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lunes, 8 de julio de 2019

EL ORGULLO, CHUECA Y DON JUAN VAZQUEZ DE MELLA

 El pasado fin de semana tuvo lugar en el centro de Madrid la gran "Marcha del Orgullo" a la que asistieron, según los medios de comunicación, unas cuatrocientas mil personas y con la que se puso fin a la semana de exaltación del colectivo LGTBI dedicada este año a homenajear a los militantes históricos del movimiento.

            Desde hace varias décadas, el colectivo LGTBI madrileño se ha ido concentrando en el céntrico Barrio de Chueca, situado detrás de la Gran Vía de Madrid, y gracias a ello se ha revertido la situación de deterioro y degradación que padecía dicho barrio. Los cuchitriles e infraviviendas donde se trapicheaba con droga han desaparecido junto con la prostitución callejera que se ha desplazado a otras calles. Se han rehabilitando fincas urbanas reconvirtiéndolas en hoteles de diseño con terrazas muy de moda en la noche madrileña o en edificios de apartamentos y viviendas de "alto standing" a la vez que viejos y deteriorados locales que tan solo servían de lúgubres almacenes y que permanecían cerrados con ciegos cierres metálicos han abierto al público en forma de luminosos y elegantes restaurantes y cafeterías que han hecho que Chueca pasara de ser un barrio muerto a partir de las nueve de la noche a ser un barrio vivo las veinticuatro horas del día.

            Si el madrileño Barrio de Chueca tuvo a finales de los años ochenta y principios de los noventa del pasado siglo un claro tinte reivindicativo de derechos, hoy rivaliza con el barrio de Salamanca en cuanto a precios y elitismo dando lugar a lo que, el que fuera un muy conocido activista LGTBI y que hoy parece haber caído en el olvido, Shangay Lily, denominó el "gay-capitalismo" o "la marca gay". Shangay Lily, pseudónimo de don Enrique Hinojosa Vázquez, fue un artista y activista del movimiento feminista y LGTBI que se dio a conocer los últimos años de "la Movida Madrileña" por introducir en nuestro país el concepto anglosajón de fiestas temáticas en diferentes locales y que, lamentablemente, falleció en 2016 tras una larga enfermedad dejándonos un último libro titulado "Adiós, chueca: memorias del gaypitalismo y la creación de la marca gay", en el que denunciaba la transformación del Barrio de Chueca en un puro y simple negocio de explotación mercantil de todo aquello que representa la bandera del Arco Iris, la cual se ha convertido prácticamente en el logo de una marca comercial. Tal vez ese sea el motivo por el que pocos son los que recuerdan actualmente a don Enrique Hinojosa Vázquez, Shangay Lily, a tan solo tres años de su fallecimiento y no disponga en el Barrio de Chueca de calle, plaza, travesía o callejón que le recuerde, lo que contrasta con la Plaza dedicada a Pedro Zerolo tan solo un mes después de su fallecimiento, en Junio de 2015, y que supuso el cambio de nombre de la "Plaza  de Vázquez de Mella" por el de "Plaza de Pedro Zerolo".

 El cambio de nombre de la "Plaza de Vázquez de Mella" por el de "Plaza de Pedro Zerolo" aprobado por el Consistorio de Madrid en Julio de 2015, levantó cierta polémica fruto más de la ignorancia y del analfabetismo en que suelen incurrir los dirigentes políticos españoles que de cualquier otra cosa. El cambio de denominación de la plaza, se pretendió hacer al amparo de la llamada "Ley de Memoria Histórica" sin caer en la cuenta de que don Juan Vázquez de Mella, falleció en 1928, es decir, tres años antes de la proclamación de la II República y ocho años antes del estallido de la Guerra Civil de 1936-1939  por lo que no puede calificársele en ningún caso de franquista. La nueva  plaza dedicada al que fuera diputado socialista o, mejor dicho, las placas metálicas con la nueva denominación, fueron inauguradas el 14 de mayo de 2016 por la entonces Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en presencia de varios dirigentes socialistas y del mudo busto del viejo político carlista don Juan Vázquez de Mella que corona el monumento levantado en piedra y bronce a instancias de la Junta del Homenaje constituida a tal efecto en los años treinta del siglo pasado, aunque dicho monumento no fue inaugurado hasta 1946.

El monumento a Don Juan Vázquez de Mella, consiste en un busto bien perfilado del político carlista, obra del escultor ovetense Víctor Hevia Granda, que descansa sobre un pilar cuadrado de unos dos metros de alto, ornamentado a cada lado de su base con dos angelitos de bronce  que descansan en sendos salientes del pilar y sostienen una concha bautismal sobre la que debería caer un chorro de agua que a su vez se desbordaría sobre la base de lo que es una fuente ornamental. En la parte frontal del pilar cuadrado y sobre el león que adorna el caño de agua  puede leerse en letras de bronce el texto "A Don Juan Vázquez de Mella", mientras que en el lado izquierdo del pilar figura la fecha de nacimiento del político (8 de junio de 1861) y en el lado derecho  la fecha de su fallecimiento (26 de febrero de 1928) estando en la parte trasera del mencionado pilar un texto más amplio explicativo del personaje a quién homenajea y que reza así: "PENSADOR ORADOR ELOCUENTISIMO VAZQUEZ MELLA FUE INSIGNE APOLOGISTA DE LA RELIGION CATOLICA. CANTOR EMINENTE DE LAS GLORIAS NACIONALES AL VERBO DE LA TRADICION DE ESPAÑA. EN SU MEMORIA LA JUNTA DE HOMENAJE VAZQUEZ DE MELLA”. Las últimas tres palabras han desaparecido fruto del pillaje que, en su día, propició el alto precio que alcanzo el bronce.

            Algunos intransigentes de un lado protestaron por el cambio de nombre de la plaza mientras que los intransigentes del otro seguramente se sentirán muy ofendidos con la pétrea presencia del "orador elocuentísimo y apologista de la religión católica",  pero no deja de ser una curiosa paradoja que la plaza en la que se levanta el monumento a don Juan Vázquez de Mella y que ahora se llama "Plaza de Pedro Zerolo" sea escenario de numerosos actos de las jornadas de "El Orgullo", porque estoy seguro que, alejado ya de cualquier polémica y estando ya por encima de cualquier bien o mal que pudiera alcanzarle, el viejo político carlista sonríe sintiéndose confirmado en su manifiesta, y hoy desconocida, opinión expresada con aquellas palabras pronunciadas en el Congreso de los Diputados, que no estaría mal que figurasen para perpetuo recordatorio en la cara frontal del pilar que sostiene su busto, y que no fueron otras que esas de: "Señores, Señores, ¡Por favor!. De cintura para abajo, todos somos liberales".


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