como consecuencia de ello vomiten sentencias como la que nos ocupa,  sino que además, tal vez, el primer acto de JUSTICIA, así con mayúsculas,  que requiere nuestro país sea el sentar a los señores Jueces y Magistrados en el Garrote, ajustar el collar y girar la tuerca. Mientras esto ocurre o no, los ciudadanos deberán considerar que si se encuentran a alguna joven en apuros acorralada por unos canallas, mejor es llamar a la policía y yendo a algún bar por si hay en él algún glorioso agente de la autoridad, se refugien allí mismo rezando para que la víctima no sea hija de algún Juez o Magistrado y este les pretenda juzgar por omisión del deber de socorro, porque claro... nuestra casta judicial ve las cosas diferentes si la víctima es uno de los suyos o del común de la ciudadanía.












(1) Pido perdón a Poncio Pilatos, él se limitó a lavarse las manos en silencio y a la vista de todos en lo que no dejó de ser un acto de sinceridad. Los distintos miembros de nuestra casta judicial se limitan a justificarse diciendo "aplico la ley". En otras épocas no muy lejanas otros cumplían órdenes y aplicaban leyes y no por ello se les exoneró de responsabilidad criminal.

(2) El atentado al tren Thalys en fecha 21 de agosto de 2015.

(3) Se ha sabido, que ayer 16 de julio de 2019, un policía disparo su arma de fuego en el distrito madrileño de Carabanchel hiriendo en la cadera a un delincuente que le amenazaba con un cuchillo ¿Existe proporcionalidad en utilizar el arma de fuego contra un delincuente que solo usa un cuchillo?.

1 comentario:

  1. En principio, la de ladron es una profesion de riesgo y el malo , porque "el ladron es el malo", y a veces como en la ocasion que nos ocupa saca la peor parte porque en este caso el defensor de la mujer agredida consiguio quitarle el bolso. Cuando hay lucha no se sabe como acabará. En este caso ganaron los buenos pero la justicia se puso de parte del malo solo porque cayó mal y se murio. Yo creo que solo el tiene la culpa. Si no se pone a agredir a la mujer no le habria pasado nada. Creo que habria que felicitar oficialmente al defensor y no lo que estan haciendo los jueces justo lo contrario tratan de crucificarlo para dar ejemplo.. Asique cuando haya un ladrón y me quiera dar una paliza deberé de quedarme quieta y aguantar solo para no ir a la carcel y si alguien trata de ayudarme se lo debere de prohibir, al ladron no lo toque nadie ni en broma. A veces ni reconozco a España.

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