Al mismo tiempo que los políticos
manifiestan públicamente que están esforzándose para sacar al país de la gigantesca
crisis económica en la que, ellos mismos, lo han metido y proclaman con gran
entonación que hay que cambiar de modelo económico, los hechos
contradicen manifiestamente sus palabras y, como si tuvieran en la memoria a
Felipito Takatun, personaje interpretado en la segunda mitad de los años
setenta del siglo pasado por el gran cómico argentito Joe Rigolí; ellos siguen.
Ellos siguen apostando por la construcción, ellos siguen apostando por la
especulación inmobiliaria y ellos siguen apostando por el turismo de ínfima
calidad, como base de una economía española que no existe y que no puede
existir con tales apuestas.
Ahora, ya no se trata de conseguir
la organización del mayor espectáculo deportivo del mundo para Madrid como son
las Olimpiadas del año 2020 (¡¡Dios tenga la bondad de librar a los madrileños
de tal despropósito!!) ni de ofertar un bono alcohólico a los estudiantes
británicos para que extiendan el “SalouFest” por toda la Costa Brava, sino de algo
de tan dudoso gusto como construir en suelo español el mayor complejo de juego y ocio de toda
Europa que haría la competencia al mismísimo Estado Norteamericano de Nevada
donde se encuentran “Las Vegas” y que se denominaría “Eurovegas”.
El megalómano proyecto de
“Eurovegas”, por el que Madrid y Cataluña están estúpidamente pugnando,
consistiría en levantar un complejo hostelero partiendo de un macrocasino que
sería su pieza angular y a partir del cual, durante diez años, se irían
construyendo doce hoteles con más de treinta y cinco mil camas, seis casinos
más pequeños, tres campos de golf, nueve teatros y un enorme escenario para
conciertos con más de quince mil localidades. Todo ello según aseguran, tanto
la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, como el Presidente
de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas; generaría doscientos mil puestos de
trabajo, aunque tal cifra además de algo exagerada resulta engañosa porque
evidentemente los puestos de trabajo que se crearían con la construcción de
este emporio lúdico se perderían una vez finalizadas las obras.
Por otra parte, el magnate norteamericano
del juego Sheldon Adelson, patrocinador de la idea y propietario del grupo “Las
Vegas Sands”, pretende imponer entre otras condiciones para materializar en
nuestro país “tan benefactora idea e inversión” las siguientes:
Al Estado Español:
1º. Que le avale un préstamo de una
cuantía sin precisar (pero que se adivina muy elevada), que pediría a una
entidad financiera europea para construir su emporio,
2º. Que se modifique el Estatuto de
los Trabajadores para la suspensión de los Convenios Colectivos del personal
empleado.
3º. Que se le den facilidades
legales para la contratación de personal extranjero, entre ellos, agilización
de la concesión de permisos de trabajo.
4º. Que se flexibilicen los
controles en materia de prevención del blanqueo de capitales.
5º. Poder disfrutar durante dos años
de exenciones de pago de todo tipo de impuestos y de cotizaciones a la
seguridad social
A la Comunidad de Madrid o
Generalitat de Catalunya (Según la administración
Periférica
que se incline y obtenga la “magnificencia” del Sr. Adelson)
1º. Que le cedan el suelo necesario
recurriendo a las expropiaciones que sean precisas, reubicando a los
propietarios expropiados.
2º. Que se autorice de entrada de
menores en los casinos del complejo.
3º. Que se suspenda en el complejo la
aplicación de la legislación antitabaco.
4º. Que se construyan las
infraestructuras que solicite o complementos de las ya existentes.
Examinadas estas condiciones y
conociendo la historia de “Las Vegas” originarias podemos concluir que la
instalación en España del complejo lúdico conocido como “Eurovegas” tiene
implicaciones económicas, políticas y sociales de gran calado que desaconsejan radicalmente
su instalación en cualquier punto de España.
Dentro de las implicaciones
económicas nos encontramos en primer lugar que, según la condición 1ª que se
solicita al Estado Español y la condición 1ª que se exige a Madrid o a
Cataluña, estamos ante el mayor y el más claro “engañabobos” que jamás se haya
visto a nivel institucional porque lo que pretende Sheldon Adelson es que se le
regale el suelo sobre el que va a construir su complejo y se le financie la
inversión que supuestamente pretende realizar avalándole un préstamo, que tal
vez no pague nunca y toque pagar a las distintas instituciones españolas. Es
decir, el “gran filántropo” que se ha fijado en España para generar doscientos
mil puestos de trabajo pretende montar su negocio sin prácticamente poner un
céntimo.
Igualmente, y dentro de las
implicaciones económicas, resulta increíble o directamente falso que la
comunidad donde se instale “Eurovegas” vaya a beneficiarse de la creación de
doscientos mil puestos de trabajo (idea esta con la que los políticos quieren
vender a los ciudadanos los beneficios de este macrocomplejo lúdico) porque,
atendiendo a la condición tercera solicitada al Estado Español, es de suponer
lógicamente que la mayor parte del personal empleado por los casinos hispanos
del señor Adelson procedan del extranjero y más concretamente de las tafurerías
ubicadas en los Estados Unidos y de las que es propietario.
Finalmente, la instalación en Madrid
o en Cataluña de “Eurovegas” generaría la ruina de los pequeños casinos autóctonos
que se encuentren alrededor (por ejemplo el Casino “Gran Madrid” de
Torrelodones) con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo porque, tal y
como está concebido el proyecto, la intención es que el que acuda a “Eurovegas”
encuentre todo lo que pueda desear en ese microcosmos no siendo necesario salir
de su perímetro para nada.
Dentro de las implicaciones políticas
tenemos que concluir que considerando la condición 4ª solicitada al Estado
Español solo se puede deducir lógicamente que “Eurovegas” aspira a atraer y a
manejar capitales de dudoso origen o directamente ilícito y convertirse en una
especie de “lavadora de dinero” porque nadie solicita que se reforme o se
flexibilice una legislación con la que se pretende cumplir escrupulosamente
como un buen y honesto ciudadano. A mayor redundancia y en apoyo de esto tenemos
que recordar el moderno origen de “Las Vegas” en Estados Unidos, las cuales
comenzaron a ser lo que son hoy en día en 1941 cuando el gángster Bugsy Siegel
construyó, con dinero procedente de los sindicatos del crimen de la costa Este,
el primer hotel y casino (“Flamingo”) entorno al cual se fueron construyendo
los demás casinos y hoteles (curiosamente coincide con la idea de construcción
del proyecto “Eurovegas”). Por otra parte, la reforma o flexibilización de la
legislación en materia de control y blanqueo de capitales perjudicaría
seriamente a España en sus relaciones con los demás estados de nuestro entorno
porque difícilmente podríamos oponernos a la existencia de territorios que son
paraísos fiscales (por ejemplo, Gibraltar) cuando nosotros, en el seno del
Estado Español, hemos flexibilizado o modificado nuestra legislación en la
materia para beneficiar exclusivamente a un solo individuo.
Finalmente, entre las implicaciones
sociales de la instalación de Eurovegas en España no debemos limitarnos a
señalar el duro golpe que supone para los derechos de los trabajadores la
pretendida suspensión de aplicación de los Convenios Colectivos al personal
empleado pues mucho me temo que la liquidación de los derechos laborales de los
trabajadores españoles será un hecho con independencia de lo que exija el señor
Adelson, sino que también debemos indicar otras muchas. Así, por ejemplo nos
encontraremos con que es posible que se produzca un incremento de los problemas
de ludopatía entre la población incluso entre los menores de edad a los que se
pretende que se les permita entrar en los casinos (condición 2ª de las exigidas
a Madrid y Cataluña) en los cuales se pretende que se permita fumar creando una
excepción en la legislación antitabaco (condición 3ª expuesta a la Comunidad de
Madrid y Generalitat de Catalunya). Además, teniendo en cuenta lo que sucede en
“Las Vegas” originales, habrá que permitir la venta de bebidas alcohólicas las
veinticuatro horas del día así como aceptar un incremento de la prostitución,
del alcoholismo y de todo tipo de criminalidad, incluso organizada, en las
zonas próximas.
En definitiva, “Eurovegas” presenta
más inconvenientes que ventajas para el pueblo español aunque tal vez no para
los miembros de su casta política. El hecho de que un individuo tenga la
desvergüenza de presentar unas exigencias infamantes ante un estado soberano y
sus instituciones y que todavía ese estado y esas instituciones no haya hecho
un bodoque con las mismas y se las hayan tirado a la cara pone de manifiesto la
bajeza moral y material de los que dirigen nuestro país, además de levantar
manifiestas sospechas sobre su honestidad (el exigir que se flexibilice la
lucha contra un delito como es el blanqueo de capitales a cambio de una dádiva
como sería la instalación en España de las tafurerías de Sheldon Adelson, roza el
tipo penal de cohecho).
Resulta evidente que, mientras que el
paro roza los seis millones de desempleados, no hay tejido industrial que
absorba a medio o largo plazo la mano de obra en paro y mientras se ha
descubierto que existen dos millones y medio de niños que viven por debajo del
umbral de la pobreza; los señores de la casta política española siguen en su
política de “arroz y tartana” y en fundamentar la economía en pelotazos
inmobiliarios-turísticos cuya consecuencia inmediata es atraer un turismo del
más bajo jaez hasta el extremo que, de instalarse “Eurovegas” en Madrid, se
podría modernizar el lema turístico de “España, todas las cosas bajo el sol” y
convertirlo en “España, de la mesa de la ruleta a la habitación del burdel en dos
horas y media” en clara referencia a la conexión de la mayor casa de tafures de
Europa con la más grande casa de lenocinio del continente (sita en La Junquera)
por medio de la gran infraestructura, financiada por todos, del AVE,
Madrid-Barcelona.
En
fin, para llorar… o, también, para despertar y levantarse.
Este es un país difícil. Ya no es el de la pandereta, sino el del pelotazo y la pasta a raudales sin escrúpulos. Un laissez faire siempre que me llenes el bolsillo. En vez de preocuparse por asentar los cimientos de la sociedad, se dedican a recargar la fachada.
ResponderEliminarSólo concibo dos miradas para algo como Las Vegas que no me provoquen reflujo esofágico en el alma: la mirada implacable del CSI o la mirada lúcidamente nublada del alcohólico (terminal como Nicholas Cage o inmortal como Dino, casi zen en su desapego de las miserias que pudieran rodearle); toda visión eufórica o "positiva" de semejante lugar se me atraganta como un Big Whopper de pura mierda salseado con bilis.
ResponderEliminarEstos son los proyectos y los valores del Capitalismo, donde el dinero es lo importante, vendemos nuestros valores por un poco de dinero por unas migajas mientras estos nos utilizan y nos saquean nuestro futuro nuestros ideales a los que quitan importancia porque no tenemos el dinero que ellos robando manejan. Los casinos tendrian que tener la etiqueta, "Solo para tontos" los inteligentes van a ver una pelicula o dan un paseo por la ciudad.
ResponderEliminarEl culpable de todo esto es el sistema económico capitalista y quienes lo aupan y mantienen.
ResponderEliminarPor muchos valores que tratemos de explicar y dar a conocer lo que se impone es el poder del dinero. Poder que hay que subyugar y doblegar. Bajo mi punto de vista la monarquía carlista podría ser la institución que doblegase a las fuerzas capitalistas y plutócratas.