No cabe duda que la intención última
de una editorial al publicar un libro es obtener una rentabilidad económica vendiéndolo
siendo una apuesta segura la constante reedición de grandes obras clásicas de
autores consagrados y siendo menos segura la apuesta por la edición de autores
noveles o la publicación de obras menores de grandes autores. No obstante, no
solo es la creencia en que el libro publicado vaya a generar unos beneficios lo
que hace que una editorial publique una obra sino también influyen otros
factores como puede ser la conexión de la obra que se publica con el momento
social que se vive.
Tal parece ser el caso, la conexión entre
el libro y el momento presente, la que parece haber inspirado a la Editorial
Acantilado la publicación de “El Conde de Abranhos”, novela escrita por el
máximo exponente del realismo lusitano, don José María Eça de Queirós; no
obstante de no ser una de las principales obras del escritor portugués conocido
sobre todo por sus novelas “El Crimen del Padre Amaro”, “El Primo Basilio” o
“El Mandarín”.
“El Conde de Abranhos” es una breve
novela presentada a los lectores bajo la forma de biografía donde el autor, sin
prescindir de cierta comicidad, critica duramente a los políticos portugueses,
que bien pudieran ser españoles, representados por el protagonista: don Alipio
Severo Noronha, Conde de Abranhos.
El protagonista de esta novela de
Eça de Queirós no deja de ser presentado constantemente por su secretario, Zagalo,
supuesto autor de la biografía, que más bien pretende ser hagiografía; como un
fantoche ignorante, petulante, cobarde y mezquino que no deja de presentar
públicas virtudes y poseer toda clase de vicios privados y cuya única intención en la vida es la de ir
medrando en la sociedad y en la política portuguesa.
La mezquindad del personaje es su
más inseparable compañera poniéndose de manifiesto en numerosas ocasiones a lo
largo de la obra. Así, siendo estudiante universitario no duda en delatar anónimamente
a un compañero de aula que criticaba jocosamente a un profesor para salir
inmediatamente de ese cobarde anonimato en cuanto llegan a sus oídos que la
delación puede tener alguna recompensa por parte del claustro de profesores. Posteriormente
siendo director de un periódico no duda en cambiar constantemente de línea
editorial inclinándose en cada momento a favor de la facción o partido que le
subvencione y finalmente no duda en aceptar un matrimonio de conveniencia a fin
de adquirir cierta seguridad económica y posición en la sociedad portuguesa.
Por su parte, la cobardía se revela en
el personaje en varios episodios de la obra como son la duda que le asalta a la
hora de aceptar o no una cartera ministerial en un gobierno de facto presidido
por un general o en un fallido duelo donde el Conde de Abranhos, después de
fingir equivocarse de fecha y lugar, sufre una crisis estomacal aguda que no es
más que los síntomas físicos del miedo que le posee.
Finalmente, la completa ignorancia
surge cuando siendo finalmente nombrado Ministro de Marina desconoce hasta la
situación geográfica de las más grandes posesiones coloniales portuguesas
mandando buques a lugares interiores y manifestando no hacer falta un
transporte naval para llegar a una isla… ¡Y todo ello antes de la existencia de
la primera línea aérea!.
Por otra parte, toda esta novela de
Eça de Queirós esta adornada por no pocas manifestaciones y discursos del
protagonista en los que se refleja claramente el eterno lenguaje de los
políticos que consiste en hablar mucho para no decir nada y, sobre todo, en no
comprometerse jamás haciendo siempre afirmaciones que hoy se puedan interpretar
de una manera y mañana justamente de la contraria.
El libro de “El Conde de Abranhos”
se presenta por la editorial Acantilado rodeado de una faja verde sobre la que
reza la siguiente leyenda “¿Han sido siempre así los políticos?”.
Probablemente, como hemos dicho más arriba, esta haya sido la causa de la
publicación de esta obra secundaria de Eça de Queirós porque Alipio Severo
Noronha son, hoy en día, todos y cada uno de los políticos que actúan en este
ibérico suelo formando un partido único: el del Conde de Abranhos.
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