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sábado, 14 de julio de 2012

LA TRAMPA DEL COPAGO FARMACÉUTICO


            Dentro de las andanadas de recortes con las que el Gobierno del Partido Popular agrede al pueblo trabajador español tras lanzarlas en sucesivos Consejos de Ministros, el último de ellos presidido por Su Excelencia el Jefe del Estado a Título de Rey, especial mención merece el llamado copago farmacéutico porque de una forma sibilina, deshonesta y trapacera oculta la rebaja de las pensiones de jubilación e implica un coste para nuestros pensionistas superior al indicado por los sofistas que integran y ocupan el gobierno.

            Según esta medida de copago farmacéutico, los pensionistas que hasta el 1 de Julio del 2012 no tenían que pagar por los medicamentos que les eran médicamente recetados tendrán que pagar las medicinas que les sean necesarias con un límite de ocho o dieciocho Euros al mes (Euros 8.- ó 18.-) a partir de los cuales tendrán el derecho de que la administración pública les reintegre el exceso pagado aunque no está claro ni como y cuando se va a producir dicho reintegro.

            Es casualmente en esta fórmula donde radica el embuste del gobierno o, lo que es peor, el desconocimiento de la realidad social del país que dice pretender gobernar. Estadísticamente los jubilados españoles son personas mayores que tienen numerosos achaques y enfermedades crónicas que han de ser tratadas con medicamentos por lo tanto el obligarles a pagar ocho o dieciocho Euros (Euros 8.- ó 18.-) al mes en concepto de copago farmacéutico, equivale a rebajarles la pensión 96.- ó 216.- Euros al año (o incluso el doble si son un matrimonio jubilado que tiene una sola pensión de jubilación). Pues bien, de todas las medidas al respecto del copago farmacéutico que el gobierno podía tomar ¿Por qué no tomo la de rebajar directamente las pensiones de jubilación en 96 ó 216 Euros al año (o el doble si es un matrimonio que disfruta de una sola pensión)?.

            La respuesta a esta pregunta es doble. En primer lugar, el gobierno no quiso adoptar tan injusta pero también sincera medida porque se pondría de manifiesto nítidamente que lo que se estaba produciendo era una rebaja o disminución de las pensiones de jubilación y en segundo lugar porque al hacer el copago farmacéutico de esta forma el estado se asegura un mayor porcentaje de financiación del gasto farmacéutico por los ciudadanos particulares.

            Esto resulta en primer lugar, porque el jubilado que va a la farmacia a adquirir los medicamentos recetados para sus dolencias, generalmente crónicas, tiene que pagar el porcentaje legalmente establecido que es el de un diez por ciento y si el medicamento es caro, entendiéndose por tal y solo a modo de ejemplo el que supere los cien euros, tendrá que abonar por él diez Euros. Como es previsible que el paciente acuda tres o cuatro veces al mes a la farmacia a adquirir dicho medicamento, resulta que el jubilado tendrá que ADELANTAR a sanidad, treinta o cuarenta euros al mes de los cuales tendrá derecho a que le reintegren (sin intereses y seguramente tarde) veintidós o treinta y dos euros al mes. Así pues, es posible que el jubilado vea como su pensión mensual ha disminuido realmente en treinta o cuarenta euros. Ahora, imaginemos, y es muy posible que así ocurra, que el jubilado no necesite solo un medicamento sino varios y que alguno de ellos ronde o supere los cuatrocientos euros ¿En cuanto se verá mensualmente reducida de forma práctica la pensión de jubilación?. En este sentido es de indicar que, aunque la cantidad que supere los ocho o dieciocho euros al mes, sea devuelta, el hecho de que el pensionista tenga que adelantarla afecta grave e irreversiblemente a su capacidad adquisitiva y calidad de vida, y todo ello sin entrar a considerar la subida generalizada de precios que va a provocar la próxima subida del Impuesto del Valor Añadido (I.V.A.).

            Por otro lado, tenemos el caso contrario. El jubilado que, afortunadamente para él, requiera de poca medicación o que esta no sea muy cara es posible que su gasto farmacéutico no supere los veinte euros al mes de los cuales tendría derecho a que le reintegraran doce (si el límite establecido para él es de ocho Euros) o dos Euros (si el límite es de dieciocho Euros) por lo que considerando que para reclamar el reintegro el jubilado debe llevar una contabilidad exhaustiva de su gasto sanitario con un archivo ordenado de las facturas o ticket de compra, lo más probable es que renuncie a solicitar el reintegro al considerar que son mayores los problemas que genera la solicitud de devolución que los beneficios materiales que le va a proporcionar el recibir las cantidades a cuyo reintegro tiene derecho (salvo, claro está, que el gobierno pretenda con esta medida dinamizar la economía insinuando a cada pensionista que contrate un gestor que le lleve esta contabilidad como si fuera una empresa).

            A todas estas consideraciones tenemos que añadir una más que es que el copago farmacéutico de los pensionistas afecta a cada titular de la tarjeta sanitaria por lo que, considerando que estadísticamente, en la mayoría de los matrimonios de pensionistas solo existe una pensión de jubilación, resulta que las cantidades de obligado pago (8.- ó 18.- Euros) se duplican con lo que la cuantía de renta disponible para los matrimonios pensionistas se reduce aún más.

            En definitiva, el copago farmacéutico impuesto por el gobierno a los pensionistas españoles implica el mayor atentado contra la salud, bienestar y calidad de vida de nuestros mayores que jamás haya perpetrado estado alguno viéndose agravada esta medida por la maldad de la misma que queda demostrada por el adorno de los calificativos de necesaria y poco onerosa con la que se ha implantado.

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