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lunes, 1 de julio de 2019

¿IREMOS A NUEVAS ELECCIONES GENERALES?



 Tras las Elecciones Generales de abril y las municipales y autonómicas de mayo, las negociaciones para que el líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, pueda ser investido Presidente del Gobierno en primera vuelta parecen estar estancadas.

            Obtener el apoyo activo o pasivo de los independentistas catalanes parece no interesarle mucho por el coste electoral que pudiera ocasionarle en futuros comicios y tal vez por eso, el gobierno a través de su portavoz, Isabel Celaá, ya ha manifestado que puede no haber segunda vuelta de investidura; no vaya a ser que en dicha segunda vuelta Sánchez se encuentre con la abstención de ERC y la oposición pueda echárselo en cara durante toda la legislatura aludiendo a posibles pactos secretos.

            Un posible acuerdo PSOE-Cs, que es el entendimiento preferido de empresarios y banqueros, es muy difícil pues a ambas formaciones les costaría vender tal pacto a sus bases y electores y terminaría pasando a ambas una elevada factura en forma de pérdida de votos. Al fin y al cabo el PSOE se ha referido a "Ciudadanos" como una parte integrante de "las tres derechas" y del "trifachito" mientras que la formación que lidera "el bello Albert" ha descalificado constantemente a Pedro Sánchez y al  PSOE acusándole de entenderse con los que "quieren romper España" así pues resultaría de una desvergüenza absoluta que ambas formaciones llegaran a algún tipo de acuerdo, aunque desvergüenza no es precisamente algo que les falta a los distintos líderes de la casta política española.

            Por su parte, el socio natural de Pedro Sánchez y el PSOE sería "Podemos", pero las ambiciones ministeriales del líder de "la formación morada", Pablo Iglesias, parece alejar todo tipo de acuerdo, llamando la atención que, más que en cuestiones programáticas y de fondo, las ambiciones de Pablo Iglesias se centran en conseguir, no ya los Ministerios que exigía en el año 2016, sino "algún Ministerio". Por su parte, el líder socialista, conocedor del malestar que  generaría en el seno de su partido la cesión de algún ministerio, por insignificante que fuera,  a "Podemos" parece no estar dispuesto a transigir con la humilde solicitud de Pablo Iglesias y formar un gobierno de coalición con la formación que éste lidera.

            A Pedro Sánchez Castejón, como a todo candidato a la Presidencia del Gobierno, lo que le interesa es ser investido en primera vuelta obteniendo la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, pero, si esto no se produce, el Partido Socialista  no pierde nada convocando nuevas elecciones, es más, tal vez tendría algo que ganar. No obstante, por el momento la estrategia del PSOE es clara y consiste en desgastar a "las novias" que parecen cortejarle apasionadamente dejando a Pablo Iglesias reducido a la condición de mendicante de un ministerio y a Albert Rivera a alguien que necesita desesperadamente un acuerdo o apariencia de acuerdo con "el centro izquierda" para centrar a un partido que se siempre ha estado muy escorado hacia la derecha y que últimamente ya está desbocado hacia esa tendencia política.

            Unas nuevas elecciones aclararía el panorama político reforzando al Partido Popular y, sobre todo, al PSOE. Según la lógica y los sondeos hechos públicos la semana pasada, solo dos meses después de las Elecciones Generales de abril, habría una reagrupación del voto en torno al Partido Popular y al PSOE en detrimento de "Ciudadanos" y "VOX" en el primer caso y de "Podemos" en el segundo y, seguramente,  un incremento de la abstención.

 Y es que la indefinición y las contradicciones en las que han incurrido las nuevas formaciones políticas que venían a "regenerar" el sistema político español y no han hecho otra cosa que reforzarlo, no pueden menos que pasarles factura.

            "Ciudadanos" lleva desde su fundación en 2006 intentando encontrar un discurso político que ofrecer y en todos estos años, lo único de lo que ha hablado es de  un confuso concepto de españolismo, diluido en el concepto supranacional de Europa, lo que resulta una verdadera "contradictio in terminis", porque si lo que se desea es que "el hecho nacional español" no desaparezca, qué más da que lo haga por la actuación de los nacionalismos periféricos o por su disolución  en una estructura política superior. "Ciudadanos" que pretendía no ser un partido de derechas  ha debido su éxito electoral a la crisis del Partido Popular que es el verdadero suministrador de votos de "la formación naranja", la cual se asemeja cada vez más, buscando su homologación europea, a los afrancesados del Siglo XIX, pero en versión cutre. En unas hipotéticas nuevas elecciones "Ciudadanos" aguantaría el tirón pero perdería un número relevante de sufragios que volverían al Partido Popular.

            "VOX", es el partido de la nada. No ha tenido jamás discurso político que ofrecer y se constituyó única y exclusivamente como verdadera empresa de colocación profesional para su líder, Santiago Abascal, y su cuchi-pandi. Su hecho diferencial con el Partido Popular podría haber sido su actitud mostrenca y cerril pero ni a esa actitud han sabido ser fieles. Desde que adquirieron unas migajas de representatividad en las elecciones andaluzas no han hecho otra cosa que poner dicha representatividad al servicio del Partido Popular y de "Ciudadanos" con lo que lo único que han logrado ha sido hacer pensar a sus votantes que para votar a un segundón que se pone servilmente a los pies de una mayoría conservadora, resulta más lógico y mejor votar directamente a esa conservadora mayoría y ahorrarse, de paso, el castigo que infligen los restos que genera la fragmentación del voto en cada circunscripción electoral. Parece ser que ahora "VOX" se encuentra enzarzada en una pugna con el Partido Popular y "Ciudadanos"  para conseguir algunas concejalías en el Ayuntamiento de Madrid amenazando con no apoyarlos a la hora de constituir el gobierno de varias Comunidades Autónomas, lo que deja al descubierto las verdaderas intenciones de la formación de Abascal, que no es otra que pillar poder para mejor y más cómodamente asentar las posaderas de sus líderes. De celebrarse nuevas elecciones, "VOX" sería sin duda la gran perdedora de las mismas perdiendo casi la mitad de los diputados obtenidos en las Elecciones Generales de mayo pasado.

            Finalmente "Podemos", "Unidas Podemos" o como guste denominarse en el futuro es, en comparación con las otras dos formaciones políticas antes mencionadas, la que más ha defraudado porque en tan solo cuatro años ha diluido su esperanzador discurso en la vacuidad, en el vacío, en la nada. Guste o no guste, se quiera reconocer o no se quiera reconocer, "Podemos" ha dejado de representar a mucha gente al convertirse exclusivamente en una muleta del PSOE, partido que fue calificado en su momento por la formación morada como una parte integrante de "la casta política". En la actualidad su líder, Pablo Iglesias, lejos de estar enfrascado con el PSOE en la negociación de un programa de gobierno está luchando por conseguir algún sillón ministerial, lo que le viene a equiparar en cierto modo a "VOX", pareciendo que ambas formaciones no son más que la distinta cara de una misma moneda. "Podemos"  resistiría bastante mejor que "VOX" unas nuevas elecciones pero no por ello dejaría nuevamente de descender en número de sufragios lo que ya marcaría una clara tendencia de regreso al porcentaje electoral máximo que le correspondió en su día al Partido Comunista de España.

            Con este panorama, en el que tres formaciones políticas resultarían gravemente perjudicadas con la celebración de nuevas elecciones por no conseguir Pedro Sánchez los apoyos necesarios para su investidura, no es previsible que dos de ellas, "Ciudadanos" y "Podemos", pero sobre todo "Podemos", no hagan todo lo posible para entronizar al PSOE en el gobierno evitando así la repetición de unas elecciones de las que podrían salir como residuos sólidos a extinguir en el futuro próximo del panorama parlamentario.  

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