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miércoles, 26 de agosto de 2020

NO TODOS SOMOS CÓMPLICES DE LA HERENCIA FRANQUISTA



 Que la Iglesia y el Ejército se pronuncien en halagos a favor de Juan Carlos de Borbón no es noticia significativa. Dos rancias y seculares instituciones de la historia y de la actual realidad social española, que detentan un poder fáctico que va más allá de sus funciones.

            Para la Iglesia, para la Conferencia Episcopal Española, la magnitud del pecado no radica en la conducta del pecador, se establece en función del rango y la significación social del sujeto. Lo comprobamos con la pederastia -uno de los vicios más nefandos para Cristo- que era tanto más encubierta, y hasta disculpable, según se ascendía en el escalafón jerárquico eclesial. Es lógico, por tanto, que los obispos españoles miren para otro lado ante las supuestas prácticas corruptas y el enriquecimiento ilícito del anterior jefe del Estado, y ensalcen sus (también supuestas) aportaciones a la convivencia y a la democracia, es decir, la Iglesia depende económicamente del presupuesto público. Y cualquier cambio en el sistema podría poner en peligro la generosa financiación de la Iglesia Católica.

            No es tampoco de extrañar la actitud exculpatoria de Juan Carlos por una parte significativa del glorioso ejército español. Una institución tan unida siempre a pronunciamientos, golpes de estado, represiones… y tan estrechamente unida al franquismo. Es hasta lógico y normal que defiendan la herencia institucional de la Dictadura, les va en ello el honor -su interesado concepto del honor- su estatus y hasta sus emolumentos. Los otros valores castrenses: la defensa de la convivencia democrática, el respeto a la voluntad popular, la disciplina, la lealtad, el patriotismo; aquí y ahora son referencias que no cuentan. 

            Que Rodolfo Martín-Villa, José Ignacio Wert o Esperanza Aguirre salgan en defensa del heredero del franquismo tampoco es ninguna sorpresa. Y en el caso de Martín Villa, que tiene en su haber evidentes implicaciones por los sucesos de Vitoria de 1976 y de los sanfermines de 1978, entre otros asesinatos, tiene una trayectoria pública con grandes similitudes con el anterior jefe del Estado. Comienza su carrera política en el régimen franquista, se acomoda a la democracia y pasa, como una gran parte de la clase política, a desarrollar negocios privados valiéndose de las “puertas giratorias”. Y con respecto a la represión y a los asesinatos del franquismo y del postfranquismo, convendría recordar la presencia de Juan Carlos en el balcón de la plaza de Oriente, junto al general Franco, en aquel macabro aquelarre convocado tras las ejecuciones del 27 de septiembre de 1975. 

 ¿Y la defensa por parte de Alfonso Guerra del “emérito”? Tampoco es de extrañar. Durante los años de la Transición, el entonces números dos del PSOE, negoció la aceptación de una parte de la herencia franquista -la monarquía en primer lugar- a cambio del silencio y la colaboración política del PSOE. Aceptación que tuvo como consecuencia la rendición, más o menos incondicional, del resto de los partidos democráticos y antifranquistas: el reconocimiento por el entonces poderoso aparato del PCE de la bandera bicolor y de la monarquía son la imagen paradigmática de aquella rendición. Y los carlistas también nos vimos impelidos a aceptar aquella Constitución, que ha acabado convirtiéndose, en muchos aspectos, en una camisa de fuerza para los valores democráticos. 

            Un escrito firmado el pasado 7 de agosto por una veintena de carlistas recordaba la actitud del PSOE durante la Transición democrática: “el partido de Felipe González y Juan Carlos de Borbón fueron los grandes beneficiarios de la descomposición del franquismo”…/… “la monarquía franquista y el PSOE se protegen mutuamente”. La desvergüenza de Alfonso Guerra lleva a identificar la Constitución con la monarquía franquista: “cuando se intenta atacar al Rey se está atacando en realidad la Constitución”, lo que lleva a convertir a la Constitución en una Ley Fundamental del Franquismo, y no en un texto que garantice los derechos democráticos, la convivencia ciudadana y la transparencia institucional. La Constitución sirve como instrumento jurídico para avalar las prácticas corruptas y el saqueo público.

            Contrastan están actitudes con las declaraciones de Iñaki Gabilondo. El veterano periodista ha tenido la humildad y el coraje de reconocer el encubrimiento que los medios de comunicación han tenido, durante décadas, con las presuntas conductas delictivas de don Juan Carlos: “me siento avergonzado. Encima todo esto ha abierto un capítulo de vergüenza que ha degradado a mi generación públicamente”. Aun valorando la sinceridad de Gabilondo, consideramos que no nos basta con entonar un “mea culpa”. Hay que resarcir a los ciudadanos de la manipulación sufrida, del secuestro de la información, del engaño planificado, de la colaboración con un sistema corrupto. Iñaki Gabilondo, junto con otros profesionales de la información a los que suponemos honrados, deberían proceder a desenredar los turbios manejos de la clase política i/o empresarial desde los comienzos de la Transición, empezando por la propia jefatura del Estado. Hay que poner en marcha un vasto proceso de periodismo de investigación y denuncia. Por la salud democrática del país, por ética profesional y para resarcir a los ciudadanos del engaño consentido. Pero la valentía de Gabilondo tiene también su punto vulnerable: si se siente cómplice, que asuma sus responsabilidades, y que no se dedique a escampar tinta, por qué no todos hemos sido cómplices del latrocinio y de la escandalosa conducta de don Juan Carlos y de una gran parte de la clase política. No, los carlistas no somos, junto con millones de honrados y respetables ciudadanos, ni cómplices, ni responsables. Fuimos marginados en su momento del banquete de la democracia. Y ahora nos sentimos con fuerzas y con autoridad moral para reclamar el fin de la monarquía franquista, liberal y corrupta. Y caerá. 


martes, 18 de agosto de 2020

A los 10 años de su muerte: CARLOS HUGO DE BORBÓN PARMA. IN MEMORIAM



 El 10 de agosto de 2010 fallecía en Barcelona, a los ochenta años, Carlos Hugo de Borbón Parma, jefe de la Dinastía, ex-presidente del Partido Carlista y Duque de Parma. Más allá de las celebraciones religiosas programadas, desde CARLISMO DIGITAL rendimos un homenaje a su figura y a su memoria con una selección de textos de su pensamiento político.

Carlos Hugo: rey, presidente, abanderado, militante, luchador, compañero, amigo, nuestro mejor recuerdo es continuar tu lucha, recordando tu ejemplo y sacrificio. DEP. 


Artículo de Jean Mac Donough, en el diario «New York Herald Tribune» (1966)

El Príncipe Carlos Hugo representa una fuerza no comprometida que se opone a ciertas ideas políticas del actual régimen. Pide un Gobierno democrático para España, la descentralización del Gobierno, sindicatos libres, una completa reforma social, y se muestra a favor de las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y los países socialistas del Este, de los que está separado desde la guerra civil. En resumen, el príncipe pide una revisión de todo el sistema político español.

Palabras en el I Cursillo de la Juventud, en Pamplona (1968)
El mundo occidental tiene libertad de hablar, pero no de actuar. El mundo occidental no tiene democracia. El hecho de votar cada cinco años es algo de libertad, pero muy poca libertad. Me llaman la atención muchos demócratas, muy demócratas y muy cristianos, que hablan continuamente de libertad pero le tienen verdadero pánico. Y les sorprende que yo no lo tenga. Yo no tengo ningún miedo a la libertad.

Discurso en Valvanera (1968)
No hay justicia si no se escucha a la gente, no hay justicia cuando el que decide solamente tiene la espada en la mano. Entonces en vez de justicia es opresión.

Mensaje de Montejurra (1974)
La autogestión de la economía supone, no solo la gestión democrática en el seno de la empresa, sino además la autogestión de la planificación económica global, es decir, de todo el sistema productivo. Sirve, en efecto, de poco, pensar en la gestión democrática a nivel de empresa, si la economía en su conjunto, escapa al control de los trabajadores, si la orientación global de los medios de producción no está en sus manos.

Palabras a la Junta de Gobierno del Partido Carlista con motivo de la abdicación de Don Javier (1975).

La nueva sociedad que queremos construir necesita de este apoyo del pueblo español porque es una sociedad basada sobre un concepto global de la libertad que pretende realizarla tanto en el plano individual como en el social; sobre un concepto global de la democracia, porque busca superar la simple elección para alcanzar una democracia de participación; global de la representación porque pretende realizarla simultáneamente en el campo ideológico, socio-económico y regional. Todo ello para llegar a una sociedad a la vez pluralista, federal y socialista.


Comunicado político en la conferencia de prensa mantenida en París el 10 de julio de 1975

No puede crearse la unidad si no es por el camino de la libertad, por el acto voluntario de federarse.


Declaración en el aeropuerto de Barajas (1976)

Vuelvo para cumplir el compromiso que mi familia tiene con España. Vuelvo para ponerme directamente al servicio de la sociedad española y de cada uno de los pueblos y nacionalidades que se debaten para alcanzar su libertad y autonomía dentro de una España Federal. No vengo a plantear ningún pleito dinástico, pero tampoco me propongo renunciar a ninguno de los derechos y deberes que me corresponden. Considero que hoy solamente existe un pleito entre la sociedad y la clase dominante que ejerce el poder autoritariamente. Resuelto este pleito será el Pueblo quien determine (...) en un proceso libre y autogestionario, el que decida aquella forma que mejor corresponda a sus ansias socialistas y democráticas.


Declaración de sobre la unidad (1976)

El Carlismo, por mucho que algunos se empeñen, siempre ha formado un solo cuerpo. En torno a los valores permanentes que se han ido expresando y plasmando según las épocas, los tiempos y las circunstancias se ha mantenido unido el Carlismo. Estos principios que son las esencias espirituales, la libertad de la persona, las libertades de los pueblos, nuestra Patria como federación de los pueblos que componen el Estado Español, los principios socialistas de igualdad y libertad en lo económico y en lo social, la unidad en torno a la dinastía como institución eje para garantizar nuestra continuidad, son los conceptos revolucionarios y democráticos que el Carlismo ha mantenido en el transcurso de toda su existencia y por los que tantos han dado su vida y sus bienes. Ésta es la unidad del Carlismo. No puede haber otro Carlismo. Fuera de esta línea ideológica ya no se puede llamar carlista. Es el Pueblo quien en su dinámica política a través del Pacto con la Dinastía ha determinado esta línea y la mantiene viva día a día. Los esfuerzos para mantener esta unidad en la lucha por la libertad y la democracia representan el plebiscito cotidiano que hace el Carlismo de su propia ideología. Esta es la unidad del Carlismo, por mucho que intente la clase dominante presentarlo dividido con torpes maniobras.


Discurso en Sant Miquel de Cuixà (1976)

Solamente el socialismo permitirá devolver a la sociedad el poder económico que detenta el capitalismo. Devolverá a la sociedad el poder de autogobernarse. La autogestión de los pueblos es el federalismo con el socialismo. Es la capacidad de autodeterminarse, es la libertad comunitaria de las comunidades.


Testamento político (2010)

A nuestra generación le ha tocado la clarificación ideológica del Carlismo, la expresión moderna de sus aspiraciones históricas, fueristas y socialistas y participar con otras fuerzas progresistas en la transición democrática. Junto a mis hermanas Mª Teresa, Mª Cecilia y Mª de las Nieves, junto a mi esposa Irene de Holanda y con todos los militantes que nos secundaron, hubo que convertir a esta antigua fuerza popular en un partido moderno y progresista, luchando contra la dictadura franquista en el largo camino hacia la democracia.

COMUNICADO DE DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA ANTE EL X ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE DON CARLOS HUGO




       

         Queridos Carlistas:

         El 18 de agosto de 2020 se cumple el X aniversario del fallecimiento de mi querido e irrepetible Aitá, Carlos Hugo.

         Mis hermanos y yo recordamos cada detalle de sus últimos meses en Barcelona, sufriendo “físicamente” por la enfermedad pero con una esperanza cristiana sincera y a la vez soñadora por el futuro.

         Falleció en Barcelona como siempre quiso vivir, rodeado de su familia y de los carlistas. Su vida sin el compromiso carlista no es comprensible.

         Desde el año 1957, año en el que acudió por primera vez al tradicional acto de Montejurra/Jurramendi, se enamoró y vinculó personalmente con la causa carlista y con la justicia social que implícitamente conlleva y que siempre defendió.

         Asimismo, durante los largos años de lucha contra la Dictadura Franquista descubrió la pasión y la entrega absoluta del Pueblo Carlista para con su Dinastía Legítima y con las libertades.

         Aita me transmitió su legado histórico y su compromiso político inculcándome la responsabilidad que nuestra Familia tiene con las Españas y en especial con el Pueblo Carlista.  Mi padre, Carlos Hugo, hubiese sido un buen Rey para los españoles.

         Por ello, soy muy consciente de mis deberes, y en este sentido he actuado desde el año 2010 acompañando al Pueblo Carlista y trabajando coordinadamente con él para seguir proponiendo alternativas a los desafíos que presenta actualmente nuestras Españas. Para cumplir este compromiso he recibido el apoyo y colaboración constante de mi hermano Jaime, de mis hermanas Margarita y Maria Carolina y  de mis queridas tías María Teresa, Cecilia y María de las Nieves.

         Este es el legado que transmitió nuestro padre y es mi compromiso personal con la colaboración inestimable y permanente de mis hermanos, el impulsarlo a la próxima generación, que encabezada por mi hijo el Príncipe Carlos Enrique deberá continuar el proyecto de libertades y justica social en todos los ámbitos posibles de actuación: España, Europa, Hispanoamérica y en general en todo lugar donde podamos contribuir con nuestros principios…

         No quiero dejar pasar esta oportunidad sin recordar a nuestra querida tía María Teresa, fallecida en París el pasado mes de marzo, víctima de la COVID-19. Otro gran ejemplo para nuestra generación. Ejemplo de entrega absoluta por los otros y propuesta vital centrada en la búsqueda de soluciones justas y sociales para los pueblos.

         Para todos vosotros, un fuerte abrazo, en la esperanza de que junto con mis hermanos podamos encontrarnos el próximo mes de noviembre en Tarragona en la Festividad de la Dinastía Legítima.


En La Haya, 18 de agosto de 2020


Carlos Javier de Borbón Parma