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domingo, 4 de octubre de 2009

EL “SÍ” DE IRLANDA O EL ESTUPRO DE LOS PUEBLOS

La Europa institucional, economicista y burocrática, se congratula del resultado favorable al Tratado de Lisboa dado por Irlanda en el referéndum celebrado el pasado 3 de Octubre del 2009 al tiempo que empieza una solapada campaña propagandística a favor de dicho tratado haciendo creer que con el “Sí” de Irlanda se ha dado un paso altamente beneficioso para todos los habitantes del viejo continente.

No obstante, estos mismos personajes que hoy celebran el resultado del referéndum irlandés ya se han olvidado y trataran de hacernos olvidar a todos que hace escasamente un año y medio, el 13 de Junio del 2008, la misma Irlanda que hoy ha dicho “Sí” en popular consulta al Tratado de Lisboa; dijo “No” al mismo tratado y por el mismo método democrático del plebiscito y ello porque si permanece en nuestra memoria este hecho aparentemente contradictorio, cabría exigir a los señores políticos que explicaran la razón del por qué el “No” del año 2008 carecía de valor y había que repetir el referéndum y el “Sí” del presente año es incuestionable y definitivo y dentro de año y medio no hay que realizar una nueva consulta popular.

Habrá quién explique este cambio del sentido de voto en la población irlandesa en tan solo año y medio como producto de la crisis económica que en dicho país, con un quince por ciento de paro, amenaza con ser de descomunales proporciones, o como fruto de una supuesta imposición de condiciones del estado irlandés a la Comisión Europea para sumarse al Tratado de Lisboa, o como mera consecuencia de una mayor participación electoral.

Si la participación en el referéndum irlandés del año 2008 fue del 53 por ciento del censo electoral y en esta última convocatoria ha sido similar, evidentemente no se puede considerar el cambio en el resultado como consecuencia de una alteración en los parámetros electorales lo que unido a la pequeña diferencia de tiempo entre la celebración de una y otra consulta popular tampoco se puede atribuir a un cambio sociológico o generacional en la población. Así pues, hay que buscar las causas del cambio de postura en otros motivos.

Esta psicológicamente probado y es técnica normal en cualquier avieso interrogatorio que la continua y repetida formulación de una pregunta a un individuo hace que el preguntado termine dando la respuesta que se desea obtener por parte de quien pregunta y es precisamente esta técnica la que, aplicada a poblaciones enteras y convertida en una técnica de ingeniería social contraria a todo espíritu democrático y alejada de cualquier respeto por la libertad, la que subyace en el cambio de opinión de los irlandeses.

Si originariamente un referéndum era el medio más efectivo de participación directa de los administrados en la administración y el más democrático de los métodos para que los ciudadanos se pronunciaran sobre lo que los gobiernos tenían o no tenían que hacer, los políticos actuales han conseguido manipularlo hasta el punto de reducirlo a la condición de estupro de los pueblos mediante el cual determinados intereses utilizando el engaño o prevaleciéndose de una situación de superioridad tienden a justificar y legitimar lo que desean que se legitime y que se justifique. En este sentido, volvemos a reiterar que si el “No” dado por Irlanda en el año 2008 no servía y había que repetir la consulta popular, ¿Cuál es la causa de que el “Sí” de ahora valga, sea definitivo y no haya que volver a hacer otro referéndum dentro de un año?.

A mayor redundancia hay que recordar el caso español. En el año 2005 y tras una campaña en la que todos los partidos mayoritarios (incluido el Partido Popular que estando en el gobierno sostuvo que la Constitución Europea perjudicaba a los intereses de España) sospechosamente pidieron el voto afirmativo, los españoles aprobaron en popular plebiscito, aunque con escasa participación, el texto de la Constitución Europea. En cambio, tras el rechazo en los referéndums celebrados en Francia y Holanda a la mencionada Constitución Europea, la misma cayó en el olvido y ahora nuestro gobierno pretende ratificar sin consulta popular previa el Tratado de Lisboa, que no es precisamente el texto que aprobaron los españoles en el referéndum del 2005 por lo que cabe preguntarse ¿Para qué se hizo aquel referéndum si al final lo expresado en él se ha visto escamoteado? ¿Es realmente democrático un régimen que se sirve de instituciones democráticas como son los plebiscitos para burlar la voluntad popular en ellos expresados?.

En definitiva, la utilización perversa que se viene haciendo desde hace tiempo de los plebiscitos o referéndums, reiterándolos y repitiéndolos cuando los resultados que se obtienen en los mismos no es el deseado por los poderes que los convocan confirman la creencia de los que sostenemos que los principales problemas políticos con los que nos enfrentaremos muy pronto son las nuevas formas del totalitarismo y las amenazas para la libertad de los individuos y de los pueblos.

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