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miércoles, 25 de septiembre de 2013

NO ES “AUSTERICIDIO”, ES “GENOCIDIO”

Dentro de la política de “austeridad” emprendida por el gobierno del Partido Popular, que curiosamente prevé recortes para todos menos para los miembros y grupos relacionados con la casta mal dirigente del país, la semana pasada se aprobó imponer el pago del diez por ciento a cincuenta medicamentos dispensados exclusivamente en las farmacias de los hospitales y destinados a combatir enfermedades graves así como imponer también el pago al paciente de otros servicios sanitarios imprescindibles como ambulancias, prótesis, sillas de ruedas, etc.…. 

            Los más afectados por estas medidas, evidentemente, serán los enfermos crónicos, los que padecen enfermedades graves y los pacientes integrantes de la Tercera Edad. Teniendo en cuenta que la mayoría de los pacientes que requieren este tipo de medicación y de servicios sanitarios no pertenecen ya a la población activa y son beneficiarios de algún tipo de pensión de invalidez o de jubilación y que las cuantías de estas pensiones no son muy grandes no se puede deducir nada más que estas medidas, unidas a otras adoptadas el año pasado, van dirigidas directamente contra un colectivo social muy concreto y que, casualmente o no, coincide con un colectivo que es económicamente deficitario para las arcas del estado al requerir la máxima protección social y sanitaria.

            Aunque este nuevo pago ordenado por el gobierno tiene un tope máximo en virtud del cual el paciente no tendrá que abonar más de cinco euros al mes hay que tener presente que cinco euros de aquí otros ocho de allí y veinte del otro lado suman una cantidad suficiente para disminuir la capacidad de supervivencia de una modesta economía doméstica como es la de los pensionistas poniendo en un riesgo cierto su salud y empujándoles hacia la extinción por consunción. Por otra parte, tal limitación es una completa ficción y este nuevo copago equivale a la implantación de un precio o tasa lineal para cada uno de los pacientes de unos cinco euros mensuales porque casualmente los medicamentos dispensados en las farmacias de los hospitales, además de tener que estar sometidos a un férreo control por ser extremadamente perjudiciales en caso de utilización indebida, no son nada baratos y suelen superar todos el precio de los cien euros.

            En los inicios del gobierno del señor (por llamarle de alguna forma) Rajoy, cuando se adoptaron los primeros recortes, mientras los portavoces del Partido Popular hablaban de “austeridad” en algunos medios de comunicación se hablaba de una política de “austericidio”, pero en realidad el gobierno nunca ha tratado de llevar a cabo una política austera porque la austeridad consiste en eliminar lo superfluo y tal vez, solo tal vez, disminuir en lo necesario, pero jamás, en ningún caso, reducir lo imprescindible y hoy en día el gobierno sigue gastando o permitiendo que se gasten miles de millones en lujos superfluos como el despliegue de tropas a miles de kilómetros de distancia, charadas como las olimpiadas o subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales.

            Por otra parte tampoco se puede hablar de “austericidio” porque las personas que acuñaron este término lo razonaban diciendo que el presunto ahorro que se iba a generar con las llamadas medidas de austeridad emprendidas por el gobierno iban a tener como consecuencia final un gasto público mayor al disminuirse los ingresos y desplazarse el gasto a otras partidas como el paro. Es decir, el término “austericidio” implica la realización de una acción inconscientemente errónea que lleva al resultado contrario al que se pretende conseguir. En cambio, resulta muy difícil (por no decir imposible) de creer que el actual gobierno no sea consciente de que las medidas de recortes, privatizaciones y copagos adoptadas en un servicio público tan imprescindible como es la sanidad no va a perjudicar seriamente a la salud de decenas de miles de personas que padecen enfermedades graves sometiéndoles a condiciones de existencia que pueden acarrear su extinción física.   
        
Los perjudicados por las nuevas medidas adoptadas por el gobierno popular en el ámbito sanitario constituyen un grupo social homogéneo claramente identificado entre la población y que esta constituido por los enfermos graves y los ancianos con rentas bajas; es decir los enfermos graves y ancianos con rentas altas quedan excluidos de los perjuicios que ocasionan estas medidas porque los gastos que la imposición del nuevo copago les van a provocar solo supondrán un ínfimo porcentaje mensual de su renta. Así pues, si el grupo esta claramente identificado (enfermos y ancianos de rentas bajas) ¿No estamos claramente ante una medida que se toma de manera voluntaria y consciente contra un grupo social concreto?. Considerando que este colectivo social es un grupo que genera demasiados gastos al estado en concepto de sanidad y pensiones ¿No es posible que exista un deliberado interés en acortar su vida a fin de conseguir un ahorro en tales conceptos?.

            La historia nos demuestra que en un pasado no demasiado lejano hubo estados, y no solo los estados totalitarios de entreguerras, que pusieron en marcha campañas eugenésicas con la finalidad de generar un ahorro en sus gastos asistenciales esterilizando a deficientes mentales, alcohólicos y marginados sociales muchos de los cuales no padecían ninguna patología o adicción sino que de lo único que sufrían era de una pobreza extrema. Por otra parte, también nos demuestra la historia que hubo estados que pusieron en marcha campañas de eutanasia forzada con la misma finalidad. Y aquí surge la cuestión, poner dificultades, por mínimas que estas sean, o limitar, por razones económicas, el acceso a tratamientos médicos posibles contra enfermedades existentes ¿No equivale a una eutanasia pasiva pero sobre todo inducida?.

            Atendiendo a lo expuesto a lo largo de este artículo, solo cabe concluir que la política neoliberal emprendida por el gobierno del Partido Popular con la complicidad tácita o el apoyo expreso de otros grupos políticos con representación en el Congreso de los Diputados no tiene ningún soporte moral ni científico sobrepasando largamente el concepto de “austericidio” para acercarse, con paso firme y pausado, a las fronteras del “genocidio” las cuales traspasará en el mismo instante en que fallezca el primer paciente que, por no poder hacer frente al nuevo copago farmacéutico, se vea privado de la medicación que le sea imprescindible.









NOTA.- La primera imagen que ilustra este artículo es un cartel a favor de la eutanasia de la época del III Reich cuya leyenda reza así: "Este enfermo hereditario cuesta 60.000 Marcos".

miércoles, 18 de septiembre de 2013

UN GOBIERNO EN LA ENCRUCIJADA

    El 11 de Septiembre pasado, se celebró en Cataluña una nueva Díada que, lejos de disipar o disminuir el carácter “soberanista” o “rupturista” de la Díada del pasado año 2012, venía a confirmar, si no a reforzar, ese carácter con la formación de una cadena humana en la que participaron millón y medio de personas y que unía simbólicamente los cuatrocientos kilómetros que distan desde el municipio de Le Perthús, en la línea fronteriza entre Francia y España, y el municipio de Vinarós, en la provincia valenciana de Castellón.

            No vamos a decir lo que ya hemos dicho en numerosas ocasiones desde esta misma tribuna de que no existe un “problema catalán” sino un “problema español”, un problema de concepto, estructuración y sentido del estado español, en el que la cuestión catalana, actualmente, es su síntoma más claro y manifiesto. Hoy simplemente vamos a hacer una lectura, por dolorosa que nos resulte, de lo que ha significado esta última Díada y de lo que este gobierno debe hacer.

            La Díada de este año 2013 no ha significado, como algunos pretenden sostener desde el año pasado, un toque de atención de la sociedad catalana al estado español sino por el contrario ha confirmado la fractura  social entre el pueblo catalán y el resto de los pueblos de las Españas. Los motivos de esta ruptura son numerosos  y variados y no están exentos de artificialidades de las que es culpable, y bien digo culpable y no solo responsable, la casta política existente a ambos márgenes del Ebro. No obstante, tampoco me propongo exponer aquí nuevamente cuales son esas artificialidades fomentadas por los políticos para romper la convivencia entre los españoles sino, simple y llanamente, apuntar lo que el actual gobierno tiene que hacer.

            En primer lugar, el gobierno, hoy presidido por Mariano Rajoy, no puede ni debe seguir poniendo paños calientes conduciéndose y manifestándose como si aquí no pasara nada y como si un millón y medio de personas clamando por la secesión de una parte del territorio del estado no significara nada. Es justo y necesario que el gobierno hable claramente a los españoles diciéndoles la verdad, y la verdad es que estamos afrontando una crisis política sin precedentes en nuestra historia. El reconocimiento de la existencia de esa crisis política constituye el primer paso para buscar soluciones.

            En segundo lugar, el gobierno, el actual o el que le suceda, no puede ni debe buscar la solución en la aplicación del artículo 8.1 de la Constitución ya que la solución militar no es aconsejable y sobre todo no es posible. No es posible porque, en puridad lógica, no se puede enviar un ejército a impedir la secesión de un territorio cuando anteriormente se ha ordenado a ese mismo ejército colaborar con los sucesivos movimientos secesionistas que acabaron con la República Federal Yugoslava, tampoco es posible porque si, en cumplimiento de las órdenes recibidas, el ejército logra sofocar el movimiento secesionista tendría que imponer un régimen de ocupación militar que ahondaría en la ruptura social entre los catalanes y el resto de los españoles de una manera irreversible y, finalmente, tampoco es aconsejable porque el tipo de conflicto al que tendría que enfrentarse no es un conflicto político entre estados sino un conflicto visceral entre pueblos que se ha ido generando a través de las últimas décadas por una casta política irresponsable.

            Por último, el gobierno tampoco puede modificar el marco legal y constitucional existente porque entonces toda la legislación quedaría al albur de las manifestaciones de las masas y el Poder Legislativo pasaría de las Cortes Generales a las calles, siempre y cuando estas acogieran manifestaciones multitudinarias teniendo que explicar el gobierno el por qué a unas manifestaciones las hace caso y a otras no.

            Así pues, expuesto lo que no se debe hacer queda por indicar cual es la posible y aconsejable actuación del gobierno ante la cada vez más abierta brecha entre el pueblo catalán y los demás pueblos de las Españas. El actual gobierno del Partido Popular o el que le suceda debe ser consciente de que los términos del debate abierto no son si el modelo de estado debe ser autonómico, centralista, federal o confederal sino que la única cuestión que se debate es si Cataluña quiere ser independiente o no. Dicho esto, y no existiendo marco jurídico que permita la celebración de un referéndum secesionista, el gobierno debe tolerar la celebración, en el año 2014, de un referéndum que convoque a todos los ciudadanos españoles mayores de dieciocho años censados en Cataluña  y en el que clara y directamente se haga una pregunta similar a esta: “¿Desea usted que Cataluña se independice de España?”.

            Asimismo, el gobierno debe manifestar expresamente que, aunque no autorizará la celebración de este referéndum por no existir marco jurídico para el mismo, tolerará su celebración, fomentara la participación haciendo incluso proselitismo a favor del voto negativo a la secesión y, lejos de emplear la violencia para impedirlo, velará porque la paz reine en la jornada electoral. Igualmente el gobierno ha de manifestar que en caso de que el resultado del referéndum sea desfavorable a la separación tal resultado tendría como consecuencia el ostracismo político de los individuos y de las colectividades que lo han convocado y la reorganización del estado en un modelo federal de entidades soberanas indisoluble y lealmente unidas.

            Por su parte si el resultado fuera favorable a la independencia, al gobierno no le quedaría más que aceptar ese resultado y, actuando en consecuencia, emplear el tiempo que mediase entre la celebración del referéndum y la proclamación de la independencia para minimizar todos los perjuicios que dicha independencia pudiera generar a los ciudadanos que quedásemos a este lado de la frontera. Igualmente una vez proclamada esa independencia la misma debería llevar como consecuencia el  más absoluto ostracismo político de los individuos y colectividades que apostaron por la Constitución de 1978 la cual, huelga el decirlo, quedaría derogada por los hechos.

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jueves, 12 de septiembre de 2013

DECADENCIA, DEGENERACIÓN Y DESQUICIAMIENTO

Desde que, a finales del siglo XVIII, el británico Edward Gibbon publicase su voluminosa “Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano” escrita entre 1776 y 1778 han sido numerosos los autores que se han sumado a las teorías decadentistas para explicar el declive de las grandes culturas siendo común a todos ellos el apuntar algunos rasgos comunes en todos los procesos de decadencia que continúan con un breve pero intenso periodo de degeneración para finalizar en la extinción total de la cultura o civilización en cuestión y su sustitución por otra.

            Estos rasgos señalados por todos los autores como comunes a los procesos decadentistas son, entre otros, un descenso de la natalidad, proliferación de sectas religiosas de todo tipo, negativa por parte de los ciudadanos a servir en los ejércitos, relajación de las costumbres, etc… Por tanto, atendiendo a esto, todo proceso de decadencia es atribuible exclusivamente a causas endógenas o internas y jamás a motivos exógenos o externos. 

            No obstante, y tomando el ejemplo de la extinción de las grandes civilizaciones clásicas europeas, la Griega y la Romana, podemos observar como éstas fueron sustituidas por otras que conservaron numerosos e importantes aspectos culturales de la civilización anterior extinta. Así, Roma adoptó y romanizó deidades y ritos religiosos griegos, utilizó la filosofía griega como base del desarrollo de sus propios sistemas de pensamiento, e incluso, adoptó los mitos heroicos griegos plasmados por Homero en la “Iliada” y en la “Odisea” haciéndose descender en “La Eneida” (verdadera epopeya nacional romana) de Eneas, héroe troyano que se salva de la destrucción de Troya. Posteriormente, tras la caída de Roma, y repitiéndose lo acontecido con la extinta cultura griega, la cultura romana es sustituida por la cultura medieval la cual incorpora muchos de sus aspectos sustanciales.

            De este modo, y teniendo presente la dialéctica hegeliana se podría considerar que los periodos de plenitud de una cultura o civilización se corresponden con la tesis, los periodos de decadencia equivalen a la antítesis y, finalmente los, no muy prolongados pero intensos, periodos de degeneración suponen la síntesis de los dos periodos anteriores. Ahora bien, en ninguno de los estudios realizados hasta el momento se han explicado las causas del por qué toda cultura sobrevive, en cierto modo y en diferente forma, en la cultura que viene a sustituirla. Aunque esto se ha pretendido explicar aludiendo a una especie de teoría de la yuxtaposición en virtud de la cual toda civilización es ella misma más todas las anteriores, tal argumento no llega a explicar dicha supervivencia si admitimos como lo hacen todos los autores que los periodo de decadencia y, más aún, los de degeneración son la negación de la plenitud cultural.

            La respuesta a esta cuestión tal vez se encuentre en la diferenciación entre decadencia y degeneración. Mientras que la decadencia es un tiempo en que, una parte progresivamente creciente de la población,  discute y pone en duda los valores imperantes en los tiempos de plenitud cultural; la degeneración es una radical y total negación de esos valores por la inmensa mayoría de esa población. No obstante tanto en los periodos de decadencia como en los de degeneración no deja de existir en el más oscuro rincón de la sociedad, mitigada e incluso, si se quiere, marginada, una conciencia del ser y del saber querer que es lo que permite sobrevivir lo fundamental de una cultura moribunda e incorporarlo a la cultura que la sustituye. Así, tras la caída de Roma fueron los monjes y los monasterios ese rincón oscuro de la sociedad donde se refugió la conciencia del ser y del saber querer clásico que salvaguardó la cultura greco-latina y la hizo pervivir en la época del medievo.

            Ahora bien, es posible y más que posible que junto a la decadencia y la degeneración exista un tercer periodo, hasta ahora nunca dado con anterioridad, definitivamente fatal para una cultura o civilización que lleve como consecuencia consustancial al mismo el aniquilamiento irreversible de la misma y, por tanto, el fin de la historia. Tal periodo o fase, en el que todo parece indicar que se encuentran en el presente las sociedades occidentales, es un periodo que se podría denominar de “desquiciamiento”. El “desquiciamiento” se diferencia de la decadencia y de la degeneración en que en él no existe la más mínima conciencia del ser o del saber querer ni el más pequeño microcosmos social en el que tales conciencias puedan encontrarse. Ejemplos, pruebas e indicios de este “desquiciamiento” que se apunta se encuentran por doquier en el mundo moderno y no solo, ni fundamentalmente, en la negación de los llamados valores tradicionales sino sobre todo en la total y absoluta ausencia de coherencia en los principios inspiradores de la política y en la negación, por parte de la misma sociedad que exige su realización, de las consecuencias lógicas que conllevan inexorablemente la aplicación de determinadas ideas que se profesan mayoritariamente.

            El grave problema que plantea el “desquiciamiento” es que muchas de las personas que pretenden oponerse a él y que dicen conservar cierta conciencia del ser y del saber querer, en realidad están infectadas de ese mismo “desquiciamiento” que pretenden combatir mostrando en las propuestas que realizan graves incoherencias y no aceptando las consecuencias lógicas que las mismas conllevan por lo que este periodo de “desquiciamiento” puede suponer el final de la historia al no presentarse alternativa válida a partir de la cual continuar el desarrollo histórico.

            En una sociedad decadente o degenerada, siempre existirá una minoría que denuncie tal degeneración o decaimiento y que sirva de embrión a una regeneración que permita salvaguardar la cultura o, al menos, sus aspectos sustanciales, en cambio en una sociedad desquiciada nadie denunciara tal desquiciamiento y de haberlo será para proponer medidas igualmente desquiciadas. Una sociedad desquiciada no saldrá de su desquiciamiento sino que se regodeará y profundizará en él, será progresivamente individualista hasta lograr reducirlo todo al individuo y la economía será la medida de todas las cosas porque únicamente el “existir” lo mejor y lo más confortablemente posible, cosa que se alcanza con el acaparamiento de riquezas, y no el “ser” será lo importante para los individuos, características todas ellas que están cada vez más presentes en las actuales sociedades occidentales.

viernes, 6 de septiembre de 2013

UNA POLÍTICA DE BECARIOS


            La semana pasada saltaba a los medios de comunicación la noticia de la renuncia a su acta de diputada de la exministra socialista de defensa Carme Chacón. El motivo de esta renuncia no se encuentra ni hay que buscarla en ningún tipo de desacuerdo con la dirección de su partido, el Partido Socialista Obrero Español, ni en ninguna evolución o involución ideológica sino en el descubrimiento, un poco tardío, que la ya exdiputada ha realizado de su “vocación” docente pues doña Carme Chacón abandona “temporalmente” la política española y la actividad parlamentaria para impartir clases en la Universidad Norteamericana de Miami Dade.

            Lo más llamativo de la decisión de la señora Chacón no es que se vaya para volver o no volver o si su actitud responde o no a una maniobra política en el seno del Partido Socialista, sino que en el fondo, y no muy en el fondo, viene a demostrar que, entre los miembros de la casta política española,  los “ideales” no son nada más que una antigua marca de cigarrillos.

            Doña Carme Chacón como militante del PSOE y haciéndose caja de resonancia de las soflamas y proclamas de su partido se ha llenado la boca con una constante y aparente defensa de todo lo “público”: de la sanidad pública, de la educación pública, de las pensiones públicas y hasta del transporte público aunque durante su tiempo de ministra socialista poco usó el metro o el autobús al disponer de un vehículo oficial. No obstante, ahora ha decidido abandonar un servicio público como es, o como debería ser, la actividad política a cambio de incorporarse al claustro de profesores de una universidad privada norteamericana en donde la tasa mínima a pagar por los estudiantes es de 105´48 Dólares norteamericanos por hora o crédito del curso o asignatura (es decir unos 80´37.- Euros por hora). Evidentemente esto debería suponer para cualquier persona mínimamente consciente una grave contradicción con los principios que asegura defender pues no es muy lógico mostrar públicamente cierto “antiamericanismo” para terminar yendo a trabajar a los Estados Unidos de América al mismo tiempo que se discursea vehementemente en defensa de lo público para terminar trabajando como profesor bien remunerado en una universidad privada en la que el único requisito que se exige para estudiar en ella es tener el suficiente dinero para pagar la matrícula.

            Doña Carme Chacón no ha sido la primera y seguramente tampoco será la ultima personalidad española que después de desarrollar una actividad pública, notoria y relevante en la política termina colocándose en el sector privado y es que, a pesar de la idea ampliamente difundida por periodistas y gacetilleros de que es preciso que los políticos estén bien pagados porque de otro modo a la política solo se dedicarían los peores ya que los más capacitados optarían siempre por la empresa privada, parece ser que, atendiendo a los resultados políticos finales de las últimas décadas, toda la actividad política en España viene siendo desarrollada por personas que tienen una formación y una mentalidad notablemente inferior a cualquier  “becario” aunque, a diferencia de los auténticos “becarios”, sean excelente y generosamente retribuidos.

            La figura del “becario” inunda la vida económica y empresarial española hasta el extremo de que no hay empresa, pública o privada, que no tenga su grupo de “becarios”. Los “becarios” suelen ser jóvenes que acaban de terminar sus estudios o que están próximos a culminarlos y que, a cambio de adquirir experiencia laboral y de percibir unas módicas retribuciones económicas de trescientos o quinientos euros al mes, mantienen la eficiencia de numerosos servicios públicos o realizan importantes trabajos que culminan con relevantes resultados en el mundo científico. Por el contrario, y atendiendo a los resultados, se puede observar que la política española esta integrada por individuos que, percibiendo unas retribuciones propias de los altos ejecutivos de las más grandes y prestigiosas empresas multinacionales, realizan un trabajo mediocre y pseudo escolar sirviéndose de la experiencia que alcanzan con la actividad política para engrosar su curriculum y ganar una experiencia laboral que luego les pueda servir para encontrar empleos magníficamente remunerados en los consejos de administración de empresas privadas o en instituciones internacionales. Esta mentalidad de “engordar el curriculum y adquirir experiencia” se encuentra en todos los políticos españoles de los últimos cuarenta años pues todos, tras retirarse de la política, han conseguido ganarse espléndidamente la vida impartiendo conferencias en prestigiosos foros internacionales sobre la “Transición Española”, ocupando puestos en consejos de administración de grandes empresas o aceptando un puesto en el seno del claustro de profesores de importantes universidades nacionales o internacionales.

            Atendiendo a este patente e irrevocable hecho, tal vez a los españoles nos iría mejor si echásemos a todos estos ganapanes que inundan actualmente la política española y colocásemos en su lugar a medio centenar de “becarios” doblándoles o triplicándoles del suelo (o beca) que cobran actualmente. Es seguro que los resultados en todas las facetas de la política española serían mejores y en caso contrario, al menos, el gasto público destinado al pago a los altos cargos del estado sería mucho menor con el consecuente ahorro para todos los ciudadanos.

domingo, 1 de septiembre de 2013

JAQUE AL EMPERADOR de María Bastítz



A la numerosa literatura y filmografía sobre los últimos años de existencia del Imperio Austro-Húngaro se suma esta primera novela de la escritora María Bastítz titulada “Jaque al Emperador. El Secreto de Mayerling” publicada por la editorial Áltera, la cual resucita el trágico acontecimiento de la muerte del Konprinz Rodolfo de Habsburgo (1858-1889), hijo del Emperador Francisco José y de la emperatriz Elizabeth, popularmente conocida como Sissi; ocurrida en el pabellón de caza de Mayerling el 30 de Enero de 1889.

            “Jaque al Emperador” es una entretenida novela en la que sin aportar nada nuevo a la historia conocida se entremezcla el pasado y el presente junto con elementos históricos y policíacos en la que concurren todas las realidades y leyendas que confluyeron en la tragedia de Mayerling elevándola a la condición de misterio y secreto histórico de entidad similar al del “Misterio del Temple” o a la supuesta supervivencia de la Gran Duquesa Anastasia a la masacre de Ekaterimburgo.

            La autora, María Bastítz, toma como punto de partida para su novela no solo el día del nacimiento del Konprinz Rodolfo, sino también la “leyenda” de la supuesta arca que éste hizo llegar a un familiar momentos antes de su muerte, para escribir una novela histórica perfectamente documentada a la vez que una novela policiaca ambientada en la época presente entre Barcelona, Berlín y Viena.

            “Jaque al Emperador” no aporta ninguna solución al misterio de Mayerling ni sugiere una nueva teoría pero tiene el mérito, no sólo de entretener y mantener el interés del lector durante el tiempo que dura la lectura de la novela, sino también el desenterrar para las nuevas generaciones el cada vez más olvidado personaje del Konprinz Rudolf de Habsburgo, heredero imperial de talante regenerador, federalista y socialista, que de haber sucedido a Francisco José bien hubiera podido cambiar radicalmente la historia de Europa y del  Mundo así como la de resucitar el debate sobre lo ocurrido en el pabellón de caza de Mayerling el fatídico 30 de Enero de 1889.

            ¿Suicidio o asesinato?. Esta es la pregunta que resume el secreto de Mayerling. Por su parte, “Jaque al Emperador” se inclina claramente hacia una de las posibles respuestas pero, transcurridos casi 125 años desde que los hechos ocurrieron, cualquiera de ellas puede ser válida, pues existen fundadas razones para inclinarse hacia una u otra. María Bastitz evita novelar una investigación criminológica de los hechos que diera resultados llamativos como las que se pusieron de moda a mediados del Siglo XX cuando Castelot publicó su estudio sobre Luis XVII en el que, basándose en un estudio de las queratinas de muestras supuestamente indubitadas de cabello, demostraba que el hijo de Luis XVI no murió en la prisión del Temple y que culminaron a principios del XXI con la identificación de los cuerpos de la familia imperial rusa y con las especulaciones sobre si Napoleón fue asesinado o no por sus carceleros británicos en la Isla de Santa Helena. La autora de “Jaque al Emperador” no novela una investigación criminológica entre otros motivos porque no puede hacerlo ya que después de dos guerras mundiales y el saqueo de Viena por las tropas soviéticas en 1945 la mayor parte de la documentación oficial sobre el caso, de haber existido alguna vez, se ha perdido o ha sido destruida por lo que cualquier dato criminológicamente relevante solo puede basarse en testimonios más o menos directos. No obstante María Bastitz deja claro los siguientes aspectos históricos que siempre han envuelto la tragedia de Mayerling en el manto de la leyenda:

            1º. El Emperador Francisco José impuso a toda la familia Habsburgo el más absoluto silencio sobre el tema.

            2º. El Papa denegó en un primer momento permiso para enterrar al Konprinz Rodolfo en el panteón imperial al tratarse de un suicida por lo que, al parecer, el Emperador Francisco José envió un telegrama cifrado al Papa con dos mil palabras en el que le explicaba la verdad de lo sucedido en Mayerling. Este supuesto telegrama jamás ha sido encontrado ni en los Archivos Vaticanos ni en la Cancillería Austriaca.

            3º. El embajador del Imperio Alemán que asistió a las exequias fúnebres informó al Kaiser Guillermo II que el cuerpo del Konprinz presentaba varias lesiones y cortes teniendo la mano derecha vendada sin poderse apreciar en el cuerpo si éste la conservaba o había sido seccionada.

            4º. El primer médico que examinó el cuerpo del Konprinz afirma que éste presentaba una herida de bala con orificio de entrada detrás de la oreja izquierda lo que llama la atención siendo Rodolfo de Habsburgo diestro.

            5º. El carpintero que días después fue a arreglar la habitación donde ocurrieron los hechos narró que la misma estaba toda llena de sangre, con el mobiliario destrozado como si hubiera habido lucha y que las paredes y muebles presentaban numerosos impactos de bala.

            6º. En 1993 una persona obsesionada con el asunto de Mayerling sustrajo de su tumba el cuerpo de María Vetsera y encargó por su cuenta y riesgo una autopsia que rebeló que esta había muerto de un golpe con un objeto contundente asestado en la parte posterior de la cabeza y no de un disparo.

            Todos estos ingredientes históricos, misteriosos y policíacos hacen de “Jaque al Emperador. El Secreto de Mayerling” de María Bastitz una novela muy recomendable para todos aquellos amantes de los misterios históricos que deseen ilustrarse en la trágica historia del Konprinz Rodolfo de Habsburgo y conocer los entresijos políticos que llevaron al Imperio Austro-Húngaro a una alianza suicida con su enemigo del Norte, el belicoso Imperio Alemán.