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miércoles, 17 de octubre de 2012

LA DEUDA ESPAÑOLA, LA PRIMA DE RIESGO Y LOS ACREEDORES



            Con motivo de la aprobación por el gobierno de los Presupuestos Generales del Estado muchos han sido los comentarios que ha generado el hecho de que la cuarta parte de los mismos esté destinada al pago de intereses de la enorme deuda externa contraída por los diferentes gobiernos en nombre y representación de España. Lo que agrava más el tema es que uno de cada cuatro euros que el estado tiene previsto ingresar en el año 2013 va destinado exclusivamente al pago de intereses no a la amortización de la deuda por lo que ésta seguirá generando sucesivos intereses en los próximos años y lastrará la economía española durante décadas.

            Por otra parte, el Estado con la venta de bonos y obligaciones a diez años en los mercados internacionales continúa adquiriendo nuevas deudas, que a su vez generan nuevos intereses, para poder hacer frente a los gastos corrientes como son las pensiones, los subsidios por desempleo, el pago de empleados públicos, el mantenimiento de determinados servicios, etc…

            La ingente cantidad de deuda adquirida así como la situación política y económica general de España hace que la llamada prima de riesgo se haya disparado hace meses ocasionando la perdida de credibilidad de los compradores de bonos y obligaciones del estado que, a su vez, ha provocado el incremento de los tipos de interés que España tiene que pagar a dichos compradores.

            Así pues la situación que se ha generado en nuestro país viene a ser la siguiente:

            Si un individuo tiene un patrimonio de 2.000, unas rentas anuales de 1.000 y un gasto corriente anual (comida, vivienda etc...) de 600. Tiene una economía sana y saneada y no se puede decir que tenga problemas económicos.

            Ahora bien, si ese individuo, por las razones que sea, adquiere una deuda de 1.500 que le generan unos intereses anuales de 800, resulta que tendrá que dedicar 800 euros de su renta anual a pagar esos intereses por lo que solo le quedaran 200 para hacer frente a sus gastos corrientes.

            Como con 200 ese individuo no tiene suficiente para hacer frente a los gastos corrientes anuales tiene el siguiente abanico de posibilidades:

            a) Recortar los gastos corrientes, lo que significa que tendrá necesidades básicas que no podrá cubrir con el resultado de su empobrecimiento e incluso su extinción por consunción a largo o medio plazo. Esta es la explicación a los recortes que ha realizado el ejecutivo español.

            b) Liquidar parte del patrimonio (1.500) y pagar el principal de la deuda (1.500) con lo cual su patrimonio pasará a ser de 500 por lo que verá reducirse su renta anual en la parte de la misma que ese patrimonio le generaba. El resultado sigue siendo su empobrecimiento con la consecuencia añadida de tener que acudir, a corto o medio plazo, a una mayor financiación externa ya sea en la forma de adquirir nuevas deudas económicas o en la forma de adquirir compromisos que supondrán pérdida de independencia (este es el caso de los hijos que piden prestado a los padres para pagar su hipoteca o que regresan a la casa paterna tras una fallida independencia). El gobierno actúa así cuando “privatiza” o vende activos públicos como edificios, infraestructuras y empresas públicas con la finalidad de obtener liquidez y proceder a diversos pagos.

          
  c) Aceptar que la deuda que ha adquirido ES IMPAGABLE y decidirse a NO PAGARLA. No es que el individuo no quiera pagar, es simplemente.... que le resulta imposible de pagar a no ser que, a largo o medio plazo, se extinga por consunción.

            Considerando que la deuda adquirida por la casta política en nombre y representación de los españoles resulta matemática y materialmente imposible de pagar, surge la pregunta de por qué el Estado no solo no reconoce este extremo, sino que además continúa endeudándose cada vez más.

            La respuesta a esta cuestión es muy sencilla: el estado español sigue endeudándose por dos motivos: a) Porque requiere de financiación externa para poder hacer frente a sus gastos anuales mas elementales y b) porque sigue encontrando personas o instituciones que están dispuestas a prestarle dinero aunque a un interés cada vez más elevado. Ante esto surge una nueva pregunta, ¿Cómo es posible que haya personas e instituciones dispuestas a prestar dinero o a adquirir los bonos y obligaciones españoles cuando ya resulta de una claridad meridiana que la deuda española no se podrá pagar?.

            La respuesta se encuentra en que la deuda española es pura y simplemente especulativa, o dicho de otro modo, es similar a una apuesta en una carrera de caballos. Así en cada emisión de nueva deuda pública (por medio de bonos y obligaciones) el interés se incrementa a causa del riesgo existente de no recuperar lo prestado, pero no obstante, considerando el elevado interés impuesto y que éste se paga cada año o cada seis meses el acreedor sabe también que en tres o cuatro años tendrá amortizada sobradamente la cantidad prestada y empezará a ganar dinero. Así pues, a todos los acreedores de España, les interesa que esta resista, que haga todos los máximos recortes en el interior del país y que no se declare en quiebra porque de esta forma cada año que pasa tendrán más posibilidades de recuperar lo prestado e incluso de ganar algo.   

            Como se ha dicho antes, los compradores de deuda publica española están actuando como puros y simples especuladores que recuperaran lo prestado o no y obtendrán grandes beneficios o no, dependiendo de lo que España tarde en reconocer su dramática situación y declarar que no puede pagar la deuda. Evidentemente, aquellos acreedores que compraron deuda publica española hace nueve o dieciocho años, en estos momentos, auque no hayan recibido aun el pago del capital prestado, ya han recuperado dicho capital porque durante todo este tiempo han estado cobrando magros intereses, que equivalen a más de lo que prestaron. El problema lo tendrán aquellos que han comprando deuda publica española recientemente o que la compren en el futuro porque aún no llevan el tiempo suficiente cobrando los exorbitantes intereses como para haber cubierto siquiera el principal prestado.

            No obstante es de considerar claramente que la actual deuda que ahoga a España y a los españoles, a parte de no haber sido adquirida por los ciudadanos sino por la casta política española y con indiferencia de si es "odiosa" (toda deuda es odiosa) o amada… resulta IMPOSIBLE DE PAGAR. Pero recordemos que la culpa en la adquisición de deudas impagables no las tiene solo el deudor que irresponsablemente pide y pide, sino también el acreedor que, asumiendo conscientemente el riesgo a cambio de la percepción de unos tipos de interés cada vez más elevados, sigue dando y dando. Por lo tanto no debería suponer ni generar ningún problema ético o moral que España, atendiendo a sus intereses y a la situación de su población, decidiera dejar de pagar esta deuda cuanto antes.

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