NUEVAMENTE, EL PROCÉS

Inauguración en Copenhage de la embajada catalana en Dinamarca

            A pesar de las vacaciones veraniegas,, el proceso secesionista abierto en Cataluña no ha dejado de ser noticia, de abrir telediarios y de ocupar las portadas de los medios escritos que siguen sin poner, o mejor dicho, sin querer poner el dedo en la verdadera llaga que no es otra cosa que el Estado Constitucional de 1978 ha saltado por los aires, que está más periclitado que el Régimen anterior del que es legítimo heredero.

            No nos cansaremos de repetir desde aquí lo que ya hemos dicho en numerosas ocasiones anteriores: el proceso secesionista de Cataluña no es el problema, ni siquiera un problema. El problema es mucho más grave y más general, es un problema que los políticos de todo ámbito geográfico y de todo color político han ido creando, poco a poco, durante los últimos cuarenta años y del que, por cierto, no estaría exento un estado catalán independiente. El problema, el único y verdadero problema, es simplemente que durante los últimos cuarenta años a los españoles se les ha ido privando de toda conciencia colectiva considerándoles una población a la que administrar, más mal que bien, en beneficio único de... ¡¡¡los administradores!!!.

           

            Durante el verano el President de la Generalitat, Carles Puigdemont, con el aplauso entusiasta de los partidarios del "Procés" ha llevado a cabo algunos viajes por el extranjero con la esperanza de recabar apoyos foráneos para la futura república catalana independiente. De hecho, el pasado mes de agosto Puigdemont inauguró una "embajada" catalana en Copenhage (Dinamarca), inauguración que, al parecer, no contó con la presencia de políticos daneses relevantes lo que levantó el entusiasmo de los políticos llamados "constitucionalistas" que continúan instalados en la milonga del "NO" ("no es posible", "no se va a celebrar ningún referéndum", "no se va a llegar a eso"...). Es curioso y prueba de la existencia de un problema existencial grave que afecta a todos los todavía españoles que nadie haya hecho la simple reflexión de que si Cataluña requiere del apoyo exterior para su independencia ¿Qué clase de independencia sería esa y con qué hipotecas nacería el nuevo estado independiente? y, a sensu contrario, nadie haya reflexionado de que si el estado español requiere para mantener su cohesión interna el apoyo de potencias extranjeras ¿Su soberanía y la duración de su unidad no estará sometida al exclusivo interés y capricho de esas potencias?. En definitiva, ¿Qué clase de estado es el estado español y qué clase de estado sería esa hipotética Republica Catalana Independiente? Evidentemente un estado vasallo de los estados garantes de su unidad o de su independencia.

Momento sulminante de la aprobación de la Ley de Referéndum en el Parlament

Por su parte, días antes de qué Carles Puigdemont fuera a inaugurar su embajada en Dinamarca, la patronal catalana "Foment del Traball" se manifestaba, con gran entusiasmo de la casta político-mediática "constitucionalista" y cierta decepción del independentismo, en contra del proyecto de Ley del Referéndum de Catalunya" amparándose en el respeto a la legalidad vigente. Curiosamente, la clase empresarial catalana que durante las últimas décadas se ha mostrado muy a gusto e identificada con el nacionalismo político catalán, a cuya sombra ha realizado numerosos negocios y ha obtenido importantes beneficios, teme que en la Cataluña independiente se produzca una inmediata subida de impuestos que, evidentemente, les perjudicaría. Aquí, si no existiera ese problema existencial al que aludimos y que es el causante de todo lo que está pasando en este país y de lo que pasará en un futuro, alguien, a cualquier lado del Ebro, debería haber reflexionado de que Cataluña y el resto de España, el resto de España y Cataluña no pueden ni deben ser consideradas una especie de sociedad mercantil donde solo importa el beneficio porque la pertenencia o no a una comunidad nacional no puede ni debe regirse por el interés material que se crea más oportuno en cada momento.

            Finalmente, la última noticia hasta ahora sobre el "procés" tuvo lugar el otro día, 6 de Septiembre de 2017, cuando el Parlament de Catalunya, después de un tenso y largo debate, aprobó la Ley del Referéndum que tendrá lugar el próximo 1 de Octubre  Es curioso... pero guste o no guste, resulta que la Ley del Referéndum de Catalunya se aprobó con setenta y dos (72) votos a favor, once (11) abstenciones y ningún voto en contra. Resulta ya un hecho incuestionable de que la consulta tendrá lugar o, en su defecto, el proceso de secesión de Cataluña continuará tramitándose en las instituciones catalanas y que parece ser que la estrategia de la oposición al secesionismo consiste en la negación de la realidad y en la pura y simple pose estéril como muestra el hecho de que decidiera ausentarse y no comparecer al emplazamiento para votar la ley en vez de oponerse activamente a la misma votando en contra. Al respecto de esto y como otra prueba del tan aludido problema existencial que afecta a la generalidad del pueblo español, catalanes incluidos, llama la atención que nadie haya resaltado, desde el lado secesionista, que la ley se aprobó sin ningún voto en contra lo que podría constituir un argumento a favor de su legitimidad y que nadie haya argumentado tampoco, desde el lado contrario, que si aquello que se ha aprobado en el pleno del 6 de Septiembre es ilegal, aquellos que se ausentaron del pleno y no votaron en contra, pudiéndolo hacer, incurren o, en justicia, deberían incurrir en las mismas responsabilidades que los que votaron a favor pues en las actas del pleno seguirá figurando que nadie voto en contra de la supuesta ilegalidad.

            Y es que ya está bien de mentiras.... Desde hace muchas décadas, la casta política ha convertido a España en un enfermo en coma inducido del que viven muchos y muy bien y por eso el interés del que el enfermo ni despierte ni se muera, pero que quede muy claro una cosa, cualquier parte del cuerpo del enfermo que se separe no será diferente de la parte principal y llevará consigo exactamente los mismos males.