La
ultima barbaridad cometida por el integrismo islámico en Niza (Francia) el
pasado 14 de Julio, ha puesto encima de la mesa, por mucho que se esté
intentando camuflar desde todas las instituciones europeas, un conflicto entre
el Islam y Occidente cuyas magnitudes no terminan de ser conocidas por el común
de los ciudadanos.
Habrá quién se remonte a la
fundación de la religión islámica o a las Cruzadas como origen de tal conflicto
aunque no es preciso remontarse a tiempos tan lejanos porque el conflicto
existente en aquellos tiempos era de unas características totalmente diferentes
al conflicto existente hoy (fundamentalmente porque el actual se libra en
nuestra propia casa) pudiéndose afirmar que, o bien, nos encontramos ante una
nueva fase del conflicto o ante un conflicto completamente nuevo que nada tiene
que ver con lo acaecido entre los Siglos VII y XI.
Es, precisamente, en la
incomprensión de Occidente de la realidad islámica, expresada en una política exterior
desestabilizadora de los regímenes de "socialismo árabe" , permisiva
con los excesos del Estado de Israel e ignorante de los problemas de un Tercer
Mundo, donde el Islam es la religión
mayoritaria, unido todo ello a una pugna interna en el seno del mundo musulmán
donde un sector, en principio minoritario, se ha lanzado a la conquista de la hegemonía
religiosa y política, donde hay que buscar los verdaderos orígenes del presente
conflicto.
No obstante, los atentados
criminales que en menos de un año han afectado a Francia ya no pueden ni deben
reducirse a temas de tertulias televisivas ni a grandes discusiones culturales
sobre la existencia de un "Islam bueno" y de un "Islam malo".
El "Yihadismo", que hace treinta años era tan solo materia de estudio
académico vinculado a la "Guerra del Mahdi" o a los
"Juramentados", se ha convertido en la opción de una minoría musulmana
en progresión que aspira a quedarse como la interpretación única del Islam
utilizando a los ciudadanos occidentales como unas víctimas propiciatorias que
les permiten presentarse a la totalidad del mundo musulmán como "los
únicos verdaderos creyentes que se enfrentan a los infieles que les
amenazan".
Más que centrarse en debates sobre
el Islam y su magna problemática que, esa sí, se remonta casi a sus propios
orígenes con su división entre Suníes y Chiies, deberíamos centrarnos en las
características que presenta el terrorismo islámico y en la ineficacia de las
medidas que toman los diferentes gobiernos occidentales para protegernos.
En Europa han existido, desde hace
mucho tiempo, grupos terroristas que han generado mucho dolor. No obstante
estos grupos terroristas eran de tipo ideológico vinculados a unos grupos o
partidos políticos concretos que actuaban dentro de la legalidad, asimismo los
grupos terroristas se estructuraban como
ejércitos en la clandestinidad: tenían sus grupos de información y de selección
de objetivos, su grupo central de dirección, sus grupos de abastecimiento y
financiación, etc... y esta estructura constituía su máxima debilidad porque
permitía a las fuerzas de seguridad infiltrarles, hacer seguimientos y
vigilancias y, en definitiva, desarticular comandos, detener terroristas,
interceptar alijos de armas e impedir atentados.
Por el contrario, el terrorismo
Islámico en Occidente no está estructurado y no aparece vinculado a ninguna
estructura reivindicativa que actúe legalmente, salvo a la totalidad de la
religión islámica que abarca a más de mil trescientos millones de fieles en
todo el mundo.
El terrorismo islámico descansa
sobre la base ideológica de un fanatismo religioso que presenta dos factores:
uno extrínseco, integrado por la religión en sí misma y en determinados pasajes
textuales del Coran y otro intrínseco, compuesto por el proceso psicológico que
lleva a un individuo a radicalizarse y a matar. Si toda religión tiene textos
"sagrados" de cuya lectura e interpretación se puede deducir la
justificación del asesinato y si en el seno de toda religión existen grupos más
o menos integristas, surge la pregunta fundamental que nadie quiere plantearse:
¿Por qué solo el Islam engendra elementos dispuestos a matar y a morir matando?.
En cuanto al proceso interior que
lleva a un individuo a convertirse en un terrorista islámico, el mismo depende
más de sí mismo que de cualquier adoctrinamiento externo. Mientras que, por
ejemplo, el terrorista marxista de las Brigadas Rojas llegaba al terrorismo
después de haber leído muchos libros, de acudir a numerosas conferencias
políticas e incluso después de haber participado legalmente en la actividad
política tras lo cual concluía que la única forma de alcanzar sus objetivos
políticos era la violencia, el terrorista islámico no depende de ningún adoctrinamiento
exterior sino exclusivamente de la confirmación de su interpretación personal
del Corán, la cual la puede obtener muy fácilmente de su propia conciencia o de
cualquier Imán radical o no radical.
Desde el punto de vista de la
seguridad, los distintos gobiernos no hacen nada más que dar palos de ciego con
la intención de hacernos pensar que desarrollan una actividad para protegernos
y hacernos creer que estamos seguros: podrán elevar los niveles de seguridad,
pero recordemos que el pasado atentado de Niza tuvo lugar mientras que en toda
Francia estaba implantado un nivel 5 de seguridad; podrán bombardear bases del
llamado "Estado Islámico" en Siria o Irak, pero los políticos
deberían explicar a los ciudadanos como se puede evitar que terroristas que
están en Europa desde hace mucho tiempo, incluso desde hace generaciones,
cometan atentados aquí bombardeando allí; podrán disponer que distintas fuerzas policiales
y militares se ocupen de proteger numerosos puntos sensibles que podrían ser
objetivos terroristas, pero lo cierto es que no se puede proteger todo durante
todo el tiempo; podrán afirmar que se va a atacar las líneas de financiación
del terrorismo, pero lo cierto es que el atentado de Niza pone de manifiesto,
una vez más, que los "Yihadistas" no solo no necesitan grandes
capitales para cometer atentados con numerosas víctimas sino que además los
pequeños grupos terroristas islámicos o los "lobos solitarios" se
autofinancian ellos mismos con sus propios ahorros.
Hay quien ha dicho que el terrorismo
"Yihadista" es un enemigo invisible pero nada más falso porque,
simple y llanamente, no existen enemigos invisibles solo enemigos que no se ven
o que no se quieren ver. El "Yihadista" es un enemigo perfectamente
camuflado cuya fuerza fundamental consiste en la explotación de nuestras propias
debilidades las cuales dimanan de un falso humanitarismo y de la ingenua
creencia de que todo el mundo es bueno.
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