Aunque el Presidente Ruso, Vladimir
Putin, lo niega rotundamente, no paran de publicarse noticias sobre la
intromisión de Rusia en la política interna de distintos estados de Occidente,
entre ellos España, con gran escándalo e indignación por parte de nuestros mal
gobernantes que son incapaces de entender lo más elemental de la política
internacional y de las reglas de este nuevo "Gran Juego" (1) que se comenzó
hace algunos años entre Rusia y los aliados de Estados Unidos.
La última noticia sobre esta
supuesta intromisión, ha sido que el líder de la ultraderecha rusa y candidato
en las elecciones presidenciales que tendrán lugar en Rusia el 18 de Marzo
próximo, Vladimir Zhirinovski, ha protagonizado una manifestación ante la
embajada Española en Moscú en apoyo del
reconocimiento de la independencia de Cataluña y aunque Zhirinovski no es
miembro del gobierno ruso, no por ello deja de apoyar la política del
presidente Vladimir Putin en cuanto a política exterior se refiere por lo que
es dudoso que dicha manifestación no contase,
como poco, con el beneplácito del gobierno y del Ministerio de Asuntos
Exteriores ruso, tal y como ocurría en
los primeros años de la década de 1940 con las manifestaciones ante la embajada
británica en Madrid reclamando Gibraltar (2).
Las relaciones políticas no son
relaciones de amistad sincera porque son precisamente eso: relaciones políticas,
lo que es lo mismo que decir que son relaciones de interés, y la política
internacional no es nada más que un enorme tablero de ajedrez en el que
los estados ocupan la posición que les
corresponde, hacen los movimientos que pueden y que les interesa y luego...
tienen que soportar deportivamente las acciones del contrario pues solo un
tonto puede creer que una acción no genera una reacción.
Desde la descomposición de la
antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a principios de los
años noventa del siglo pasado, Rusia, su estado sucesor, ha visto como iba
perdiendo influencia en el mundo y que la zona de seguridad, que Stalin
consiguiera situar bajo la órbita soviética en 1945, constituida por los
estados del Este Europeo no solo se ha perdido sino que dichos estados se han
ido integrando progresivamente en la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) hasta el extremo de que en estos mismos momentos Rusia tiene en
sus fronteras unidades de combate de dicha organización militar. Por si esto no
fuera poco, la Unión Europea capitaneada por Alemania ha llevado a cabo en los
dos últimos años una agresiva política tendente a extenderse con la
incorporación de Ucrania, lo que ha provocado que Rusia haya reaccionado con
todo su potencial diplomático que incluye la advertencia firme y la utilización
de las diversas grietas que le ofrecen sus enemigos que no son otras que la
ambición y estupidez de algunos dirigentes y las disputas internas.
En
este nuevo "Gran Juego" que Rusia se ha visto obligada a jugar con
Occidente y que terminará por desembocar en una nueva "Guerra Fría",
lo inteligente hubiera sido que nuestro país hubiera permanecido neutral, pero
no ha sido así. A España le faltó tiempo para apoyar la desmembración de
Yugoslavia en 1999, lo que significaba la pérdida de la tradicional influencia
rusa en los Balcanes, corrió velozmente a sumarse al proyecto de escudos
antimisiles autorizando el despliegue de cuatro destructores norteamericanos en
la base naval de Rota y, finalmente,
desde hace poco más de un año nuestro país aporta, con trescientos militares y
ochenta vehículos blindados, el
contingente militar más potente de los desplegados en Letonia por la OTAN.
Con estos antecedentes, los
distintos miembros de la casta política española, y especialmente los que
forman parte del gobierno, deberían hacérselo mirar porque no pueden extrañarse
ni asombrarse de que Rusia haya utilizando o esté utilizando el tema de
Cataluña para perjudicar a una potencia que tiene desplegadas fuerzas militares
a tan solo doscientos kilómetros de sus fronteras y de este modo intentar
desestabilizar el Sur de la Alianza Atlántica mientras ésta tiene todo su
empeño en el frente Sureste (Ucrania) y Noreste (Países Bálticos).
A Rusia, como a cualquier otra
potencia internacional, prácticamente le sale gratis utilizar las debilidades y
los conflicto internos de sus oponentes, por lo que la cuestión de Cataluña,
aún cuando claramente le trae sin cuidado, sin duda le supone una enorme
oportunidad para demostrar a sus contrarios que "donde las dan las toman y
callar es bueno".
(1)
Con el nombre de "El Gran Juego" se conoció el enfrentamiento
geopolítico sostenido durante el Siglo XIX entre Gran Bretaña y Rusia por el
control de Asia Central y especialmente por el control de Afganistán. De hecho,
durante la segunda mitad del Siglo XX lo que se llamó "Guerra Fría" no
fue más que una reedición de "El Gran Juego" entre la URSS y Estados
Unidos, potencia sucesora del Imperio Británico, a escala global y no solo
limitada a Asia Central.
(2)
En cierta ocasión y ante una numerosa manifestación de ciudadanos españoles
ante la embajada británica en Madrid, el Ministro de Asuntos Exteriores, Ramón
Serrano Suñer se puso en contacto telefónico con el Embajador Británico en
España, Samuel Hoare, y al ofrecerle el envío de más policía el embajador
británico le contestó: "Prefiero que me envíe menos manifestantes".
Siempre que España va mal (y sucede generalmente)hay que buscar enemigos exteriores a quienes culpar. Ahora Rusia, antes la Unión Soviética. Y, además, ahora nos venden Rusia con los mismos mensajes ajados de los tiempos de la Unión Soviética. Pero se suelen olvidar de un curioso matiz: Rusia ahora es un país capitalista.
ResponderEliminarPasa un siglo, pasa otro, y otro..., y no cambiamos.