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miércoles, 8 de abril de 2020

EN RECLUSIÓN



 Un buen amigo, miembro también del Instituto Mounier y gran jurista me ha enviado sus reflexiones de reclusión. Coincido en sus apreciaciones. Y valoro muy positivamente el juicio que le merece el descontrol de las residencias de mayores, en los que se ceba el mayor número de contagios y de muertes por este coronavirus.

            Dice, con razón, que no podemos decir que esta pandemia se deba ni a un castigo divino ni al neoliberalismo individualista. Sobre esto último, quisiera hacer una puntualización.

            Efectivamente el paso del virus de una especie animal a la humana no se debe al sistema económico vigente. Pero su rápida propagación a todo el planeta, ¿no tiene que ver con el modo de vida que nos impone el neoliberalismo global?.

            ¿Y el que algunos se estén enriqueciendo con el negocio de los medios de protección, respiradores, test de diagnóstico y medicamentos? ¿O con sus juegos de bolsa con el petróleo, las divisas y los alimentos, aprovechando esta coyuntura? ¿Cómo actúan estos días los grandes capitalistas? ¿No se están beneficiando de esta crisis sanitaria y económica?.

            ¿Y el resto de la población? ¿No vemos por un lado abundantes rasgos generosos de solidaridad y por otro muestras de egoísmo acaparador y de desprecio pícaro de las normas impuestas para esta situación dramática?.

            Decretados los estados de alarma con una declaración de guerra a la pandemia, vemos a los gobiernos titubear sobre el alcance de las medidas a adoptar. Acuden a comités de expertos para que les asesoren y les indiquen posibles vías de actuación. ¿Piensan en el Bien Común o están pendientes de su efecto en próximas elecciones? ¿No tenemos que hacer las mismas preguntas ante las posturas de los partidos de oposición?.

            Me temo que lo que está en juego también es el aprecio popular por las instituciones democráticas. ¿No parecen ser más eficaces los regímenes totalitarios como el chino, donde primero se manifestó la epidemia?. Disciplina unitaria, control de las noticias y obediencia ciega ¿serán necesarios en esta situación de guerra?.

            Y cuando pase la pandemia, ¿se deseará volver a lo anterior o habremos aprendido la lección? ¿Se fortalecerán las actitudes de solidaridad compasiva y de apoyo a los débiles o reincidiremos en la destrucción de la naturaleza y en olvidarnos de las víctimas?


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