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lunes, 25 de julio de 2016

VOLVED A VUESTROS DIPUTADOS



Ya se constituyó la Mesa del Congreso, la diputada del Partido Popular y ex-ministra de Fomento, Ana Pastor, ha sido elegida Presidenta de la misma por 169 votos a favor, cifra que sin duda surge de la suma de los 137 diputados del Partido Popular y de los 32 de "Ciudadanos", lo cual no deja de ser la variación que lógicamente demuestra la mentira como veremos más adelante.

            Pero, el escándalo surge al elegir a los dos vicepresidentes de la Mesa y sumar el tándem popular y ciudadano 179 votos, es decir, diez votos más que el que integran sus propias fuerzas ignorándose de dónde han salido esos votos que prueban que hay diputados de "la oposición" dispuestos a hacerle el juego al "partido más votado" y que hacen presagiar algún tipo de acuerdo para la formación de un próximo gobierno del Partido Popular.

            De todas formas, no se trata de hablar del posible nuevo gobierno, sino de la traición de las fuerzas políticas a sus electores, la cual queda demostrada con este acto electivo del que surge la actual Mesa del Congreso.

            "Ciudadanos" obtuvo varios millones de votos afirmando que jamás apoyaría a un gobierno de presidido por el señor Rajoy, obviando que, cuando se llega al grado de corrupción al que se ha llegado en este país, la responsabilidad de la misma no descansa sobre un solo individuo sino, al menos, sobre todo un partido y por tanto solo combatiendo al partido, y no solo al individuo, se combate la corrupción. No obstante, ahora "ciudadanos" parece proclive a apoyar un gobierno del Partido Popular, con lo cual traiciona a sus electores.

            El Partido Popular que en campaña se lleno la boca del más rancio y folklórico españolismo acusando a PODEMOS y al PSOE de estar dispuestos a pactar con "nacionalistas y separatistas", ahora parece no hacer ascos a los votos que, viniendo de las filas "separatistas y nacionalistas", pudieran favorecer la constitución de un gobierno presidido por el señor Rajoy surgiendo las inevitables preguntas: ¿A qué precio?, ¿Por qué era malo que PSOE y PODEMOS pactasen con "separatistas y nacionalistas" y no lo es que lo haga el Partido Popular?. Con este proceder el Partido Popular traiciona a sus electores.

            El Partido Socialista Obrero Español y PODEMOS creen ver en esos diez votos obtenidos por el tándem popular-ciudadano para las vicepresidencias de la Mesa del Congreso la mano de los nacionalistas que han pasado, en seis meses, de ser los posibles aliados de un "gobierno de progreso" a convertirse en "partidos conservadores" demostrando que la suma propuesta por Pablo Iglesias a Pedro Sánchez para formar gobierno durante las negociaciones de la corta legislatura anterior, simple y llanamente, no existía por lo que no dijeron la verdad a sus electores y, por tanto, Partido Socialista Obrero Español y PODEMOS traicionan a sus electores.


¿Y el pueblo? ¿Qué opina el pueblo?.... Larra diría que el pueblo español no opina nada y que "nada pasa en España porque España pasa por todo". Cada porción del pueblo español seguramente seguirá justificando a su respectiva tribu política y confiando en ella volviéndoles a votar en espera del retorno de aquella "dorada época" en la que se podían hipotecar a cuarenta años y el banco les financiaba el ciento veinte por ciento del valor de una vivienda que, en realidad, no era suya sino del banco mientras durase la hipoteca.

            Fue la pérdida de aquella "dorada época" y no los males sustanciales en los que se fundamentaba, males que el pueblo se negó a reconocer absorto por las áureas perspectivas de prosperidad y enriquecimiento, lo que hizo surgir aquel grito de "No nos representan" ignorando aquellas sabias palabras de Víctor Hugo según las cuales "un pueblo no tiene el derecho a quejarse constantemente del mal hacer de sus gobernantes" y "existe una responsabilidad culpable entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que le deja hacer".

            De aquello han pasado cinco años y tres elecciones generales con la formación de tres Parlamentos diferentes y es muy cuestionable que el pueblo mantenga el derecho de afirmar "No nos representan" tras las últimas elecciones del 26 de Junio del 2016 cuyo resultado y proceder de los parlamentarios elegidos recuerda una famosa arenga de la primera década del siglo XX pronunciada por el anarquista francés Zo d´Axa, conde de Laperóuse:

            "¡Ciudadanos os engañan!. Se os ha dicho que la última cámara compuesta por imbéciles y fulleros, no representaba a la mayoría de los electores. Esto es falso.

            Una Cámara de diputados simplones y de diputados falsarios representa por el contrario de maravilla a los electores que sois. No protestéis: una nación tiene los delegados que se merece.

            ¿Por qué los habéis nombrado?

            No os molestéis entre vosotros para concluir que mientras más cambian las cosas más iguales son, que vuestros elegidos se burlan de vosotros y no piensan más que en sus propios intereses, en la vanagloria o en el dinero.

            ¿Por qué los volvéis a elegir?

            La justicia es igual para todos. Los estafadores de Panamá se pasean en carroza. Pero las esposas oprimen las muñecas de los viejos obreros detenidos como vagabundos.

            Hay algunos que invocan la revolución, y esos se engañan y os engañan. Nunca serán los electores quienes harán la revolución. El sufragio universal ha sido creado precisamente para impedir la acción viril.

            Para un pueblo que se deja explotar, un pueblo de pocos ahorros, poca esperanza, de empresarios rapaces, para un pueblo lerdo y domesticado, hace falta un parlamento mediocre que mercadee y que sintetice toda la villanía nacional. Haced la cámara a vuestra imagen y semejanza. El perro siempre vuelve a su vómito, volved a vuestros diputados".

martes, 19 de julio de 2016

EL TERRORISMO ISLÁMICO Y EL PROBLEMA DE OCCIDENTE



La ultima barbaridad cometida por el integrismo islámico en Niza (Francia) el pasado 14 de Julio, ha puesto encima de la mesa, por mucho que se esté intentando camuflar desde todas las instituciones europeas, un conflicto entre el Islam y Occidente cuyas magnitudes no terminan de ser conocidas por el común de los ciudadanos.

            Habrá quién se remonte a la fundación de la religión islámica o a las Cruzadas como origen de tal conflicto aunque no es preciso remontarse a tiempos tan lejanos porque el conflicto existente en aquellos tiempos era de unas características totalmente diferentes al conflicto existente hoy (fundamentalmente porque el actual se libra en nuestra propia casa) pudiéndose afirmar que, o bien, nos encontramos ante una nueva fase del conflicto o ante un conflicto completamente nuevo que nada tiene que ver con lo acaecido entre los Siglos VII y XI.

            Es, precisamente, en la incomprensión de Occidente de la realidad islámica, expresada en una política exterior desestabilizadora de los regímenes de "socialismo árabe" , permisiva con los excesos del Estado de Israel e ignorante de los problemas de un Tercer Mundo, donde el Islam  es la religión mayoritaria, unido todo ello a una pugna interna en el seno del mundo musulmán donde un sector, en principio minoritario, se ha lanzado a la conquista de la hegemonía religiosa y política, donde hay que buscar los verdaderos orígenes del presente conflicto.

            No obstante, los atentados criminales que en menos de un año han afectado a Francia ya no pueden ni deben reducirse a temas de tertulias televisivas ni a grandes discusiones culturales sobre la existencia de un "Islam bueno" y de un "Islam malo". El "Yihadismo", que hace treinta años era tan solo materia de estudio académico vinculado a la "Guerra del Mahdi" o a los "Juramentados", se ha convertido en la opción de una minoría musulmana en progresión que aspira a quedarse como la interpretación única del Islam utilizando a los ciudadanos occidentales como unas víctimas propiciatorias que les permiten presentarse a la totalidad del mundo musulmán como "los únicos verdaderos creyentes que se enfrentan a los infieles que les amenazan".

            Más que centrarse en debates sobre el Islam y su magna problemática que, esa sí, se remonta casi a sus propios orígenes con su división entre Suníes y Chiies, deberíamos centrarnos en las características que presenta el terrorismo islámico y en la ineficacia de las medidas que toman los diferentes  gobiernos occidentales para protegernos.

            En Europa han existido, desde hace mucho tiempo, grupos terroristas que han generado mucho dolor. No obstante estos grupos terroristas eran de tipo ideológico vinculados a unos grupos o partidos políticos concretos que actuaban dentro de la legalidad, asimismo los grupos terroristas  se estructuraban como ejércitos en la clandestinidad: tenían sus grupos de información y de selección de objetivos, su grupo central de dirección, sus grupos de abastecimiento y financiación, etc... y esta estructura constituía su máxima debilidad porque permitía a las fuerzas de seguridad infiltrarles, hacer seguimientos y vigilancias y, en definitiva, desarticular comandos, detener terroristas, interceptar alijos de armas e impedir atentados.

            Por el contrario, el terrorismo Islámico en Occidente no está estructurado y no aparece vinculado a ninguna estructura reivindicativa que actúe legalmente, salvo a la totalidad de la religión islámica que abarca a más de mil trescientos millones de fieles en todo el mundo.

El terrorismo islámico descansa sobre la base ideológica de un fanatismo religioso que presenta dos factores: uno extrínseco, integrado por la religión en sí misma y en determinados pasajes textuales del Coran y otro intrínseco, compuesto por el proceso psicológico que lleva a un individuo a radicalizarse y a matar. Si toda religión tiene textos "sagrados" de cuya lectura e interpretación se puede deducir la justificación del asesinato y si en el seno de toda religión existen grupos más o menos integristas, surge la pregunta fundamental que nadie quiere plantearse: ¿Por qué solo el Islam engendra elementos dispuestos a matar y a morir matando?.

            En cuanto al proceso interior que lleva a un individuo a convertirse en un terrorista islámico, el mismo depende más de sí mismo que de cualquier adoctrinamiento externo. Mientras que, por ejemplo, el terrorista marxista de las Brigadas Rojas llegaba al terrorismo después de haber leído muchos libros, de acudir a numerosas conferencias políticas e incluso después de haber participado legalmente en la actividad política tras lo cual concluía que la única forma de alcanzar sus objetivos políticos era la violencia, el terrorista islámico no depende de ningún adoctrinamiento exterior sino exclusivamente de la confirmación de su interpretación personal del Corán, la cual la puede obtener muy fácilmente de su propia conciencia o de cualquier Imán radical o no radical.

            Desde el punto de vista de la seguridad, los distintos gobiernos no hacen nada más que dar palos de ciego con la intención de hacernos pensar que desarrollan una actividad para protegernos y hacernos creer que estamos seguros: podrán elevar los niveles de seguridad, pero recordemos que el pasado atentado de Niza tuvo lugar mientras que en toda Francia estaba implantado un nivel 5 de seguridad; podrán bombardear bases del llamado "Estado Islámico" en Siria o Irak, pero los políticos deberían explicar a los ciudadanos como se puede evitar que terroristas que están en Europa desde hace mucho tiempo, incluso desde hace generaciones, cometan atentados aquí bombardeando allí;  podrán disponer que distintas fuerzas policiales y militares se ocupen de proteger numerosos puntos sensibles que podrían ser objetivos terroristas, pero lo cierto es que no se puede proteger todo durante todo el tiempo; podrán afirmar que se va a atacar las líneas de financiación del terrorismo, pero lo cierto es que el atentado de Niza pone de manifiesto, una vez más, que los "Yihadistas" no solo no necesitan grandes capitales para cometer atentados con numerosas víctimas sino que además los pequeños grupos terroristas islámicos o los "lobos solitarios" se autofinancian ellos mismos con sus propios ahorros.

            Hay quien ha dicho que el terrorismo "Yihadista" es un enemigo invisible pero nada más falso porque, simple y llanamente, no existen enemigos invisibles solo enemigos que no se ven o que no se quieren ver. El "Yihadista" es un enemigo perfectamente camuflado cuya fuerza fundamental consiste en la explotación de nuestras propias debilidades las cuales dimanan de un falso humanitarismo y de la ingenua creencia de que todo el mundo es bueno.

martes, 12 de julio de 2016

LA REALIDAD ARITMÉTICA Y LA REALIDAD POLÍTICA



Transcurridas dos semanas desde la celebración de las segundas elecciones generales en seis meses y a pocos días de que se constituya el Congreso de los Diputados y el Senado dando comienzo a la XII Legislatura desde 1977, la realidad aritmética se impone repitiéndose el escenario de la Legislatura anterior donde cualquier fórmula posible para constituir gobierno resulta ser lo que en las ciencias matemáticas se conoce como "fórmula absurda". Y es que resulta curioso en extremo que, resultando de las elecciones del 26 de Junio una realidad aritmética similar a la que resulto de las elecciones del 20 de Diciembre, todos los medios de comunicación apostaran, tras el 20 de Diciembre, por la repetición de las elecciones mientras que hoy, esos mismos medios, vayan afirmando que unas terceras elecciones no son posibles porque el partido más votado, el Partido Popular, con tan solo 137 diputados está en mejores condiciones que hace seis meses para formar gobierno en coalición o con apoyos puntuales.

            La realidad se impone siempre y máxime cuando consiste en una realidad matemática. El Partido Popular se encuentra hoy con las mismas posibilidades de formar gobierno que hace seis meses, porque no puede contar con más apoyo parlamentario que el de sus propios diputados y, a lo sumo, con los treinta y dos de "Ciudadanos" lo cual les dejaría, con 169 escaños, a siete escaños de la mayoría absoluta, es decir con una mayoría insuficiente para formar un gobierno estable y duradero.

            En principio, el Partido Popular, solo podría formar gobierno con el apoyo, por acción u omisión, del Partido Socialista Obrero Español ya que junto con los diputados socialistas el gobierno tendría el apoyo de 222 diputados, es decir 46 diputados más de los 176 que constituyen la mayoría absoluta.

            Ahora bien, a esta realidad matemática hay que añadirle otra realidad no menos importante: la realidad política. La realidad política española que resulta del régimen parlamentario y de partidos establecido es una realidad compleja que, en los cuarenta años transcurridos desde su implantación, no ha hecho más que complicarse aún más haciendo imposible cualquier acuerdo verdadero entre las diferentes fuerzas políticas parlamentarias.

            La realidad aritmética indica inexorablemente que solo existen dos posibilidades para formar gobierno: un gobierno que nazca del acuerdo entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, al que se puede sumar o no "Ciudadanos" o un gobierno que nazca del acuerdo entre el Partido Socialista Obrero Español, "PODEMOS" y los distintos partidos nacionalistas periféricos.   

A esta realidad aritmética complicada hay que añadir la realidad política: el Partido Socialista Obrero Español, no puede favorecer, ni por activa (con su voto afirmativo) ni por pasiva (con su abstención), un gobierno del Partido Popular porque ello equivaldría a su suicidio al romperse por una izquierda que iría a engrosar las filas de los votantes de "PODEMOS". Por su parte un gobierno que surja de un pacto entre Partido Socialista, "PODEMOS" y otros grupos nacionalistas e independentistas tampoco es posible porque para el PSOE significaría igualmente su suicidio al inclinarse tanto a la izquierda que su personalidad quedaría confundida con la de "PODEMOS" que terminaría por absorber buena parte del electorado y de la militancia socialista mientras que otra buena parte, simplemente, se iría a la abstención.

            La realidad política de este país no es comparable ni equiparable a la realidad política de otros países de nuestro entorno Europeo. Aquellos que hablan de una "Gran Coalición" no quieren darse cuenta ni explicar a los ciudadanos que el caso que, por ejemplo, se dio en el año 2005 en Alemania, donde el candidato socialista, Gerhard Schröder, renunció a la Cancillería en beneficio de Ángela Merkel, de la CDU, por no pactar con los ex-comunistas es impensable que ocurra en España. Alemania y todos los demás países europeos han superado, mal que bien, su historia mientras que en nuestro pobre país, el partido representativo de la "derecha" y el partido más representativo de la "izquierda" no están separados por una delgada línea ideológica, que en ocasiones es difícil de vislumbrar, sino que están separados por una ancha y larga trinchera excavada justamente hace ochenta años y que nadie ha sido ni es capaz de cerrar, tal vez porque nadie haya tenido nunca la intención de cerrarla.

            Otra posibilidad, es que distintas fuerzas políticas, el Partido Popular y el Partido Socialista o el Partido Socialista, PODEMOS y algún partido más maniobren para salvar la cara de la casta política formándose un gobierno de circunstancias con una duración  secretamente pactada de antemano transcurrida la cual se le haga caer provocando unas nuevas elecciones. De esta forma se podría formar un gobierno del Partido  Popular apoyado por el PSOE o un gobierno del PSOE apoyado por "PODEMOS" y otras formaciones que durase un par de años y luego ese gobierno verse privado de sus primitivos apoyos y obligado a convocar nuevas elecciones con lo cual todos salvarían la cara de haberse puesto de acuerdo "por el bien del país" para evitar unas terceras elecciones para después apuntarse el tanto de haber hecho caer, igualmente "por el bien del país", a un gobierno que "estaba llevando a la ruina al país, a la clase obrera o al mismísimo sursuncorda". Esta posibilidad es a la que aludíamos en otro de nuestros artículos como "la política de ladesvergüenza y de la imagen" y que no es más que la vieja e hipócrita fórmula de salvar las apariencias.

            Salvo que se diera esta última posibilidad, de la confluencia de la realidad  aritmética y de la realidad política española solo se puede presagiar una legislatura muy corta en la que no es descartable para nada unas terceras elecciones para finales del presente año.

martes, 5 de julio de 2016

CONSECUENCIAS DEL BREXIT



Después de pasados quince días desde que los ciudadanos británicos decidieran en referéndum su salida de la Unión Europea, resulta que, a pesar de los más catastróficos vaticinios, no ha pasado nada relevante en la economía europea más allá de una momentánea caída de las bolsas que parecen que ya empiezan a recuperarse ignorando la incertidumbre sobre la formación de gobierno en España y la prolongación indefinida de la crisis griega, por lo que solo se puede deducir lógicamente que tal caída obedecía más a una simple corrección de los mercados y a una recolección de beneficios de los más temerosos que a cualquier otro motivo inspirado por la decisión tomada por los protegidos de Albión.

             En realidad, la salida del Reino Unido de la Unión Europea tiene muchísimas menos implicaciones económicas que las que nos querían y nos quieren hacer creer, hasta el extremo de que se puede afirmar sin temor a equivocarse que hubiera sido mucho más grave la salida o expulsión de Grecia de las instituciones europeas que la salida de la Gran Bretaña porque lo primero hubiera supuesto el fracaso más absoluto del Euro, esto es de la unión financiera y monetaria, y posiblemente el impago de la enorme deuda externa griega que habría arrastrado a la quiebra a cientos de accionistas e inversores extranjeros, mientras que la salida de la Gran Bretaña apenas tendrá significación económica al no estar integrada plenamente en las estructuras financieras y monetarias de la Unión Europea como son el Banco Europeo y el Euro.

            Desde el punto de vista estrictamente económico, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea no va a significar gran cosa porque siendo un estado con sesenta millones de habitantes con un pujante sector industrial y tecnológico que participa en los grandes consorcios tecnológicos e industriales europeos es impensable que la economía de la Unión Europea prescinda de la economía británica o que la economía británica prescinda de la economía europea por lo que los vínculos de cooperación económica y los flujos comerciales continuaran de forma similar a como se dan en la actualidad. Ni la economía británica va a dar la espalda a los mercados europeos ni la economía de la Unión Europea va a despreciar sesenta millones de consumidores potenciales por lo que la salida del Reino Unido de la Unión Europea solo va a suponer la negociación de un tratado económico entre ambas partes en el que la Gran Bretaña obtendrá la posición de "estado especialmente beneficiado".

            En cambio desde el punto de vista político, la salida del Reino Unido de la Unión Europea sí supone un duro golpe a la llamada construcción política europea. En primer lugar porque pone de manifiesto que la llamada construcción política de Europa no es más que un mito propagandístico que ya no engaña a nadie pues dicha construcción se está realizando, desde el Tratado de Maastricht, sobre la base y el fundamento de la hegemonía política alemana, siendo Alemania quien marca la pauta en cuanto a nuevas adhesiones y en cuanto a la política exterior e interior de Europa y porque, en segundo lugar, abre la puerta a que más estados se sumen a la posibilidad de salirse de las instituciones europeas, lo que ya sería la puntilla definitiva al proyecto europeo.

Con su salida de las instituciones comunitarias, el Reino Unido recuperará el control de sus fronteras, la plena soberanía legislativa y su plena soberanía política no viéndose afectada por las directrices que emanan desde Bruselas ni por los tratados internacionales que pueda suscribir la Unión Europea. De esta forma, la Gran Bretaña volverá a apostar por una política interior propia donde lo fundamental sean los intereses británicos y una política exterior basada en la alianza transatlántica con Estados Unidos y en el equilibrio continental, equilibrio que si hoy parece inexistente, al inclinarse notoriamente la balanza de poder a favor de Alemania, sin duda se corregirá mínimamente si Francia reacciona ante su progresiva pérdida de poder e influencia en el seno de la Unión Europea y en la misma Europa, donde la influencia política y económica de Alemania se extiende a los estados del Este, ex-comunista e incluso a los Balcanes, mientras que la influencia de Francia, más que avanzar retrocede en la Europa mediterránea que, aun en el dudoso supuesto de que girase incondicionalmente en torno a Paris, difícilmente podría contrarrestar el poderío económico de Alemania y sus satélites europeos.

            Con la decisión de salirse de la Unión Europea, Inglaterra ha apostado audazmente, pero no descabelladamente por un escenario europeo en el que, a medio o largo plazo, se den tres bloques económica y políticamente antagónicos:

            a) Una Alemania hegemónica y dominante de unos estados satélites integrados por los estados del Este ex-comunista, por los estados bálticos, por la mayoría de los estados balcánicos y por la misma Ucrania.

            b) Una Francia en pugna por convertirse en una potencia líder entre los países latinos y mediterráneos claramente en inferioridad de condiciones económicas respecto al bloque germánico.

            c) Una Rusia, emergente, que consolidada como gran potencia mundial, sigue teniendo graves problemas, tras la desintegración de la URSS y del bloque soviético, para mantener su definición como potencia europea y no como potencia asiática.

            Al salirse de la Unión Europea, la Gran Bretaña ha apostado por la posibilidad de que este panorama europeo se dé realmente, lo cual ocurrirá muy posible y muy probablemente, y a partir de ahí jugar a apoyar desde fuera a uno u otro bloque según les interese en cada momento arbitrando soluciones o favoreciendo conflictos según sus particulares conveniencias.

            En realidad, el "Brexit" no supone un capricho británico ni un triunfo del chovinismo inglés, sino simple y llanamente responde a una visión realista de la situación política y económica europea donde Europa no es más que un "Gran Espacio" cuyo control se disputan dos o tres potencias en un gran juego de inteligencia diplomática del que la decisión británica no le apea sino que la redefine en su condición de jugador activo.