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miércoles, 25 de abril de 2018

¿COMO SE PUDO LLEGAR A ESO?


 Las decisiones políticas y policiales que se están tomando en este país no pueden por menos que sorprender al ciudadano medianamente informado, que sin duda son los menos, y muestran un panorama metapolítico muy desesperanzador. Lo último ha sido la intervención policial en la Final de la Copa del Jefe del Estado, celebrada en el campo Wanda Metropolitano de Madrid el pasado fin de semana.

            Los agentes de la policía se dedicaron a intervenir a los espectadores, especialmente a los aficionados del Fútbol Club Barcelona, todo tipo de material considerado independentista, es  decir banderas esteladas y camisetas de color amarillo, incluso parece ser que hubo algún agente en prácticas que, guiado no se sabe aún si por un exceso de celo profesional o por una expresión de fe bolchevique pretendió eliminar el amarillo de la cuatribarrada e incluso de la bicolor porque, como todo el mundo sabe, el color amarillo tiene un peligroso sentido conspirativo desde que Moliere muriera en el escenario de un teatro vistiendo un traje amarillo y, al parecer, gritando "Visca Catalunya Lliure".

            La actuación policial durante la final de la Copa de Su Excelencia el Jefe del Estado, no se debe a una interpretación estricta que de la ley que prohíbe exhibir símbolos políticos en los estadios de fútbol hayan podido hacer, por su cuenta y riesgo, los mandos policiales, sino que se debe a una decisión política que se ha manifestado en forma de algún tipo de orden trasmitida por la cadena de mando de la policía hasta el último agente de procurar que el final de la Copa del Jefe del Estado no se convirtiera en una manifestación política a favor del llamado "Procés".

            Lamentablemente, y muy lamentablemente, la actuación policial en el Wanda Metropolitano constituye otro grave, gravísimo, error político y de seguridad que solo puede responder a la imprescindible necesidad de los miembros de la casta política y de las fuerzas de seguridad del estado de justificar ante los ciudadanos, que les pagan el sueldo con sus impuestos, la necesidad imperiosa de su existencia.

            Los distintos miembros de la casta política carpetovetónica han sido incapaces de construir un estado y un país en cuarenta años, han transigido por mero interés particular con todo y, mientras que algunos hacían una lenta labor de zapa y minado a plena luz del día, ellos se dedicaban a mirar para otro lado, negando que se dijera lo que se decía y que se hiciera lo que se hacía. Por su parte, las fuerzas de seguridad del estado, ejército incluido, aprovechaban la situación y jugaban sus cartas para conseguir mejoras salariales, la última de ellas, la llamada "equiparación salarial", obtenida recientemente tras el enorme éxito de su actuación en Cataluña durante el referéndum del 1 de Octubre.

 Si lo que se pretendía con la actuación policial del pasado sábado en los alrededores del Wanda Metropolitano era que se cumpliese la ley que prohíbe la exhibición de símbolos políticos en las gradas deportivas cabe preguntarse ¿Por qué no se actúa así siempre en todos los estadios de fútbol, incluidos los situados en Cataluña?. La respuesta es simple, lamentable y deja moraleja: en el régimen político vigente que establece "el Imperio de la Ley", la Ley se aplica solo allí donde se puede aplicar, lo que equivale, en términos futbolísticos y nunca mejor empleados, a que la Ley solo se aplica cuando se juega en casa e interesa.

            La actuación de las fuerzas del Orden Público en la final de la Copa del Jefe del Estado, servirá de satisfacción a ese muy amplio sector de ciudadanos, votantes y contribuyentes, para el que el patriotismo consiste en colgar una bandera nacional de la ventana y emocionarse al escuchar  "La Orgía Dorada", pero en realidad no es más que la manifestación de la debilidad de todo un estado, una manifestación de autoritarismo estéril que sigue irremediablemente a todo tiempo de deserción de la autoridad.

            Por su parte, los ciudadanos en los que prevalece la cabeza sobre el corazón y las substancias sobre las formas empiezan a preguntarse, eso mismo que se preguntaba Burt Lancaster al final de "Vencedores y Vencidos": "¿Como se pudo llegar a eso?", siendo la respuesta que obtienen muy similar a la que daba Spencer Tracy en la misma cinta: "A eso se llegó" ... cuando aquellos que debían servir generosamente al país y al pueblo convirtieron dicho servicio en un mero trabajo seguro, de los de "para toda la vida", y en un simple medio de vida y de prosperidad puramente personal.

1 comentario:

  1. Pues no entiendo tu extrañeza. ¿ Acaso no es lo que desde mucho tiempo atras todo el mundo hace? San para mi.... Es, creo , a lo que nos han acostumbrado. La solidaridad esta en desuso. Se mira al vecino solo con el instinto de ver que tiene que tu no tienes y venga a tratar de tener lo mismo, le haga falta o no porque... ¡¡¡Faltaría más!!!
    Antes la gente estaba orgullosa de la actividad en su trabajo y sentía que le pagaban un sueldo por algo bien hecho. Ahora solo pensamos en el sueldo, la actividad es lo de menos o sea no sentimos que estemos haciendo algo importante y porque las fuerzas de orden público no van a verlo de igual manera? Tratan de sacar el mayor y mejor partido a lo que hacen.
    En cuanto a los politicos... reflejan lo que pasa en España. No tienen "adminículos sexuales" , hablemos fino, para hacer lo que han de hacer y claro asi pasa que primero hacen lo que a ellos les conviene en todos los sentidos y a veces, sin darse cuenta hacen lo que conviene al pais, pero de esto poco, no quieren acostumbrarse que eso sería negativo para sus intereses.
    En fin que se hace lo que hay que hacer o se calla una. Mi unica esperanza es que un dia , en España, aparezca un lider que ponga todo en su sitio pero... concienciemonos de que tendremos que arrimar el hombro... no te parece bien? pues entonces a aguantarse con lo que tenemos, no merecemos más

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