El pasado Domingo, 23 de Marzo del
2014, fallecía en la Clínica Cemtro
de Madrid el último Secretario General del Movimiento del Régimen Franquista y
el primer Presidente del Gobierno del actual Estado Constitucional, don Adolfo
Suárez González, sucediéndose en las horas inmediatamente posteriores al
anuncio de su fallecimiento numerosas muestras de reconocimiento a su persona
procedentes de todo el espectro político con una clara intención de elevarlo a
la condición de icono arquetípico de la política española al que rendir algún tipo de culto.
Dejando a parte su fulgurante
carrera en el régimen anterior que culminó con su nombramiento como presidente
del gobierno en Julio de 1976 por parte de Su Excelencia el Jefe del Estado a
Título de Rey; don Adolfo Suárez fue, indiscutiblemente y por derecho propio,
el Deus Ex Machina (1) que puso fin al Régimen Franquista transformándolo mediante
la llamada “Transición” y por tanto es la causa primera, y posiblemente única,
del actual régimen político español y del existente estado de cosas.
Tras la muerte de Franco, el 20 de
Noviembre de 1975, se pudo optar por liquidar la totalidad de su régimen
político, depurar las responsabilidades que hubiera que depurar y abrir un
verdadero proceso constituyente con todas las consecuencias en el que se
plantearan, discutieran y aprobaran con la mayor participación ciudadana posible
todas las grandes cuestiones básicas sobre las que se constituiría un nuevo
estado democrático tales como la forma de gobierno, la vertebración territorial
del estado, etc... En vez de eso, don Adolfo
Suárez optó por que, desde el propio Régimen Franquista se pactase con
determinadas fuerzas políticas de la llamada “Oposición” para que, partiendo de
las Leyes Fundamentales del Movimiento; se evolucionase hacia otro tipo de régimen
en el que se conservara lo que buenamente se pudiera conservar del anterior
como la forma de la Jefatura
del Estado. Esto es lo que se dio a llamar “A
la ley desde la ley”, frase muy celebrada en su momento y que no deja de
ser “el pecado original” del actual régimen político español porque lo que ella
encierra es que el Régimen Franquista evolucionó hacia el actual estado
constitucional por lo que, en pura lógica, el primero pervive, de alguna forma,
en el segundo. La consecuencia de esta evolución no podía ser otra que la
creación del estado de ficción democrática o de democracia deficitaria en el
que vivimos y que se justifica en base a que “no se podía hacer otra cosa en aquel
momento” cuando es más que dudoso que existiera un peligro real de involución.
A este respecto lo que debería de plantearse es el por qué fuerzas que
supuestamente eran democráticas y que estaban contra el Régimen Franquista aceptaron
aquel “A la Ley desde la Ley ” que venía a equivaler
al supuesto de que la entonces República Federal Alemana se hubiera constituido
partiendo de las leyes del III Reich.
Ciertamente, bajo el gobierno de don
Adolfo Suárez se legalizaron todos los partidos políticos pero siempre después
de que se adhirieran incondicionalmente a su “Proyecto de Reforma Política” (como
fue el caso del Partido Socialista Obrero Español y del Partido Comunista de
España) u oportunamente a destiempo para que quedasen descolgados y no pudieran
participar en las primeras convocatorias electorales (como fue el caso del
Partido Carlista y del Movimiento Comunista).
Se ha dicho que don Adolfo Suárez
fue muy vilipendiado mientras permaneció en la vida política activa y que no
gozó de un merecido reconocimiento, pero es que, como dijo Napoleón III, “quien sirve al estado sirve a un ingrato”
y don Adolfo Suárez González, lejos de ser el estadista que nos quieren
presentar, solo fue un excelente servidor del estado.
En servicio al estado no dudó en
jurar ante Francisco Franco las “Leyes Fundamentales del Movimiento” y, siendo
Director General de Televisión Española, negarse a retransmitir la boda de la
nieta del dictador con don Alfonso de Borbón por lo que tal retransmisión pudiera
suponer de competencia para el designado sucesor del entonces Jefe del Estado.
Igualmente como buen servidor del estado no dudó en convertirse en el Camarada
Ministro “Secretario General del Movimiento”, Ministerio éste que disponía de una
partida presupuestaria pública y de unos medios de prensa propios que fueron
utilizados para alentar, entre Abril y Mayo de 1976, la llamada “Operación
Reconquista” que culminó con dos muertos y varios heridos en los actos de
Montejurra de ese año. Y finalmente, en
servicio al estado no dudó don Adolfo Suárez en dimitir en 1981 como Presidente
del Gobierno cuando se decidió prescindir de sus servicios.
Don Adolfo Suárez ha fallecido
precisamente cuando todo el Régimen político que él decididamente fundó hace
treinta y ocho años lleva casi una década en coma irreversible y amenaza con morir
al carecer de credibilidad, ser masivamente cuestionado y presentar importantes
síntomas de hundimiento y desintegración. Ante esto, la casta política
imperante con ayuda de la casta mediática en un desesperado intento de salvar
lo insalvable ya ha empezado a la divinización de la figura de don Adolfo
Suárez presentándolo a la generalidad de la ciudadanía española como un héroe
que robó al tirano las libertades secuestradas como Prometeo robó el fuego a
los Dioses para dárselo a los hombres, pero todo ello no es más que pura
leyenda que, de ser mayoritariamente aceptada como verdad, demostrará que el
pueblo español necesita de mitos y de héroes y, recordemos a Berthold
Brecht: “desgraciados los pueblos que
necesitan héroes”.
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(1) “Deus ex Machina” (Dios de la Máquina ) hace referencia a un elemento externo que resuelve una
historia sin seguir su lógica interna. Evidentemente Adolfo
Suárez fue el elemento que resolvió la cuestión de lo que pasaría con el
Régimen Franquista después de la muerte de Franco mediante la llamada
“Transición”.
Buenas noches:
ResponderEliminarPor seleccionar algo me quedo con el último párrafo de su Artículo. Mi reflexión personal es acerca de qué se puede esperar de un traidor. Se mire desde la izquierda o la derecha, este hombre juró lealtad al Movimiento. Insisto: ¿qué se puede esperar de un traidor? Pues que vuelva a las andadas.
Estimado Anónimo:
ResponderEliminarAdolfo Suárez fue muchas cosas. Fundamentalmente fue un funcionario de la escala máxima que se metió a político con pretensiones de ser lo que nunca fue: un estadista.
Pero Adolfo Suárez, en ningún caso fue un Traidor. Ciertamente juró las leyes fundamentales del Movimiento, que creo recordar que eran siete pero ¿Qué fue su famosa Ley para la Reforma Política si no la octava Ley Fundamental del Movimiento? Y eso hace, que lógicamente todo lo que de esa octava Ley Fundamental del Movimiento dimana sean también Leyes Fundamentales del Movimiento, incluída la Constitución de 1978.
Suárez no traicionó ni a Franco ni al Movimiento, los traidores, no nos engañemos estaban en el otro lado. Estaban en el llamado "Gobierno en el Exilio de la República" que sin convocar cortes ni consultar con los partidos que teóricamente formaban parte de esas cortes, disolvieron la legalidad republicana. La traición estaba en aquellos partidos de la llamada "oposición" que se avinieron a conversar y pactar con los hombres y las instituciones del Movimiento, etc...
Suarez no fue ningún traidor porque antes de la muerte de Franco el régimen hacía aguas y era imprescindible su reforma y Suarez reformó y salvo lo que se podía salvar del régimen (Jefatura del Estado, bandera, himno, escalafón militar, escalafón funcionarial, etc...).
En realidad, la historia del Régimen Franquista esta aún por escribir, pero cuando se escriba desde la objetividad se podrá comprobar que una de las razones de la larga duración de ese régimen se encuentra en que era un régimen que periódicamente se reformaba incluyendo nuevas leyes, cambios de denominaciones etc...
Así pues, el régimen actual no es más que una reforma del anterior y por tanto el anterior subsiste en este.
Como supondrá, entiendo su razonada respuesta, pero lo de traidor para mí tiene todo su significado y sentido, aunque Ud. le dé otra visión. Acepto también que había traidores estaban en el otro bando, pero para mí, quien JURA lealtad no puede “cambiar”, por muy poco que cambie, por mucho que haga aguas el régimen franquista, por muy pseudo-franquista que sea la actual “democracia”. Lo siento pero no. Un juramento es lo que es, cuando menos para servidor. Puedo considerar el devenir de personas que cuestionaron el régimen franquista en otro momento, y ahora me acuerdo de un Dionisio Ridruejo por ejemplo, pero un individuo que aprovecha el hundimiento del barco para hacer negocio, lo siento pero –por mucho que discrepemos– le seguiré definiendo del mismo modo. Qué le vamos a hacer: para eso están los colores.
ResponderEliminarEstimado anónimo:
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, la diferencia del actual régimen con el anterior es la misma que existía entre el Fuero del Trabajo y el Fuero de los Españoles.
Por tanto no descubro la traición.