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domingo, 22 de agosto de 2021

EL RETORNO DE LOS TALIBANES

Los Talibanes entraron en Kabul

Que el régimen surgido en Afganistán tras los bombardeos y la intervención militar norteamericana del 2001 haya caído no resulta sorprendente, que el mismo se haya desintegrado en menos de quince días solo debe sorprendernos relativamente, pero lo que verdaderamente sorprende es la cantidad de cosas que se están diciendo en los medios de comunicación por parte de muchos de los mismos que hace veinte años se oponían a la intervención armada en la zona.           

            Después de cómo ha terminado la presencia occidental en el país centroasiático hay que concluir que todo lo que se ha venido contando a la sociedad española sobre la intervención militar norteamericana en Afganistán y la participación española en la misma durante estas dos últimas décadas era y es, simple y llanamente, MENTIRA.

            Estados Unidos no intervino en Afganistán en 2001 para expulsar a los talibanes del poder y crear un estado afgano estable, incluso es posible que ni siquiera tuviera la intención de explorar las posibilidades que presentaba el territorio afgano en cuestión de materias primas. Estados Unidos intervino en Afganistán porque después de los atentados terroristas contra el World Trade Center y el Pentágono del 11 de septiembre de 2001, la administración Bush tenía que demostrar al pueblo norteamericano y al mundo entero que Norteamérica seguía siendo fuerte y que tenía capacidad de respuesta inmediata a pesar de la debilidad que había demostrado el agujero en inteligencia y seguridad interna que hicieron posible los mencionados atentados. La intervención militar se justifico en el supuesto hecho de que Afganistán era la base de la organización terrorista "Al Qaeda" y refugio de Bin Laden, aunque luego se demostró que "Al Qaeda" tenía bases en varios estados, era financiada por diversos líderes del mundo islámico y que Bin Laden residía en Paquistán.

          Con tal de repartir responsabilidades y gastos, siguiendo la filosofía de que cuando varios son responsables de algo nadie es responsable de nada y de que a "escote no hay nada caro"; los Estados Unidos, que iniciaron acciones bélicas unilateralmente en Afganistán, no dudaron ni un instante en implicar a todos sus aliados occidentales, entre ellos a España, quienes, como los serviles lameculos que son, se prestaron rápidamente a participar en lo que no era más que una aventura colonial decimonónica con tal de complacer al "primo de Zumosol" norteamericano. Para encubrir la kiplingnesca aventura, los distintos estados europeos, y principalmente España, se justificaron ante sus respectivas opiniones públicas alegando la defensa de las libertades democráticas para el pueblo afgano, en la promoción de los derechos de las mujeres oprimidas y en la consabida modernización de Afganistán.... en definitiva en palabras nuevas para referirse a la vieja afirmación imperialista de que "hay muchas formas de entender el mundo pero solo la forma británica de entenderlo es la correcta".

...Las fuerzas militares occidentales evacuan Afganistán

Afganistán siempre ha sido un territorio carente de estructuras y autoridades estatales estables, en el que los distintos derechos privados de las tribus y etnias, así como el poder de las autoridades tribales primaba sobre cualquier ley o directriz emanada de cualquier autoridad estatal por lo que en 2001, al igual que ahora mismo, difícilmente cabía la posibilidad de instaurar ningún tipo de democracia o estado de derecho y ejemplo de esto ha sido la imposibilidad de crear un ejército regular afgano a pesar de la gran cantidad de esfuerzo y dinero invertido en tal tarea y ello porque para que exista un ejército primero ha de existir una idea nacional única y en segundo lugar un estado que sea capaz de mantenerlo material y moralmente.

            En veinte años de presencia occidental en Afganistán, Estados Unidos y sus aliados no han llegado a controlar de manera efectiva nada más que determinadas ciudades que servían de "escaparate" para mostrar a la opinión pública mundial lo mucho que estaba prosperando y modernizándose el país asiático y, de ese modo justificar ante sus respectivas ciudadanías su presencia en el mismo. No obstante, la aventura afgana se estaba convirtiendo en un pozo sin fondo para una parte relevante del presupuesto del gobierno estadounidense, el cual era sobradamente consciente de que los talibanes no habían dejado de actuar libremente y de controlar gran parte del territorio afgano durante estos últimos veinte años, por lo que no estando dispuesto a empeñar tropas norteamericanas en combate directo y habiendo sido incapaz de organizar unas honestas instituciones civiles y un ejército puramente afgano hizo pública, en abril del presente año de 2021, su voluntad unilateral de completar totalmente la retirada de sus  tropas del país centroasiático a mediados de septiembre de este año, lo que ha provocado la ofensiva definitiva de los Talibanes que ha culminado con su entrada en Kabul el pasado 15 de agosto.

            Con su retirada, Estados Unidos no solo abandona, como ya hizo en China en 1949 y en Vietnam en 1975, a toda aquella parte de la población nativa que ha colaborado con las fuerzas militares de la misión internacional y con el fallido experimento de creación de un estado afgano, sino que también ha abandonado a sus aliados occidentales con los que no se ha dignado planificar y organizar una evacuación conjunta y combinada que hubiera permitido salvar más vidas. De este abandono cualquier ser medianamente inteligente debería sacar algunas conclusiones, aunque resulta dudoso que entre la casta política europea nadie saque conclusión alguna.

            Por la parte que a los españoles nos toca directamente hay que asumir nuestras obligaciones morales con todos aquellos ciudadanos afganos y sus familias que durante estos veinte años han colaborado con las fuerzas armadas españolas desplazadas a la zona así como con los que han trabajado para nuestra misión diplomática en Kabul o con las distintas ONGs españolas que han actuado en el país asiático, evacuándolos y poniéndolos a salvo de cualquier represalia talibán, dándoles asilo en nuestro país e incluso otorgándoles la nacionalidad española porque España ha contraído con todos ellos una deuda de honor y no los puede dejar abandonados.

...... como siempre lo han hecho desde 1842

Igualmente corresponde al actual gobierno de coalición PSOE-PODEMOS, y que preside Pedro Sánchez, explicar a la opinión pública española el por qué nos involucramos en esta aventura colonial que a todas luces solo podía salir mal, el por qué han perdido en ella la vida ciento cuatro compatriotas y por qué, durante veinte años en los que hemos tenido desplegadas fuerzas militares asesorando y ayudando, según decían, a formar e instruir al ejército y a la policía afgana, no se tuvo conocimiento de que se estaba fracasando en tal misión por la nula voluntad combativa de los integrantes de tan fantástico ejército y quimérica policía afgana y por la elevada tasa de deserción existente en dichas fuerzas militares y policiales.

            Asimismo, los señores y señoras que pontifican desde las tribunas tertulianas de las distintas cadenas televisivas mesándose los caballos por el desastre afgano y diciendo lo evidente, que lo que ha hecho occidente en Afganistán es una vergüenza, deberían aportar alguna solución y decir que es lo que se debería hacer porque lo cierto, es que la única alternativa a lo que está ocurriendo  es el despliegue de una fuerza militar de, al menos, setenta y cinco mil hombres dotada con la mayor potencia de fuego posible y que combata directamente y sin restricciones a los talibanes hasta la obtención de la victoria, tal y como quedo definida por Clausewitz, es decir, que combata hasta "el total exterminio del contrario". Evidentemente estos ilustres tertulianos, muchos de los cuales forman parte de partidos políticos que, por puro oportunismo, se mostraron contrarios a la intervención militar hace veinte años y que cuando alcanzaron el poder no solo no retiraron a tiempo al ejército español de Afganistán, sino que incluso incrementaron su presencia, no van a exponer a la opinión pública española esa cruda realidad, porque, aunque totalmente cierta, no resulta políticamente correcta y porque saben que la indignación del pueblo español con lo que está ocurriendo en Kabul acabaría en el mismo momento en que se hablara de la participación en una guerra directa contra los talibanes.

            Cuando la evacuación española de Afganistán se complete será el momento de pedir explicaciones del por qué nuestra implicación en la aventura afgana y depurar responsabilidades, a todos los niveles alcanzasen estas a quienes alcanzasen, pero dentro de quince días.... nadie se acordará de Afganistán ni de los afganos y, lo que es aún peor, a nadie le importará el dinero perdido en este desastre y nadie se acordará de los ciento cuatro compatriotas que entregaron su vida en aras de no se sabe qué. Una vez más se volverá a hacer realidad aquella máxima de Mariano José de Larra que rezaba "En España nunca pasa nada porque los españoles pasan por todo", y así, hasta el próximo despropósito en el que nos quieran meter los vividores del actual régimen español.

 

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