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martes, 4 de septiembre de 2012

CON TRISTE SORNA E IRONÍA: EL RETORNO A LOS CUARENTA


El final de las vacaciones comienza a presentirse en los felices y despreocupados corazones de los veraneantes en la segunda quincena del mes de Agosto, cuando en la televisión se empieza a hablar de “la vuelta al cole” y a anunciarse las diferentes colecciones por entregas que lanzan los grupos editoriales para su venta en los kioscos de prensa como si de un mágico bálsamo para la llamada “depresión post vacacional” se tratase.

            Este año de crisis, en cambio, va a existir muy poca “depresión post vacacional” porque aquellos que, lamentablemente, se encuentren en situación de desempleo no notaran el final del periodo de asueto estival y, aquellos otros, que son afortunados y tienen un trabajo al que retornar; en vez de lamentarse y deprimirse, elevarán preces al cielo por ser más afortunados que los agraciados con el Gordo de Navidad o con la adjudicación de una Vivienda de Protección Oficial, que viene a ser lo mismo.

            El fin del verano de este año 2012, a diferencia de otros años, no va a suponer ninguna “depresión post vacacional”, ni siquiera va a ser relevante su final porque lo importante, lo verdaderamente importante, va a ser la vuelta, no precisamente “al cole”, de los miembros de la casta política y el comienzo del curso político. El comienzo del curso político va a suponer para todos los españoles una “depresión vital” porque, a pesar de las protestas populares y de las poses revolucionarias de algunos oportunistas, se consolida la política de recortes iniciada por el gobierno al comienzo de la presente legislatura con la retirada del Sistema Público de Salud de más de cuatrocientos medicamentos y con un empobrecimiento generalizado de la población al experimentarse un incremento de los precios a consecuencia de la exagerada subida del Impuesto del Valor Añadido.

            Con esta situación que es dramática y que, si bien lo miramos, supone un claro y progresivo retroceso cronológico a aquellos tiempos en los que el mayor logro para un trabajador era comprarse unas alpargatas nuevas para encaminarse a la emigración y tener una gorra limpia para dirigirse al patrono con ella en la mano en signo de sumisión; no se puede negar que los grupos editoriales de nuestro país están aprovechando el tirón y se suman a la moda retro impuesta a los ciudadanos desde las instituciones con todo tipo de recortes sociales reeditando por entregas aquellos cómics de los años cuarenta como “El Guerrero del Antifaz”, “T.B.O.” o “Roberto Alcázar y Pedrín”. Eso sí, a precios actuales porque eso de dieciséis páginas de aventuras y evasión a dos pesetas ningún poder lo quiere poner de moda.                      

            Si descartamos, como es de descartar, que la intención de los editores de estos cómics sea la de despertar en los jóvenes españoles la sed de justicia y encender en ellos la llama de la dignidad, el heroísmo y el honor que irradian sus protagonistas para instigar subrepticiamente una justa rebelión, solo queda deducir, atendiendo a la vuelta de los hijos a la casa paterna a causa de la crisis, que la intención real es reforzar el regreso a tiempos pasados consiguiendo que en los pasillos de todos y cada uno de los humildes, y ahora empobrecidos, hogares españoles vuelva a resonar aquello de “Papá, papa, ¿Me das la paga semanal para comprarme “El Guerrero del Antifaz”?.

2 comentarios:

  1. Al menos leer tebeos relaja. En pasadas épocas teníamos un montón de revistas de la extinta Bruguera para todos los gustos. Los precios, como dice usted, ya no serán tan asequibles, me temo.

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  2. No digo yo que el leer no relaje, pero es que sacar a estas alturas los comics de los años cuarenta, casualmente cuando estamos volviendo a las condiciones sociales de aquella época no deja de tener su guasa.

    Y efectivamente... el primer número de "El Guerrero del Antifaz" costaba 15 céntimos de peseta, hoy las entregas cuestan 7.99 Euros... ¡¡¡Menuda Diferencia!!!

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