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martes, 22 de diciembre de 2020

UN AÑO MAS

       Es España un territorio muy peculiar en el cual, si lo analizamos fríamente, la celebración de la Navidad es un momento muy especial, no porque el sentimiento católico haga de estas fechas un momento de regocijo por el nacimiento del Redentor, ni porque el paganismo se haya abierto camino hasta el punto de que se celebre el solsticio de invierno con grandes bailes alrededor de un adornado árbol.

            No. En España estas fechas son un momento muy especial, especialísimo, porque posiblemente sea el único país del mundo donde la gente se reúne a cenar y a comer opíparamente para, realmente, NO CELEBRAR NADA.

            Desde hace muchos, muchísimos, años; la Navidad en nuestro país se ha visto reducida a un hecho mimético y repetitivo de años anteriores. Estas fechas se celebran con luces, canticos  y reuniones, simple y llanamente, porque siempre se ha hecho así habiendo perdido toda conciencia del por qué de estas celebraciones.

            En todo caso, en nuestro país lo único que se celebra en estas fechas es la SUCESIÓN. La sucesión de un año por otro en el no seremos mejores, ni más justos ni más reivindicativos y en el que cada persona mantendrá su acrítico, incluso fanático, apoyo a su secta o tribu y en el que desearemos que a nuestra particular persona nos vaya, al menos, igual que el año que dejamos atrás si es que no nos puede ir mejor.

            Este año 2020, próximo a terminar y a ser sucedido por el 2021, ha sido muy duro. Más de ochenta mil de nuestros compatriotas han fallecido víctimas de la epidemia y millones afrontan una situación de exclusión social a causa de la crisis económica provocada por la misma, pero no es momento de pedir explicaciones ni de depurar responsabilidades; tampoco lo era el mes de Marzo con mil fallecidos diarios y, por supuesto, hoy tampoco es el momento. Ahora es el tiempo, como lo fueron los pasados meses estivales, de constatar la razón  y la sabiduría del refranero tradicional: "El Muerto al hoyo y el vivo al bollo".

            Y es que es lógico.  Los españoles no son ni un pueblo, ni una comunidad ni una colectividad, no son más que una suma de individuales decadentes y sin vitalidad que, desconociendo o renegando de su pasado colectivo, no aspiran nada más  que al mayor goce y prosperidad individual sin que importe el más próximo y sin preocupación alguna por el futuro, propio o ajeno. Por eso, como decía Mariano José de Larra "En España, nunca pasa nada porque el español pasa por todo".

            Por eso, lo que realmente se celebra en estas fechas es la mecánica SUCESIÓN  de años en la que un año es sucedido por otro en el que todo seguirá igual, nada cambiará y en el que cada español deseará prolongar su patética existencia de cordero durante mil años  sin atreverse a convertirse en león aunque tan solo sea por cien días.

            Ahora, y a pesar de lo arriba manifestado, ponemos fin a este artículo deseando a todos, dentro de lo que cabe.

 

¡¡¡Una Muy Feliz Navidad 2020!!!

 

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