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lunes, 29 de agosto de 2011

REFORMA CONSTITUCIONAL: BURLA DOBLE

Tras años de comentarios de relevantes políticos y de periodistas sobre la necesidad de reformar la Constitución de 1978 y después de tres meses de constantes protestas populares reclamando una reforma legislativa que permitiera una mayor representatividad de los ciudadanos ante las instituciones, los dos partidos mayoritarios; que han sido incapaces de entenderse en temas fundamentales como las pensiones o la educación, se han puesto rápidamente de acuerdo para reformar la Constitución en el sentido de que la misma recoja el principio de estabilidad presupuestaria así como un techo de gasto público.

El gran debate entre los políticos se ha centrado sobre si la Constitución debía recoger tan solo ese principio o si debía contener la cifra porcentual exacta de gasto máximo llegando al acuerdo de que el “techo de gasto” sea tan solo un principio constitucional dejando su desarrollo a una posterior Ley Orgánica que fije la cifra concreta del porcentaje de máximo endeudamiento y he aquí la primera de las burlas de esta reforma Constitucional.


Si es cierto, y es muy posible que lo sea, que esta reforma viene exigida por Alemania y Francia es evidente que la misma viene a constituir un mero juego malabar que pretende demostrar a estos dos países que en España se están tomando medidas para atajar la crisis económica pues al dejar el desarrollo del principio constitucional de “estabilidad presupuestaria y techo de gasto” a una posterior ley orgánica que fije la cantidad concreta tenemos, en primer lugar que tal reforma constitucional no es necesaria pues la estabilidad presupuestaria no responde a exigencias legales sino a una buena gestión económica y al sentido común del administrador y, en segundo lugar nos encontramos con qué esa futura Ley Orgánica podrá redactarse o no y en el caso de redactarse, a pesar de que fije una cantidad concreta, la misma será susceptible de reformarse sin necesidad de consenso político alguno ampliando o reduciendo la cifra atendiendo a los intereses del momento. En este sentido es de recordar los innumerables principios constitucionales consagrados en el texto de nuestra carta magna, como “el Derecho a una Vivienda Digna”, que se encuentran sin desarrollar por Ley Orgánica u otros, como el de la independencia judicial, que han sido vaciados de contenido en su desarrollo posterior por medio de Leyes Orgánicas.


La segunda burla, y la más grave, es la que ha sufrido nuevamente el pueblo español que ve como todas sus esperanzas de cambios legislativos profundos se reducen a una mínima reforma constitucional de contenido puramente económico que deja tal y como estaban todos los demás temas controvertidos como son la organización territorial del Estado o la modificación del sistema representativo con la introducción en el texto constitucional de figuras jurídicas como “el Mandato Imperativo”, “el Juicio de Residencia” o cualquier otra que facilite el control político por parte de la ciudadanía. A mayor redundancia, esta sorpresiva Reforma Constitucional que no ha sido solicitada en ningún momento por la ciudadanía se va a llevar a cabo por la casta política en una especie de “yo me lo guiso, yo me lo como”, sin contar para nada con el pueblo español y sin someterla a referéndum con lo que se consagra el régimen de falseamiento constitucional en el que ha degenerado el sistema surgido de la llamada “Transición” restando más legitimidad, aún si cabe, a todas y cada una de las instituciones del estado porque al ser ésta la segunda reforma constitucional que se realiza sin contar con el refrendo popular (la primera recordémoslo fue en 1992 para permitir que los extranjeros comunitarios residentes en España pudieran votar en las elecciones municipales) ya no se podrá repetir tan alegremente la salmodia de “esta Constitución nos la hemos dado todos y fue aprobada por la inmensa mayoría de los españoles” pues es evidente que está ya no es la Constitución que fue sometida a plebiscito en 1978 y por tanto no existe ni un solo ciudadano español que la haya votado.


miércoles, 17 de agosto de 2011

LOS NEOCON



Del otro lado del Atlántico Norte, con todo el genuino sabor de América y con una denominación que recuerda el título de una película de extraterrestres han llegado a nuestro país, con la intención de quedarse y de triunfar, los “neocon”, acrónimo surgido de la unión abreviada de las palabras “nuevo” (neo) y “conservador” (con). Los “neocon” españoles resultan ser un creciente y pujante grupo dentro del Partido Popular que cuenta con el apoyo del grupo mediático “intereconomía”; ahora bien ¿qué son y qué pretenden los “neocon”?.

Aunque aspiran ser una ideología y muchos de ellos tienen elevadas pretensiones intelectuales a los “neocon” no se les puede considerar realmente como portadores o elaboradores de un ideario pues es fundamental en todo sistema ideológico, cualquiera que éste sea, que no exista contradicción entre las ideas que lo integran o entre las ideas y su realización práctica contradicciones éstas que, de una forma oculta, se dan entre los “neocon”. El “neoconservadurismo” nace en los Estados Unidos de América a finales del Siglo XX y aparece como una manifestación presentable del viejo jingoísmo norteamericano expresado en el trilema “White, Anglo-Saxon and Protestant” (Blanco, Anglosajón y Protestante) en cuyo centro ideológico prima el interés por la economía defendiendo ferozmente el liberalismo económico al mismo tiempo que pretenden defender ciertos valores morales y determinadas instituciones sociales como la familia, la propiedad, la nación, etc… Evidentemente en España, un país carente de cualquier tradición protestante, el trilema “neocon” se reconvierte en “Occidental, Demócrata y Católico”.

Es precisamente en la defensa a ultranza del liberalismo económico y de valores morales considerados tradicionales como el catolicismo donde los “neocon” incurren en grave e insalvable contradicción, pues es imposible defender la expansión de una forma económica que favorece la explotación del hombre por el hombre y la sobreexplotación de los recursos naturales al mismo tiempo que se dice defender los valores plasmados en el Evangelio. No obstante esta contradicción puede no ser tal y sí una táctica de dominio si consideramos que el neoconservadurismo puesto en práctica ha consistido siempre en fomentar la plena libertad económica liberando a los mercados de todo principio ético y/o moral al mismo tiempo que manipulaba y sometía a todas las instituciones sociales y a todos los valores morales tradicionales a su verdadero y único interés que es la economía.

De este modo, podemos observar en los medios “neocon” españoles (Grupo Intereconomía) que cuando se habla de la “nación española” y de su unidad política en realidad se habla de una “marca” que se vende o no y de una unidad que solo existe e interesa en cuanto “unidad de mercado”. Asimismo, la religión católica solo queda justificada para ellos en cuanto puede ayudar a mantener la “paz social”, es decir; en cuanto “opio del pueblo” ignorando el mensaje social y liberador del Evangelio y atacando cualquier manifestación en el seno de la Iglesia Católica contraria al libre mercado o favorable a cualquier forma más justa y apropiada de representación política.

Es fundamental en el discurso “neocon” afirmar constantemente que la intervención del estado debe ser mínima en todos los campos dando mayor relevancia y protagonismo a la sociedad civil. No obstante cuando los neoconservadores dicen tal cosa no pretenden construir un estado de abajo a arriba donde los ciudadanos puedan actuar en la vida pública a través de diversos cuerpos intermedios y según el principio de subsidiariedad, sino que todo ello les sirve para justificar una progresiva privatización de los servicios públicos que según su criterio funcionarían mejor siendo gestionados de forma privada y atendiendo a criterios de mercado, ¡¡¡Como sí la atención sanitaria pudiera ser alguna vez una actividad económicamente rentable!!!.

En definitiva, los “neocon” o nuevos conservadores no son más que los viejos demagogos e hipócritas de siempre que, bajo la apariencia de severos puritanos disertadores de falsa moralina, no tienen más finalidad que implantar el liberalismo económico a nivel mundial, ni más religión que la integrada por las “leyes del mercado” ni más divinidad que la pura economía a cuyos pies han caído rendidos en muestra de pleitesía y adoración.


lunes, 8 de agosto de 2011

POLÍTICA Y DOMINACIÓN EN LA UNIÓN EUROPEA (y II)

Si la semana pasada indicábamos claramente que la política de la Unión Europea tiende al reparto del viejo continente entre Francia y Alemania, ahora indicaremos en qué consiste la política de dominación ejercida por estas dos potencias sobre los más pequeños y menos poderosos países europeos.


Tradicionalmente la política imperialista ejercida tanto por Francia (Napoleón) como por Alemania (Hitler) ha consistido en lanzar ejércitos por las fronteras lo que provocaba que ambas potencias terminasen enfrentándose entre sí, contrarrestándose recíprocamente y destruyendo sus respectivas pretensiones. No obstante, hoy en día y dejándose claro cuales son las áreas de influencia de cada una de ellas en lo que es una repetición a pequeña escala y de carácter meramente bilateral de lo que fueron los tratados de Yalta y Postdam, solo queda por resolver el como dominar sin ser presentido.


En este sentido no hay nada más fácil para potencias industrialmente desarrolladas y económicamente fuertes como Alemania y Francia pues lo primero que intentan es comprar las industrias de los estados a dominar, forzándoles, a cambio de ayudas económicas europeas, a “reconvertir” sus restantes industrias o impidiéndoles desarrollar la actividad agropecuaria. A continuación, tanto Francia como Alemania favorecerán que toda la Unión Europea libre “fondos de cohesión” a favor de los países a someter a fin de que éstos construyan numerosas infraestructuras cuyo posterior mantenimiento les lleve a un progresivo endeudamiento con estos dos grandes estados que de este modo terminan dominando también las infraestructuras de estos países. Finalmente y como forma complementaria a lo anterior, Alemania y Francia también pueden acudir a la financiación directa en la compra de sus propios productos, principalmente militares o técnicos, por parte de terceros, lo que origina una buscada dependencia, no solo técnica y militar, sino sobre todo financiera por parte de los estados financiados.


Además de estos métodos, Francia y Alemania también pueden acudir a especulaciones directas y a la difusión de “erróneas” noticias que, curiosamente, terminan perjudicando gravemente la economía de algunos estados. Tal pudiera ser el caso reciente de la bacteria E-Coli y el pepino español o la actuación de agencias de renting, que aunque radicadas en Estados Unidos, pueden ser manipuladas por cualquier estado o grupo económico importante.


Así los desprevenidos europeos que ingenuamente ven en la Unión Europea una especie de club de amigos o de comunidad de vecinos dispuesta a ayudar generosamente a los más desfavorecidos descubren un día que su economía esta prácticamente dominada por la decisiones económicas que se toman en consejos de administración de grandes empresas multinacionales con sede en Berlín o París o por decisiones políticas tomadas en esas mismas capitales que un día les ordenan que trabajen más años o que cobren menos pensión de jubilación, todo ello bajo la velada amenaza de que en cualquier momento se puede reclamar el pago íntegro de toda la deuda o de que pueden trasladar sus empresas e industrias a otros países.


Esta y no otra es la realidad que se deduce de la política que la Unión Europea ha llevado a cabo estas dos últimas décadas y la misma queda claramente demostrada por el caso griego y portugués. Negar este extremo es negar la luz del sol, pero aún así seguirán existiendo personas que estando a favor del pueblo griego o portugués ataquen las consecuencias mientras que defienden las causas porque para ellos, al igual que para no pocos ciudadanos, la Unión Europea supone una posibilidad de medro y promoción personal que sobradamente justifica todo el mal que conlleva y que creen menor del que realmente es.


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lunes, 1 de agosto de 2011

POLÍTICA Y DOMINACIÓN EN LA UNIÓN EUROPEA (I)

La actual crisis griega ha hecho que, junto a acontecimientos recientes y no tan recientes de la política Europea, se vislumbre toda la guerra de poder que existe en el seno de la Unión Europea alejando a todos los ciudadanos que conservan aún algo de cordura de la imagen de prosperidad y libertad con la que se nos ha vendido durante décadas el Mercado Común primero y, últimamente, la Unión Europea.

La Unión Europea tiene su origen en el Pacto del Carbón y del Acero firmado por Francia, Alemania, Italia y los países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) cuya finalidad era asegurar la libre circulación de estas materias primas por los territorios de los estados firmantes así como asegurar el libre acceso a las fuentes energéticas. Junto a esta finalidad económica también existía una finalidad política que era la constitución de un Mercado Común Europeo, cuya creación se verificaría en el Tratado de Roma de 1957, como superador de todas las fricciones y rivalidades germano-francesas que habían provocado dos guerras en el Viejo Continente.


Desde 1957, la Unión Europea se fue progresivamente abriendo a nuevos socios hasta que en 1989, con la caída del Muro de Berlín, se abrió todo un abanico de posibilidades para la gran industria alemana que ya no precisaba negociar tanto su competitividad y abastecimiento de recursos naturales con la Europa Occidental como lanzarse a la conquista económica y de recursos existentes en todo el Este europeo post-soviético. Para tal fin Alemania tenía que conseguir, en primer lugar, neutralizar los temores franceses ante su reunificación para lo cual, no dudo en sellar acuerdos de colaboración con Francia de los cuales solo ha trascendido al público la creación de la “Brigada franco-germana” núcleo que sería del llamado “Eurocuerpo” en el seno de la OTAN, aunque todo parece indicar que existen más acuerdos de colaboración que rozan con la “diplomacia secreta” de la época inmediatamente anterior a la I Guerra Mundial.

Así, por ejemplo; en 1992 durante la negociación del llamado Tratado de Maastricht, Alemania impuso a todos los países integrantes de la Unión Europea el reconocimiento de las repúblicas de Croacia y Eslovenia abriendo el camino a la desintegración total de Yugoslavia y a la sucesión de reconocimientos de nuevas republicas que surgían tanto en los Balcanes como en el resto de la Europa Oriental. Lo curiosos es que dicho reconocimiento de las nuevas repúblicas balcánicas terminó siendo aceptado por la principal potencia valedora de Yugoslavia en Occidente que no era otra que la República Francesa que tal vez, en ese momento, ya participada de una idea germana de dividir Europa en áreas de influencia en la que Alemania influiría en toda la Europa excomunista, mientras que Francia sería la cabeza de la Europa Occidental y Latina, no siendo de extrañar que la alta diplomacia germana ofreciera a Francia su neutralidad ante la situación política interna de una Bélgica que en aquel momento, igual que ahora, amenazaba con romperse a consecuencia del nacionalismo flamenco dando origen a una comunidad Valona que no dudaría en integrarse en Francia.

Si observamos racionalmente y sin apasionamiento alguno la política europea desde 1992 veremos que el Tratado de la Unión se ha ido extendiendo a los antiguos países comunistas aunque estos no reunieran las más mínimas condiciones económicas, sociales y políticas todo ello para mayor gloria de una Alemania que veía como sus empresas participaban en la industria polaca, compraban la Skoda Checa (que por cierto fue la principal industria del Imperio Austrohúngaro) o volvían a tener acceso al carbón, al petróleo y al gas natural rumano. Al mismo tiempo, Francia maniobraba hábilmente, aprovechando en muchos casos, el mal gobierno de los países euro-mediterráneos para convertirse en su potencia protectora y dirigente, lo que demostraría que actualmente la Unión Europea se ha convertido en una especie de pastel que amigablemente se están repartiendo Alemania y Francia.


Por su parte, no hay que dejar de mencionar la actitud de la Gran Bretaña que, desde lejos y al otro lado del Canal de la Mancha parece que ha renunciado a participar en la gran política europea o, mejor dicho, política de depredación europea dando la espalda a su tradicional posición a favor del equilibrio continental para actuar entorpeciendo todo lo que puede la política franco-germana y apostando decididamente por una alianza transatlántica con los Estados Unidos de América.


En resumen, la llamada Unión Europea no es (y posiblemente jamás será) el espacio de libertad y progreso humano que nos quieren vender y que especialmente nos vendieron a los españoles en 1986 cuando ingresamos en la entonces Comunidad Económica Europea, sino que por el contrario es un espacio de correlación de fuerzas donde, tras más de cincuenta años, todo parece preparado para un “amistoso” reparto franco-germano del mismo a través de la práctica por parte de estas dos potencias de una política de dominación encubierta.